6/9/08

Informe Hinchey sobre las actividades de la CIA en Chile.

Índice:

1ª Parte:
Panorama de las acciones encubiertas
Apoyo al Golpe de 1970
Conocimiento de la conspiración para el golpe de 1973
Conocimiento de las violaciones de los derechos humanos
Nexo con los servicios de seguridad chilenos
Propaganda en apoyo al Régimen de Pinochet
Conocimiento de la "Operación Cóndor"
Reparos internos
Contexto histórico

2ª Parte:
El "asesinato" del Presidente Salvador Allende

3ª Parte:
El asesinato de Schneider

4ª Parte:
El primer período de la presidencia de Allende

5ª Parte:
La implicación de las empresas estadounidenses

6ª Parte:
Llegada del General Augusto Pinochet a la Presidencia

7ª Parte:
Violaciones de los derechos humanos cometidas por funcionarios o agentes encubiertos y empleados de la CIA

8ª Parte:
La relación con Contreras

9ª Parte:
Informes de inteligencia
Muerte/Desaparición de ciudadanos estadounidenses




En los años '60 y a principios de los '70, la CIA llevó a cabo proyectos específicos de actividades encubiertas en Chile como parte de la política del Gobierno de los Estados Unidos para intentar influir en los acontecimientos de Chile. Aquéllos aquí reconocidos aparecen descritos más abajo. El objetivo arrollador -firmemente anclado en la política de este período- era desacreditar a los líderes políticos marxistas leninistas, especialmente al Dr. Salvador Allende, y fortalecer y animar a sus oponentes civiles y militares para que les impidieran llegar al poder.



Panorama de las actividades encubiertas
Bajo la dirección de la Casa Blanca y los comités de coordinación de política inter agencias, la CIA llevó a cabo las actividades encubiertas descritas más abajo. Consistieron en esfuerzos propagandísticos sostenidos, incluyendo el apoyo financiero a los mayores medios de comunicación, en contra de Allende y otros marxistas. Los proyectos de acción política brindaron apoyo a los partidos políticos elegidos para tal fin antes y después de las elecciones de 1964 y tras la elección de Allende en 1970.

En abril de 1962, el "Grupo Especial del Panel 5412" ("5412 Panel Special Group") -un cuerpo del subgabinete encargado de revisar las propuestas de acciones encubiertas- aprobó una propuesta para llevar a cabo un programa de ayuda financiera encubierta al Partido Demócrata Cristiano (PDC) en sustento de la candidatura presidencial de Eduardo Frei en 1964.

Asimismo, en 1962, la CIA comenzó a prestar apoyo a un grupo de acción cívica que desarrolló diversas actividades de propaganda, incluyendo la distribución de pósters y panfletos.

En diciembre de 1963, el Grupo 5412 acordó una ayuda económica en un único pago al Frente Democrático, una coalición de tres partidos que agrupaba de moderados hasta conservadores, en apoyo a la campaña presidencial del Frente.

En abril de 1964, el Grupo 5412 aprobó un programa de acción política y propagandística para las entonces próximas elecciones presidenciales de septiembre de 1964. En mayo de 1964, tras la disolución del Frente Democrático, la "Comisión 303", sucesora del Grupo 5412, acordó brindar al Partido Radical ayuda encubierta adicional.

En febrero de 1965, la Comisión 303 aprobó una propuesta para otorgar apoyo encubierto a los candidatos, seleccionados a tales efectos, a las venideras elecciones al Congreso.

En 1967 la CIA estableció un mecanismo de propaganda para colocar cuñas en radio y medios de comunicación.

En julio de 1968, la Comisión 303 aprobó un programa de acción política en apoyo de candidatos moderados, individuales, que concurrían a las elecciones legislativas de 1969.

Como resultado de las actividades de propaganda del año 1968, en 1969 la "Comisión 40" (sucesora de la Comisión 303), aprobó el establecimiento de un taller de propaganda.

En la campaña para las elecciones presidenciales de 1970, la Comisión 40 ordenó a la CIA que llevara a cabo "operaciones de sabotaje" para impedir la victoria de Allende.

Como parte de la estrategia conocida como "Plan de Acción I" (1) y dirigida a impedir que Allende tomara posesión de su cargo tras las elecciones del 4 de septiembre, la CIA pretendió influir en la votación que había de hacerse en el Congreso por requerimiento constitucional, ya que Allende no ganó las elecciones por mayoría absoluta.

En el marco de la estrategia conocida como "Plan de Acción II" (2), a la CIA se le ordenó buscar el modo de promover un golpe que impidiera a Allende tomar posesión del cargo (ver exposición más abajo).

Mientras Allende estaba en la presidencia, la Comisión 40 aprobó la reorientación de las operaciones del "Plan de Acción I", lo cual, combinado con un renovado esfuerzo para apoyar al PDC en 1971 y un proyecto para suministrar ayuda al Partido Nacional y al Partido Radical Democrático en 1972, se tradujo en la inyección de millones de dólares para fortalecer los partidos políticos de oposición. La CIA también suministró ayuda a grupos militantes de extrema derecha para debilitar al Presidente y generar una atmósfera de tensión.



Apoyo al Golpe de 1970
Bajo el "Plan de Acción II" de la estrategia, la CIA buscaba promover un golpe que impidiera a Allende tomar posesión del cargo después de que éste obtuviera la mayoría en las elecciones del 4 de septiembre y antes de que el Congreso chileno ratificara su victoria, requisito éste derivado de la Constitución al no haber obtenido una mayoría absoluta. La CIA trabajó con tres grupos diferentes de conspiradores. Los tres grupos dejaron claro que cualquier golpe requeriría el secuestro del Comandante del Ejército, Rene Schneider, quien era de la firme opinión de que la Constitución requería que el Ejército permitiera a Allende asumir el poder. La CIA estuvo de acuerdo con esta aseveración. Si bien la CIA suministró armas a uno de los grupos, no hemos hallado información en el sentido de que la intención de los conspiradores o de la CIA fuera la de asesinar al General. En un momento posterior se suprimieron los contactos con uno de los grupos de conspiradores debido a sus tendencias extremistas. La CIA suministró gas lacrimógeno, subametralladoras y munición al segundo de los grupos. El tercer grupo intentó secuestrar a Schneider, hiriéndole de muerte en el ataque. La CIA había animado a este grupo, con anterioridad, a dar un golpe, pero retiró su apoyo cuatro días antes del ataque porque, conforme a la evaluación hecha por la Agencia, el grupo no llevaría a cabo la empresa exitosamente.



Conocimiento de la conspiración para el golpe de 1973
Aunque la CIA no instigó el golpe que terminó con el Gobierno de Allende el 11 de septiembre de 1973, estaba al corriente de la maquinación del mismo por parte de los militares, tenía relaciones para recabar información de inteligencia con algunos de los conspiradores, y dado que la CIA no desalentó la toma del poder por los golpistas y había instigado un golpe en 1970, apareció probablemente como que lo toleraba.

No había manera de que nadie, incluyendo la CIA, pudiera haber sabido que Allende rechazaría la oferta de los golpistas de sacarle sano y salvo del país y de que, en cambio -con el Palacio de la Moneda en llamas y bajo el fuego de los tanques y el bombardeo de la aviación- optaría por quitarse la vida.



Conocimiento de las violaciones a los derechos humanos
Los funcionarios de la CIA estaban al corriente e informaron a analistas y políticos en 1973 que el General Pinochet y las fuerzas que terminaron con el Gobierno de Allende estaban llevando a cabo una dura campaña en los meses que siguieron al golpe contra militantes de izquierdas y todos aquéllos tenidos por enemigos políticos. Las actividades de algunos servicios de seguridad hacían prever un esfuerzo a largo plazo para suprimir a los oponentes. En enero de 1974, a los funcionarios de la CIA y personal a su servicio se les encargó rendir informes sobre las violaciones de los derechos humanos a manos del Gobierno chileno.



Nexo con los servicios de seguridad chilenos

La CIA tenía vínculos relacionales en Chile con el propósito principal de asegurar la colaboración a la hora de recabar información de inteligencia sobre blancos externos. La CIA ofreció asesoría a estos servicios en organización interna y entrenamiento en el combate contra la subversión y el terrorismo desde el extranjero, no en el combate contra los oponentes internos al Gobierno. La CIA utilizó también este vínculo para advertir a estos servicios en relación con los abusos a los derechos humanos en Chile. La comunidad política y la CIA reconocieron que estas relaciones abrieron la puerta a la posible identificación de la CIA con las operaciones internas de los servicios de enlace que llevaban aparejados abusos a los derechos humanos, pero concluyeron que el contacto era necesario para la misión de la CIA.



Propaganda en apoyo al Régimen de Pinochet
Tras el golpe de septiembre de 1973, la CIA suspendió la financiación para nuevas operaciones encubiertas pero continuó con algunos proyectos de propaganda ya en marcha, incluyendo ayuda para los medios de comunicación comprometidos con generar una imagen positiva de la Junta Militar. Individuos chilenos que habían colaborado con la CIA pero que no actuaban bajo la dirección de la misma contribuyeron a la preparación del "Libro Blanco", un documento con el que se buscaba justificar el derrocamiento de Allende. Contenía la alegación de que los militantes de izquierdas tenían un plan secreto, el "Plan Z", para asesinar al alto mando en los meses anteriores al golpe, cosa que la CIA creyó ser probablemente una desinformación proveniente de la Junta.




Conocimiento de la "Operación Cóndor"
En el año posterior al golpe, la CIA y otras agencias del Gobierno de los Estados Unidos estaban al tanto de la existencia de una cooperación bilateral entre los servicios de inteligencia de la región para el seguimiento de actividades de, y, al menos en varios casos, asesinar a, oponentes políticos. Esta cooperación sería la precursora de la Operación Cóndor, un acuerdo establecido en 1975 para el intercambio de inteligencia entre Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.



Reparos internos
Algunos funcionarios de la CIA expresaron sus reservas a ciertas actividades durante este período.

El examen analítico de la Comunidad de Inteligencia en lo que se refiere a las probabilidades de un golpe en 1970, por ejemplo, arrojaba que "la acción militar es imposible" ya que el ejército era profundamente fiel a la Constitución y no estaba por la labor de expulsar al Gobierno civil. El DCI afirmó que a la Agencia se le estaba pidiendo lo imposible. Un funcionario de alto nivel de la CIA dijo que la idea de sabotear una victoria de Allende "no era realista". Estimaciones de Inteligencia Nacional elaboradas entre 1969 y 1973 reflejaban cada vez menor confianza en que Allende sería capaz de subvertir el orden constitucional de Chile. Además, en el período que precedió el exitoso golpe contra Allende, a los funcionarios de la CIA les preocupaba la difusa línea entre lo que era el monitoreo de la conspiración para el golpe -el recabar información de inteligencia sobre tales actividades pero sin dirigirlas o influenciarlas- y el hecho de apoyar un golpe, al menos implícitamente.




Contexto histórico
El telón de fondo histórico arroja una importante luz sobre las políticas, las prácticas y lo que se percibía como la urgencia principal en aquel entonces. La revolución cubana y el afloramiento de los partidos comunistas en América Latina había traído la Guerra Fría al Hemisferio Occidental. Miles de oficiales del ejército chileno vinieron a los Estados Unidos para entrenarse, lo que incluyó presentaciones acerca del impacto del comunismo mundial en su propio país. Después de que Allende obtuviera la mayoría simple en las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970, existía el consenso en los más altos niveles del Gobierno de los Estados Unidos de que una presidencia de Allende dañaría gravemente los intereses nacionales de los Estados Unidos.

Los esfuerzos de los Estados Unidos en apoyo de las fuerzas anticomunistas en Chile se remontan a finales de los años '50 y reflejan la rivalidad entre los Estados Unidos y la Unión Soviética por extender su influencia en el Tercer Mundo. La creciente fuerza de la izquierda chilena, junto con la continua fragmentación de las fuerzas políticas moderadas y conservadoras, aumentaron la preocupación en los Estados Unidos a lo largo de los años '60 y '70, queriendo evitar la emergencia de "otra cuba" en el Hemisferio Occidental.

Según el Informe de la Comisión Church, en su reunión con el Director de la CIA, Richard Helms, y el Fiscal General, John Mitchell, del 15 de septiembre de 1970, el Presidente Nixon y su Consejero en Seguridad Nacional, Henry Kissinger, ordenaron a la CIA impedir que Allende se hiciera con el poder. "No les preocupaban los riesgos que esto entrañaba", según las notas de Helms. Además de la acción política, Nixon y Kissinger, según dichas notas, ordenaron medidas para "hacer crujir la economía".

Estas actitudes propias de la Guerra Fría persistieron durante la era Pinochet. Después de que Pinochet llegara al poder, determinados políticos de alto nivel se mostraron reticentes a criticar las violaciones a los derechos humanos, llamando al orden a los diplomáticos estadounidenses que instaban a dedicar mayor atención al problema. La ayuda y ventas militares de los Estados Unidos aumentaron significativamente durante los años de mayores abusos de los derechos humanos. Según un Memorándum de Conversación previamente desclasificado, Kissinger, en junio de 1976, indicó a Pinochet que el Gobierno de los Estados Unidos era afable a su régimen, si bien Kissinger recomendó que hubiera cierto progreso en el asunto de los derechos humanos para mejorar la imagen de Chile en el Congreso de los Estados Unidos.


Leer: 2ª Parte - El "asesinato" del Presidente Salvador Allende.

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