4/9/08

Llegada del General Augusto Pinochet a la Presidencia

La nueva Junta Militar chilena -el General del Ejército Augusto Pinochet, el General de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh, el Almirante de la Armada, José Merino y el Jefe de Carabineros, General Caesar Mendoza- fue investida bajo juramento la noche del 11 de septiembre de 1973. Al día siguiente, los cuatro integrantes redactaron un documento oficial por el que la Junta se constituía en el poder supremo de Chile. Pinochet fue nombrado su primer Presidente y los cuatro acordaron verbalmente que el cargo sería rotativo. Poco después, la Junta estableció un comité asesor que Pinochet logró estuviera compuesto por oficiales del ejército que le eran leales. Una de sus primeras recomendaciones consistió en descartar la idea de un presidencia rotativa, arguyendo que generaría demasiados problemas administrativos y daría lugar a confusión.

En marzo de 1974, en el aniversario de los seis meses del establecimiento de la Junta, Pinochet atacó verbalmente al Partido Demócrata Cristiano y declaró que no existía un calendario para el retorno al poder civil. El 18 de diciembre de 1974 Pinochet fue declarado Jefe Supremo de la nación.

Durante este tiempo, la CIA, en coordinación con el Departamento de Estado, determinó que no se llevarían a cabo acciones encubiertas nuevas ni se extenderían las existentes hasta que la Comisión 40 concediera una nueva autorización. Si bien el gasto en operaciones encubiertas para cubrir los compromisos y obligados desembolsos en los programas descritos más arriba contaba con autorización, no se dio luz verde a nuevas iniciativas. Los planes de acción encubierta de la CIA en Chile se dieron por oficialmente terminados en junio de 1974, cesando los desembolsos.

Si bien alguna de estas campañas residuales de propaganda pudo haber beneficiado a Pinochet y a los golpistas indirectamente, los agentes de la CIA y de la Comunidad de Inteligencia no estuvieron involucrados en facilitar la llegada de Pinochet a la presidencia ni tampoco en la consolidación de su poder como Jefe Supremo. La CIA no contó con autorización para actividades encubiertas en Chile durante la mayor parte del período. Si bien la CIA mantuvo enlaces y relaciones con varios servicios de seguridad a lo largo de los años, no hay nada que permita indicar que un determinado servicio solicitara, o que la CIA ofreciera, ningún tipo de ayuda para promover a Pinochet como Presidente.


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