Detrás del Escuadrón...
El último día del pasado mes de julio, una pareja vio el cuerpo de un hombre que yacía entre las rocas cercanas al parador Kibón en Pocitos. El hombre muerto se llamaba Manuel Ramos Filippini; tenía los brazos quebrados y más de una docena de balazos en el cuerpo y la cabeza. Llevados y traídos por el viento, unos volantes dejados allí por los asesinos proclamaban la autoría de la "hazaña". Decían, simplemente: "Comando Caza- Tupamaros Oscar Burgueño".
La madrugada anterior cuatro personas habían ido a buscar a la víctima en su domicilio; dijeron que eran policías y se lo llevaron. Ramos Filippini, procesado un año atrás por "asistencia a la asociación para delinquir", no olvidó quizás que las garantías constitucionales proclaman que el hogar es un sagrado inviolable, que no puede ser allanado de noche, ni siquiera con orden judicial. Debe de haber pensado, lo mismo que la mayoría de los uruguayos, que hace buen rato que en este país las páginas de la Constitución son poco más que papeles olvidados.
Un descubrimiento: Uruguay está en América Latina
Hasta no hace mucho tiempo las noticias sobre la MANO de Guatemala, el Escuadrón de la Muerte de Brasil, los secuestros de militantes en Argentina o los abiertos malones policiales en otros países de América, eran para nosotros solamente lejanas noticias de un continente oscuro, ensangrentado por dictaduras feroces.
No porque aquí la vida fuera idílica. Ya había comenzado la lucha radical contra la oligarquía y sus raíces de injusticia, y la represión desatada contra todos los sectores populares no se manejaba con guante blanco. El pueblo ya tenía sus perseguidos, sus torturados y sus muertos. Pero en ese enfrentamiento subyacían ciertas normas implícitas: todavía las caras de cada quien eran visibles.
La contienda se desarrollaba en más de un plano. Había en primer lugar un enfrentamiento entre los trabajadores a quienes se les había congelado sus ingresos y patrones satisfechos porque, en cambio, lo que se les había congelado eran sus egresos.
Esta oligarquía mandaba reprimir todo reclamo desde sus sillones en los directorios o desde sus butacas en los ministerios. Trabajadores estatales en conflicto (bancarios, de Ancap, de UTE) fueron militarizados, ultrajados, suspendidos o destituídos. Había también una movilización estudiantil, en combate tanto contra una Interventora que para ordenar instaló el caos, como en acciones solidarias con gremios en huelga. A su frente estaban las brigadas de choque y las chanchitas, las balas y los gases. La muerte de cuatro estudiantes son jalones luctuosos de esas batallas, a las que últimamente se han incorporado los asociados lícitos para delinquir: los miembros de la JUP, que atropellan a mano armada a jóvenes liceales, su retaguardia cubierta por distraídos patrulleros y verosimilmente instruídos e impulsados por los centros del poder. Un inventario de sus desmanes ocuparía demasiado espacio y seguramente sería incompleto.
En este año de elecciones el enfrentamiento se procesa asimismo en el plano político –partidario. Los locales del Frente Amplio y de los partidos que lo integran son baleados e incendiados, los pegatineros son detenidos, los brigadistas son severamente interrogados; algunos de ellos han sido confinados en cuarteles. En este campo también se siente la amenaza de un pueblo que se organiza para competir en el campo y con las reglas de juego del propio sistema.
Por último, se desarrolla una lucha de características distintas de las anteriores: la oposición entre la insurgencia armada y el régimen en su conjunto. Aquí la contienda llega a su clímax de violencia, porque en ella el sistema ve comprometida su existencia misma y lanza sus guardianes a defenderlo con severas consignas de represión. Policías y tupamaros han caído para siempre en el campo asfaltado de batalla. La defensa del sistema ha pretextado la implantación de rigurosas medidas de seguridad e incluso ha derivado, indirectamente, en un conflicto de poderes, al punto de que en estos momentos el Parlamento lleva adelante un juicio político al presidente de la República por haber desconocido el levantamiento de las medidas que decretó la Asamblea General. "Enfrentamos a un poderoso ejército clandestino", adujo como explicación el ministro del Interior brigadier Sena, un hombre duro, fanático de la autoridad, convencido de que su rígida concepción del orden es la mejor manera de encauzar las relaciones sociales.
Con todos los excesos que el desarrollo de todas esas contiendas trajo consigo, había en ellas sin embargo una cuota de claridad en su planteo: los enemigos se conocían por su nombre. Ahora la tortura y la muerte alevosa de Ramos Filippini nos ha instalado de golpe en aquel continente bárbaro a cuyas espaldas crecimos: el Escuadrón de la Muerte ha adoptado la ciudadanía uruguaya. Pero esta vez el fascismo ha llegado demasiado tarde.
Las marionetas y sus hilos
Salvo espaciados períodos en que los intereses populares estuvieron sino representados, por lo menos contemplados por los gobernantes, el Uruguay vivió siempre institucional y políticamente enajenado. Los hombres de gobierno fueron, alternativamente, capitanes de industria, terratenientes y banqueros, o fieles representantes de la clase dirigente. Los políticos ejercieron con eficacia su papel de delegados del poder económico y sus servicios fueron largamente recompensados. En los últimos años, coincidiendo con un período en que a la desaparición de caudillos populares sucedió la emergencia de una promoción de oscuros oficiantes, la oligarquía desplazó a sus mandatarios y se sentó en los puestos de comando.
Con una crisis estructural que hace crujir su andamiaje, con una dependencia externa que deja márgenes de maniobra cada vez más reducidos, el Uruguay no puede ya ser más lo que era. Mientras el deterioro económico se agudiza, irrumpe un hecho nuevo: los sectores populares, los más castigados por la crisis, adquieren una conciencia política firme y comprometida. A la oligarquía gobernante se le plantea un dramático problema: ¿cómo subsistir, cómo sobrevivir en la misma condición de siempre? La respuesta es fría y objetiva; la misma que se dieron a sí mismos los capitalistas arruinados de la Alemania de los años treinta. El equipo que ejerce el dominio económico y político debe nazificar el país para que la rosca pueda seguir exprimiendo. La furiosa arremetida contra los movimientos populares no refleja sólo el odio visceral del opresor hacia el oprimido ni la mera concupiscencia del poder; representa la elección del único medio posible para que la clase dominante continúe instalada en las claves del mando.
No a otra cosa responde la "violencia de arriba". Las élites comerciales e industriales, los grandes banqueros como Peirano o Ferrés, los latifundistas como Martinicorena, Gallinal o Touron, no pueden tolerar siquiera un horizonte cargado de amenazas. Mucho menos un contorno presente de seguras agresiones a su predominio hasta ahora incuestionable e incuestionado. La consigna, sostienen, es "mantener el orden".
En realidad no existe un orden a mantener; existe un "Nuevo Orden" a instaurar. A su establecimiento concurren la convulsión permanente en las calles y en los centros de enseñanza, los allanamientos indiscriminados, los atentados a clubes políticos, la censura de prensa, la represión sindical y, ahora, los escuadrones de la muerte.
Pero el proceso de los mecanismos de la reacción fue más lento que el despertar de los desposeídos. Ya es tarde para ellos y los caminos históricos que transitamos son irreversibles. No obstante, sus instrumentos siguen actuando.
Los instrumentos del poder
Las fuerzas policiales –nos referimos, claro está, a los cuadros menores de ese cuerpo- aún no han tomado clara conciencia de su carácter de instrumento del nuevo orden. Actúan con cierta impunidad, por lo menos en el plano de las responsabilidades penales. La prensa ha destacado, sin embargo, algunos hechos significativos. En ciertos procedimientos exitosos de la policía contra la organización armada, se ha descubierto que ésta posee un registro minucioso de los efectivos de aquélla. Todo hace suponer –y cruentas acciones de represalia lo confirman- que, a través de su fichaje, la impunidad a que hacíamos referencia, válida en el orden judicial, no opera con igual eficacia en el terreno de los hechos.
Esa relativa invulnerabilidad se asienta además en otro poderoso instrumento del sistema, tan dependiente de los grupos de poder como el jerárquicamente subordinado que es el instituto policial. Los medios de difusión masiva económicamente poderosos –voceros de hombres con pocos votos y muchos millones- aceptan gustosamente la censura y las limitaciones impuestas por el gobierno a su deber de informar, pero sobre todo acuden a la mentira desembozada, ocultando o deformando los hechos al gusto de sus mandantes. Los casos más clamorosos de esa retorcida manera de encarar la información son bastante recientes. Elegimos dos, elocuentes por su particular dramatismo.
Cuando el militante anarquista Héber Nieto cayó abatido por la bala de un francotirador apostado en la terraza de la Caja de Jubilaciones, la prensa "seria" divulgó con especial destaque el informe que de inmediato elaboró la D.I.I., que atribuía claramente la autoría del crimen a los propios compañeros del pequeño obrero-estudiante. El informe del médico forense, que demostró lo absurdo de aquella presunción, no mereció ciertamente ni los titulares ni los análisis que el documento merecía. El caso del agente Kazlauskas, aparentemente asesinado en medio de un turbio episodio que no hay por qué seguir divulgando, fue presentado de inmediato como una venganza de los "tupamaros"; la misma policía, que ha inaugurado un sistema de información subjetiva y comentada, echó a rodar la bola de nieve con el impulso solidario de periodistas complacientes.
Los ejemplos podrían ser más numerosos, pero ya la desinformación grosera es pan de cada día para el lector. Lo malo estriba en que lo es tanto para el prevenido como para el dsprevenido. La prensa grande, como la televisión enajenada y enajenante, como muchas radiodifusoras, son también engranajes del régimen, y al régimen apuntalan pues sólo con él pueden sobrevivir como empresas del engaño cotidiano. Más sutil que la represión en sus procedimientos, los medios de difusión masiva constituyen otro instrumento –insidioso, penetrante, persuasivo- de perpetuación de las estructuras de un sistema corroído y condenado.
Una función a dignificar
Por su parte, la imagen de la policía uruguaya se ha deteriorado vertiginosamente. El pueblo no la siente como su aliada o su defensora, porque -con excepciones que sería injusto ignorar- la policía ha perdido la confianza de ese pueblo cuya seguridad le compete custodiar. El más inocente de los ciudadanos siente aprensión ante las chanchitas erizadas de fusiles. La gente ya no habla en voz alta; se teme al vecino del ómnibus, que tras su ingenua apariencia de lector de un diario puede ocultar a un "tira"; en el estadio no conviene criticar al gobierno porque cualquier "hincha" puede ser un agente de investigaciones; los pasillos de la Jefatura hierven de funcionarios vestidos de civil, y allí tropiezan como hormigas la "estudiante" de minifalda con el "vecino" que habitualmente va a tomar un copetín al café del barrio. La oligarquía, asustada, fomenta la delación y se rodea de guardias pretorianas. Pero esos guardias, a su vez, también se asustan. El miedo que provocan es la proyección de su propio miedo.
Son gentes de carne y hueso, como usted y como yo. Sufren nuestras mismas o peores carencias. Por un sueldo de hambre deben acatar las órdenes de alguien a quien no conocen y cuyos intereses ignoran. Si protestan por el atraso en el pago de sus asignaciones, se acude a su "espíritu patriótico". Han elegido un trabajo sin prestigio, impulsados por la desocupación y la miseria. Sólo cuando uno de ellos cae en esa guerra implacable la prensa recuerda su pobreza y el desamparo de sus hijos, el señor presidente concurre a su velorio y ante su cuerpo sin vida se dicen discursos compungidos.
La institución policial debe recuperar su prestigio. No es actuando contra los humildes, no es protegiendo a la JUP como habrá de recuperar el cuerpo la dignidad y el respeto que deben serles implícitos. No es llevando presos a pegatineros del Frente Amplio, que son sus iguales en la pobreza y que luchan por un mundo mejor también para los agentes policiales, como servirán la causa del pueblo de donde provienen y ante el cual, tarde o temprano, todos deberemos rendir cuenta de nuestros actos o de nuestras omisiones. Y si no bastaran esas razones, debieran bastar las de un instinto de conservación naturalmente orientado para modificar radicalmente la forma y el sentido de sus procedimientos.
En Brasil y en Guatemala son policías los integrantes de los feroces escuadrones clandestinos. Pronto se sabrá –en este país, en este Montevideo, hay secretos que no duran más que un lirio- si aquí se repite el mismo fenómeno. Ojalá que no sea así, porque de lo contrario será de otro signo el impulso pacificador de un pueblo decidido a cambiar.
Un pueblo que ha elegido un instrumento político –el Frente Amplio- adecuado a sus legítimas ambiciones y que defenderá, como sostuvo el general Seregni, el derecho a votar en noviembre bajo el recuerdo de quienes lo obtuvieron lanza en mano en las cuchillas de la patria.
Publicado en revista Cuestión
AÑO I, Nº 5, 10 de junio de 1971
30/9/08
Asamblea General Legislativa - 13/06/72
TERRA:
( Senador del PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO -P.D.C- )
"...es vital para nosotros poder distinguir si enfrentamos como oposición política a un gobierno legítimo o si como pudo pensarse a cierta altura del periodo anterior chocábamos con una banda de gángsters"• -
13 junio 1972
Asamblea General Legislativa
Me quiero referir muy brevemente a otro aspecto, que me parece uno de los grandes lemas nacionales en este momento y que ya hemos planteado en otros ámbitos, en el Senado. Se trata del problema de la organización para-policial o del llamado, en el lenguaje callejero, problema del Escuadrón. Para lograr una cierta pacificación, aquí hay que aclarar, primero, contra quienes se lucha y, después, con qué armas. Es absolutamente fundamental —y sobre esto pediría que quienes están en el gobierno hicieran un esfuerzo de imaginación—, es vital para nosotros poder distinguir si enfrentamos como oposición política a un gobierno legítimo o si ,como pudo pensarse a cierta altura del periodo anterior, chocábamos con una banda de gángsters. Es demasiado grave la diferencia. Comporta y arrastra demasiadas consecuencias esa distinción, Para poder enfrentar como oposición política a un gobierno legítimo, tenemos que exigir la limpieza de esta corrupción, de esta gangrena que se desarrolló en forma alarmante, nunca vista en el anterior período de gobierno, a la sombra de lo que algunos creen que es la solución para los problemas nacionales: el poder, el poder y el poder. El poder no controlado; el poder desbordado de sus carriles. Aquella eficacia a que aspiraron por el poder incontrolado, sirvió para que el Gobierno, en grandes áreas se corrompiera por dentro. Lo hemos denunciado en el ámbito económico, en algunos casos y gravemente, hemos denunciado en otros, la ineficacia de la propia administración, como cuando se fugaron los tupamaros de las cárceles, una vez tras otra. Pero lo denunciamos también en aquellos casos en que la deformación no es de importancia, sino de agresividad, generación cancerosa de grupos malignos dentro de los organismos policiales de organizaciones que eran formas del delito, más que instituciones al servicio del bien común.
"EXIGIMOS QUE ESTA LIMPIEZA SE LLEVE ADELANTE Y EXIGIMOS NUESTRO LUGAR EN ESA TAREA"
Señor presidente, nosotros exigimos que esta limpieza se lleve adelante y exigimos además, nuestro lugar en esa tarea.
Que no se nos diga que hay un secreto militar absoluto en la limpieza de esa enfermedad. No se nos diga que la cosa es tan delicada que no puede manejarse en ningún ámbito, en que la oposición actúe y participe.
El Señor Ministro aludió hace algunas horas a que después de la última Asamblea General fui a poner en sus manos ciertos datos, ciertos testimonios que ya tenía, relativos al Escuadrón, para que él tuviera los elementos de juicio con que yo contaba para poder apreciar los hechos. Lo hice así confiando en una honradez que no fue de ningún modo desmentida por la reacción que el Sr. Ministro manifestó ante los datos que le proporcioné. Reitero ahora que nosotros reclamamos una participación de la oposición política, con todas las garantías, en esa tarea de limpieza. No para hacer el escandalete, no para basurear nombres, no para arriesgar inútilmente en momentos peligrosos de la vida nacional. Pedimos, primero en la Asamblea Nacional y después en el Senado, una Comisión Investigadora que trabaje con las limitaciones de número que se entienda conveniente para que sea efectiva, de reserva y bajo el régimen de secreta. Que lo haga con todas las garantías y con toda seriedad, pero que quede claro que menos de eso no aceptamos. No se piense que, porque tenga implicaciones políticas que puedan resultar molestas en algún momento para alguien en el pasado, podemos como parlamentarios y como fuerza política renunciar a tener una participación efectiva en la tarea de investigación y de limpieza. Digo esto, no por los Señores Ministros. Lo digo por la bancada oficialista, porque me resultó muy alarmante que la última sesión del Senado quedara sin número cuando parecía que podía salir la moción formulada por los propios senadores del partido de Gobierno.
"PONDREMOS LA INFORMACION QUE TENEMOS EN MANOS DE LA JUSTICIA Y DE LA OPINION PUBLICA"
No vamos a quedar afuera. Lo digo aquí para que tenga representación pública. Si toda la información que tenemos acumulada no la podemos poner en manos de una comisión investigadora parlamentaria, que después, en la forma más seria que se entienda conveniente, rinda cuenta de esto al país, que también tiene que saber lo que pasa y como termina este problema: si no tenemos posibilidad de hacer esto, la pondremos en manos de la Justicia, pero simultáneamente también en manos de la opinión pública. Se nos puede pedir prudencia y hemos demostrarlo voluntad de ser prudentes pero que no se intente abusar de nuestra prudencia. Lo digo con toda franqueza y con toda energía, porque el tiempo corre. Según mis informes, —con esto tal vez salgo al paso de una objeción que hizo el Senador Vasconcellos relativa a la mención de nombres, que no sé si me alcanza a mi de algún modo, porque en un momento dado, cuando se señaló la Participación de un subcomisario en el procedimiento de la sede central del Partido Comunista, pregunté si su nombre era el mismo de una persona que integraba el escuadrón de Bardesio y lo mencioné siendo el primero de esos nombres que daba y ahora voy a decir porqué: esos 4 integrantes del Escuadrón de Bardesio se refugiaron en una embajada después de la sesión de la Asamblea General y están ya fuera del país ¡pero que no vayan a desaparecer todos los hilos que nos quedan para aclarar las cosas!. Que transcurra el tiempo indispensable sí, pero no siga transcurriendo hasta el punto de que se nos borren la huellas de los que tenemos que encontrar y de las situaciones que queremos clarificar. Según los datos que poseo Alberto Idalbar Sosa Gonzalez, Hernán Silvera Techera y Estanislao Lamensa Castro, están ya fuera del país. Digo sus nombres porque ya pusieron tierra de por medio y supongo que eso es ya bastante garantía para ellos, por lo menos es la que buscaron tener.
ENRIQUE ERRO
Senador del Frente Amplio, sub-lema - "PATRIA GRANDE" -
" Además, está probado que actuaron asesinando a la juventud de este país. Primero fue RAMOS FILIPPINI, luego a CASTAGNETO, como se probó con el testimonio , y con respecto a AYALA nada se ha podido saber hasta la fecha. También asesinaron a IBERO GUTIERREZ ".-
Cámara de Senadores 8 de junio de 1972
Señor ERRO. - Cuando se tomó por parte de los tupamaros al fotógrafo Nelson Bardesio, varias personas trataron de huir del país o buscar refugio en alguna Embajada extranjera porque sus nombres aparecían vinculados después al escuadrón de la muerte: Estanislao Lamenza Castro, Rodao, Techera y Alberto Sosa .
De acuerdo a testimonios que nosotros creemos correctos, dos de ellos, o sea Rodao y Silvera Techera, habrían obtenido anuencia del Embajador del Paraguay para entrar en la sede diplomática y para, desde ahí, partir con rumbo desconocido. Hay una cosa muy curiosa en todo esto. Siempre pensamos que aquellas declaraciones de Bardesio tenían autenticidad y ahora demuestran que la tienen. Si eran inciertas, si eran falsas, si habían sido arrancadas por coacción, ¿por qué muchos de los que habían sido mencionados en aquel documento que nosotros leímos el 15 de abril sin dar los nombres, ahora salen a luz, a la opinión pública, y empiezan a irse? ¿Por qué a un marino se le embarca en el "Presidente Oribe"? ¿Por qué a otro marino inculpado de pertenecer al escuadrón, se le alista en un barreminas, creo que el "Huracán"? ¿Por qué se van del país? ¿Por qué alguna persona de la policía marchó hacia Australia hasta con su familia?
Esto hay que decírselo al país esta noche. Esto tiene que decirse y debemos escuchar a los Ministros sobre que piensan respecto de esto, sobre cuáles van a ser sus actitudes. El Ministro de Relaciones Exteriores o el de Interior pueden informarnos respecto si ha habido alguna gestión realizada. para obtener algún pasaporte o salvoconducto y saber donde están estas personas. ¿Realmente se refugiaron en una Embajada del Paraguay? ¿No lo hicieron? ¿Están en Asunción? ¿Están en algún lado?
Todo eso debe ser contestado esta noche.
Como aquí se exigen pruebas y como tengo la sospecha fundada de que el Embajador ya debe estar muy cerca de llegar a Montevideo, (pienso que va a tratar de decir que no tiene nada que ver, negarlo todo ante la opinión pública, que no se reunían en las oficinas de la Embajada en Colonia 1007 y en el 8 piso del edificio Panamericano, en la Rambla y Larrañaga, que no es verdad que hubiera otro tipo de reuniones en otro lado y que Pedro Angel Cuevas no tenía nada que ver y que él no usaba como choferes a las personas que acabamos de mencionar y que no las tenía como adscriptas a la Embajada) , nosotros preferimos esperar que diga todo eso para mostrar luego el testimonio definitivo al país, el que no podrá ser borrado, porque está grabado de tal manera que ni la dialéctica más sutil podría hacer desaparecer.
Esto es muy claro. No entro en otras consideraciones, sino que me circunscribo a lo que he expresado. No podrá negar su vinculación con el escuadrón porque esta gente actúa empujada por él, porque el caso de Castro no es ahora que se denuncia. El año pasado hubo alguna denuncia sobre este personaje paraguayo, que es un aventurero y que tiene toda una biografía. No voy a extenderme porque algunos pincelazos ha dado el señor senador Terra. Pienso que el Ministro de Relaciones Exteriores tendrá que decir muchas expresiones fundamentales al Senado y también creemos que el Ministro del Interior y el de Defensa Nacional podrán decirnos qué ha pasado con estas personas y donde están. Hago concretamente la denuncia. ¿Están Estanislao Lamenza, Oscar Rodao, Techera, Alberto Sosa, Nader y Rossi en el país? Lo pueden contestar en este mismo momento. Lo saben. No precisan dilatorias y, si no, que digan, no que se van a informar, sino que precisan una hora o dos horas para contestar al Senado de la República estos hechos que son muy graves e importantes.
Además, el escuadrón de la muerte sigue actuando en el país y continúa amenazando a los abogados de los presos políticos y haciendo sus operaciones con adolescentes de Preparatorios y Liceos. Lo han hecho con los del Liceo de Colón. Han tomado siete u ocho adolescentes y los han paseado varias horas por Montevideo, por el Camino Maldonado, por la barra de Santa Lucía. Les han dicho que los iban a matar. Manifestaron en todos los liceos que muchos alumnos iban a ser las próximas "Víctimas del Escuadrón de la Muerte ". Este no es un rumor de la calle, me lo contaron los propios protagonistas, sus padres, inquietos por esta situación. ¿Qué vamos a esperar en el país, que este Escuadrón de la Muerte siga actuando? Por eso es que lo dije hoy y lo reitero ahora, que a mí no me sirve lo que se acaba de expresar respecto a las declaraciones de Nelson Bardesio, a quien en forma dramática, algunos señores senadores del Partido Nacional escucharon pidiendo por favor, que no "Lo entregaran a la Policía. Por mas que sea el propio Jefe de Policía el que lo interrogue, no seamos ingenuos. Todos saben que algunos de estos jerarcas del Departamento de Inteligencia y Enlace de la Jetatura de Policía han sido mencionados, generalmente, como integrantes del "Escuadrón de la Muerte". Además, el señor Comisario Campos Hermida , asesinó, con las Fuerzas Conjuntas, a jóvenes de nuestro país. ¿Acaso no sabe todo el país que en los procedimientos realizados en las calles Amazonas y Pérez Gomar se asesinó? ¿Es que acaso sabían de quienes se trataba? Cuando el señor Martirena sale a la puerta, las Fuerzas Conjuntas lo acribillan - en ese momento estaban comiendo - junto con su mujer que aparece con las manos en alto, pero igualmente la matan. Y matan también a Candán Grajales y Schroeder. Entonces, no nos vayamos a engañar con respecto a estos asesinatos. También mataron a Batalla en el Departamento de Treinta y Tres, en el cuartel. Algunos de estos episodios fueron denunciados ayer por el señor senador Michelini en un pedido de informes.
De modo que, señor Presidente, vamos a estudiar estas cosas. Además, el Comisario que aparece en este documento, denunciado por el propio Bardesio es, precisamente, uno de los que tiene a su cargo las operaciones. ¿Y no es Castiglioni el Jefe de Inteligencia y Enlace? Sigue estando en su cargo, por más que el señor Ministro nos haya dicho - y no tengo por qué dudar de esas afirmaciones- cuando aquel sábado 15 leímos el documento, denunciando Bardesio al "Escuadrón de la Muerte" y a sus integrantes, que iba a revisar esos documentos. El señor Ministro dijo - y considero de interés que lo vuelva a reiterar- que el día domingo entregó aquel documento que tenía la firma de Bardesio, su impresión digital, su fotografía, el cassette con su voz, y que de inmediato iba a proceder a realizar las investigaciones.
Fue el 16 de abril cuando el señor Ministro cursó todo ese material. ¿Es que se necesitan casi dos meses para obtener alguna información? "
"... Por eso debemos actuar rápidamente para desmantelar este "Escuadrón de la Muerte" y procesar a todos sus integrantes. Además, está probado que actuaron asesinando a la juventud de este país. Primero fue Ramos Filippini, luego Castagneto, como se probó con el testimonio, y con respecto a Ayala nada se ha podido saber hasta la fecha. También asesinaron a Ibero Gutiérrez".-
ARISMENDI
Senador del FRENTE AMPLIO por el Partido Comunista
Creemos en la unidad profunda del pueblo, también de la militares , para acabar con el privilegio, con la corrupción, para construir un Uruguay nuevo, fácil por la fertilidad privilegiada de este pueblo, de esta tierra... "
ASAMBLEA GENERAL LEGISLATIVA
13 de junio de 1972
"Por otro lado, en otros sectores generó la violencia, el nacimiento de grupos que pensaban que el único camino era ese, más allá de sus concepciones, de especulaciones estratégicas sobre el foquismo y otras; más allá de los que pensaron esto o aquello en la vida de América Latina. Yo fui entrañable amigo personal de Guevara, aunque no compartiéramos, como es notorio y tantas veces lo discutiéramos con él - y se sabe, porque está escrito- algunas de sus concepciones y encaramientos del proceso latinoamericano. No me arrepiento en nada de todo lo que, en cuanto a solidaridad personal, tuve con sus luchas, más allá de las diferencias de concepción y métodos. Si vamos a discutir en el campo de América los caminos de su revolución, sin duda aparecerán vías, métodos, formas de discusión, encaramientos que la realidad demuestra, por otra parte, son siempre más estrechos, más pequeños, más encasillados que la riqueza que ofrece la vida. Me gusta repetir esa frase de Goethe: "El árbol verde de la vida vale más que toda gris teoría". Y eso, América, como todas las revoluciones de este tiempo, lo está de mostrando. Hemos debatido sobre foquismos, movimientos de masas, revolución, etc. Y en América, Cuba avanzó con guerrilla; Chile con elecciones; el vacío del movimiento popular en Perú lo cubre el ejército, tomando el movimiento nacionalista, que sigue en Ecuador y Panamá con otras características.
No creemos que el Uruguay tenga que seguir ni la teoría de un patriarcalismo militar, ni este u otro cuadro. Creemos que en la unidad profunda del pueblo, también de los militares, para acabar con el privilegio, con la corrupción, para construir un Uruguay nuevo, fácil por la fertilidad privilegiada de este pueblo, de esta tierra; difícil porque el poder económico está en las manos de unos pocos y porque toda esta situación se ha agravado. Pero no considerar estas cosas en forma seria, no ver las causas profundas y creer que todo esto se puede resolver como lo haría un curandero de la política o de la sociología, dándole vuelta a la pisada de la represión o con la vencedura del garrote y de la sangre, es realmente de un primitivismo inconscientemente criminal.
Creo en ese sentido que es profundamente negativo el encaramiento del tema que hace un editorial de "EL PAIS" de hoy - que estoy seguro no corresponde al pensamiento de alguno de sus directores-, donde, comentando todas estas cosas, se llama "grito del tero " al hecho de que busquemos en la realidad social profunda del país, las raíces de ellas y se pretende que, cuando hablamos de esta manera, somos algo así como cómplices o tácticos de un encubrimiento para desviar la represión contra los sediciosos y entretener al país. Dice " El País" de hoy:
"De este modo se desvía la atención de la ciudadanía y se inicia un intento de justificación táctica de la violencia recurriendo al argumento de que es la consecuencia natural de un estado social y económico del que son responsables los gobiernos habidos en las últimas décadas".
Decir que lo que estamos diciendo es el grito del tero es afiliarse a una solución de inmovilismo social y político, regresiva, y de convalidación de la guerra civil. Es precisamente este editorial el que sostiene la tesis del ensangrentamiento del país al apoyar la del exterminio previo del MOVIMIENTO DE LIBERACION NACIONAL y la justificación - esa sí explícita- del "Escuadrón de la Muerte ". Primero condena al Escuadrón de la Muerte y dice:
"El Estado debe defenderse de ambos extremismos tal como si su supervivencia estuviera afectada en igual medida, por los dos tipos de terrorismo. Aquí es donde se impone guardar las distancias y poner las cosas en su lugar. No se puede perder la noción de la medida y equiparar aI Escuadrón de la Muerte con el ejército de la muerte organizado por los sediciosos".
Y agrega luego:
"¿Es que acaso se puede comparar las acciones - ambas repudiables, no lo olvidemos- de fanáticos que se proponen destruir el Estado y tomar el Poder en sus manos, con la de reducidos grupos aislados que no pretenden más que terminar con los anteriores y que sólo actúan esporádicamente es decir, cuando los crímenes de los tupamaros son tan sublevantes que despiertan en ellos insanos propósitos de venganzas?".
Dice después que hay que reprimir ambos extremismos, agregando:
" Pero no hay que engañarse sobre la entidad del peligro que significan para nuestra democracia porque se impone otorgar las correspondientes prioridades: el primero somete a riesgo la existencia del Estado y de la modalidad nacional de vida y plantea su lucha en un terreno militar especifico, el segundo, en cambio, constituye un equivocadísimo e ilegítimo mecanismo de defensa que es superable en 24 horas a nivel policial y que desaparecerá fuera de toda duda, en cuanto los tupamaros dejen de significar una amenaza".-
Un relato estremecedor
"Volvió a colocar el caño a medio metro de mi cara, se puso en cuclillas- Pero no tenía ganas de matarme. Yo se lo veía en los ojos. Me miraba, las manos le temblaban y no apretaba el gatillo. Uno de ellos, cuando vio un fotógrafo que se acercaba, dijo: "Déjalo, que ahora está la prensa". El otro cerró por un instante los ojos y bajó el arma. Los dos tuvimos suerte, la llegada del fotógrafo me salvó la vida y a él lo libró de cometer un asesinato. Yo empecé a reirme y así salí en Ia carátula del diario, levantado por dos policías de las axilas y riéndome. Acababa do nacer de nuevo. Me llevaron a un terraplén, me dieron golpes y golpes hasta que se cansaron. Un oficial me dijo: "AndÁte, estás libre". Me quedé quieto. Si querían matarme, tenía que ser allí, sin motivo. Me hicieron acostar en el camino y trataron de que un hombre que estaba con un camión diera marcha atrás y me pisara la cabeza pero el hombre se asustó y salió corriendo. Si lo agarraron le dieron la tal biaba ahí no se distinguía quien era de los nuestros y quien no. Volvieron a golpearme. En ese momento se acercó un ómnibus de COPSA y la gente que viajaba con él empezó a gritarle a la policía: "Asesinos , asesinos", me metieron en una camioneta policial y mientras me llevaban, un tira que tenía sentado al lado empezó a revisarme la cabeza. "Mira, mira, dijo de golpe tocándome el oído, aquí hay un lugarcito sin sangre". Y ahí mismo me dio como para dejarme sordo el resto de mis días. En Jefatura al llegar, cuando se dieron cuenta que tenía un balazo en la rodilla, me hicieron hincar. Me daban la cabeza contra la pared mientras me decían: "Tenés que ser buenito y hacer lo que te mandamos". Me agarraron de diversión. Se llamaban unos a otros y me mostraban, matándose de risa. "Te vas a morir como un piojo", decían, "cada vez te queda menos sangre". En ese momento aparecieron doce o catorce tiras femeninas. Increíbles, atractivas, vestidas de manera llamativa. Eran las que más se divertían. Allí perdieron toda prestancia. Se llamaban y aplaudían. "Vengan —chillaban— vengan a verlo. Ya no le queda sangre". En ese momento no se de dónde apareció un médico y dijo que había que llevarme al Hospital Militar. Me mandaron acompañado de dos tiras jovencitos que quisieron aleccionarme hablándome del orden y todas esas cosas. Yo apenas podía abrir la boca. Los dejé hablar. Sentía lástima por ellos: eran tan jóvenes. Me llevaron a una sala para hacerme las primeras curas. La nurse empezó a lavarme cuidadosamente las heridas de la cabeza, mientras me preguntaba por qué tenía junto tanto barro, sangre y pasto. Estábamos en eso, cuando llegó el médico. Secamente le dijo a la nurse que saliera. Después llamó a los tiras para que se acercaran, que les iba a enseñar como se hacía una sutura . Ellos se acercaron a mirar. El empezó a clavarme la aguja como para coserme. Pero la aguja no tenía hilo. Los dos aprendices de tira se mataban de la risa. Yo, callado, sentía la aguja que pasaba y pasaba. Parecerá raro, pero en ese momento, mientras la sangre me bajaba por la frente, yo pensaba en todas las cosas que llevan a un hombre a hacerse revolucionarlo ".
UN HOMBRE DEL ESCUADRON
Esta cara hay que mirarla detenidamente: es el rostro de un cipayo, pero no el de un simple amanuense del imperialismo. Enrique "Quico" Fernández Albano se ocupa de tareas sucias, como las que suelen adornar la carrera de un agente de la CIA. Sumergido en el sub-mundo de los espías, de las drogas y las buenas copas, también ameniza sus andanzas con algunas acciones espectaculares.
El rapto del abogado de Hytessa pudo haber sido una de esas, si no se hubiera frustrado por la impericia o la ambición, quién sabe. Si no la salvan sus buenos amigos de la Embajada norteamericana, el "Quico" tiene como para seis años para repasar sus andanzas de filibustero internacional al servicio del imperialismo. Su pasado inmediato en el "Comando Caza Tupamaros" lo vinculó al Escuadrón de la Muerte criollo. Andanzas que comenzaron desde la época estudiantil, cuando su notoria filiación nazi en el medio de Ciencias Económicas lo destacó como para ubicarlo en 1964 en una empresa maderera de Puerto Cabellos. Allí partió el " Quico " y, pronto, en Venezuela, los buenos oficios de la "Embassy" de Caracas lo contactaron con el cuerpo de agentes de la CIA. Vuelto a Montevideo, entró aquí en relaciones con una secretaria de la Embajada, Maureen Roldan, cuyo Mustang Verde se mostrara repetidamente por Montevideo. Haciendo galas de estimables recursos, fue propietario de dos boites, "Bongo" y "Barracuda", junto a Pompeyo Ragni , antes de asociarse a José Berruti para establecerse en Pocitos con la boite "Pussycat", que fue volada en un atentado atribuido al Movimiento de Liberación Nacional, y que se constituyera en centro habitual de reunión de la colonia de agentes de la Embajada yanqui, una de cuyos frecuentes "animadores" fuera el agente Dan A. Mitrione.
En 1966 viaja a Paraguay por asuntos, según "Quico", particulares, vinculados al tabacalero Senín, junto con el contador González Casal, con quien se frecuentaban por asuntos comerciales, y poco después viaja, a Córdoba por un "seminario de relaciones públicas". En el mismo año mantiene contactos con el argentino Jorge Guerra, un agente de la CIA miembro de "Tacuara" que viene regularmente a Montevideo y habita en un apartamento de la calle Francisco Vidal a pocos metros de la Plaza Gomensoro.
A partir de 1967, al "Quico" se le ve frecuentar la sede del USIS de la calle Paraguay, mantiene relación con Juan Carcabellos, vinculado al IÜES y hoy viviendo en Nicaragua, y a Ricardo Fernández, un agente de la CIA que militó en el MRO y que dice ser ingeniero de profesión. Poco después, "Quico" comienza a circular abiertamente con un coche de la Embajada de los EE.UU., un Impala blanco con chapa diplomática, que decía haberlo comprado a un funcionario yanqui que se marchó. En 1970, vuelve a viajar a Venezuela hospedándose en el Hotel Tamanaco, y deja como dirección a sus íntimos la Casilla de Correo 46. Antes de ser procesado, había admitido a sus relaciones más próximas que "después de un trabajito aquí" iba para Roma y Tel Aviv: advirtió que en Roma pararía en el Hotel Imperiale en plena Vía Véneto 24, donde podían escribirle aunque él no estuviera.
Desde 1969 tuvo una oficina en el Victoria Plaza que cubría sus nada claras "operaciones comerciales" bajo las que pretendía justificar su rumboso tren de vida. Entre sus amistades particulares, además, pueden citarse a personajes como Fernando Estrada, amante de otra secretaria de la Embajada norteamericana, Victoria "Vicky'" Blaw, a Jorge Luccisano, hoy propietario de la boite "Zabriskie Point" donde estaba emplazada "Pussycat"; el socio de éste, Spano dueño de la boite céntrica "Blow Up" cerrada por tráfico de drogas y el músico Charles Henry Saint Hubert, dueño del dudoso apodo "Charlotte".
( Senador del PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO -P.D.C- )
"...es vital para nosotros poder distinguir si enfrentamos como oposición política a un gobierno legítimo o si como pudo pensarse a cierta altura del periodo anterior chocábamos con una banda de gángsters"• -
13 junio 1972
Asamblea General Legislativa
Me quiero referir muy brevemente a otro aspecto, que me parece uno de los grandes lemas nacionales en este momento y que ya hemos planteado en otros ámbitos, en el Senado. Se trata del problema de la organización para-policial o del llamado, en el lenguaje callejero, problema del Escuadrón. Para lograr una cierta pacificación, aquí hay que aclarar, primero, contra quienes se lucha y, después, con qué armas. Es absolutamente fundamental —y sobre esto pediría que quienes están en el gobierno hicieran un esfuerzo de imaginación—, es vital para nosotros poder distinguir si enfrentamos como oposición política a un gobierno legítimo o si ,como pudo pensarse a cierta altura del periodo anterior, chocábamos con una banda de gángsters. Es demasiado grave la diferencia. Comporta y arrastra demasiadas consecuencias esa distinción, Para poder enfrentar como oposición política a un gobierno legítimo, tenemos que exigir la limpieza de esta corrupción, de esta gangrena que se desarrolló en forma alarmante, nunca vista en el anterior período de gobierno, a la sombra de lo que algunos creen que es la solución para los problemas nacionales: el poder, el poder y el poder. El poder no controlado; el poder desbordado de sus carriles. Aquella eficacia a que aspiraron por el poder incontrolado, sirvió para que el Gobierno, en grandes áreas se corrompiera por dentro. Lo hemos denunciado en el ámbito económico, en algunos casos y gravemente, hemos denunciado en otros, la ineficacia de la propia administración, como cuando se fugaron los tupamaros de las cárceles, una vez tras otra. Pero lo denunciamos también en aquellos casos en que la deformación no es de importancia, sino de agresividad, generación cancerosa de grupos malignos dentro de los organismos policiales de organizaciones que eran formas del delito, más que instituciones al servicio del bien común.
"EXIGIMOS QUE ESTA LIMPIEZA SE LLEVE ADELANTE Y EXIGIMOS NUESTRO LUGAR EN ESA TAREA"
Señor presidente, nosotros exigimos que esta limpieza se lleve adelante y exigimos además, nuestro lugar en esa tarea.
Que no se nos diga que hay un secreto militar absoluto en la limpieza de esa enfermedad. No se nos diga que la cosa es tan delicada que no puede manejarse en ningún ámbito, en que la oposición actúe y participe.
El Señor Ministro aludió hace algunas horas a que después de la última Asamblea General fui a poner en sus manos ciertos datos, ciertos testimonios que ya tenía, relativos al Escuadrón, para que él tuviera los elementos de juicio con que yo contaba para poder apreciar los hechos. Lo hice así confiando en una honradez que no fue de ningún modo desmentida por la reacción que el Sr. Ministro manifestó ante los datos que le proporcioné. Reitero ahora que nosotros reclamamos una participación de la oposición política, con todas las garantías, en esa tarea de limpieza. No para hacer el escandalete, no para basurear nombres, no para arriesgar inútilmente en momentos peligrosos de la vida nacional. Pedimos, primero en la Asamblea Nacional y después en el Senado, una Comisión Investigadora que trabaje con las limitaciones de número que se entienda conveniente para que sea efectiva, de reserva y bajo el régimen de secreta. Que lo haga con todas las garantías y con toda seriedad, pero que quede claro que menos de eso no aceptamos. No se piense que, porque tenga implicaciones políticas que puedan resultar molestas en algún momento para alguien en el pasado, podemos como parlamentarios y como fuerza política renunciar a tener una participación efectiva en la tarea de investigación y de limpieza. Digo esto, no por los Señores Ministros. Lo digo por la bancada oficialista, porque me resultó muy alarmante que la última sesión del Senado quedara sin número cuando parecía que podía salir la moción formulada por los propios senadores del partido de Gobierno.
"PONDREMOS LA INFORMACION QUE TENEMOS EN MANOS DE LA JUSTICIA Y DE LA OPINION PUBLICA"
No vamos a quedar afuera. Lo digo aquí para que tenga representación pública. Si toda la información que tenemos acumulada no la podemos poner en manos de una comisión investigadora parlamentaria, que después, en la forma más seria que se entienda conveniente, rinda cuenta de esto al país, que también tiene que saber lo que pasa y como termina este problema: si no tenemos posibilidad de hacer esto, la pondremos en manos de la Justicia, pero simultáneamente también en manos de la opinión pública. Se nos puede pedir prudencia y hemos demostrarlo voluntad de ser prudentes pero que no se intente abusar de nuestra prudencia. Lo digo con toda franqueza y con toda energía, porque el tiempo corre. Según mis informes, —con esto tal vez salgo al paso de una objeción que hizo el Senador Vasconcellos relativa a la mención de nombres, que no sé si me alcanza a mi de algún modo, porque en un momento dado, cuando se señaló la Participación de un subcomisario en el procedimiento de la sede central del Partido Comunista, pregunté si su nombre era el mismo de una persona que integraba el escuadrón de Bardesio y lo mencioné siendo el primero de esos nombres que daba y ahora voy a decir porqué: esos 4 integrantes del Escuadrón de Bardesio se refugiaron en una embajada después de la sesión de la Asamblea General y están ya fuera del país ¡pero que no vayan a desaparecer todos los hilos que nos quedan para aclarar las cosas!. Que transcurra el tiempo indispensable sí, pero no siga transcurriendo hasta el punto de que se nos borren la huellas de los que tenemos que encontrar y de las situaciones que queremos clarificar. Según los datos que poseo Alberto Idalbar Sosa Gonzalez, Hernán Silvera Techera y Estanislao Lamensa Castro, están ya fuera del país. Digo sus nombres porque ya pusieron tierra de por medio y supongo que eso es ya bastante garantía para ellos, por lo menos es la que buscaron tener.
ENRIQUE ERRO
Senador del Frente Amplio, sub-lema - "PATRIA GRANDE" -
" Además, está probado que actuaron asesinando a la juventud de este país. Primero fue RAMOS FILIPPINI, luego a CASTAGNETO, como se probó con el testimonio , y con respecto a AYALA nada se ha podido saber hasta la fecha. También asesinaron a IBERO GUTIERREZ ".-
Cámara de Senadores 8 de junio de 1972
Señor ERRO. - Cuando se tomó por parte de los tupamaros al fotógrafo Nelson Bardesio, varias personas trataron de huir del país o buscar refugio en alguna Embajada extranjera porque sus nombres aparecían vinculados después al escuadrón de la muerte: Estanislao Lamenza Castro, Rodao, Techera y Alberto Sosa .
De acuerdo a testimonios que nosotros creemos correctos, dos de ellos, o sea Rodao y Silvera Techera, habrían obtenido anuencia del Embajador del Paraguay para entrar en la sede diplomática y para, desde ahí, partir con rumbo desconocido. Hay una cosa muy curiosa en todo esto. Siempre pensamos que aquellas declaraciones de Bardesio tenían autenticidad y ahora demuestran que la tienen. Si eran inciertas, si eran falsas, si habían sido arrancadas por coacción, ¿por qué muchos de los que habían sido mencionados en aquel documento que nosotros leímos el 15 de abril sin dar los nombres, ahora salen a luz, a la opinión pública, y empiezan a irse? ¿Por qué a un marino se le embarca en el "Presidente Oribe"? ¿Por qué a otro marino inculpado de pertenecer al escuadrón, se le alista en un barreminas, creo que el "Huracán"? ¿Por qué se van del país? ¿Por qué alguna persona de la policía marchó hacia Australia hasta con su familia?
Esto hay que decírselo al país esta noche. Esto tiene que decirse y debemos escuchar a los Ministros sobre que piensan respecto de esto, sobre cuáles van a ser sus actitudes. El Ministro de Relaciones Exteriores o el de Interior pueden informarnos respecto si ha habido alguna gestión realizada. para obtener algún pasaporte o salvoconducto y saber donde están estas personas. ¿Realmente se refugiaron en una Embajada del Paraguay? ¿No lo hicieron? ¿Están en Asunción? ¿Están en algún lado?
Todo eso debe ser contestado esta noche.
Como aquí se exigen pruebas y como tengo la sospecha fundada de que el Embajador ya debe estar muy cerca de llegar a Montevideo, (pienso que va a tratar de decir que no tiene nada que ver, negarlo todo ante la opinión pública, que no se reunían en las oficinas de la Embajada en Colonia 1007 y en el 8 piso del edificio Panamericano, en la Rambla y Larrañaga, que no es verdad que hubiera otro tipo de reuniones en otro lado y que Pedro Angel Cuevas no tenía nada que ver y que él no usaba como choferes a las personas que acabamos de mencionar y que no las tenía como adscriptas a la Embajada) , nosotros preferimos esperar que diga todo eso para mostrar luego el testimonio definitivo al país, el que no podrá ser borrado, porque está grabado de tal manera que ni la dialéctica más sutil podría hacer desaparecer.
Esto es muy claro. No entro en otras consideraciones, sino que me circunscribo a lo que he expresado. No podrá negar su vinculación con el escuadrón porque esta gente actúa empujada por él, porque el caso de Castro no es ahora que se denuncia. El año pasado hubo alguna denuncia sobre este personaje paraguayo, que es un aventurero y que tiene toda una biografía. No voy a extenderme porque algunos pincelazos ha dado el señor senador Terra. Pienso que el Ministro de Relaciones Exteriores tendrá que decir muchas expresiones fundamentales al Senado y también creemos que el Ministro del Interior y el de Defensa Nacional podrán decirnos qué ha pasado con estas personas y donde están. Hago concretamente la denuncia. ¿Están Estanislao Lamenza, Oscar Rodao, Techera, Alberto Sosa, Nader y Rossi en el país? Lo pueden contestar en este mismo momento. Lo saben. No precisan dilatorias y, si no, que digan, no que se van a informar, sino que precisan una hora o dos horas para contestar al Senado de la República estos hechos que son muy graves e importantes.
Además, el escuadrón de la muerte sigue actuando en el país y continúa amenazando a los abogados de los presos políticos y haciendo sus operaciones con adolescentes de Preparatorios y Liceos. Lo han hecho con los del Liceo de Colón. Han tomado siete u ocho adolescentes y los han paseado varias horas por Montevideo, por el Camino Maldonado, por la barra de Santa Lucía. Les han dicho que los iban a matar. Manifestaron en todos los liceos que muchos alumnos iban a ser las próximas "Víctimas del Escuadrón de la Muerte ". Este no es un rumor de la calle, me lo contaron los propios protagonistas, sus padres, inquietos por esta situación. ¿Qué vamos a esperar en el país, que este Escuadrón de la Muerte siga actuando? Por eso es que lo dije hoy y lo reitero ahora, que a mí no me sirve lo que se acaba de expresar respecto a las declaraciones de Nelson Bardesio, a quien en forma dramática, algunos señores senadores del Partido Nacional escucharon pidiendo por favor, que no "Lo entregaran a la Policía. Por mas que sea el propio Jefe de Policía el que lo interrogue, no seamos ingenuos. Todos saben que algunos de estos jerarcas del Departamento de Inteligencia y Enlace de la Jetatura de Policía han sido mencionados, generalmente, como integrantes del "Escuadrón de la Muerte". Además, el señor Comisario Campos Hermida , asesinó, con las Fuerzas Conjuntas, a jóvenes de nuestro país. ¿Acaso no sabe todo el país que en los procedimientos realizados en las calles Amazonas y Pérez Gomar se asesinó? ¿Es que acaso sabían de quienes se trataba? Cuando el señor Martirena sale a la puerta, las Fuerzas Conjuntas lo acribillan - en ese momento estaban comiendo - junto con su mujer que aparece con las manos en alto, pero igualmente la matan. Y matan también a Candán Grajales y Schroeder. Entonces, no nos vayamos a engañar con respecto a estos asesinatos. También mataron a Batalla en el Departamento de Treinta y Tres, en el cuartel. Algunos de estos episodios fueron denunciados ayer por el señor senador Michelini en un pedido de informes.
De modo que, señor Presidente, vamos a estudiar estas cosas. Además, el Comisario que aparece en este documento, denunciado por el propio Bardesio es, precisamente, uno de los que tiene a su cargo las operaciones. ¿Y no es Castiglioni el Jefe de Inteligencia y Enlace? Sigue estando en su cargo, por más que el señor Ministro nos haya dicho - y no tengo por qué dudar de esas afirmaciones- cuando aquel sábado 15 leímos el documento, denunciando Bardesio al "Escuadrón de la Muerte" y a sus integrantes, que iba a revisar esos documentos. El señor Ministro dijo - y considero de interés que lo vuelva a reiterar- que el día domingo entregó aquel documento que tenía la firma de Bardesio, su impresión digital, su fotografía, el cassette con su voz, y que de inmediato iba a proceder a realizar las investigaciones.
Fue el 16 de abril cuando el señor Ministro cursó todo ese material. ¿Es que se necesitan casi dos meses para obtener alguna información? "
"... Por eso debemos actuar rápidamente para desmantelar este "Escuadrón de la Muerte" y procesar a todos sus integrantes. Además, está probado que actuaron asesinando a la juventud de este país. Primero fue Ramos Filippini, luego Castagneto, como se probó con el testimonio, y con respecto a Ayala nada se ha podido saber hasta la fecha. También asesinaron a Ibero Gutiérrez".-
ARISMENDI
Senador del FRENTE AMPLIO por el Partido Comunista
Creemos en la unidad profunda del pueblo, también de la militares , para acabar con el privilegio, con la corrupción, para construir un Uruguay nuevo, fácil por la fertilidad privilegiada de este pueblo, de esta tierra... "
ASAMBLEA GENERAL LEGISLATIVA
13 de junio de 1972
"Por otro lado, en otros sectores generó la violencia, el nacimiento de grupos que pensaban que el único camino era ese, más allá de sus concepciones, de especulaciones estratégicas sobre el foquismo y otras; más allá de los que pensaron esto o aquello en la vida de América Latina. Yo fui entrañable amigo personal de Guevara, aunque no compartiéramos, como es notorio y tantas veces lo discutiéramos con él - y se sabe, porque está escrito- algunas de sus concepciones y encaramientos del proceso latinoamericano. No me arrepiento en nada de todo lo que, en cuanto a solidaridad personal, tuve con sus luchas, más allá de las diferencias de concepción y métodos. Si vamos a discutir en el campo de América los caminos de su revolución, sin duda aparecerán vías, métodos, formas de discusión, encaramientos que la realidad demuestra, por otra parte, son siempre más estrechos, más pequeños, más encasillados que la riqueza que ofrece la vida. Me gusta repetir esa frase de Goethe: "El árbol verde de la vida vale más que toda gris teoría". Y eso, América, como todas las revoluciones de este tiempo, lo está de mostrando. Hemos debatido sobre foquismos, movimientos de masas, revolución, etc. Y en América, Cuba avanzó con guerrilla; Chile con elecciones; el vacío del movimiento popular en Perú lo cubre el ejército, tomando el movimiento nacionalista, que sigue en Ecuador y Panamá con otras características.
No creemos que el Uruguay tenga que seguir ni la teoría de un patriarcalismo militar, ni este u otro cuadro. Creemos que en la unidad profunda del pueblo, también de los militares, para acabar con el privilegio, con la corrupción, para construir un Uruguay nuevo, fácil por la fertilidad privilegiada de este pueblo, de esta tierra; difícil porque el poder económico está en las manos de unos pocos y porque toda esta situación se ha agravado. Pero no considerar estas cosas en forma seria, no ver las causas profundas y creer que todo esto se puede resolver como lo haría un curandero de la política o de la sociología, dándole vuelta a la pisada de la represión o con la vencedura del garrote y de la sangre, es realmente de un primitivismo inconscientemente criminal.
Creo en ese sentido que es profundamente negativo el encaramiento del tema que hace un editorial de "EL PAIS" de hoy - que estoy seguro no corresponde al pensamiento de alguno de sus directores-, donde, comentando todas estas cosas, se llama "grito del tero " al hecho de que busquemos en la realidad social profunda del país, las raíces de ellas y se pretende que, cuando hablamos de esta manera, somos algo así como cómplices o tácticos de un encubrimiento para desviar la represión contra los sediciosos y entretener al país. Dice " El País" de hoy:
"De este modo se desvía la atención de la ciudadanía y se inicia un intento de justificación táctica de la violencia recurriendo al argumento de que es la consecuencia natural de un estado social y económico del que son responsables los gobiernos habidos en las últimas décadas".
Decir que lo que estamos diciendo es el grito del tero es afiliarse a una solución de inmovilismo social y político, regresiva, y de convalidación de la guerra civil. Es precisamente este editorial el que sostiene la tesis del ensangrentamiento del país al apoyar la del exterminio previo del MOVIMIENTO DE LIBERACION NACIONAL y la justificación - esa sí explícita- del "Escuadrón de la Muerte ". Primero condena al Escuadrón de la Muerte y dice:
"El Estado debe defenderse de ambos extremismos tal como si su supervivencia estuviera afectada en igual medida, por los dos tipos de terrorismo. Aquí es donde se impone guardar las distancias y poner las cosas en su lugar. No se puede perder la noción de la medida y equiparar aI Escuadrón de la Muerte con el ejército de la muerte organizado por los sediciosos".
Y agrega luego:
"¿Es que acaso se puede comparar las acciones - ambas repudiables, no lo olvidemos- de fanáticos que se proponen destruir el Estado y tomar el Poder en sus manos, con la de reducidos grupos aislados que no pretenden más que terminar con los anteriores y que sólo actúan esporádicamente es decir, cuando los crímenes de los tupamaros son tan sublevantes que despiertan en ellos insanos propósitos de venganzas?".
Dice después que hay que reprimir ambos extremismos, agregando:
" Pero no hay que engañarse sobre la entidad del peligro que significan para nuestra democracia porque se impone otorgar las correspondientes prioridades: el primero somete a riesgo la existencia del Estado y de la modalidad nacional de vida y plantea su lucha en un terreno militar especifico, el segundo, en cambio, constituye un equivocadísimo e ilegítimo mecanismo de defensa que es superable en 24 horas a nivel policial y que desaparecerá fuera de toda duda, en cuanto los tupamaros dejen de significar una amenaza".-
Un relato estremecedor
"Volvió a colocar el caño a medio metro de mi cara, se puso en cuclillas- Pero no tenía ganas de matarme. Yo se lo veía en los ojos. Me miraba, las manos le temblaban y no apretaba el gatillo. Uno de ellos, cuando vio un fotógrafo que se acercaba, dijo: "Déjalo, que ahora está la prensa". El otro cerró por un instante los ojos y bajó el arma. Los dos tuvimos suerte, la llegada del fotógrafo me salvó la vida y a él lo libró de cometer un asesinato. Yo empecé a reirme y así salí en Ia carátula del diario, levantado por dos policías de las axilas y riéndome. Acababa do nacer de nuevo. Me llevaron a un terraplén, me dieron golpes y golpes hasta que se cansaron. Un oficial me dijo: "AndÁte, estás libre". Me quedé quieto. Si querían matarme, tenía que ser allí, sin motivo. Me hicieron acostar en el camino y trataron de que un hombre que estaba con un camión diera marcha atrás y me pisara la cabeza pero el hombre se asustó y salió corriendo. Si lo agarraron le dieron la tal biaba ahí no se distinguía quien era de los nuestros y quien no. Volvieron a golpearme. En ese momento se acercó un ómnibus de COPSA y la gente que viajaba con él empezó a gritarle a la policía: "Asesinos , asesinos", me metieron en una camioneta policial y mientras me llevaban, un tira que tenía sentado al lado empezó a revisarme la cabeza. "Mira, mira, dijo de golpe tocándome el oído, aquí hay un lugarcito sin sangre". Y ahí mismo me dio como para dejarme sordo el resto de mis días. En Jefatura al llegar, cuando se dieron cuenta que tenía un balazo en la rodilla, me hicieron hincar. Me daban la cabeza contra la pared mientras me decían: "Tenés que ser buenito y hacer lo que te mandamos". Me agarraron de diversión. Se llamaban unos a otros y me mostraban, matándose de risa. "Te vas a morir como un piojo", decían, "cada vez te queda menos sangre". En ese momento aparecieron doce o catorce tiras femeninas. Increíbles, atractivas, vestidas de manera llamativa. Eran las que más se divertían. Allí perdieron toda prestancia. Se llamaban y aplaudían. "Vengan —chillaban— vengan a verlo. Ya no le queda sangre". En ese momento no se de dónde apareció un médico y dijo que había que llevarme al Hospital Militar. Me mandaron acompañado de dos tiras jovencitos que quisieron aleccionarme hablándome del orden y todas esas cosas. Yo apenas podía abrir la boca. Los dejé hablar. Sentía lástima por ellos: eran tan jóvenes. Me llevaron a una sala para hacerme las primeras curas. La nurse empezó a lavarme cuidadosamente las heridas de la cabeza, mientras me preguntaba por qué tenía junto tanto barro, sangre y pasto. Estábamos en eso, cuando llegó el médico. Secamente le dijo a la nurse que saliera. Después llamó a los tiras para que se acercaran, que les iba a enseñar como se hacía una sutura . Ellos se acercaron a mirar. El empezó a clavarme la aguja como para coserme. Pero la aguja no tenía hilo. Los dos aprendices de tira se mataban de la risa. Yo, callado, sentía la aguja que pasaba y pasaba. Parecerá raro, pero en ese momento, mientras la sangre me bajaba por la frente, yo pensaba en todas las cosas que llevan a un hombre a hacerse revolucionarlo ".
UN HOMBRE DEL ESCUADRON
Esta cara hay que mirarla detenidamente: es el rostro de un cipayo, pero no el de un simple amanuense del imperialismo. Enrique "Quico" Fernández Albano se ocupa de tareas sucias, como las que suelen adornar la carrera de un agente de la CIA. Sumergido en el sub-mundo de los espías, de las drogas y las buenas copas, también ameniza sus andanzas con algunas acciones espectaculares.
El rapto del abogado de Hytessa pudo haber sido una de esas, si no se hubiera frustrado por la impericia o la ambición, quién sabe. Si no la salvan sus buenos amigos de la Embajada norteamericana, el "Quico" tiene como para seis años para repasar sus andanzas de filibustero internacional al servicio del imperialismo. Su pasado inmediato en el "Comando Caza Tupamaros" lo vinculó al Escuadrón de la Muerte criollo. Andanzas que comenzaron desde la época estudiantil, cuando su notoria filiación nazi en el medio de Ciencias Económicas lo destacó como para ubicarlo en 1964 en una empresa maderera de Puerto Cabellos. Allí partió el " Quico " y, pronto, en Venezuela, los buenos oficios de la "Embassy" de Caracas lo contactaron con el cuerpo de agentes de la CIA. Vuelto a Montevideo, entró aquí en relaciones con una secretaria de la Embajada, Maureen Roldan, cuyo Mustang Verde se mostrara repetidamente por Montevideo. Haciendo galas de estimables recursos, fue propietario de dos boites, "Bongo" y "Barracuda", junto a Pompeyo Ragni , antes de asociarse a José Berruti para establecerse en Pocitos con la boite "Pussycat", que fue volada en un atentado atribuido al Movimiento de Liberación Nacional, y que se constituyera en centro habitual de reunión de la colonia de agentes de la Embajada yanqui, una de cuyos frecuentes "animadores" fuera el agente Dan A. Mitrione.
En 1966 viaja a Paraguay por asuntos, según "Quico", particulares, vinculados al tabacalero Senín, junto con el contador González Casal, con quien se frecuentaban por asuntos comerciales, y poco después viaja, a Córdoba por un "seminario de relaciones públicas". En el mismo año mantiene contactos con el argentino Jorge Guerra, un agente de la CIA miembro de "Tacuara" que viene regularmente a Montevideo y habita en un apartamento de la calle Francisco Vidal a pocos metros de la Plaza Gomensoro.
A partir de 1967, al "Quico" se le ve frecuentar la sede del USIS de la calle Paraguay, mantiene relación con Juan Carcabellos, vinculado al IÜES y hoy viviendo en Nicaragua, y a Ricardo Fernández, un agente de la CIA que militó en el MRO y que dice ser ingeniero de profesión. Poco después, "Quico" comienza a circular abiertamente con un coche de la Embajada de los EE.UU., un Impala blanco con chapa diplomática, que decía haberlo comprado a un funcionario yanqui que se marchó. En 1970, vuelve a viajar a Venezuela hospedándose en el Hotel Tamanaco, y deja como dirección a sus íntimos la Casilla de Correo 46. Antes de ser procesado, había admitido a sus relaciones más próximas que "después de un trabajito aquí" iba para Roma y Tel Aviv: advirtió que en Roma pararía en el Hotel Imperiale en plena Vía Véneto 24, donde podían escribirle aunque él no estuviera.
Desde 1969 tuvo una oficina en el Victoria Plaza que cubría sus nada claras "operaciones comerciales" bajo las que pretendía justificar su rumboso tren de vida. Entre sus amistades particulares, además, pueden citarse a personajes como Fernando Estrada, amante de otra secretaria de la Embajada norteamericana, Victoria "Vicky'" Blaw, a Jorge Luccisano, hoy propietario de la boite "Zabriskie Point" donde estaba emplazada "Pussycat"; el socio de éste, Spano dueño de la boite céntrica "Blow Up" cerrada por tráfico de drogas y el músico Charles Henry Saint Hubert, dueño del dudoso apodo "Charlotte".
29/9/08
La muerte de dos detenidos
• El martes 5, Zelmar Michelini solicitó informes sobre el fallecimiento de dos detenidos por las Fuerzas Conjuntas.
• En cada caso, el senador reclama respuesta acerca del día, lugar y circunstancias en que murieron los detenidos. En la sesión del mismo día amplió el pedido de informes con la siguiente exposición:
Señor Michelini. Señor presidente, me voy a referir a los pedidos de informes que presenté porque es necesario aclarar el sentido de los mismos.
Me interesa aclarar esto, porque el país debe conocer que, efectivamente, esas personas fallecieron y estaban, ambas, detenidas. Pero este recurso de que un senador tenga que plantear el tema en el cuerpo, a efectos de poder dar difusión a la noticia, seguramente no tiene precedentes en la historia del país.
Las Fuerzas Conjuntas, y el Poder Ejecutivo, tan solícitos siempre para informar absolutamente de cualquier asunto que les parece de importancia, han ocultado, sistemáticamente, la muerte de detenidos cuando sucede en los cuarteles donde se hallan alojados. Así pasó, señor presidente, con relación al obrero Batalla, sobre lo que no se dio ninguna información en Treinta y Tres y así ha sucedido en el caso de estos dos fallecimientos. El viernes, efectivamente, falleció en el Hospital Militar un detenido, Walter Sanzó, y nosotros queremos conocer todo el proceso, porque si bien parece no haber sido objeto de torturas, fue herido en circunstancia de un procedimiento policial, en un enfrentamiento con las Fuerzas Conjuntas, operado en la ciudad de Maldonado. Nos interesa mucho saber cómo llegó al Hospital de Maldonado, porque los datos que obran en nuestro poder establecen que estuvo desangrándose durante horas, y que esto es imputable exclusivamente, a las fuerzas que operaban en ese entonces, que lo quisieron dejar morir, precisamente, en esas condiciones. Sobre el otro caso, nosotros tenemos información de que esta persona falleció, también, por torturas. Se trata de Edison Marín, delincuente común, sobre el que pesaba una condena por delitos comunes, uno de ellos creo que era homicidio.
SEÑOR TERRA- ¿Me permite una interrupción, señor senador?
SEÑOR MICHELINI. Con mucho gusto.
SEÑOR TERRA: Con relación al caso anterior planteado por el señor senador Michelini, digo que conozco el relato minucioso de los hechos ocurridos en el Hospital de Maldonado y puedo relatarlos a título de ilustración. Según el comunicado que informó sobre el procedimiento llevado a cabo por las Fuerzas Conjuntas en la estancia situada entre Pan de Azúcar y San Carlos, se dice que el mismo se realizó a las 7 de la mañana. El herido fue llevado al Hospital Marítimo de Maldonado el lunes 22 a la hora 12, lo que significa que habían transcurrido muchas horas. Lo bajaron con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda; lo llevaban desnudo y envuelto en una frazada usada como parihuela. Al llegar, lo arrojaron sobre una cama volcando la frazada y agregando uno de los custodias que lo trasladaban: "Ahí va un tupamaro como ejemplo para la comunidad".
Como digo, dejaron transcurrir, más o menos, unas 3 ó 4 horas entre el procedimiento y el traslado, a estimar por las horas. El detenido presentaba una herida con orificio de entrada en la región glútea y orificio de salida por el abdomen. Era una herida de consideración, a pesar de que el comunicado decía que la misma carecía de entidad. El oficial a cargo del procedimiento pretendía llevarse al detenido sin permitir que fuera operado. Hubo que administrarle 3 litros de suero y un volumen de sangre. Cuando se procedió a la intervención quirúrgica se encontró que, además de las múltiples perforaciones intestinales, el herido tenía cortada la vena hipogástrica y había perdido más de 2 litros de sangre a raíz de una hemorragia interna. La dificultad que había para proceder a operar a esta persona, presentada por las propias fuerzas armadas, fue solucionada por los médicos ofreciendo al oficial a cargo del procedimiento la posibilidad de que pusieran guardias por todos lados e incluso, a éste mismo oficial se le puso un guardapolvo blanco y le permitieron que se instalara con su metralleta en el bloque quirúrgico, a fin de presenciar la operación, cosa que hizo.
Estuvo presenciando la operación, a fin de dar alguna garantía (ante un hombre que estaba en un estado que no podía representar riesgo alguno ni resistencia), con la metralleta en la mano.
La operación duró 5 horas. En la parte de los intestinos el tiempo insumido fue breve; pero el pinzado de la vena fue extremadamente difícil, a tal punto de que muchas veces estuvieron en tren de desistir de la posibilidad de salvarlo. Sólo después de 5 horas, el detenido fue salvado. Me comentaban los testigos presenciales de la operación, que los coágulos de sangre del cuerpo de esta persona eran sacados a puñados y a dos manos del vientre, todo lo que se hacía en presencia de ese oficial que menciono. La vida del herido fue salvada en ese momento, pero en condiciones extremadamente difíciles, porque ya era muy tarde. Hay que reconocer que después de esas 5 horas que duró la intervención -y que, supongo, este oficial no olvidará, y que lo habrán hecho meditar sobre sus actuaciones anteriores- el oficial quedó sentado a la cabecera de la cama en que reposaba el herido, y le suministraba agua con cucharitas, lo que demuestra que los integrantes de las Fuerzas Conjuntas no carecen de sensibilidad, pero las condiciones en que están actuando y las instrucciones que ellos reciben, hacen que se comporten en condiciones que obligan a liberar de su ser lo pero que en él tienen. Pero enfrentados a situaciones graves y convencidos de eso, tienen capacidad de reaccionar de otro modo y lo hacen. Esto es lo que yo conozco de este episodio. No sé qué tratamiento tuvo el detenido una vez que fue retirado del Hospital de Maldonado y trasladado a Montevideo. Pero entiendo que las condiciones en que transcurrieron esas primeras horas hasta la realización de la intervención, constituyen suficiente factor agravante como para preguntarse si el desenlace hubiera sido el mismo si la atención al herido se hubiera prestado inmediatamente.
SEÑOR MICHELINI: El otro pedido de informes tiene que ver con el fallecimiento de otro detenido: Edison Marín, del que tampoco se ha dado noticia por parte de las Fuerzas Conjuntas. No entendemos este procedimiento, o incluso pensamos que puede suceder muy bien que el resto de los señores ministros no estén enterados de los hechos, que el propio presidente de la República pueda ignorarlo, porque alguna razón debe haber para que las Fuerzas Conjuntas lo oculten a todo el país.
Edison Marín era un delincuente común, que había sido procesado y condenado en virtud de pesar sobre él un fallo de la justicia que tenía relación con un homicidio. Se fugó en abril de este año junto con un grupo de tupamaros y fue detenido después por las Fuerzas Conjuntas, no se sabe en qué fecha. Falleció en una unidad del ejército el sábado de tarde o en horas del mediodía, y se nos dice que en virtud de un síncope cardíaco. No hemos tenido absolutamente ninguna posibilidad de acceso a documentos fehacientes. Ha trascendido, en cambio, que este detenido estuvo sometido a un plantón muy largo, que se desmayó y que cayó, y que quienes estaban allí presentes pensaron que se trataba de un simple caso de fatiga o de falta de resistencia, por lo cual le tiraron un poco de agua para reanimarlo. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que la situación era mucho más comprometida de lo que se pensaba, y el detenido falleció en el Hospital Militar.
Perseguimos, señor presidente, dos motivos bien claros con estos pedidos de informes. El primero, que la opinión pública se entere de estos hechos y de que no se les oculte, que haya una opinión pública bien informada. El segundo, tratamos de conseguir los datos necesarios para realizar las averiguaciones correspondientes. Junto con los demás senadores del Frente Amplio, hemos presentado una moción para que se nombre una comisión investigadora de las torturas y creemos que este caso de Marín encuadra perfectamente en esa situación. Además del caso del obrero Batalla en Treinta y Tres, se suma ahora el de un detenido en una unidad del ejército.
Se ha dicho por algunos, que se trata de un delincuente común, que se trata de un individuo de mal vivir. Recuerdo que hace muchos años, en oportunidad de que un delincuente fue torturado en la jefatura de policía, se promovió a nivel parlamentario, una investigación y todo el país se conmovió. Ahora, en las unidades del ejército, nosotros hemos sostenido que en algunas de ellas se procede a someter a apremios físicos o morales a los detenidos, y nadie se conmueve, no hay investigaciones de ninguna clase, tampoco hay declaraciones por parte del Ministerio de Defensa Nacional, y ha transcurrido ya un mes largo de la puesta en vigencia del estado de guerra y de la suspensión de las garantías individuales, hemos hecho reiteradas denuncias aquí, en la Asamblea General y en la comisión respectiva, y no hemos encontrado absolutamente ninguna respuesta por parte del Poder Ejecutivo ni tampoco por parte del Ministerio de Defensa Nacional.
Quiero además, ratificar las torturas que se vienen realizando en el Batallón Florida. Cuando se trate el tema de nombrar una comisión investigadora, nosotros vamos a ampliar todos estos detalles. Digo que en ese batallón hay 3 detenidos, entre muchos otros, que son Arturo Dubra hijo, Washington de Vargas y Susana Alberti, que han sido sometidos a torturas verdaderamente infamantes y que, por respeto a la ciudadanía y las tradiciones del ejército, el señor presidente de la República debería salir en persona a contestar, a informarse e investigar. El ejército tendría que hacer declaraciones, porque esto es muy común en el Batallón Florida y nosotros lo hemos denunciado reiteradamente.
Publicado en el Nº 1596 de MARCHA del 9 de junio de 1972
• En cada caso, el senador reclama respuesta acerca del día, lugar y circunstancias en que murieron los detenidos. En la sesión del mismo día amplió el pedido de informes con la siguiente exposición:
Señor Michelini. Señor presidente, me voy a referir a los pedidos de informes que presenté porque es necesario aclarar el sentido de los mismos.
Me interesa aclarar esto, porque el país debe conocer que, efectivamente, esas personas fallecieron y estaban, ambas, detenidas. Pero este recurso de que un senador tenga que plantear el tema en el cuerpo, a efectos de poder dar difusión a la noticia, seguramente no tiene precedentes en la historia del país.
Las Fuerzas Conjuntas, y el Poder Ejecutivo, tan solícitos siempre para informar absolutamente de cualquier asunto que les parece de importancia, han ocultado, sistemáticamente, la muerte de detenidos cuando sucede en los cuarteles donde se hallan alojados. Así pasó, señor presidente, con relación al obrero Batalla, sobre lo que no se dio ninguna información en Treinta y Tres y así ha sucedido en el caso de estos dos fallecimientos. El viernes, efectivamente, falleció en el Hospital Militar un detenido, Walter Sanzó, y nosotros queremos conocer todo el proceso, porque si bien parece no haber sido objeto de torturas, fue herido en circunstancia de un procedimiento policial, en un enfrentamiento con las Fuerzas Conjuntas, operado en la ciudad de Maldonado. Nos interesa mucho saber cómo llegó al Hospital de Maldonado, porque los datos que obran en nuestro poder establecen que estuvo desangrándose durante horas, y que esto es imputable exclusivamente, a las fuerzas que operaban en ese entonces, que lo quisieron dejar morir, precisamente, en esas condiciones. Sobre el otro caso, nosotros tenemos información de que esta persona falleció, también, por torturas. Se trata de Edison Marín, delincuente común, sobre el que pesaba una condena por delitos comunes, uno de ellos creo que era homicidio.
SEÑOR TERRA- ¿Me permite una interrupción, señor senador?
SEÑOR MICHELINI. Con mucho gusto.
SEÑOR TERRA: Con relación al caso anterior planteado por el señor senador Michelini, digo que conozco el relato minucioso de los hechos ocurridos en el Hospital de Maldonado y puedo relatarlos a título de ilustración. Según el comunicado que informó sobre el procedimiento llevado a cabo por las Fuerzas Conjuntas en la estancia situada entre Pan de Azúcar y San Carlos, se dice que el mismo se realizó a las 7 de la mañana. El herido fue llevado al Hospital Marítimo de Maldonado el lunes 22 a la hora 12, lo que significa que habían transcurrido muchas horas. Lo bajaron con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda; lo llevaban desnudo y envuelto en una frazada usada como parihuela. Al llegar, lo arrojaron sobre una cama volcando la frazada y agregando uno de los custodias que lo trasladaban: "Ahí va un tupamaro como ejemplo para la comunidad".
Como digo, dejaron transcurrir, más o menos, unas 3 ó 4 horas entre el procedimiento y el traslado, a estimar por las horas. El detenido presentaba una herida con orificio de entrada en la región glútea y orificio de salida por el abdomen. Era una herida de consideración, a pesar de que el comunicado decía que la misma carecía de entidad. El oficial a cargo del procedimiento pretendía llevarse al detenido sin permitir que fuera operado. Hubo que administrarle 3 litros de suero y un volumen de sangre. Cuando se procedió a la intervención quirúrgica se encontró que, además de las múltiples perforaciones intestinales, el herido tenía cortada la vena hipogástrica y había perdido más de 2 litros de sangre a raíz de una hemorragia interna. La dificultad que había para proceder a operar a esta persona, presentada por las propias fuerzas armadas, fue solucionada por los médicos ofreciendo al oficial a cargo del procedimiento la posibilidad de que pusieran guardias por todos lados e incluso, a éste mismo oficial se le puso un guardapolvo blanco y le permitieron que se instalara con su metralleta en el bloque quirúrgico, a fin de presenciar la operación, cosa que hizo.
Estuvo presenciando la operación, a fin de dar alguna garantía (ante un hombre que estaba en un estado que no podía representar riesgo alguno ni resistencia), con la metralleta en la mano.
La operación duró 5 horas. En la parte de los intestinos el tiempo insumido fue breve; pero el pinzado de la vena fue extremadamente difícil, a tal punto de que muchas veces estuvieron en tren de desistir de la posibilidad de salvarlo. Sólo después de 5 horas, el detenido fue salvado. Me comentaban los testigos presenciales de la operación, que los coágulos de sangre del cuerpo de esta persona eran sacados a puñados y a dos manos del vientre, todo lo que se hacía en presencia de ese oficial que menciono. La vida del herido fue salvada en ese momento, pero en condiciones extremadamente difíciles, porque ya era muy tarde. Hay que reconocer que después de esas 5 horas que duró la intervención -y que, supongo, este oficial no olvidará, y que lo habrán hecho meditar sobre sus actuaciones anteriores- el oficial quedó sentado a la cabecera de la cama en que reposaba el herido, y le suministraba agua con cucharitas, lo que demuestra que los integrantes de las Fuerzas Conjuntas no carecen de sensibilidad, pero las condiciones en que están actuando y las instrucciones que ellos reciben, hacen que se comporten en condiciones que obligan a liberar de su ser lo pero que en él tienen. Pero enfrentados a situaciones graves y convencidos de eso, tienen capacidad de reaccionar de otro modo y lo hacen. Esto es lo que yo conozco de este episodio. No sé qué tratamiento tuvo el detenido una vez que fue retirado del Hospital de Maldonado y trasladado a Montevideo. Pero entiendo que las condiciones en que transcurrieron esas primeras horas hasta la realización de la intervención, constituyen suficiente factor agravante como para preguntarse si el desenlace hubiera sido el mismo si la atención al herido se hubiera prestado inmediatamente.
SEÑOR MICHELINI: El otro pedido de informes tiene que ver con el fallecimiento de otro detenido: Edison Marín, del que tampoco se ha dado noticia por parte de las Fuerzas Conjuntas. No entendemos este procedimiento, o incluso pensamos que puede suceder muy bien que el resto de los señores ministros no estén enterados de los hechos, que el propio presidente de la República pueda ignorarlo, porque alguna razón debe haber para que las Fuerzas Conjuntas lo oculten a todo el país.
Edison Marín era un delincuente común, que había sido procesado y condenado en virtud de pesar sobre él un fallo de la justicia que tenía relación con un homicidio. Se fugó en abril de este año junto con un grupo de tupamaros y fue detenido después por las Fuerzas Conjuntas, no se sabe en qué fecha. Falleció en una unidad del ejército el sábado de tarde o en horas del mediodía, y se nos dice que en virtud de un síncope cardíaco. No hemos tenido absolutamente ninguna posibilidad de acceso a documentos fehacientes. Ha trascendido, en cambio, que este detenido estuvo sometido a un plantón muy largo, que se desmayó y que cayó, y que quienes estaban allí presentes pensaron que se trataba de un simple caso de fatiga o de falta de resistencia, por lo cual le tiraron un poco de agua para reanimarlo. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que la situación era mucho más comprometida de lo que se pensaba, y el detenido falleció en el Hospital Militar.
Perseguimos, señor presidente, dos motivos bien claros con estos pedidos de informes. El primero, que la opinión pública se entere de estos hechos y de que no se les oculte, que haya una opinión pública bien informada. El segundo, tratamos de conseguir los datos necesarios para realizar las averiguaciones correspondientes. Junto con los demás senadores del Frente Amplio, hemos presentado una moción para que se nombre una comisión investigadora de las torturas y creemos que este caso de Marín encuadra perfectamente en esa situación. Además del caso del obrero Batalla en Treinta y Tres, se suma ahora el de un detenido en una unidad del ejército.
Se ha dicho por algunos, que se trata de un delincuente común, que se trata de un individuo de mal vivir. Recuerdo que hace muchos años, en oportunidad de que un delincuente fue torturado en la jefatura de policía, se promovió a nivel parlamentario, una investigación y todo el país se conmovió. Ahora, en las unidades del ejército, nosotros hemos sostenido que en algunas de ellas se procede a someter a apremios físicos o morales a los detenidos, y nadie se conmueve, no hay investigaciones de ninguna clase, tampoco hay declaraciones por parte del Ministerio de Defensa Nacional, y ha transcurrido ya un mes largo de la puesta en vigencia del estado de guerra y de la suspensión de las garantías individuales, hemos hecho reiteradas denuncias aquí, en la Asamblea General y en la comisión respectiva, y no hemos encontrado absolutamente ninguna respuesta por parte del Poder Ejecutivo ni tampoco por parte del Ministerio de Defensa Nacional.
Quiero además, ratificar las torturas que se vienen realizando en el Batallón Florida. Cuando se trate el tema de nombrar una comisión investigadora, nosotros vamos a ampliar todos estos detalles. Digo que en ese batallón hay 3 detenidos, entre muchos otros, que son Arturo Dubra hijo, Washington de Vargas y Susana Alberti, que han sido sometidos a torturas verdaderamente infamantes y que, por respeto a la ciudadanía y las tradiciones del ejército, el señor presidente de la República debería salir en persona a contestar, a informarse e investigar. El ejército tendría que hacer declaraciones, porque esto es muy común en el Batallón Florida y nosotros lo hemos denunciado reiteradamente.
Publicado en el Nº 1596 de MARCHA del 9 de junio de 1972
Los diplomáticos del Foro: Estela Queirolo y Julio Tealdi
Designaciones polémicas en Relaciones Exteriores
La Cancillería da destino y manejo de dineros públicos en Europa a funcionarios sancionados por malversar fondos en Estados Unidos. También asigna cargos inexistentes en la diplomacia moderna a ilustres desconocidos, todo a un costo millonario, en el marco del voceado ahorro estatal.
Estela Queirolo, hija del comandante en jefe del Ejército de la dictadura, Luis Vicente Queirolo, fue designada cónsul en París, acorde al documento que, en la oficina de "Acuerdos con Presidencia" del Ministerio de Relaciones Exteriores, aguarda la firma de Batlle.
Estela Queirolo había sido sancionada por "falta grave" cuando ejerció el consulado uruguayo en Nueva York, acusada de 24 cargos, en su mayoría irregularidades económicas. Ahora, Estela Queirolo vuelve a manejar dineros públicos, algo absolutamente novedoso a nivel de la Cancillería, en tanto la norma es que los funcionarios sancionados por malversar fondos públicos no vuelvan a manejar dinero estatal durante el resto de su carrera, o cuando menos por un largo período. La investigación que halló culpable a Queirolo data de 1995.
La nueva cónsul en París se encontrará seguramente en Europa, con otro miembro de la diplomacia nativa, también sancionado por irregularidades con fondos estatales: su esposo. El marido de Estela Queirolo, Julio Tealdi, fue nombrado "Consejero" ante el gobierno de Bélgica. Tealdi fue cónsul general en Nueva York donde se le comprobó "irregular manejo de fondos del Estado". Así consta en el sumario administrativo 038/995 del 15 de diciembre de 1995, y en el sumario 001/995 del 4 de abril del mismo año.
Además de malversar fondos nacionales, Tealdi se adueñó de buena parte del dinero ahorrado por compatriotas residentes en Estados Unidos, destinado a comprar un monumento en bronce de José Artigas, a instalarse en una plaza neoyorquina. Este dinero fue finalmente devuelto... con cheques sin fondos.
Los nombramientos dan por tierra con la Ley 14.206 que en su artículo 51 establece: "Ningún funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores podrá ser ascendido ni destinado a prestar funciones en el exterior, tanto permanentes como transitorias, cuando su foja de servicios arroje la existencia de irregularidades administrativas de entidad comprobadas mediante el sumario correspondiente. Los funcionarios que se encuentren en la situación a que se refiere el párrafo anterior, perderán definitivamente el derecho a ocupar un cargo en el Ministerio de Relaciones Exteriores y su situación será resuelta por aplicación de lo dispuesto en los artículos 31 apartado A y 32 de la presente ley".
El artículo 32 dice que "los funcionarios que pierdan el derecho a ocupar un cargo en el Ministerio de Relaciones Exteriores por las causales previstas en el artículo anterior, dejarán de prestar funciones en el mismo de manera inmediata y serán colocados en las listas de personal a ser redistribuido por el Poder Ejecutivo en otras dependencias del Estado".
Cabe consignar finalmente que la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Cancillería reclamó al director general exigir a Tealdi la devolución de los dineros faltantes durante su ejercicio ante el Consulado uruguayo en Nueva York en documento oficial fechado el 23 de enero de 1997. A la fecha: ¡bien, gracias!
Otro botón para la muestra
El 8 de enero el Presidente de la República confirmaba máximos recortes al gasto público. Al día siguiente, designaba como "agregado civil especial", rentado, para nuestro Consulado en Buenos Aires, al "operador político" de Lacalle en Argentina.
Schubert Flores Vasella, uruguayo residente en Buenos Aires, conductor del programa radial "Cerno Oriental", en la emisora "El Sol de Lanús" (?), pasará a cobrar "una remuneración mensual equivalente al noventa por ciento (90%) del sueldo que corresponda a un secretario de tercera", según el decreto firmado por Batlle. En este caso la cifra ronda los 3.000 dólares. El nuevo agregado Flores Vasella pasa a disfrutar de las prebendas del pasaporte diplomático, aun cuando jamás haya tenido contacto con el servicio exterior.
Los agregados civiles especiales son "ciudadanos de reconocidas aptitudes en el sector de actividades sobre el cual verse la designación", según establece el último decreto referido al tema, firmado por Sanguinetti el 7 de mayo de 1996. Flores Vasella ha demostrado sin dudas estas aptitudes, fomentando activamente el voto por el Dr. Lacalle entre los compatriotas radicados en Argentina.
Más curioso aún, Flores Vasella fue designado según el decreto, "en el Consulado General", que no en la embajada, como es de orden. En el Consulado General se manejan todas las direcciones de los uruguayos que residen en Buenos Aires, en tanto es allí que no en la embajada, adonde se dirige cualquier compatriota por distintas eventualidades. Epicentro del "mailing" de los residentes uruguayos, el Consulado General es punto clave en cualquier campaña electoral futura.
El decreto de designación presenta además un error documental que no fue advertido por ningún control, pero que bien podría dificultar cualquier investigación. Dice textualmente: "Visto: lo dispuesto por el Decreto Nº 167/996 (...)". El decreto en realidad es el 176/996.
Más botones y no tanto
Uruguay es de los últimos países en el mundo que mantiene el cargo de "agregado civil especial". Como ejemplo: en nuestro país, solamente la representación diplomática de Bolivia tiene acreditado un cargo así denominado. En todas las demás, no existe.
El nuevo "agregado civil especial" uruguayo en Buenos Aires, se suma a otros cinco que el Ministerio de Relaciones Exteriores mantiene en el mundo. Existen además otros cuatro, aún sin identificar.
Entre todos, cuestan al Estado alrededor de 400.000 dólares al año. Los agregados civiles especiales rentados no dejan de ser curiosos por sus apellidos y destinos. Tal el caso de la hija del general Galarza, Laura Galarza, agregada civil especial ante el Vaticano. Otro tanto ocurre en Gran Bretaña, donde ocupa ese cargo Waldemar Tarigo. En Israel, lo hace Samuel Hendel, en Italia Sylvia Irrazábal, y en México, Danubio Torres. Fuentes reservadas de la Cancillería calificaron al cargo como una modalidad "de última generación" para dar cargo, destino y dinero, a individuos ajenos a la carrera diplomática.
Las designaciones, todas recientes, han tenido incluso prórrogas: Galarza, designada en 1998, debía abandonar el cargo en 2001, pero fue beneficiada con una prórroga hasta el año 2003. Tarigo y Torres designados en 1996, perimieron en 1999, pero fueron prorrogados hasta el 13 de agosto de este año. Hendel, designado en 1999, debería abandonar el cargo el 13 de diciembre de 2002. Irrazábal, nombrada en 2000, tiene decreto con vencimiento al 28 de febrero de 2003.
Existen además otros cuatro, aún bajo investigación periodística. Todos cobran sus honorarios por partidas expresas del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El mismo decreto presidencial que estableció la obligación que los agregados civiles especiales tengan "reconocidas aptitudes en el sector de actividades sobre el cual verse la designación", fija en diez "el número total máximo" de dichos cargos. Estamos a tope.
En cuanto a los sueldos, el decreto firmado en 1996 por Sanguinetti dice que "percibirán una remuneración mensual equivalente al noventa por ciento (90%) del sueldo que corresponda a un secretario de tercera en el mismo destino y se efectivizará con cargo a la partida de contratación de cancilleres y auxiliares administrativos".
La República
01/02/02
José Pedro Púrpura
El 21 de enero de 1970, los periodistas que cubrían el "escándalo Púrpura" lograron detectar varias pistas importantes. La más significativa condujo hacia un moderno edificio de la calle Paraguay, donde había tenido su sede el United Stastes Information Service (USIS). Allí —pudo comprobarse en aquella oportunidad— funcionaba el cuartel general de la organización montada por el juez José Pedro Púrpura, quien mantenía también en funcionamiento una lujosa filial en el Victoria Plaza Hotel. En el edificio de la calle Paraguay funcionaba una misteriosa oficina donde además de Púrpura operaban Washington Cataldi, por entonces sub secretario en el gabinete de Pacheco, Fernández Caiazzo —director de OSE— y Abril Pérez San Martín, un ex magistrado expulsado del Foro por aceptar sobornos.
Según los testimonios recogidos en aquel momento, era desde aquella oficina, situada a escasas cuatro cuadras de la Jefatura de Policía, que Púrpura cumplía sus funciones para la CIA. Esas funciones incluían —según se supo por denuncias elevadas a la Suprema Corte de Justicia— el reclutamiento de agentes, la formación de un grupo de choque "anti-comunista" y el relevamiento de datos e informaciones sobre los movimientos populares". En cumplimiento de esas tareas el propio Púrpura había organizado la entrada al país de 300 ametralladoras procedentes de Paraguay y había montado un programa de "cursos especiales" para los integrantes del grupo de choque que estaba formando. Supervisaba esos cursos un norteamericano no identificado quien había participado activamente en el complot que culminó con el derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz.
Fue nada menos que un socio del propio Púrpura —el doctor Del Cueto Narbondo, ex Fiscal de Rivera— quien agregó a esos extremos un testimonio definitivo. En declaraciones formuladas a la prensa el 13 de marzo de 1970, dijo Del Cueto- "Yo conocí todo, lo del juez Púrpura y la CIA. Un día Púrpura me presentó a un señor explicándome que era jefe de la CIA. Posteriormente me enteré que había actuado en Guatemala cuando la caída de Arbenz". Se supo, además, que Púrpura había planteado concretamente a ciertos altos funcionarios judiciales e incluso a varios jueces y abogados la posibilidad de que colaborasen con la CIA. Testimonios de tales propuestas fueron conocidos en el curso de las investigaciones practicadas por la propia Suprema Corte en torno de las actividades de Púrpura. Mientras tanto, se logró mantener en tinieblas el tipo de conexiones que vinculaban a Púrpura con Cataldi y Fernández Caiazzo. Solo se pudo establecer que el restante propietario de la oficina de la calle Paraguay —Abril Perez San Martín— operaba con Púrpura en distintas "actividades comerciales" (contrabando, venta de moneda en el mercado negro, especulación con productos textiles) pero nada se filtró con respecto a Cataldi y Fernández Caiazzo. Por supuesto, el hecho de que ambos compartiesen con Púrpura y San Martín la misma "oficina", indicaba que en alguna medida los dos políticos participaban de los mismos negocios que aquéllos. De todos modos muchos son los que hasta hoy tienen la convicción de que Cataldi y Fernández Caiazzo estaban, junto a Púrpura, implicados en otro tipo de cosas,más importantes.
• La mano de la CIA
Quizá el indicio más atendible que existía para abonar esa certidumbre era en aquel momento —y lo sigue siendo aún hoy— el hecho de que Francisco Forteza —el quincista que ocupa hoy el Ministerio de Economía— era el más asiduo visitante de la calle Paraguay. Las implicancias de Púrpura con la C.I.A, se denunciaron incluso en el exterior. Ya a principios de 1970 el diario brasileño, Jornal do Brasil consideró el hecho, al tiempo que hacían otro tanto, diversas publicaciones de Argentina y de Chile. Aquí en Montevideo, por otra parte, fue la propia esposa de Púrpura quien añadió nuevos elementos al prontuario del ex juez, entregando a la Comisión Investigadora designada por la Suprema Corte, un documento – que el propio Púrpura reconoció haber escrito – en el cual constaban datos sobre la actividad de espionaje que cumplía para la C.I.A: indagaciones sobre actividades "subversivas", contactos con informantes policiales, de otros agentes o presuntos agentes. Ese documento nunca fue librado a la opinión pública pero se ha logrado establecer que entre los nombres que en el se consignan, figura el de un coronel del Ejército y los de varios altos jerarcas policiales.
Este último extremo, no hizo más que agregar un nuevo elemento de juicio a otro de los aspectos de la turbia actividad de Púrpura: sus estrechos contactos con los mandos policiales. Sobre este hecho hay evidencias abrumadoras. Púrpura, según ya se ha demostrado reiteradamente, estaba vinculado al sub -inspector Orestes Braida a quien se ha sindicado como organizador del asalto a la Universidad, registrado cuando el general Aguerrondo era Jefe de Policía de Montevideo. Según la propia esposa de Púrpura declaró a la prensa, el ex juez entró en contacto con Braida a instancias de Alberto Heber, cuando éste ocupaba la presidencia del Consejo Nacional de Gobierno. En esa época, Braida cumplía funciones en la secretaría privada de Heber. Por otra parte, el propio Púrpura ha declarado en reiteradas oportunidades que mantenía una estrecha vinculación con el coronel Ballestrino, ex comandante de la Guardia Republicana.
La sombra del Escuadrón
Precisamente fue esa vinculación con Ballestrino la que se ha tenido en cuenta a nivel periodístico para rastrear las conexiones de Púrpura con las organizaciones para-policiales del tipo Escuadrón de la Muerte. Sobre este punto quien aportó mejores elementos fue, curiosamente, el propio Púrpura. En efecto, ha declarado varias veces que trabajó en la organización de un grupo de choque, cuyos integrantes se reclutaron fundamentalmente en el mundo del hampa. Situándose él mismo como declarado precursor del Escuadrón de la Muerte, Púrpura admitió, además, que esa actividad la llevaba a cabo en acuerdo con ciertos jerarcas policiales, señalando a Ballestrino como uno de ellos. Con ese respaldo Púrpura organizó activamente una extendida red de abastecimiento de armas para su grupo de choque, para el que procuró obtener en el exterior ametralladoras Thompson. Por otra parte, se sabe también que había establecido un campo de entrenamiento en algún lugar de las afueras de Florida, donde se realizaban prácticas de tiro y se dictaban cursos de capacitación similares a los que se imparten a la policía en base a manuales norteamericanos. Se recuerda, por otra parte, que en 1970 se supo que Púrpura guardaba en su casa de Pocitos un verdadero arsenal, así como ciertos documentos que le fueron incautados por un comando del MLN. En aquel momento se frenó toda investigación sobre ambos extremos, por orden expresa del Ministerio del Interior.
Incluso se sabe que algunos jerarcas policiales, el propio Púrpura y el famoso agente de la CIA que el ex juez le presentó a su socio Del Cueto Narbondo, se reunían en una finca de la calle Lavalleja. En esas reuniones se deliberaba en torno de la actividad del grupo de choque formado por Púrpura, según se ha revelado recientemente. Mucho después de conocidos algunos de estos hechos se detectaron nuevas pistas en torno del Escuadrón de la Muerte y otros grupos para-policiales. Esas pistas han permitido conocer más a fondo las características de esas organizaciones, responsables ya de por lo menos dos asesinatos. La participación que le cupo a Púrpura en la puesta en marcha de esos grupos es un hecho admitido por él mismo, pero habida cuenta de sus antecedentes es lícito suponer que la actividad que en ese campo llevó a cabo accedan a un nivel mucho más importante que el hasta ahora oficialmente! conocido.
Un vulgar delincuente
Las actividades de José Pedro Púrpura no se detienen en su vinculación con la CIA y el "Escuadrón de la Muerte", llegan a ser las de un vulgar delincuente.
Cuando el Juez Ldo. Departamental de Rivera, Dr. Juan Carlos Larrieux, decretó el pasado martes 21 de marzo la ratificación de su procesamiento (imputado de contrabando, asociación para delinquir, y otros delitos), culminaba intensas actuaciones realizadas a lo largo de los dos años.
Junto a él aparecen otros implicados, como el Cnel. Walter Griecco, Eduardo Valiño Pavón y el prófugo, José del Cueto Narbondo (ex fiscal de Rivera), además de aduaneros de Rivera y Montevideo, caudillitos políticos pachequistas, etc. Todo empezó cuando Púrpura era Juez Ldo. de Intrucción de 2º Turno de Montevideo; sus actuaciones dejaban mucho que desear, pese a lo cual en oportunidad de un movimiento de magistrados -a fines de 1967- fue llevado al Juzgado en lo Penal de 1er. Turno (técnicamente un ascenso). Al año siguiente comenzó a ser ostensible la participación en actividades ajenas a sus funciones: la Asociación de Magistrados Judiciales hizo un planteo ante la Suprema Corte de Justicia en tanto que tomaron estado público las denuncias sobre una extraña oficina que Púrpura tenía en el Victoria Plaza Hotel. En febrero de 1970 la S. C. J. designó una comisión encargada de investigar todos los hechos que se le atribuían; apenas un mes después, actuaciones policiales determinaron la captura de un sujeto que, creyendo haber sido delatado, comenzó a acusar a aduaneros, y señaló al Fiscal de Rivera Dr. del Cueto, como quien se encargaba de agilitar trámites aduaneros y judiciales para la entrega de coches incautados por contrabando dando el nombre del financista de la maniobra. Comenzaron los procesamientos en Rivera, se pidieron capturas y cuando, apenas cinco días después fue detenido Olindo Tito (caudillo pachequista de aquel departamento) a Púrpura y a del Cueto. Este fue citado al día siguiente; negó las acusaciones pero no vaciló en comprometer a Púrpura, mencionando asimismo al propio Jorge Pacheco Areco, ministro Cersósimo, etc.
Recién en julio de 1970 la Suprema Corte se dedicó al estudio del informe producido por el Fiscal de Corte, Dr. Guido Berro Oribe, quien aconsejaba la inmediata destitución de Púrpura o, por lo menos, severas sanciones. Finalmente, el 5 de setiembre la Corte degradó al magistrado designándolo como Juez de Paz pero Púrpura renunció. También el Juez Ldo. de Rivera, que había estado omiso en el comienzo de las maniobras de la banda, Dr. Hugo Castagnet Paiva, fue sancionado al ser nombrado Juez de Paz en Dolores. Pese al tiempo transcurrido continuaba la sustanciación de un voluminoso sumario judicial que, elevado a la vista del Fiscal Letrado Departamental, Dr. Barbagelata, culminó en once nuevos procesamientos entre ellos el de Púrpura.
Hasta ese momento, todas las actuaciones demostraban, sin lugar a dudas, que el ex magistrado (al que la Corte retirara el título de abogado) integraba una organización "para delinquir" cuyos fines era contrabandear autos y luego legalizar su ingreso al país. Para ello se contaba con la complicidad de aduaneros que figuraban como denunciantes de los contrabandos (calificados de "técnicos"), incautaban los autos, y "agilizaban" los trámites (por intermedio de del Cueto y Púrpura) para la entrega de los vehículos a los denunciantes. Apareció otro coche, un Meredes-Benz, que en un principio se creyó de origen brasileño comprobándose que lo había traído – al amparo de una ley especial - el Cnel. Walter Griecco que a su vez vendió al Banco Transatlántico en una operación nada clara. Y por este lado se descubrió la vinculación de Púrpura con toda la " rosca " que operó desde el BTU.
• Otros nombres par el Prontuario.
En el correr de estos años ha ido aclarándose la intrincada madeja; a cada paso surgen nuevos nombres implicados en sucios manejos del ex-magistrado. Algunos tienen una triste historia como el contrabandista Mario Scoccozza, o Edmundo Dupetit (del BTU), Cuomo (uno de los delincuentes responsables de la estafa de CUOPAR), los hermanos Raúl y Millón Fontaina y Jorge Severino (al principio, socios en el "respetable" estudio montado en el Victoria Plaza Hotel), pero todos ellos están vinculados —ineludiblemente —a oscuros intereses que pueden en algunas circunstancias coincidir con los de la "rosca".
Según los testimonios recogidos en aquel momento, era desde aquella oficina, situada a escasas cuatro cuadras de la Jefatura de Policía, que Púrpura cumplía sus funciones para la CIA. Esas funciones incluían —según se supo por denuncias elevadas a la Suprema Corte de Justicia— el reclutamiento de agentes, la formación de un grupo de choque "anti-comunista" y el relevamiento de datos e informaciones sobre los movimientos populares". En cumplimiento de esas tareas el propio Púrpura había organizado la entrada al país de 300 ametralladoras procedentes de Paraguay y había montado un programa de "cursos especiales" para los integrantes del grupo de choque que estaba formando. Supervisaba esos cursos un norteamericano no identificado quien había participado activamente en el complot que culminó con el derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz.
Fue nada menos que un socio del propio Púrpura —el doctor Del Cueto Narbondo, ex Fiscal de Rivera— quien agregó a esos extremos un testimonio definitivo. En declaraciones formuladas a la prensa el 13 de marzo de 1970, dijo Del Cueto- "Yo conocí todo, lo del juez Púrpura y la CIA. Un día Púrpura me presentó a un señor explicándome que era jefe de la CIA. Posteriormente me enteré que había actuado en Guatemala cuando la caída de Arbenz". Se supo, además, que Púrpura había planteado concretamente a ciertos altos funcionarios judiciales e incluso a varios jueces y abogados la posibilidad de que colaborasen con la CIA. Testimonios de tales propuestas fueron conocidos en el curso de las investigaciones practicadas por la propia Suprema Corte en torno de las actividades de Púrpura. Mientras tanto, se logró mantener en tinieblas el tipo de conexiones que vinculaban a Púrpura con Cataldi y Fernández Caiazzo. Solo se pudo establecer que el restante propietario de la oficina de la calle Paraguay —Abril Perez San Martín— operaba con Púrpura en distintas "actividades comerciales" (contrabando, venta de moneda en el mercado negro, especulación con productos textiles) pero nada se filtró con respecto a Cataldi y Fernández Caiazzo. Por supuesto, el hecho de que ambos compartiesen con Púrpura y San Martín la misma "oficina", indicaba que en alguna medida los dos políticos participaban de los mismos negocios que aquéllos. De todos modos muchos son los que hasta hoy tienen la convicción de que Cataldi y Fernández Caiazzo estaban, junto a Púrpura, implicados en otro tipo de cosas,más importantes.
• La mano de la CIA
Quizá el indicio más atendible que existía para abonar esa certidumbre era en aquel momento —y lo sigue siendo aún hoy— el hecho de que Francisco Forteza —el quincista que ocupa hoy el Ministerio de Economía— era el más asiduo visitante de la calle Paraguay. Las implicancias de Púrpura con la C.I.A, se denunciaron incluso en el exterior. Ya a principios de 1970 el diario brasileño, Jornal do Brasil consideró el hecho, al tiempo que hacían otro tanto, diversas publicaciones de Argentina y de Chile. Aquí en Montevideo, por otra parte, fue la propia esposa de Púrpura quien añadió nuevos elementos al prontuario del ex juez, entregando a la Comisión Investigadora designada por la Suprema Corte, un documento – que el propio Púrpura reconoció haber escrito – en el cual constaban datos sobre la actividad de espionaje que cumplía para la C.I.A: indagaciones sobre actividades "subversivas", contactos con informantes policiales, de otros agentes o presuntos agentes. Ese documento nunca fue librado a la opinión pública pero se ha logrado establecer que entre los nombres que en el se consignan, figura el de un coronel del Ejército y los de varios altos jerarcas policiales.
Este último extremo, no hizo más que agregar un nuevo elemento de juicio a otro de los aspectos de la turbia actividad de Púrpura: sus estrechos contactos con los mandos policiales. Sobre este hecho hay evidencias abrumadoras. Púrpura, según ya se ha demostrado reiteradamente, estaba vinculado al sub -inspector Orestes Braida a quien se ha sindicado como organizador del asalto a la Universidad, registrado cuando el general Aguerrondo era Jefe de Policía de Montevideo. Según la propia esposa de Púrpura declaró a la prensa, el ex juez entró en contacto con Braida a instancias de Alberto Heber, cuando éste ocupaba la presidencia del Consejo Nacional de Gobierno. En esa época, Braida cumplía funciones en la secretaría privada de Heber. Por otra parte, el propio Púrpura ha declarado en reiteradas oportunidades que mantenía una estrecha vinculación con el coronel Ballestrino, ex comandante de la Guardia Republicana.
La sombra del Escuadrón
Precisamente fue esa vinculación con Ballestrino la que se ha tenido en cuenta a nivel periodístico para rastrear las conexiones de Púrpura con las organizaciones para-policiales del tipo Escuadrón de la Muerte. Sobre este punto quien aportó mejores elementos fue, curiosamente, el propio Púrpura. En efecto, ha declarado varias veces que trabajó en la organización de un grupo de choque, cuyos integrantes se reclutaron fundamentalmente en el mundo del hampa. Situándose él mismo como declarado precursor del Escuadrón de la Muerte, Púrpura admitió, además, que esa actividad la llevaba a cabo en acuerdo con ciertos jerarcas policiales, señalando a Ballestrino como uno de ellos. Con ese respaldo Púrpura organizó activamente una extendida red de abastecimiento de armas para su grupo de choque, para el que procuró obtener en el exterior ametralladoras Thompson. Por otra parte, se sabe también que había establecido un campo de entrenamiento en algún lugar de las afueras de Florida, donde se realizaban prácticas de tiro y se dictaban cursos de capacitación similares a los que se imparten a la policía en base a manuales norteamericanos. Se recuerda, por otra parte, que en 1970 se supo que Púrpura guardaba en su casa de Pocitos un verdadero arsenal, así como ciertos documentos que le fueron incautados por un comando del MLN. En aquel momento se frenó toda investigación sobre ambos extremos, por orden expresa del Ministerio del Interior.
Incluso se sabe que algunos jerarcas policiales, el propio Púrpura y el famoso agente de la CIA que el ex juez le presentó a su socio Del Cueto Narbondo, se reunían en una finca de la calle Lavalleja. En esas reuniones se deliberaba en torno de la actividad del grupo de choque formado por Púrpura, según se ha revelado recientemente. Mucho después de conocidos algunos de estos hechos se detectaron nuevas pistas en torno del Escuadrón de la Muerte y otros grupos para-policiales. Esas pistas han permitido conocer más a fondo las características de esas organizaciones, responsables ya de por lo menos dos asesinatos. La participación que le cupo a Púrpura en la puesta en marcha de esos grupos es un hecho admitido por él mismo, pero habida cuenta de sus antecedentes es lícito suponer que la actividad que en ese campo llevó a cabo accedan a un nivel mucho más importante que el hasta ahora oficialmente! conocido.
Un vulgar delincuente
Las actividades de José Pedro Púrpura no se detienen en su vinculación con la CIA y el "Escuadrón de la Muerte", llegan a ser las de un vulgar delincuente.
Cuando el Juez Ldo. Departamental de Rivera, Dr. Juan Carlos Larrieux, decretó el pasado martes 21 de marzo la ratificación de su procesamiento (imputado de contrabando, asociación para delinquir, y otros delitos), culminaba intensas actuaciones realizadas a lo largo de los dos años.
Junto a él aparecen otros implicados, como el Cnel. Walter Griecco, Eduardo Valiño Pavón y el prófugo, José del Cueto Narbondo (ex fiscal de Rivera), además de aduaneros de Rivera y Montevideo, caudillitos políticos pachequistas, etc. Todo empezó cuando Púrpura era Juez Ldo. de Intrucción de 2º Turno de Montevideo; sus actuaciones dejaban mucho que desear, pese a lo cual en oportunidad de un movimiento de magistrados -a fines de 1967- fue llevado al Juzgado en lo Penal de 1er. Turno (técnicamente un ascenso). Al año siguiente comenzó a ser ostensible la participación en actividades ajenas a sus funciones: la Asociación de Magistrados Judiciales hizo un planteo ante la Suprema Corte de Justicia en tanto que tomaron estado público las denuncias sobre una extraña oficina que Púrpura tenía en el Victoria Plaza Hotel. En febrero de 1970 la S. C. J. designó una comisión encargada de investigar todos los hechos que se le atribuían; apenas un mes después, actuaciones policiales determinaron la captura de un sujeto que, creyendo haber sido delatado, comenzó a acusar a aduaneros, y señaló al Fiscal de Rivera Dr. del Cueto, como quien se encargaba de agilitar trámites aduaneros y judiciales para la entrega de coches incautados por contrabando dando el nombre del financista de la maniobra. Comenzaron los procesamientos en Rivera, se pidieron capturas y cuando, apenas cinco días después fue detenido Olindo Tito (caudillo pachequista de aquel departamento) a Púrpura y a del Cueto. Este fue citado al día siguiente; negó las acusaciones pero no vaciló en comprometer a Púrpura, mencionando asimismo al propio Jorge Pacheco Areco, ministro Cersósimo, etc.
Recién en julio de 1970 la Suprema Corte se dedicó al estudio del informe producido por el Fiscal de Corte, Dr. Guido Berro Oribe, quien aconsejaba la inmediata destitución de Púrpura o, por lo menos, severas sanciones. Finalmente, el 5 de setiembre la Corte degradó al magistrado designándolo como Juez de Paz pero Púrpura renunció. También el Juez Ldo. de Rivera, que había estado omiso en el comienzo de las maniobras de la banda, Dr. Hugo Castagnet Paiva, fue sancionado al ser nombrado Juez de Paz en Dolores. Pese al tiempo transcurrido continuaba la sustanciación de un voluminoso sumario judicial que, elevado a la vista del Fiscal Letrado Departamental, Dr. Barbagelata, culminó en once nuevos procesamientos entre ellos el de Púrpura.
Hasta ese momento, todas las actuaciones demostraban, sin lugar a dudas, que el ex magistrado (al que la Corte retirara el título de abogado) integraba una organización "para delinquir" cuyos fines era contrabandear autos y luego legalizar su ingreso al país. Para ello se contaba con la complicidad de aduaneros que figuraban como denunciantes de los contrabandos (calificados de "técnicos"), incautaban los autos, y "agilizaban" los trámites (por intermedio de del Cueto y Púrpura) para la entrega de los vehículos a los denunciantes. Apareció otro coche, un Meredes-Benz, que en un principio se creyó de origen brasileño comprobándose que lo había traído – al amparo de una ley especial - el Cnel. Walter Griecco que a su vez vendió al Banco Transatlántico en una operación nada clara. Y por este lado se descubrió la vinculación de Púrpura con toda la " rosca " que operó desde el BTU.
• Otros nombres par el Prontuario.
En el correr de estos años ha ido aclarándose la intrincada madeja; a cada paso surgen nuevos nombres implicados en sucios manejos del ex-magistrado. Algunos tienen una triste historia como el contrabandista Mario Scoccozza, o Edmundo Dupetit (del BTU), Cuomo (uno de los delincuentes responsables de la estafa de CUOPAR), los hermanos Raúl y Millón Fontaina y Jorge Severino (al principio, socios en el "respetable" estudio montado en el Victoria Plaza Hotel), pero todos ellos están vinculados —ineludiblemente —a oscuros intereses que pueden en algunas circunstancias coincidir con los de la "rosca".
28/9/08
Un mes antes de morir, Goulart debió renunciar al asilo político en Uruguay


Los documentos de la Cancillería. Evidencian que Goulart fue obligado a renunciar a su asilo por una residencia que no se le otorgó.
Sus viajes al exterior molestaban a la dictadura uruguaya, que no podía quitarle su condición de refugiado. Un trámite del Ministerio del Interior llevó a Goulart a renunciar a su asilo político para lograr una residencia que nunca obtuvo. Viajó a Argentina, donde sólo un mes después se produjo su muerte.
Un mes antes de morir, el derrocado presidente de Brasil, Joao Goulart, se vio obligado a renunciar a su condición de asilado político en Uruguay para conseguir una residencia formal en el país, que la dictadura no le habría otorgado, y debió viajar a Argentina donde se produjo su sospechoso deceso.
Un documento desclasificado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay evidencia que "Jango" tuvo problemas de documentación que pueden compararse con los que sufrieron Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz y el general chileno Carlos Prats antes de ser asesinados, también en Argentina.
El documento recuperado en la Cancillería uruguaya fue entregado hace un mes por el ministro Gonzalo Fernández al activista en derechos humanos brasileño Jair Krischke, quien junto a la familia Goulart había solicitado a Uruguay toda la documentación existente sobre el presidente exiliado.
El material desclasificado, parte de un voluminoso paquete de documentos que no incluye archivos ni del Ministerio del Interior ni del Ministerio de Defensa, genera ahora nuevas suspicacias sobre cómo murió "Jango" el 6 de diciembre de 1976 en su estancia de Las Mercedes en la provincia de Corrientes.
Desde el año 2002, cuando el ex agente uruguayo Mario Ronald Barreiro Neira declaró a LA REPUBLICA que Goulart había sido asesinado en el marco del Plan Cóndor, a pedido de la dictadura brasileña y luego de un intenso seguimiento en Uruguay, el episodio de su muerte está siendo revisado.
El anzuelo
El trámite por el que Goulart perdió su condición de asilado en Uruguay había comenzado el 5 de diciembre de 1975, cuando el dictatorial Ministerio del Interior inició un expediente ante la Cancillería porque Goulart viajaba al exterior y regresaba a Uruguay aprovechando su estatus de refugiado político.
Fue entonces que se desarchivó un viejo expediente, fechado el 28 de febrero de 1972, en el que el juez penal de 18º turno había informado al presidente Jorge Pacheco Areco que desde Brasil llegó un exhorto por el que se requería al ex mandatario en un juicio iniciado en su país.
Esa requisitoria había llegado al asesor letrado del gobierno, doctor González Lapeyre, quien el 27 de febrero de 1975 opinó que había que informar de los obrados al propio Joao Goulart para que decidiera si renunciaba a su condición de asilado político para que se le otorgara la residencia definitiva.
Aquel 5 de diciembre de 1975, el asesor letrado de la cancillería, doctor Juan Carlos Laurido, labró un rápido expediente para que Goulart se pronunciara sobre su renuncia al asilo político y como en varias citaciones no se ubicó al asilado se derivó nuevamente el caso al Ministerio del Interior.
El trámite se habría terminado por constituir en un cerco para Goulart, quien para salir e ingresar libremente de Uruguay debía tramitar su radicación definitiva en el país, pero para lograr ese beneficio tenía que renunciar antes a la condición de asilado político que tenía desde 1964.
El desasilo
El 9 de noviembre de 1976, el ciudadano brasileño Joao Belchior Marques Goulart envió una carta al ministro de Relaciones Exteriores, Juan Carlos Blanco, para, según lo requerido, renunciar al asilo político que Uruguay le había dado el 1º de abril de 1964, el día después de ser derrocado en Brasil.
"Al realizar ante esa Secretaría de Estado tal planteamiento, señalo que no me anima otra intención que la de proceder de acuerdo al ordenamiento jurídico vigente, que reclama dicha actitud, como requisito previo y fundamental para solicitar la residencia en esta República", explicaba la solicitud de Jango.
El mismo día, la nota pasó a la Dirección de Política Exterior y en la misma jornada al Departamento Jurídico de la Cancillería, donde el eficiente asesor letrado doctor Juan Carlos Laurido indicó que correspondía a la Presidencia la anulación del asilo y a la Dirección de Migraciones el pedido de residencia.
Ese 9 de noviembre, en su informe Nº 339/976, el asesor Laurido proponía, para que se dejara sin efecto el asilo, un proyecto de resolución que sin modificarse en una coma fue aprobado el 16 de noviembre por el presidente Aparicio Méndez y el canciller interino Guido Michelín Salomón.
Sólo dos días después, el propio Laurido se honraba en enviarle una nota al ministro del Interior, general Hugo Linares Brum, para comunicarle que el ex presidente Joao Goulart ya no contaba con el amparo del asilo político. Jango había quedado totalmente desamparado.
El desamparo
El expediente desarchivado por la actual Cancillería uruguaya no deja entrever cuál fue la consecuencia del informe al Ministerio del Interior, pero resulta curioso que luego del trámite a "Jango" no se le otorgara la residencia definitiva y tuviera que abandonar el país.
Goulart viajó a Buenos Aires, donde se alojó en el mismo Hotel Liberty en el que tantas veces había compartido hospedaje con su amigo Zelmar Michelini, luego viajó a su estancia en Las Mercedes, Corrientes, donde se produjo su muerte, tres días antes de que se cumpliera un mes de su pedido de desasilo.
En mayo de ese mismo 1976, el propio Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz también habían quedado desamparados, cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay se negó a renovarles el pasaporte. Ambos fueron secuestrados el 18 de mayo y aparecieron acribillados dos días después.
Algo parecido le había ocurrido dos años antes al chileno ex ministro de Defensa del gobierno socialista de Salvador Allende. El general Carlos Prats, exilado en Argentina, no obtuvo el pasaporte de su país y terminó siendo asesinado por un explosivo en su auto el 30 de setiembre de 1974.
Forzar la condición de indocumentado, parece constituirse en uno de los elementos coincidentes en el "modus operandi" de la coordinación represiva de las dictaduras conocida como Plan Cóndor, a quien ahora comienza a adjudicarse, con más fuerza, la muerte (o el asesinato) de Joao Goulart.
Roger Rodríguez
La República
28/09/08
Michelini - Cámara de Senadores 8 junio 1972
Senador del Frente Amplio, por la Lista 99-88, sub-lema:
"POR EL GOBIERNO DEL PUEBLO".-
Asesinado en Buenos Aires, por un "Escuadrón de la Muerte", el 21 de mayo de 1976.-
" Pero el tema es éste siempre. Es el tema de la libertad y de los derechos humanos. La defensa de la sociedad no puede suponer el descaecimiento de los derechos humanos" -
Cámara de Senadores 8 junio 1972
Señor MICHELINI.- "No pretendo desviar el debate del tema central para que fue citado el Cuerpo. Pero bueno es que alguna referencia haga a los hechos que nos han preocupado y angustiado permanentemente y sobre los cuales hemos hecho denuncias hasta el cansancio sin haber obtenido respuesta del Poder Ejecutivo. Hemos denunciado en forma reiterada la existencia de malos tratos, apremios físicos, espirituales, morales y psicológicos, depredación de bienes y robo y no hemos tenido absolutamente, en ningún momento, respuesta a ninguna de esas denuncias. Esto revela o complicidad o insensibilidad. Aquí no hay, de ninguna manera, una tercera alternativa. Desde el Presidente de la República hacia abajo, quienes son responsables en el Poder Ejecutivo de la conducción política de esos problemas, son insensibles o cómplices. No cabe otra alternativa. Cada cual elegirá la que le parece y después el pueblo formará su opinión. Pero esa es la verdad. Todos esos delitos se siguen cometiendo por integrantes de las Fuerzas Conjuntas y no han sido rectificados en lo más mínimo."
"Pero desde el punto de vista del gobierno, el señor Ministro, desde el momento que no investiga ni rectifica, tiene que elegir algún camino. Yo no he advertido en el Poder Ejecutivo, sacando aquella referencia lamentable, descorazonadora, triste, del Presidente Bordaberry a algunos excesos pequeños cometidos por las Fuerzas Conjuntas, cuando se trataba de apremios físicos, morales, espirituales y psicológicos, absolutamente nada, ni respecto a los robos, ni a las torturas, ni a las capuchas que se siguen usando, señor Ministro de Defensa Nacional, a la vista y paciencia de todo el pueblo, contrariando su opinión y sus ordenes, respecto a meter a los individuos en una tina de agua y sacarlos hasta casi asfixiarlos, a la picana eléctrica, etc., etc. Todo eso sigue. Entonces, ¿qué quiere señor Ministro Rovira, que piense de la actuación que le cabe dentro del gobierno ? No tengo otro camino. Hora es ya de que vayamos definiendo campos, porque hace dos meses que estamos en esta situación. Se siguen cometiendo robos. Ayer hicimos una denuncia aquí en Sala y más tarde al señor Subsecretario; denunciamos que de una casa de la calle Rivera se habían llevado absolutamente todo, desde un tocadiscos hasta un televisor, pasando por sacos, trajes, comida, etc.,etc. Esto viene sucediendo desde hace muchísimos días, más de un mes y pico y ¿qué me puede contestar el señor Ministro y el señor Presidente de la República? ¿Algún funcionario sancionado? .¿Algún comandante investigado?.¿ Algún mayor o algún oficial, como nosotros hemos dicho, ha sido interrogado o investigado?.¿A algunos de los torturados que han sido detenidos se les ha llamado para saber cuál es su opinión?.¿O es que todo el mundo está mintiendo aquí? Son 400, 500 o 600 personas que en el país están mintiendo respecto a las torturas y a los apremios físicos y morales. Nada más fácil que demostrar es cuando un senador miente. Han tenido mil oportunidades para demostrar que yo miento. Bastaría con haber investigado si era cierto lo que yo decía o no. Pero no han hecho absolutamente nada. Y en la noche de hoy tampoco estamos dispuestos a que se nos venga a decir que se va a seguir investigando. No es el tema. Pero el tema es éste siempre. Es el tema de la libertad y de los derechos humanos. La defensa de la sociedad no puede suponer el decaimiento de los derechos humanos. Ayer dije aquí una frase que se la repito a los señores Ministros para que se la transmitan al presidente de la República. Cuando en Estados Unidos se investigaba hace algunos años, el tráfico de drogas y la trata de blancas, que era un cáncer permanente para la ciudad, la policía recurrió a determinados procedimientos totalmente prohibidos por la ley, contrarios a los derechos humanos, para arrancar determinadas confesiones y un Juez de la Suprema Corte, de nombre Adams, creo, se preguntó, cuando trató de hacer las investigaciones correspondientes, y sancionar a quienes estaban realizando esos procedimientos, si para combatir a la delincuencia, era necesario hacerse delincuente. Yo digo que quienes torturan son delincuentes. Y nadie podrá negarlo, y lo que me duele, es que a través de toda esta situación, es que las Fuerzas Armadas de mi país, por la inconducta, seguramente de unos pocos, pero con la omisión, la negligencia o la complicidad de muchos que ocupan cargos políticos, se están desprestigiando, más allá de los logros en el terreno de la táctica militar, de los presos que puedan tener y de los berretines que encuentren; más allá de las detenciones que puedan hacer, no tiene hoy el mismo prestigio que antes. Se está acercando, lamentablemente, a pasos agigantados, a los ejércitos latinoamericanos".-
"POR EL GOBIERNO DEL PUEBLO".-
Asesinado en Buenos Aires, por un "Escuadrón de la Muerte", el 21 de mayo de 1976.-
" Pero el tema es éste siempre. Es el tema de la libertad y de los derechos humanos. La defensa de la sociedad no puede suponer el descaecimiento de los derechos humanos" -
Cámara de Senadores 8 junio 1972
Señor MICHELINI.- "No pretendo desviar el debate del tema central para que fue citado el Cuerpo. Pero bueno es que alguna referencia haga a los hechos que nos han preocupado y angustiado permanentemente y sobre los cuales hemos hecho denuncias hasta el cansancio sin haber obtenido respuesta del Poder Ejecutivo. Hemos denunciado en forma reiterada la existencia de malos tratos, apremios físicos, espirituales, morales y psicológicos, depredación de bienes y robo y no hemos tenido absolutamente, en ningún momento, respuesta a ninguna de esas denuncias. Esto revela o complicidad o insensibilidad. Aquí no hay, de ninguna manera, una tercera alternativa. Desde el Presidente de la República hacia abajo, quienes son responsables en el Poder Ejecutivo de la conducción política de esos problemas, son insensibles o cómplices. No cabe otra alternativa. Cada cual elegirá la que le parece y después el pueblo formará su opinión. Pero esa es la verdad. Todos esos delitos se siguen cometiendo por integrantes de las Fuerzas Conjuntas y no han sido rectificados en lo más mínimo."
"Pero desde el punto de vista del gobierno, el señor Ministro, desde el momento que no investiga ni rectifica, tiene que elegir algún camino. Yo no he advertido en el Poder Ejecutivo, sacando aquella referencia lamentable, descorazonadora, triste, del Presidente Bordaberry a algunos excesos pequeños cometidos por las Fuerzas Conjuntas, cuando se trataba de apremios físicos, morales, espirituales y psicológicos, absolutamente nada, ni respecto a los robos, ni a las torturas, ni a las capuchas que se siguen usando, señor Ministro de Defensa Nacional, a la vista y paciencia de todo el pueblo, contrariando su opinión y sus ordenes, respecto a meter a los individuos en una tina de agua y sacarlos hasta casi asfixiarlos, a la picana eléctrica, etc., etc. Todo eso sigue. Entonces, ¿qué quiere señor Ministro Rovira, que piense de la actuación que le cabe dentro del gobierno ? No tengo otro camino. Hora es ya de que vayamos definiendo campos, porque hace dos meses que estamos en esta situación. Se siguen cometiendo robos. Ayer hicimos una denuncia aquí en Sala y más tarde al señor Subsecretario; denunciamos que de una casa de la calle Rivera se habían llevado absolutamente todo, desde un tocadiscos hasta un televisor, pasando por sacos, trajes, comida, etc.,etc. Esto viene sucediendo desde hace muchísimos días, más de un mes y pico y ¿qué me puede contestar el señor Ministro y el señor Presidente de la República? ¿Algún funcionario sancionado? .¿Algún comandante investigado?.¿ Algún mayor o algún oficial, como nosotros hemos dicho, ha sido interrogado o investigado?.¿A algunos de los torturados que han sido detenidos se les ha llamado para saber cuál es su opinión?.¿O es que todo el mundo está mintiendo aquí? Son 400, 500 o 600 personas que en el país están mintiendo respecto a las torturas y a los apremios físicos y morales. Nada más fácil que demostrar es cuando un senador miente. Han tenido mil oportunidades para demostrar que yo miento. Bastaría con haber investigado si era cierto lo que yo decía o no. Pero no han hecho absolutamente nada. Y en la noche de hoy tampoco estamos dispuestos a que se nos venga a decir que se va a seguir investigando. No es el tema. Pero el tema es éste siempre. Es el tema de la libertad y de los derechos humanos. La defensa de la sociedad no puede suponer el decaimiento de los derechos humanos. Ayer dije aquí una frase que se la repito a los señores Ministros para que se la transmitan al presidente de la República. Cuando en Estados Unidos se investigaba hace algunos años, el tráfico de drogas y la trata de blancas, que era un cáncer permanente para la ciudad, la policía recurrió a determinados procedimientos totalmente prohibidos por la ley, contrarios a los derechos humanos, para arrancar determinadas confesiones y un Juez de la Suprema Corte, de nombre Adams, creo, se preguntó, cuando trató de hacer las investigaciones correspondientes, y sancionar a quienes estaban realizando esos procedimientos, si para combatir a la delincuencia, era necesario hacerse delincuente. Yo digo que quienes torturan son delincuentes. Y nadie podrá negarlo, y lo que me duele, es que a través de toda esta situación, es que las Fuerzas Armadas de mi país, por la inconducta, seguramente de unos pocos, pero con la omisión, la negligencia o la complicidad de muchos que ocupan cargos políticos, se están desprestigiando, más allá de los logros en el terreno de la táctica militar, de los presos que puedan tener y de los berretines que encuentren; más allá de las detenciones que puedan hacer, no tiene hoy el mismo prestigio que antes. Se está acercando, lamentablemente, a pasos agigantados, a los ejércitos latinoamericanos".-
CIDH: Resolución N° 28/83 - Caso 7913

CIDH, 4 de octubre de 1983
ANTECEDENTES:
1. Mediante comunicación de 15 de septiembre de 1981 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos recibió la siguiente denuncia:
MARIA TERESA CERVIÑO, desapareció el 26 de abril de 1976. Ese día salió con su automóvil en Lomas de Zamora, Pcia. de Buenos Aires para comprar provisiones y desde entonces nada se supo de ella ni del vehículo. Tenía 29 años.
Pese a insistentes gestiones y averiguaciones no fue posible obtener ninguna referencia concreta. Ante diversas presentaciones el Ministerio del Interior contestaba invariablemente que no estaba detenida. Lo mismo le afirmó el Gral. Videla personalmente a su madre en mayo de 1976. Sin embargo, en la misma época Monseñor Antonio Plaza, Arzobispo de La Plata, hizo saber a la familia que María Teresa había estado detenido en la comisaría de Lomas de Zamora, pero que había sido trasladada.
En mayo de 1981, cinco años después del hecho y como consecuencia de nuevos requerimientos de la familia, el Ministerio del Interior envió por correo a la madre una nota, firmada por el Comandante Sosa, que dice textualmente lo siguiente:
"María Teresa Cerviño ha fallecido el 28 de abril de 1976 en jurisdicción de la comisaria de Lomas de Zamora. Tramita una causa por homicidio en el Juzgado Penal No. 2, Secretaría 3 de Banfield, Provincia de Buenos Aires.
Examinada la causa, de ésta resulta:
1) El 28 de abril de 1976 -- dos días después de su desaparición--, se encontró el cadáver de María Teresa Cerviño colgado de un puente peatonal sobre el ferrocarril, en Avellaneda, Intervino la policía de Lomas de Zamora. La cabeza y el torno estaban envueltos en polietileno; alrededor del cuello había una cuerda; las manos estaban atadas atrás; los ojos se encontraban cubiertos con cintas adhesivas. Había un cartel que decía: "Fui montonera. Seguime".
2) Intervino el Juzgado Penal de Primera Instancia Nro. 2 de Banfield, provincia de Buenos Aires, a cargo entonces del Dr. Raúl F. Varesio, Secretaría del Dr. Julio E. Virgolini, con intervención del Fiscal Dr. Lorenzo Antonio Romillo.
El mismo 28 de abril se identificó a la víctima con intervención de la Policía Federal, la cual hizo conocer su domicilio, que es el mismo de sus padres, en la ciudad de San Miguel de Tucumán; se practicó la autopsia; se realizó una pericia de explosivos; se inhumó el cadáver y prácticamente se concluyó el sumario. Todo con una celeridad inusual.
El 29 de junio el expediente volvió al Juzgado, luego de diversas reiteraciones a la Dirección del cementerio de Avellanada, que demoró un mes en informar el lugar de la sepultura. El 3 de julio el juez Varosio, con un clisé, dispuso el sobreseimiento provisorio en la causa.
No cabe duda que en la tramitación de la causa se han cometido graves irregularidades. No se cumplieron normas expresas del Código de Procedimiento Penal; no se adoptó ninguna medida probatoria y, finalmente, se emitió hacer saber a la familia el deceso de la víctima.
Resulta excepcionalmente sospechoso que en un solo día, el 28 de abril de 1976, tuviese lugar el descubrimiento del cadáver, la Instrucción del Sumario, la autopsia y el entierro, sin llamar a los parientes, cuya dirección se conocía por la identificación practicada igualmente en esa jornada. Esta celeridad dirigida a violentar las normas penales, encubrieron los hechos, para que nadie pudiera presentarse a vigilar el cabal cumplimiento de las investigaciones y a la determinación y sanción de las autoridades responsables de este crimen.
2. La CIDH mediante nota del 2 de octubre de 1981, transmitió las partes pertinentes al Gobierno de Argentina solicitándole que suministrase la información correspondiente, así como cualquier elemento de juicio que le permitiese apreciar sí en el caso materia de la presente solicitud se agotaron o no los recursos de la jurisdicción interna.
3. Obra en poder de la CIDH resumen del expediente No. 5234, año 1976, legajo 106, de la Provincia de Buenos Aires. Asimismo copia de la solicitud presentada el 10 de julio de 1981 en el Juzgado de 1ª Instancia en lo Penal No. 2, Secretaría No. 3, de Banfield, Pcia. de Buenos Aires, por medio del cual se pide la reapertura del Caso 5234 de 1976 caratulado "Cerviño, María Teresa, víctima homicidio".
4. Mediante nota de 27 de mayo de 1982 la Comisión reiteró al Gobierno de Argentina la solicitud de información, señalando que de no recibirla en un plazo razonable, la Comisión entraría a considerar la posible aplicación del Articulo 39 del Reglamento de la Comisión sobre presunción de veracidad de los hechos denunciados. Esta nota fue reiterada por la CIDH el día 28 de Febrero de 1983.
CONSIDERANDO:
1. Que hasta la fecha el Gobierno de Argentina no ha respondido a la solicitud de información formulada en sus notas de 2 de octubre de 1981, 27 de mayo de 1982 y 28 de febrero de 1983;
2. Que el Artículo 39 del Reglamento de la Comisión establece lo siguiente:
Artículo 39 (Presunción)
Se presumirán verdaderos los hechos relatados en la petición y cuyas partes pertinentes hayan sido transmitidas al Gobierno del Estado aludido si, en el plazo máximo fijado por la Comisión de conformidad con el Artículo 31, párrafo 5, dicho Gobierno no suministrare la información correspondiente, siempre y cuando de otros elementos de convicción no resultare una conclusión diversa.
LA COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS,
RESUELVE:
1. Presumir verdaderos los hechos denunciados en la comunicación del mes de septiembre de 1981 relativos a las circunstancias irregulares en que murió la señorita María Teresa Cerviño;
2. Observar que el Gobierno de Argentina que tales hechos constituyen gravísimas violaciones el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad e integridad de la persona (Artículo 1); al derecho de justicia (Art. XVIII) y al derecho de protección contra la detención arbitraria (Art. XXV) de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.
3. Recomendar al Gobierno de Argentina: a) que disponga una investigación completa e imparcial para determinar la autoría de los hechos denunciados; b) que de acuerdo con las leyes de Argentina sancione a los responsables de dichos hechos; y c) que informe a la Comisión dentro de un plazo máximo de 60 días en especial sobre las medidas tomadas para poner en práctica las recomendaciones consignadas en la presente Resolución.
4. Comunicar esta Resolución al Gobierno de Argentina y a los denunciantes.
5. Incluir esta Resolución en el Informe Anual a la Asamblea General de la organización de los Estados Americanos de conformidad con el Artículo 9 (bis) inciso c) iii del Estatuto de la Comisión, sin perjuicio de que la Comisión, en su próximo período de sesiones, a la luz de las medidas adoptadas por el Gobierno pueda reconsiderar el caso.
Misericordia Campana
Todo Montevideo le conoce; como que ha sido el hombre que mas ruido ha metido en cuarenta años, largo de talle, desde el puesto que ocupaba, el mas elevado, sin duda, de los que puedan ocuparse en esta famosa ciudad de San Felipe y Santiago.
Nadie que no le conozca podría decir que aquel moreno patizambo y contrahecho ha sido, y es, la personalidad mas sonada y repicada de las que han pasado por el escenario de la vida pública, y ninguna tan pública como la suya, pues la ha exhibido a los cuatro vientos y en paraje donde no podía ocultarse a los ojos de cuantos quisieran curiosear todos sus movimientos.
Mas que árduo de resolver es el problema de saber si Misericordia, como el resto de los mortales, pasó por las estaciones de la vida precursoras de la vejez, pues ni los mas empolvados archivos, ni los mas antiguos cronistas hacen memoria de que alguna vez fuese mozo el hoy decano de los sacristanes.
Según él, nació en Pernambuco, de vientre libre, y se crió en el Convento de San Francisco, donde dice que recibió su educación, que debió ser escasa y mezquina, pues el hecho es que el discípulo de los Reverendos Franciscanos jamás conoció la O por redonda, ni para leída ni escrita, por donde se verá que, o era el alumno mas torpe o se cuidaban mas los maestros de sus refectorios y aleluyas que de hacer silabear al negrillo.
Pero, como no era cosa de mantenerlo para que creciese holgazaneando, determinaron los Reverendos ponerlo al servicio de la santa casa, y le destinaron al campanario, donde bajo la dirección de un consumado maestro empezó nuestro Misericordia a menear badajos a mas y mejor, hasta que llegó a ser un verdadero artista en todo lo que al arte campanólogo concierne.
Qué motivos tuvieron los Reverendos Pernambucanos para deshacerse del negrito Ambrosio, que así se llamaba, es cosa que nadie sabe, pero parece que fue por algo que él no quiere acordarse, como no quería Cervantes recordar el nombre del lugar de la Mancha en que nació el heroe de su libro.
Ello es que un día le embarcaron en un bergantín que levantaba anclas para el Plata, y otro mejor llegó a estas playas, sin mas bagaje que su habilidad, que no fue poco, pues ella le libro de montar guardias y entrometerse en otras pellejerías que eran entonces el pan de cada día, como que fue en los primeros dias del Sitio Grande, en que la línea era todo el día un pororo desde el mirador de Suarez hasta el de Pereyra.
Tampoco recuerda Misericordia como vino a caer bajo la dependencia del presbítero don José Benito Lamas, Cura de la Matriz a la sazón, pero el asegura que durante su curato fue cuando hizo oír por primera vez sus dobles y repiques aprendidos en el Convento de San Francisco, en Pernambuco.
Dice Misericordia que cuando llegó tenía 22 años, y que hoy tiene 90, pero es fuera de duda que esa cabeza no anda bien, pues la suma de los veintidos con los cuarenta que van corridos desde el comienzo de la Guerra Grande, daría apenas un total de 64 años; edad a todas luces apócrifa e inadmisible: de donde se desprende que tenía mucho mas cuando vino, o que llego mucho antes de que don Manuel Oribe despertase a los azorados habitantes de esta ciudad con aquellos 21 cañonazos con los que inició el sitio.
Sea de ello lo que fuere, el hecho incuestionable es que Misericordia, si no ha llegado al siglo, raspando le anda, como lo atestiguan sus achaques y sus canas que, por un fenómeno inexplicable, no son blancas como las de la generalidad de los mortales, sino verdosas, tinte que el atribuye al uso y abuso que ha hecho de la yerba mate, lo cual puede servir de base a la ciencia para investigar si efectivamente puede influir el cimarrón en el color del cabello.
Ahí está el fenómeno y pueden todos comprobarlo para que no se diga que miento. Juzgándole por el pelo, puede decirse que Misericordia está ahora en sus verdes años.
Contra él se estrellan y desbaratan todas las metáforas y circunloquios con que la imaginación ha querido poetizar los destrozos del tiempo. La nieve de los años, la escarcha de la vejez, y todos los símiles de ese género, rebotan en la cabeza de Misericordia, como contra una valla insuperable. Habría que apelar a la metáfora vegetal para hablar con propiedad de las canas del buen moreno.
Su nombre primitivo de Ambrosio es desconocido para la generalidad. El apodo de Misericordia le viene de su invariable costumbre de saludar a todo el mundo, diciendo en su media lengua: - Misericordia, seño!
Debe este negro tener larga historia, y su memoria debería ser un deposito inagotable de anécdotas e incidentes curiosos, pero, desgraciadamente para mi, ha caído en mis manos cuando ya los años le han tapiado los oídos, y perturbado los recuerdos a tal punto que es necesario valerse mas de la mímica que de la palabra para despertarle las ideas.
Pero todo lo que tiene de lerdo y apagado para contestar a lo que se le pregunta, tiene de listo y despierto para hablar de sus campanas. Se le avivan los ojos, se le agrandan las narices, se vuelve ágil y se relame con placer cuando cuenta la manera como debe repicarse en tal o cual solemnidad.
En el continuo trato con las campanas ha llegado a considerarlas como seres que viven o que hablan, y sus metálicos ecos los ha traducido al lenguaje común, creyendo de buena fé que los bronces dicen aquello que el se ha forjado a fuerza de oirlos.
Las grandes festividades de la Iglesia las solemniza Misericordia con el repique que el llama de San José, y cuyo compás lleva bailando a saltos, mientras que con las manos agita los badajos y canta al mismo tiempo:
"San José - cabeza me duele! San José - cabeza me duele! San José - cabeza me duele!"
Es de verle, tocando este repique en seco! Salta y gesticula como si estuviese en el campanario, imita el sonido de todas las campanas, y traduce los sonidos, explicando que, mientras la mayor dice con sus notas graves "San José!" la chica con su vocecilla aguda repite:
"Cabeza me duele - cabeza me duele!".
Otras veces cuando se trata de funciones de media gala, dice el que toca el repique del vintén, que es mucho menos complicado que el de San José.
"Manuel vintén! Manuel vintén! Manuel vintén!" dicen las campanas con invariable monotonía, solo interrumpida por algun floreo que de cuando en cuando se permite el artista para demostrar su habilidad que es consumada, pues se jacta de haber aprendido, en una sola lección que le dió un correntino, el repique llamado la garúa y que lo explica cantando:
"chachachan - chacha - chachancha, chachachan - chacha - chachancha" sin haber logrado todavía traducir al lenguaje común lo que la tal garúa dice.
Otra de las particularidades de su vida, que Misericordia oculta, es el motivo de su retiro de la Matríz, en cuyo campanario ejercitó por mas de treinta años los toques que aprendiera de su maestro pernambucano. Allí repicó el mucho antes de ser revocada la iglesia, cuando cada uno de los agujeros abiertos para colocar los andamios era una guarida de aquella lechuzas y murcielagos que salían entre dos luces a revolotear en torno a las torres y que después de Animas empezaban a revolotear a los transeuntes con ese fatídico sssch que, según las viejas, es pronóstico de muerte.
Dicen las malas lenguas que la causa de la despedida del moreno fue el haberse permitido dar un baile a son de órgano en el pequeño vestíbulo de la escalera que conduce al campanario. Otros dicen que fue su amor a San Francisco, bajo cuya educación se había criado, el que lo llevo al nuevo Templo de aquel Santo; pero, ya sea lo uno o lo otro, ello es que algo debe haber en la cosa, porque Misericordia se expresa en términos que llegan hasta el descomedimiento cuando habla de su antigua iglesia.
Pero de pronto, tiene el mas profundo desprecio hacia los actuales campaneros de la Matriz. "Esho napolitano trompeta", dice él con su lengua de trapo. "que no she ocupa ma que de gana vintene, y que rompe una campana cada shemana".
Esto de las roturas, sobre todo, le indigna. Según él, en todo el tiempo que estuvo en la Matriz, las campanas no han tenido ni un dolor de cabeza por culpa suya:
"Ninguna ha fallecido en mis manos" - decía el moreno con orgullo siempre con su tema de considerar a los bronces como seres vivientes.
- "Yo subo al campanario un cuarto de hora antes de empezar el repique, me decía muy serio, preparo mi instrumento y en cuanto suena la hora, ya empiezo, dele que dele, y toco como es de regla: no como esos napolitanos que hacen como les parece. Hoy (era sábado), cuando yo recién estaba en el segundo repique, ya ellos habían tocado el tercero".
Y al decirme esto hacía una mueca despreciativa como diciendome: "Vea usted que diferencia va de mi a ellos".
Y siguiendo con sus explicaciones, me decía que cuando se ha repicado un rato, no se puede tocar la campana ni con la punta del dedo, porque está como caliente, la menor impresión de frío puede hacerla estallar ! Y con que seriedad hace Misericordia estas explicaciones. Parece que en ese momento desempeña el profesorado en materia campanóloga, tal es la gravedad y la prosopopeya con que se expresa.
Ahí donde ustedes le ven, tan negro y tan feo, han de saber que ha tenido sus desveneos amorosos, y hasta llego a uncirse al yugo del Himeneo, sujeto al cual vivió por veinte y mas años, hasta que la Parca le libertó de la coyunda. Pero no por eso escarmentó el moreno, y volvió a las andadas, solo que como era tan baqueano en la iglesia, se casó por los fondos, talvez para probar si el matrimonio contraído por detrás de la iglesia daba mejores frutos que el celebrado por delante.
De los vástagos que tuvo, ninguno hizo huesos viejos, y a los dos les acompañó hasta la tumba desde su campanario con fúnebres dobles, que traducían el dolor del pobre moreno según eran de melancólicos y descompasados. Nunca tocó sus campanas con mas tristeza ni fervor. Años atrás, desempeñaba en la Matríz múltiples ocupaciones. En los momentos que le dejaba libre el campanario, desde la misa de alba hasta el toque de Animas, se ocupaba del aseo de la iglesia. Sacudía con mucho cuidado las venerables imágenes de San Felipe y San Luis; arreglaba los pliegues del manto de la Serenísima Virgen; le peinaba la lana al perro de San Roque; acomodaba convenientemente la florida vara de San José; y de cuando en cuando sacaba a ventilar el asno, la vaca, las ovejas y los pastores con que armaba el retablo y el nacimiento de la Pascua de la Natividad.
Pero donde se esmeraba y ponía toda su prolijidad era en el altar de San Benito, representante de su raza en los dominios del Reino Celestial. Allí era el tener siempre los floreros adornados, y el no faltar una vela, y el cuidar del paño del altar como si de finísimo oro fuese tejido, y el atender a que todo estuviese reluciente y primoroso.
Mas de uno y mas de dos de los reales con que las devotas le compensaban el cuidado de sus sillas, los aplicaba al adorno de su altar favorito, y era su mayor gloria poder obsequiar a su santo con un ramo de perfumadas azucenas y adornar los floreros con los mazos de alhucema con que contribuían los viejos negros que a la puerta del Mercado se ocupaban de la venta de raices y yuyos medicinales.
De la noche a la mañana se hizo Misericordia el héroe obligado de todas las funciones titiritescas. Tamaño desacato le puso fuera de sí en los primeros tiempos, y mas de uno de los perros que furtivamente se metían dentro de la iglesia sintió los efectos de la sobreexcitación en que vivía el buen moreno desde que se vió arrastrado de las alturas del campanario al tablado de un mal teatro de títeres.
Misericordia Campana, campanero de la torre de la Matríz, que así se llamaba el muñeco, era un verdadero héroe en todos los dramas y tragedias en que tomaba parte. El desfacía agrávios, protegía doncellas y viudas desamparadas, enderezaba entuertos, y siempre con tan buena suerte y fortuna que, a diferencia del Manchego Hidalgo, que allí donde se metía salía con algun diente de menos o algun tolondrón de mas, no metía el negro la pata en ninguna aventura que no saliera de ella triunfante e ileso, mas que fuesen los ejércitos de Xerjes los que por delante se le pusiesen. Todo era entrar en combate.
Misericordia, sin mas arma que su cabeza, pues de "capoeira" hería, y dejar el tendal de muñecos descalabrados, con gran aplauso de los chiquillos y niñeras, que a boca abierta y a moco tendido ponían sus cinco sentidos en las hazañas del negro, quedando con el corazón en un hilo mientras se revolvía a cabezazos entre los malandrines y jayanes que lo cercaban, hasta que la caída del último follón les devolvía la tranquilidad, viendo a su héroe quedar dueño del campo de batalla, sano y salvo.
Pero, Misericordia en los títeres, no es asunto para tratarlo así de paso, y no he de tardar en escribir el capítulo aparte que se merece, si es que alguna mejor cortada pluma no me releva de tan árdua tarea.
Y dejando el muñeco y volviendo a mi negro, ahí le tienen ustedes, apenas bosquejado en las carillas que llevo escritas, culpa, no de él, sino mía, que no supe trazarle en todos sus perfiles.
Quien quiere verle, no tiene mas trabajo que ir a San Francisco, en cuyo campanario luce hoy todavía las habilidades que aprendió en el Convento de los Reverendos Franciscos Pernambucanos, bailando al compas de sus repiques al son de:
San José - cabeza me duele!
San José - cabeza me duele! en las grandes festividades que solemniza la Iglesia, o repitiendo con sus badajos en las fiestas de menor cuantía, el Manuel Vintén! Manuel Vintén! que según él, dicen las campanas con su metálica lengua.
Noviembre 21 de 1882 De "Crónicas Montevideanas" de Sansón Carrasco.
Nadie que no le conozca podría decir que aquel moreno patizambo y contrahecho ha sido, y es, la personalidad mas sonada y repicada de las que han pasado por el escenario de la vida pública, y ninguna tan pública como la suya, pues la ha exhibido a los cuatro vientos y en paraje donde no podía ocultarse a los ojos de cuantos quisieran curiosear todos sus movimientos.
Mas que árduo de resolver es el problema de saber si Misericordia, como el resto de los mortales, pasó por las estaciones de la vida precursoras de la vejez, pues ni los mas empolvados archivos, ni los mas antiguos cronistas hacen memoria de que alguna vez fuese mozo el hoy decano de los sacristanes.
Según él, nació en Pernambuco, de vientre libre, y se crió en el Convento de San Francisco, donde dice que recibió su educación, que debió ser escasa y mezquina, pues el hecho es que el discípulo de los Reverendos Franciscanos jamás conoció la O por redonda, ni para leída ni escrita, por donde se verá que, o era el alumno mas torpe o se cuidaban mas los maestros de sus refectorios y aleluyas que de hacer silabear al negrillo.
Pero, como no era cosa de mantenerlo para que creciese holgazaneando, determinaron los Reverendos ponerlo al servicio de la santa casa, y le destinaron al campanario, donde bajo la dirección de un consumado maestro empezó nuestro Misericordia a menear badajos a mas y mejor, hasta que llegó a ser un verdadero artista en todo lo que al arte campanólogo concierne.
Qué motivos tuvieron los Reverendos Pernambucanos para deshacerse del negrito Ambrosio, que así se llamaba, es cosa que nadie sabe, pero parece que fue por algo que él no quiere acordarse, como no quería Cervantes recordar el nombre del lugar de la Mancha en que nació el heroe de su libro.
Ello es que un día le embarcaron en un bergantín que levantaba anclas para el Plata, y otro mejor llegó a estas playas, sin mas bagaje que su habilidad, que no fue poco, pues ella le libro de montar guardias y entrometerse en otras pellejerías que eran entonces el pan de cada día, como que fue en los primeros dias del Sitio Grande, en que la línea era todo el día un pororo desde el mirador de Suarez hasta el de Pereyra.
Tampoco recuerda Misericordia como vino a caer bajo la dependencia del presbítero don José Benito Lamas, Cura de la Matriz a la sazón, pero el asegura que durante su curato fue cuando hizo oír por primera vez sus dobles y repiques aprendidos en el Convento de San Francisco, en Pernambuco.
Dice Misericordia que cuando llegó tenía 22 años, y que hoy tiene 90, pero es fuera de duda que esa cabeza no anda bien, pues la suma de los veintidos con los cuarenta que van corridos desde el comienzo de la Guerra Grande, daría apenas un total de 64 años; edad a todas luces apócrifa e inadmisible: de donde se desprende que tenía mucho mas cuando vino, o que llego mucho antes de que don Manuel Oribe despertase a los azorados habitantes de esta ciudad con aquellos 21 cañonazos con los que inició el sitio.
Sea de ello lo que fuere, el hecho incuestionable es que Misericordia, si no ha llegado al siglo, raspando le anda, como lo atestiguan sus achaques y sus canas que, por un fenómeno inexplicable, no son blancas como las de la generalidad de los mortales, sino verdosas, tinte que el atribuye al uso y abuso que ha hecho de la yerba mate, lo cual puede servir de base a la ciencia para investigar si efectivamente puede influir el cimarrón en el color del cabello.
Ahí está el fenómeno y pueden todos comprobarlo para que no se diga que miento. Juzgándole por el pelo, puede decirse que Misericordia está ahora en sus verdes años.
Contra él se estrellan y desbaratan todas las metáforas y circunloquios con que la imaginación ha querido poetizar los destrozos del tiempo. La nieve de los años, la escarcha de la vejez, y todos los símiles de ese género, rebotan en la cabeza de Misericordia, como contra una valla insuperable. Habría que apelar a la metáfora vegetal para hablar con propiedad de las canas del buen moreno.
Su nombre primitivo de Ambrosio es desconocido para la generalidad. El apodo de Misericordia le viene de su invariable costumbre de saludar a todo el mundo, diciendo en su media lengua: - Misericordia, seño!
Debe este negro tener larga historia, y su memoria debería ser un deposito inagotable de anécdotas e incidentes curiosos, pero, desgraciadamente para mi, ha caído en mis manos cuando ya los años le han tapiado los oídos, y perturbado los recuerdos a tal punto que es necesario valerse mas de la mímica que de la palabra para despertarle las ideas.
Pero todo lo que tiene de lerdo y apagado para contestar a lo que se le pregunta, tiene de listo y despierto para hablar de sus campanas. Se le avivan los ojos, se le agrandan las narices, se vuelve ágil y se relame con placer cuando cuenta la manera como debe repicarse en tal o cual solemnidad.
En el continuo trato con las campanas ha llegado a considerarlas como seres que viven o que hablan, y sus metálicos ecos los ha traducido al lenguaje común, creyendo de buena fé que los bronces dicen aquello que el se ha forjado a fuerza de oirlos.
Las grandes festividades de la Iglesia las solemniza Misericordia con el repique que el llama de San José, y cuyo compás lleva bailando a saltos, mientras que con las manos agita los badajos y canta al mismo tiempo:
"San José - cabeza me duele! San José - cabeza me duele! San José - cabeza me duele!"
Es de verle, tocando este repique en seco! Salta y gesticula como si estuviese en el campanario, imita el sonido de todas las campanas, y traduce los sonidos, explicando que, mientras la mayor dice con sus notas graves "San José!" la chica con su vocecilla aguda repite:
"Cabeza me duele - cabeza me duele!".
Otras veces cuando se trata de funciones de media gala, dice el que toca el repique del vintén, que es mucho menos complicado que el de San José.
"Manuel vintén! Manuel vintén! Manuel vintén!" dicen las campanas con invariable monotonía, solo interrumpida por algun floreo que de cuando en cuando se permite el artista para demostrar su habilidad que es consumada, pues se jacta de haber aprendido, en una sola lección que le dió un correntino, el repique llamado la garúa y que lo explica cantando:
"chachachan - chacha - chachancha, chachachan - chacha - chachancha" sin haber logrado todavía traducir al lenguaje común lo que la tal garúa dice.
Otra de las particularidades de su vida, que Misericordia oculta, es el motivo de su retiro de la Matríz, en cuyo campanario ejercitó por mas de treinta años los toques que aprendiera de su maestro pernambucano. Allí repicó el mucho antes de ser revocada la iglesia, cuando cada uno de los agujeros abiertos para colocar los andamios era una guarida de aquella lechuzas y murcielagos que salían entre dos luces a revolotear en torno a las torres y que después de Animas empezaban a revolotear a los transeuntes con ese fatídico sssch que, según las viejas, es pronóstico de muerte.
Dicen las malas lenguas que la causa de la despedida del moreno fue el haberse permitido dar un baile a son de órgano en el pequeño vestíbulo de la escalera que conduce al campanario. Otros dicen que fue su amor a San Francisco, bajo cuya educación se había criado, el que lo llevo al nuevo Templo de aquel Santo; pero, ya sea lo uno o lo otro, ello es que algo debe haber en la cosa, porque Misericordia se expresa en términos que llegan hasta el descomedimiento cuando habla de su antigua iglesia.
Pero de pronto, tiene el mas profundo desprecio hacia los actuales campaneros de la Matriz. "Esho napolitano trompeta", dice él con su lengua de trapo. "que no she ocupa ma que de gana vintene, y que rompe una campana cada shemana".
Esto de las roturas, sobre todo, le indigna. Según él, en todo el tiempo que estuvo en la Matriz, las campanas no han tenido ni un dolor de cabeza por culpa suya:
"Ninguna ha fallecido en mis manos" - decía el moreno con orgullo siempre con su tema de considerar a los bronces como seres vivientes.
- "Yo subo al campanario un cuarto de hora antes de empezar el repique, me decía muy serio, preparo mi instrumento y en cuanto suena la hora, ya empiezo, dele que dele, y toco como es de regla: no como esos napolitanos que hacen como les parece. Hoy (era sábado), cuando yo recién estaba en el segundo repique, ya ellos habían tocado el tercero".
Y al decirme esto hacía una mueca despreciativa como diciendome: "Vea usted que diferencia va de mi a ellos".
Y siguiendo con sus explicaciones, me decía que cuando se ha repicado un rato, no se puede tocar la campana ni con la punta del dedo, porque está como caliente, la menor impresión de frío puede hacerla estallar ! Y con que seriedad hace Misericordia estas explicaciones. Parece que en ese momento desempeña el profesorado en materia campanóloga, tal es la gravedad y la prosopopeya con que se expresa.
Ahí donde ustedes le ven, tan negro y tan feo, han de saber que ha tenido sus desveneos amorosos, y hasta llego a uncirse al yugo del Himeneo, sujeto al cual vivió por veinte y mas años, hasta que la Parca le libertó de la coyunda. Pero no por eso escarmentó el moreno, y volvió a las andadas, solo que como era tan baqueano en la iglesia, se casó por los fondos, talvez para probar si el matrimonio contraído por detrás de la iglesia daba mejores frutos que el celebrado por delante.
De los vástagos que tuvo, ninguno hizo huesos viejos, y a los dos les acompañó hasta la tumba desde su campanario con fúnebres dobles, que traducían el dolor del pobre moreno según eran de melancólicos y descompasados. Nunca tocó sus campanas con mas tristeza ni fervor. Años atrás, desempeñaba en la Matríz múltiples ocupaciones. En los momentos que le dejaba libre el campanario, desde la misa de alba hasta el toque de Animas, se ocupaba del aseo de la iglesia. Sacudía con mucho cuidado las venerables imágenes de San Felipe y San Luis; arreglaba los pliegues del manto de la Serenísima Virgen; le peinaba la lana al perro de San Roque; acomodaba convenientemente la florida vara de San José; y de cuando en cuando sacaba a ventilar el asno, la vaca, las ovejas y los pastores con que armaba el retablo y el nacimiento de la Pascua de la Natividad.
Pero donde se esmeraba y ponía toda su prolijidad era en el altar de San Benito, representante de su raza en los dominios del Reino Celestial. Allí era el tener siempre los floreros adornados, y el no faltar una vela, y el cuidar del paño del altar como si de finísimo oro fuese tejido, y el atender a que todo estuviese reluciente y primoroso.
Mas de uno y mas de dos de los reales con que las devotas le compensaban el cuidado de sus sillas, los aplicaba al adorno de su altar favorito, y era su mayor gloria poder obsequiar a su santo con un ramo de perfumadas azucenas y adornar los floreros con los mazos de alhucema con que contribuían los viejos negros que a la puerta del Mercado se ocupaban de la venta de raices y yuyos medicinales.
De la noche a la mañana se hizo Misericordia el héroe obligado de todas las funciones titiritescas. Tamaño desacato le puso fuera de sí en los primeros tiempos, y mas de uno de los perros que furtivamente se metían dentro de la iglesia sintió los efectos de la sobreexcitación en que vivía el buen moreno desde que se vió arrastrado de las alturas del campanario al tablado de un mal teatro de títeres.
Misericordia Campana, campanero de la torre de la Matríz, que así se llamaba el muñeco, era un verdadero héroe en todos los dramas y tragedias en que tomaba parte. El desfacía agrávios, protegía doncellas y viudas desamparadas, enderezaba entuertos, y siempre con tan buena suerte y fortuna que, a diferencia del Manchego Hidalgo, que allí donde se metía salía con algun diente de menos o algun tolondrón de mas, no metía el negro la pata en ninguna aventura que no saliera de ella triunfante e ileso, mas que fuesen los ejércitos de Xerjes los que por delante se le pusiesen. Todo era entrar en combate.
Misericordia, sin mas arma que su cabeza, pues de "capoeira" hería, y dejar el tendal de muñecos descalabrados, con gran aplauso de los chiquillos y niñeras, que a boca abierta y a moco tendido ponían sus cinco sentidos en las hazañas del negro, quedando con el corazón en un hilo mientras se revolvía a cabezazos entre los malandrines y jayanes que lo cercaban, hasta que la caída del último follón les devolvía la tranquilidad, viendo a su héroe quedar dueño del campo de batalla, sano y salvo.
Pero, Misericordia en los títeres, no es asunto para tratarlo así de paso, y no he de tardar en escribir el capítulo aparte que se merece, si es que alguna mejor cortada pluma no me releva de tan árdua tarea.
Y dejando el muñeco y volviendo a mi negro, ahí le tienen ustedes, apenas bosquejado en las carillas que llevo escritas, culpa, no de él, sino mía, que no supe trazarle en todos sus perfiles.
Quien quiere verle, no tiene mas trabajo que ir a San Francisco, en cuyo campanario luce hoy todavía las habilidades que aprendió en el Convento de los Reverendos Franciscos Pernambucanos, bailando al compas de sus repiques al son de:
San José - cabeza me duele!
San José - cabeza me duele! en las grandes festividades que solemniza la Iglesia, o repitiendo con sus badajos en las fiestas de menor cuantía, el Manuel Vintén! Manuel Vintén! que según él, dicen las campanas con su metálica lengua.
Noviembre 21 de 1882 De "Crónicas Montevideanas" de Sansón Carrasco.
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