No fue casualidad que Héctor Gutiérrez Ruiz, quien en mayo de 1972 era presidente de la Cámara de diputados, escogiera a Julio María Sanguinetti como uno de los testigos que recibirían el primer testimonio de Nelson Bardesio -el miembro del Escuadrón de la Muerte secuestrado por los tupamaros- después de su liberación.
Sanguinetti era ministro de Educación y Cultura del gobierno de Juan María Bordaberry, y ya había sido alertado por el senador Juan Pablo Terra de la existencia de esos grupos paramilitares y de las vinculaciones con el Ministerio del Interior. Las versiones que después circularon indicaban que Sanguinetti había tranquilizado a Terra ("Deja, que yo me ocupo") y el dirigente del Partido Demócrata Cristiano había interpretado que el ministro impulsaría, dentro del gobierno, las medidas para desarticular al Escuadrón; no sospechaba que Sanguinetti se ocuparía, en realidad, de poner a los miembros del Escuadrón a resguardo: algunos fueron trasladados prontamente hacia Paraguay, con los diligentes oficios del embajador de ese país en Uruguay; otros fueron embarcados en navíos de la Armada; y muchos de los policías de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia identificados por Bardesio fueron trasladados a comisarías del Interior.
Las esperanzas de que el propio gobierno de Bordaberry desarticulara al Escuadrón que había impulsado su antecesor Jorge Pacheco Areco se esfumaron definitivamente cuando la bancada oficialista enterró sin miramientos una comisión investigadora instalada por el Senado; después de todo, muchos de los integrantes del Escuadrón estaban vinculados al Partido Colorado. "Esa comisión quedó en nada -dijo el ex senador Carlos Julio Pereyra, dirigente del Movimiento Nacional de Rocha, en una entrevista con Brecha-. Muchos años después solicité las actas de la comisión, y me entregaron una carpeta vacía; alguien las había robado". Pereyra fue uno de los tres legisladores que tomaron contacto con Bardesio cuando los tupamaros lo liberaron.
-¿ Cuándo vio por primera vez a Bardesio?
-Lo vi en el Colegio Sagrado Corazón (Seminario). Sobre las 8 de la mañana de ese día me llamó Gutiérrez Ruiz y me pidió que fuera urgente hasta el colegio. Fui y allí estaban Wilson (Ferreira Aldunate) y (Julio María) Sanguinetti, a los que el Toba también había convocado. Allí el Toba nos contó que cuando los tupamaros lo secuestraron para que se entrevistara con Bardesio en la Cárcel del Pueblo, Bardesio le aseguró que sus confesiones eran ciertas; las había confirmado en todos sus términos. Todos los legisladores habíamos recibido, por debajo de la puerta, lo que se llamaron las "actas de Bardesio", pero el pachequismo ponía en duda su veracidad. Ya entonces Bardesio le había pedido al Toba que lo protegiera y que si lo llegaban a liberar, que lo condujera a una embajada porque la Policía lo iba a matar. Wilson, Sanguinetti y yo veíamos a Bardesio, que estaba en una pieza donde conversaba con Gutiérrez Ruiz; era evidente que estaba aterrorizado. El Toba regresó y nos dijo que Bardesio pedía asilarse en una embajada. Deliberamos y coincidimos que no correspondía entregar a un ciudadano uruguayo a un país extranjero para que le diera protección; que en todo caso podía entregarse a las Fuerzas Armadas. Se lo trasmitimos a Bardesio y él quedó con cierta tranquilidad. Sanguinetti anunció ,que se retiraba. Nosotros queríamos que alguien del gobierno estuviera en esa negociación. Sanguinetti dijo que mandaría a (Eduardo) Paz Aguirre. Decidimos llamar al ministro de Defensa, general Magnani. Cuando vino, en compañía del general Gravina, comandante del Ejército, le comunicamos nuestra sugerencia. Magnani estuvo de acuerdo y efectivamente, como relató Brecha, sus primeras palabras a Bardesio fueron: "Tranquilice su espíritu, señor Bardesio, porque las Fuerzas Armadas van a protegerlo" . Magnani fue claro en el sentido de que ellos, los militares, lo iban a tener.
-En ese primer contacto con legisladores, ¿Bardesio sugirió de alguna manera que había sido presionado por los tupamaros?
-En realidad nosotros no tuvimos un diálogo con Bardesio. Pero en ningún momento Bardesio nos trasmitió que lo que habían difundido los tupamaros fuera mentira, que fuera producto de una presión a que pudiera haber sido sometido. En ese momento no se puso en cuestión por qué Bardesio le temía a la Policía, estaba claro.
-Pero finalmente lo entregaron...
-En aquel momento la Policía y el Ejército no estaban enfrentados. Hubo un compromiso del general Magnani de proteger a Bardesio, formulado ante tres legisladores. Cuando Magnani entregó a Bardesio a la Policía se precipitó la formación de una comisión investigadora, que yo integré. Unas semanas después de su liberación, cuando ya el senador Terra había entregado a la investigadora el testimonio de un señor Benítez, que confirmaba la existencia del Escuadrón, Bardesio fue traído al Parlamento y en la comisión negó absolutamente todo lo que le había dicho a los tupamaros. Recuerdo que Bardesio estaba muy tranquilo, muy diferente al estado de temor que había mostrado en el Seminario. Se desdijo de todo; ya había arreglado su situación. Mucho tiempo después yo pedí las actas deja comisión y me trajeron una carpeta vacía. Es decir, alguien sustrajo toda la documentación.
-¿ Usted cree que en aquel entonces el Ministerio del Interior coordinaba el Escuadrón?
-Sobre la vinculación entre el Ministerio del Interior y los grupos paramilitares estaba el testimonio de Bardesio y también el de Benítez. Creo que ahora se podrá esclarecer ese vínculo, y me parece importante porque es necesario conocer lo que pasaba en la época previa al golpe de Estado. Es necesario conocer todo.
Brecha
Agosto 2008
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