CARTAS DE ADOLFO WASSEN
Esta Carta fue escrita el 23/8/84. Fue sacada clandestinamente del Hospital Militar para el Penal de Punta de Rieles
Compañeras: Salud! ¿Saben? pienso y pienso y más me convenzo de que mi aporte si puedo llegar a concretarlo, va a ser de los menos reveladores. En parte, porque estoy convencido de que es muy difícil transmitir nuestra experiencia ya que hay cosas que solo viviéndolas se las puede entender, esto lo comprendí cuando comparé mis vivencias, antes sobre estos temas (Fanón y Fusick. por ejemplo) y la que luego fue mi experiencia, nuestras vivencias reales. Pero más allá de ese relativo escepticismo está el hecho de que estoy convencido de que en particular, aún dentro de los nueve tuve más suerte que otros compañeros y fui quizás el que la pasó "mejor", dentro de todo lo relativo que puede ser esta expresión por supuesto. En primer lugar mi pasaje hacia la soledad y el aislamiento total fue paulatino -así como para Engler y Manera- pues tuvimos un año y medio de estadía en Paso de los Toros los tres juntos y, a veces autorizados, a veces clande, charlábamos. Incluso luego, llegaron otros cuatro compañeros de la zona, con lo que aquello se convirtió en un gallinero.
Bueno, nosotros pasamos por ese filtro de semi tranquilidad, mientras los seis restantes creo que pasaban por el período de verdugueo, digo semi tranquilidad porque casi sobre el fin de nuestra estadía apareció GAVAZO a Ubicarnos en la realidad, sobre todo a mí, con quien nunca terminó de saldar ciertas cuentas que le interesaban mucho, y pateó aquel nido medio pasable (aunque los "osos" eran infames, la comida mala, la higiene pésima, no había casi recreo y la atención médica era prácticamente inexistente) pateó aquel nido y preanunció nuestro comienzo de vida en las puertas del infierno
Mi primera etapa fue en Durazno, aquel sótano -aljibe- cisterna, inmenso quince o veinte metros por ocho o diez siempre rezumando agua de las paredes y que cuando habían lluvias fuertes se inundaba con quince o veinte centímetros, diez, quince o veinte días en el agua y trepado en una escalera, con todas las cacharpas alrededor. seis meses sin sol, sin cartas, sin lectura, observando el comportamiento de las arañas y a veces soportando el verdugueo extra de algún cabo que, por cuenta suya se le ocurría no dejarme caminar en toda su guardia.
Eso sumado al verdugueo del teniente Citen Rodríguez, que respaldaba cualquier idea "interesante" para "mejorar mi estadía". Salí cuatro veces media hora para ver a mi vieja -y ahí por primera vez tuve que enfrentarme con dos fenómenos que luego me iban a acompañar de manera permanente con mayor o menor intensidad: la soledad y el aislamiento. Sacando cuentas, he llegado a concluir que en total -sumando períodos que van desde un par de meses hasta seis u ocho meses, he pasado entre cuatro o cinco años de incomunicación total, a celda pelada, sin absolutamente nada, ni libros, ni papel ni mate, ni siquiera ropa o el colchón. Mantenerse cuerdo en dichas condiciones, cuando a ello se suma el hostigamiento violento, brutal del enemigo, requiere varias cosas: una base ideológica muy firme, que transforme al aislamiento en una demostración de que la lucha sigue, aquí y en otros lados, pero que el enemigo se aprovecha de tu imposibilidad de respuesta, de tu impotencia para desahogar sus frustraciones y fracasos. No dudar, ni por un instante del sentido de la marcha de la historia y sentirse integrado a ella apretando tu aguante, tu dignidad, tu certeza de que las cosas acá van a tomar otro rumbo -cómo, cuándo, de qué forma no sé, pero esto va a terminar algún día y yo debo llegar entero a ese día. En mi caso también pesó la conciencia de mi responsabilidad; por causas fortuitas llegué a ocupar determinadas responsabilidades y ellas pesaron en mí en todo momento, yo seguí y sigo siendo responsable ante los compañeros por mi conducta y sigo siendo responsable ante todos los que cayeron antes, durante y aún hoy ante el enemigo. Y esta responsabilidad fue siempre una fuente de fortaleza moral que se ha hecho tan carne en mí, que convivo con ella sin sentirla pero sintiéndola siempre. La soledad, en cambio, tiene dos aspectos: uno que yo desconocía y que me resultó ser grato. Mi carácter expansivo, la facilidad que siempre tuve para relacionarme con quienes me rodeaban, en fin, toda mi personalidad habían conspirado, para impedirme conocer el montón de facetas positivas y atractivas que encierra esa tan temida por el hombre moderno: soledad. Y pasado cierto tiempo -el imprescindible para conocernos- comenzamos a ser amigos y hoy, mi temor, es esa amistad haya llegado a ser tan profunda como para transformar mi apreciación de la cotidianeidad. Nunca me creó problemas, además porque -dejando a un lado artilugios para mantener el cerebro ocupado y fuera de todo tipo de canaleta perniciosa, como los juegos y cálculos matemáticos o la memorización de cuadrados y cubos perfectos o de números primos desde el cero al 8.000 por ejemplo- porque en cualquier momento podía poblarla la infinidad de recuerdos y amigos, compañeros y compañeras con los que charlar y revivir momentos de toda clase, o simplemente, dejarme henchir por esa cadena de solidaridades que componían presos y no presos, gente que aquí o en cualquier parte continuaba LA LUCHA, SU LUCHA, NUESTRA LUCHA.
Y termino esta perorata larguísima y que no sé si responde a lo que me pidieron, con una conclusión: comencé a ganarles esta batalla entre ellos, buscando destrozarnos física, psíquica y moralmente y nosotros -yo- dispuesto a no permitírselo, el día en que comprobé que lo fundamental era hacerme dueño absoluto de mi cerebro no permitiendo que penetrara en él bajo ningún aspecto -salvo que yo lo admitiera- y disponiéndome a vivir en su sola compañía, sin libros ni otros elementos que no estaba en mi voluntad la decisión de disponer de ellos y por los cuales infinidad de veces trataron de tentarme o chantajearme.
Lograr el control entonces de mi cerebro, en primer fugar, y de mis emociones, en segundo término -creándome una especie de colchón-fíltro para irlas asimilando o rechazando. Poco a poco creo que fueron los dos pilares en que me apoyé síquicamente para estar acá, hoy charlando con Uds. seguro de que me van a entender porque vivieron experiencias que nos hacen hermanos en el dolor y la lucha y en el sentimiento de que con todo este bagaje a cuestas aquí estamos, prontos para la próxima. Pero asimismo muy dudoso de que, aún con la mejor buena voluntad y el mejor deseo de extraer enseñanzas de estas vivencias, le sea posible a alguien, que no pase por la experiencia, comprender ni la mitad de lo que se contiene detrás de estas palabras.
Esta Carta fue escrita en el Hospital Militar Clandestinamente y sacada de igual forma. Ya le habían diagnosticado la Metástasis generalizada 27/8/84.
Compañeras. Salud! ¿Cómo andan? Espero que bien. Yo aquí, pensando que quizás pueda ser un aporte relatar lo que fueron mis dos últimos años en Durazno, tomando en cuenta el hecho de que estaba en pleno proceso de tratamiento de mi enfermedad y que me produjo la primer metástasis en el cuello -a fines de mayo del 83-durante mi estadía en aquella unidad. O sea, que siempre fui un convaleciente de una dolencia grave, que en cualquier momento podía llegar a derivar en lo que actualmente es mi estado, situación ésta que era de pleno conocimiento del Comando de dicho cuartel: el Regimiento de Caballería Blindado 2 "Pablo Galarza". Fui trasladado a él en abril del 82. El Comandante de la unidad, Teniente coronel CONTI, me recibió en persona junto al 2o. jefe Mayor Alvarez -sobrino del Presidente- y del Teniente 2o. MANGINI. Luego de mantener una charla muy correcta, en la cual se interesó detalladamente por mi salud, de pronto cambió de tono y, por primera vez en todos estos años, me comunicó oficialmente las condiciones de nuestra situación: "No se confunda. Usted no tiene ningún derecho y está sometido totalmente a la discrecionalidad de lo que yo disponga. Si las cosas fueran al revés nosotros no la hubiéramos contado. ASÍ que, por lo tanto usted debe agradecer hasta el estar vivo. En consecuencia cada una de las órdenes que yo de a su respecto debe interpretarse como una concesión, que puede ser revocada en cualquier momento que yo lo quiera. ¿Está claro?".
Le contesto que sí, lo cual no implicaba que yo aceptara ese planteo. Que yo tenía derechos y que éstos deben ser respetados, independientemente de su presunta voluntad omnipotente (ah! cuando dijo que debíamos agradecer el estar vivos, tuvo el tupé de decir que eso se debía a que vivíamos en una democracia).
En nuestra última entrevista, un par de meses antes de ir para el Penal, se terminó de sacar la careta: en medio de una discusión muy "urbana" pero muy violenta, se le escapó: "sí, en realidad con Uds. tendríamos que haber hecho jabón" . El teniente MANGINI era el oficial S. 2, o sea el encargado general de todo lo que concernía conmigo El alojamiento era un calabozo amplio -de 3 X 3- el más grande en que viví en estos años y contaba con una serie de comodidades "insólitas" una mesa de cármica y una silla. Como contras tenía en común con casi todos los demás lugares, la humedad, se llovía y se inundaba con cualquier chaparroncito, un cuarto de su superficie, la ventilación era pésima. Al día siguiente de llegar se me aparecieron comunicándome por escrito que iba a ser llevado al baño dos veces al día -a las 6 y 30 y 14 horas- y que iba a tener una hora diaria de recreo; que los viernes, dentro de ese lapso (y los martes) iba a poder bañarme con agua caliente y lavar ropa; el tiempo que sobrara se me llevaría al recreo. Obviamente iba a tener que realizar mis necesidades en un balde, en la celda, balde que llevaría a vaciar en cada ida al baño. Toda parecía ir de perlas y, en cierto sentido, salvo la soledad, hasta mejor que en Paso de los Toros: la comida era mejor, me alcanzaban agua para el mate dos veces al día, la atención médica era mucho mejor y los traslados al hospital los hacían en ambulancia del cuartel, cosa que nunca me imaginé podía suceder.
El idilio terminó el primer viernes: me llevaron al baño, me dejaron enjabonar el cuerpo y la ropa y de sopetón me ordenaron que el baño había terminado -ya la orden de recreo se había cumplido muy escasamente los días anteriores-; por supuesto, primer Iío.
Mientras estuvo Mangini, no me faltó nunca lectura ni cartas: se me entregaban al poco rato de terminar la visita, con el paquete junto al recibo familiar (nada de "peaje" por parte de los del S. 2 como en Flores y Colonia). Bueno: en resumen estadístico establece que en total salí, promedialmente, seis veces por mes a recreo sumando todos ellos y hora y media por mes. Los picos fueron cuando se hizo cargo de la oficina del S. 2 el teniente 2o. Albornoz en junio del 82, en que, aparte de entregarme solo un libro por mes, bocharme la entrada y salida de cartas, salí una vez en junio cinco minutos, una vez en julio diez minutos y una vez en agosto cinco minutos. Llevaba veinte dias de setiembre sin salir cuando me decidí a armar un escándalo que llegara al jefe, pues no había salido ni un solo día a tomar aire El asunto era muy grave porque tampoco me llevaban al baño- llegué a pasar cerca de cien veces entre cuarenta y setenta horas sin ir al baño, soportando las emanaciones tóxicas del balde al fermentar las materias fecales y viviendo en medio de un aire tan viciado y un olor un nauseabundo que me provocaba permanentes malestares estomacales, que me impedían comer o me provocaban vómitos, aparte de eso, el balde se llenaba y tenía que usar diferentes recipientes: palanganas donde lavaba el menage y en determinado momento me ví obligado a defecar en el plato donde comía, porque si lo hacía en el suelo, luego iba a tener que soportar permanentemente el olor -como me sucedió en Colonia- donde durante meses a Révori y a mí nos obligaban diariamente a orinar en el piso del calabozo. Al no salir al recreo o salir cinco, diez o veinte minutos, el calabozo nunca dejaba de tener un aire viciado permanente Era tal el olor que salta de los recipientes que varias veces, los soldados debían pedir relevo por descomponerse del estómago y eso que ellos estaban al aire libre .
Otro índice estadístico dice que durante el primer año tomé dos horas de sol, pues el resto de los "recreos" me los daban a la sombra. El hostigamiento de los oficiales subalternos fue esporádico, lo mismo que las provocaciones llevadas adelante por los tenientes 2o. BARRIOS y ALBORNOZ especialmente.
Independientemente de que el Comando conociera a fondo las irregularidades, es evidente de que lo tenía a rienda corta. La higiene era pésima, si hubiera dependido de ellos, durante meses me hubiera bañado una vez cada veinte dias; pero como hacia gimnasia a diario, o casi (sin mucho fanatismo ni autoverdugueándome) me inventé una lluvia como la flauta de Bartolo -con un agujero solo, en la tapa de recipiente de plástico de detergentes y perfumol- y de esa manera me conservé mas o menos a tono, bañándome casi a diario. Todo traslado fuera del "oso" era encapuchado y esposado.
La orden de los custodias era: bala en la recámara y sin seguro. Todavía no sé cómo estoy vivo, ya que en esas condiciones es muy fácil que se produzca un accidente, escapándose un tiro. En dos oportunidades me salvé de milagro: una en Durazno, en el 76, en que se le escapó un tiro de carabina a un soldado que hasta un segundo antes me estaba apuntando al cuerpo. Otra en Colonia, en que el actual Sargento CHAVAZA -un buen tipo- siendo cabo, se le escapó una ráfaga de Thompson punto 45, a tres metros míos. Todavía no me explico cómo me funcionaron los reflejos y salí de la Iínea de tiro. En la pared, en la línea que estaba parado quedaron marcados dos semejantes agujeros . . .
Bueno: 6 meses antes del traslado al Penal, se ve que vino la orden de arriba de aflojar la mano y mejoraron el trato. Comencé a tener diez, quince y hasta veinte recreos al mes, se acabaron las esposas hundidas en las muñecas y los empujones. Por lo menos una vez al día iba al baño y la higiene mejoró un poco. Se hizo cargo el Teniente Gómez del S. 2. No hubo más bochazos de cartas ni de libros, aunque de Sonia hacía casi 6 meses que no recibía carta, ni ella de mí, pero era cosa de Punta de Rieles. ¿Es a ésto a lo que se refieren cuando hablan de testimonios, de detalles o anécdotas o las interpreté mal? Haciendo abstracción de mi persona, le adjudico alguna importancia como testimonio, teniendo en cuenta el estado de salud del tipo verdugueando.
Pero al Bebe lo tuvieron y lo tienen 10 años con una hernia inguinal, a Manera mas de un año con un cálculo en la vejiga (en ambos casos sin preocuparse para nada) al alemán Engler 9 años con el bocho alterado y casi sin alimentarse ...
En fin, mi caso no escapa a la línea general. Nos tendrían que haber hecho jabón . . .
Desde el Penal de Libertad antes de comenzar el trillo por los cuarteles
18 de marzo de 1973
Deben ser las cinco y media de la tarde . . . afuera pasó la lluvia hace algunas horas; pero el cielo, el día, el aire, siguen grises . . . Domingo . . . gris . . . Preso. Un poco se junta todo para que te pongas triste, ¿no? ... Si a eso le juntás que estás solo . . . que no tenés ganas de hacer nada, o más bien que sí, que tenes ganas de hacer algunas cosas, pero ... Un poco es como si la vivencia de estar preso, se te hiciera presente totalmente ... te SENTIS preso. Y triste. Y buscás hacer algo . . . Hasta que te das cuenta que lo único que te puede sacar de este gris que te rodea, puede ser la compañía, la comunicación... La petisa.
Y aquí estoy agarrándote de muletilla, no para la rayadura. La cosa no da para tanto. Sino más bien para la nostalgia. Como llovió esta mañana tuvimos el recreo adentro, en la planchada del primer piso. Como si se confabularan las cosas, fue más corto - más o menos veinte minutos- pues había misa. Creo que una cosa que no te había dicho es que todos los domingos de mañana se celebra misa. Ofician algunos curas y pastores que están presos. Concurren muchos compañeros, parece. Tienen unos cantos que aunque no entendí bien lo que decían -tenía la celda cerrada- sonaban lindo en sus melodías y bien interpretados -cantados a varias voces-. Ahora mientras escribo, también escucho música -Cafrune- por los parlantes. Como el parlante está bastante cerca (estoy en la celda 4, es decir casi en la punta) aturde un poco. La "Programación" de esta tarde incluyó a Ramona Galarza, otra cantante que tiene la voz parecida a la hija de Violeta Parra - Isabel se llama, ¿no?- pero que estoy seguro que no es ella por el tipo de canciones que he escuchado, algunos clásicos -italianos me parece- creo que eran partes de óperas (que sabés no me atraen mucho), algunas interpretaciones en guitarra grabadas por compañeros muy buenas y algunas canciones de Aníbal Sampayo cantadas por él, que está arriba en el 4o. o 5o. piso no se bien.
Como no pasó el compañero de biblioteca, no tenía ninguna novela para leer, solo libros de Economía e Historia, y a pesar de que hoy de mañana terminé un librito de Mandel "Introducción al Estudio de la Economía Política" que teníamos en casa (es muy sencillo y fácil de leer, 142 páginas) y esta tarde no estaba para seguir dedicándome al estudio, me puse a releer tus cartas -tengo 7- y a mirar las fotos que me llegaron hace unos días con una carta de unos primos chicos. Los hijos de Teodoro, el que estaba trabajando en Bs. As., que tiene dos pibes en su nuevo matrimonio. La gurisa del Bebe que ahora debe tener 8 o 9 años y los dos gurises de Gregoria que, me dicen en la carta, ya están en el 4o y 2o año de escuela -y en una de las fotos también está la abuela. También estuve un rato con la del gurí de Raúl- que cumple un año el sábado que viene, 24- y finalmente la tuya con el gordito. Fue tomada el día que cumplió un año. Vos estás alzándolo en el living de casa, riéndote y él también y con los bracitos tendidos hacia tu cara. Tienen como fondo el mural del mejicano, aquel de Bellas Artes. Releí entonces tus cartas y me encontré algunas cosas que no sé si te había contestado. Por ejemplo, que me gustó tu historia de la pareja, independientemente de haber algunas cosas en que no estoy muy de acuerdo con la forma como la expone la autora (el cargue, por ej. ) Otra cosa, me acordé que me había extrañado que empezaras a escribir con letra de imprenta y me pregunté por qué, aunque a vos no te lo dije. Recordé también, que me citabas una foto mía, tomada en Europa, y me preguntaba si sería alguna de las que me saqué en Suiza, junto con Michelle, una Suiza-Francesita muy linda, casada con Philippe, un buen amigo en cuya casa paré los días que estuve en Laussana.
Por otro lado mirando las fechas comprobé que había recibido todas tus cartas, desde el principio de febrero, incluso una atrasada del 21/2, la última que me habías mandado al Reg. 1, que recibí hace pocos días y en la que me contabas de una larga conversación que sobre importante tema -yo- habías mantenido con esa flaca linda y buena que es Raquel, recordando los días del Florida (a propósito ¿es cierto que Raquel, Matilde, Lucia, La Negrita y alguna otra compañera están trabajando juntas?) Y una cosa más: en las cinco últimas cartas reiterás como un MEA CULPA constante que te estás dando cuenta de que estás un poco haragana para la lectura y que te vas a tener que ordenar para siempre para empezar porque no tiene gollete. Esto va en broma, no te embronques, pero es que una contestación objetiva que surgió cuando miré las cartas en conjunto, no es crítica ni nada. Sólo algo que medio en broma, medio en seno, se me ocurrió ponerte pues me saltó a los OJOS hace un rato
Recién me levanté... el cielo sigue encapotado pero hoy importa menos... es lunes. Importa un poco porque me pierdo ver el sol, peleando por desprenderse de la noche y de las ramas de los eucaliptos. Pero es lunes ... y es diferente. Había que prepararse para pasar el día adentro. Volvió a llover y como para testimoniarlo, las canchas están mojadas, llenas de barro.
Por ahora te escribo acompañado de ruido de los carros que se arrastran por la planchada en busca del café y de la galleta, y el canto de los teros y de los horneros que se han aquerenciado en la puerta de un poste luminoso en frente a mi ventana (me llaman para salir a la fajina).
Recién volví tuve que salir de nuevo, hace un rato, para darme la tercera dosis de la antitífica. Dentro de un rato van a servir la comida, que no sé si te comenté, es lo mejor que he recibido hasta ahora. La cocina está atendida por compañeros. Igual que lo de las vacunas aunque esto último te lo comunico con ningún placer, pues los pinchazos no mejoran para nada, por ello, son siempre igual. La única novedad de importancia de la última semana en lo personal, fue el hecho de que fui trasladado por 24 horas a la primera unidad en que estuve detenido - el 13 de Infantería- para un interrogatorio corto. Me trataron bien, aunque los viajes fueron algo incómodos. Allí me encontré con algunos oficiales, que conocía, que me dijeron que había saltado en estos días, a raíz de indagaciones del COSENA (Consejo de Seguridad Nacional) un hecho serio y bastante grande con relación a la venta del oro del República y que el Ministro de Economía tuvo que dar explicaciones sobre el Asunto por TV. No me quedó muy claro si las explicaciones fueron satisfactorias o no, pero el asunto me hizo acordar lo que había dicho el viejo Herrera en el 58: "Si a Gari le damos el República le pone rueditas y se lo lleva para la casa". No se si fue para la casa de Gari, pero lo de las rueditas parece que funcionó y SI mis cálculos no son muy errados, el saque que le dieron a nuestras reservas fue bastante grande desde el punto de vista de lo que nos quedaba de oro en casa. Parece que están empezando a darse algunas cosas que van a obligar a varios a ponerse las "papadas" en remojo, porque ninguno de los que están metidos, por supuesto, usa barbas, van bien afeitaditos y de cuello y corbata. Por acá seguimos observando, en la medida que podemos ya que la información es prácticamente nula. Del exterior sí, podemos seguir mejor lo que está pasando, lo último que he leído en "7 días" y "Visión" hace que nos preguntemos muchas cosas, pues lo que ha pasado en Argentina, Francia, Chile da para pensar ¿no?. Bueno, recién avisaron que a partir de hoy se autorizó el mate, yo por ahora voy a tener que tomar de prestado. Bueno petisa espero que con ésta no te quejés por lo "comercial" Un beso grande y saludos a todas
Chau, Adolfo
La estrella fatigada
se posó en la rama,
una rama ignorada
le alcanzó pan
sonrió apenas
y echó a andar
Saliste de la cárcel
y enseguida
dejaste embarazada a tu mujer
la tomas por el brazo
y a la noche pasan por el barrio
el vientre de la dama casi le llega
hasta la nariz.
ella lleva on gracia esa carga sagrada
tu te sientes altivo y orgulloso
Estaba el corazón descascarado
cuando chirrió la puerta.
Olvidado de esperarla
abanicó
la penumbra.
Y fue
un pajarito
la carta temblorosa
con aquel garabato
elemental
de la princesa
¿Te gustó? Es de Nazim Hizmet. Lo escribió luego de estar preso varios años al poco tiempo de salir, en el año 1948. Se llama "paseo nocturno" y es más largo.
Leer: ADOLFO "NEPO" WASSEN ALANIZ IV
3/5/08
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