1/12/08

Elena en el recuerdo de sus compañeros

Sara Méndez, conoció a Elena a partir de la militancia en Magisterio, de las reuniones de la Agrupación 3 que se realizaban en aquellos tiempos en el hogar de Elena y Tota, a la que Sara se integró como estudiante. A aquella militancia gremial, le siguió la política en la FAU. Corría el año 1965, y Elena había cumplido sus 20 años.

“Para evocar y trasmitir hoy la imagen de esa joven mujer, nos dice Sara, tenemos que introducirnos en la década del 60, en nuestro País en nuestra América. Para poder explicar por qué Elena no se fue del Uruguay, como tantos otros uruguayos y uruguayas, que resistieron y combatieron la dictadura, tenemos que hablar de las crecientes injusticias existentes en nuestros países y de unas generaciones que se plantearon terminar con ellas.

Esas generaciones formaron sindicatos, gremios estudiantiles e instrumentos políticos. El triunfo de la revolución cubana como una respuesta efectiva a esas injusticias fue el gran telón de fondo.

Cómo nos gustaba oír y repetir la frase de Buenaventura Durruti, el combatiente de la revolución española cuando afirmaba “construiremos un nuevo mundo porque llevamos un mundo nuevo en nuestro corazón”.

La voluntad para construir una sociedad nueva pasaba inevitablemente por una exigencia personal muy importante, ya que implicaba una transformación de uno mismo. La imagen del hombre nuevo que el Che pregonaba era sin duda una exigencia a alcanzar

Cientos y miles de jóvenes provenientes en su mayoría de corrientes cristianas van a incorporarse a las filas del movimiento revolucionario, aquí y en el resto de América, convencidos de que para terminar con la injusticia social había que cambiar el mundo radicalmente. Y esa convicción de cambio se ir probando en las huelgas, en cada enfrentamiento con las fuerzas represivas, en la prisión que se comenzar a vivir, en la tortura por la que se pasa, o se queda.

No es por casualidad que Elena es parte de una lista de maestros y jóvenes maestros y estudiantes de Magisterio, que hoy están desaparecidos o asesinados, como Telba Juárez.

Ser maestra será su elección, y tomar el camino del Magisterio señalado por el maestro Soler con su experiencia de La Mina en el departamento de Cerro Largo donde se promueve a la escuela en contactó con la comunidad como un centro de cultura y cambio

Como estudiante participa en las misiones socio-pedagógicas, experiencia promovida por la escuela, por los maestros rurales

El contactó con la gente y la realidad de los llamados pueblos de rata ser un duro golpe para Elena como para tantos otros jóvenes estudiantes. Pocos están próximos a la penuria del pueblo como el maestro a través de la realidad que el niño lleva a la escuela. Y la necesidad de un compromiso mayor por ese cambio profundo que el País va exigiendo ser sentido por Elena

Es la década del 60 y las discusiones en las agrupaciones gremiales tendrán cada vez más contenido político. A otro nivel, donde estaría Elena, se hablar de la lucha armada, de la violencia como medio para las transformaciones profundas

Recuerdo en especial a los cristianos resistiendo las posiciones que las fundamentaban como inevitable. El tiempo andaba rápido y en especial para los jóvenes en esa época. El Instituto Normal se convirtió en un centro que reflejaba lo que estaba sucediendo a nivel de la sociedad. La práctica de la solidaridad con los gremios obreros mueve a los estudiantes, lleva a la militancia a vivir jornadas de ocupación de fábricas, enfrentamientos callejeros con las fuerzas de represión

También se inscribió en la Facultad de Humanidades y comenzó a estudiar Pedagogía de la Educación. Se levantaba muy temprano por la mañana para ir a la escuela y se acostaba tarde por la noche. La Federación Uruguaya de Magisterio la contar también entre sus filas, pero cada vez más la militancia política ser centro en su vida.

Cuentan que la lucha que Elena entabló con sus secuestradores aquel 28 de junio del 76 en los jardines de la Embajada de Venezuela, Elena perdió uno de aquellos zapatos acordonados. De ahí en más, como en el cuento infantil nos probamos el zapato de Elena. No para ser ella, sino para ser como ella, y continuar saltando muros hacia la libertad y el socialismo”

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