27/12/08

27/12 - Rodney Arismendi

La primera vez que vi a Rodney Arismendi, en su papel de político, fue en 1952, desde la barra en la Cámara de Diputados, cuando el gobierno aplicaba medidas de seguridad como respuesta a la huelga que comenzó por Ancap y luego se transformó en una importante lucha solidaria. La posición del gobierno era defendida por el ministro del Interior doctor Alberto Abdala.

La bancada comunista tenía sólo dos diputados: Arismendi y Enrique Pastorino. Aquella sesión fue caracterizada por la pasión de Arismendi en defensa de los trabajadores. Tenía entonces 39 años. Llegó a tratar al ministro de "lacayo" sin que nadie saliera en su defensa. Todos nos sorprendimos de que ningún legislador del gobierno, en el ámbito de la Asamblea General, se atreviera a enfrentarlo.

La razón fue que la indignación de Arismendi era auténtica y no simulada, lo que comprobé años después, cuando fui testigo de otras situaciones. Siempre se transfiguraba cuando se atacaba a los trabajadores. Así sucedió en 1959, en otra reunión de la Asamblea General, polemizando con Eduardo Rodríguez Larreta, senador y director del diario El País, quien era partidario de la doctrina de la intervención multilateral y realizaba una prédica anticomunista permanente. Este senador interrumpió la sesión sin pedir la palabra, gritó algo que no recuerdo, y Arismendi lo increpó recordándole su actitud aristocratizante. Fue la culminación de un antiguo enfrentamiento.

Su capacidad de organización brilló plenamente desde 1955, cuando asumió la primera secretaría del Partido Comunista, reemplazando a Eugenio Gómez Chiribao, hijo del antiguo secretario del mismo nombre.

Por esa época se había disuelto también la Unión General de Trabajadores, antigua central con influencia comunista, y se exigió a cada miembro del Comité Ejecutivo que se hiciera cargo de la agrupación partidaria en un sindicato importante. A Arismendi le tocó la Federación de la Carne, que era uno de los sindicatos más difíciles para el Partido Comunista. Allí comenzó a trabajar para crear una nueva gran central de trabajadores, lo que se logró diez años después.

Uno observa hoy los esfuerzos de blancos y colorados para promover el "diálogo social" y para crear institutos que busquen la relación con la sociedad civil. ¿Por qué lo hacen? Es que han comprendido que toda la relación con la sociedad está hoy en manos de la izquierda, que ellos se han quedado solos al frente de la administración del Estado, pero cada vez con menos lazos con las organizaciones sociales, con el país real. Comprueban además que ya han perdido la Intendencia de Montevideo y que perderán más y más poder. Esa lucha de los trabajadores, que viene desde el siglo pasado y es patrimonio de la izquierda y no de los partidos tradicionales, se organizó con mucha más fuerza a partir de Arismendi y de los equipos sindicales de todos los orígenes que formaron la actual central.

Los militares, que en 1972 ya habían derrotado a la guerrilla urbana, dieron el golpe de Estado en 1973 para usufructuar el poder que habían logrado, pero además tratar de destruir todo ese entramado social de la izquierda y también del Partido Comunista. Pero ni con la cárcel ni con la tortura pudieron lograrlo.

Se cerró el semanario Justicia y luego de recaudar fondos, en 1958 nació El Popular. La izquierda tenía por fin un diario. Arismendi contó al respecto cómo Luis Batlle Berres tuvo la actitud que lo enalteció de mantener a los comunistas el precio de las viejas rotativas del diario Acción, a pesar del proceso inflacionario que vivía el país.

Así El Popular pudo salir desde su vieja sede de la calle Justicia, hasta que en 1968 se trasladó a 18 de Julio, en acuerdo con el diario Epoca.

Nació entonces la revista teórica Estudios, un tipo de publicación que es esencial en cualquier sector político para mantener viva la discusión ideológica; la Institución teatral El Galpón, la editorial Pueblos Unidos, una importadora de papel y varios emprendimientos más, que fueron ayudando a extender la influencia de la izquierda en el país.

Pero en 1959 triunfa la Revolución Cubana y crea un renovado optimismo en los sectores populares. EEUU ordena no vender a Cuba más petróleo, le suspende la cuota del azúcar y organiza el ataque mercenario en Playa Girón, que se convierte en la primera victoria de Cuba y de América Latina contra el imperialismo. Esto eleva el prestigio de Fidel a límites insospechados, y se refleja en 1962 en elecciones que consagran la victoria del principio aplicado en Cuba, de la unidad sin exclusiones dentro de la izquierda.

Cuando Cuba y la Unión Soviética inician su largo período de cooperación y amistad, Arismendi se transforma en el interlocutor latinoamericano de ambos países. En momentos difíciles de esas relaciones, cuando el Che vivía su gesta en Bolivia, Arismendi mismo contó que en algún viaje a Cuba, defendió las razones de Moscú, y cuando iba a Moscú, trataba de hacer comprender las razones de La Habana, en un ejercicio permanente de unidad.

En 1974, cuando fue liberado en Uruguay, Cuba le otorgó su más importante condecoración: la Orden de Playa Girón.

En 1966 el Congreso del Pueblo consagra el gran poderío del movimiento popular y el frente Izquierda de Liberación obtiene cinco bancas en la Cámara de Diputados. En 1967 la gesta y el sacrificio del Ché sacuden al mundo y al Uruguay, y Pacheco asume la Presidencia y clausura de inmediato al diario Epoca y al semanario El Sol, ilegalizando al Partido Socialista, el MRO, el MAPU (antecesor de los GAU), la FAU y el MIR. Esta prepotente decisión, adoptada para demostrar que era un gobierno fuerte, precipita convulsiones sociales y en 1968 se verifica la respuesta armada del MLN y de otras organizaciones. Allí el "pachecato" comienza a gobernar con medidas prontas de seguridad casi permanentes.

Esa situación se mantiene hasta el triunfo de Salvador Allende en Chile en 1970, cuando aparece un renovado optimismo popular que contagia a varias fuerzas en Uruguay, naciendo el Frente Amplio. Su columna vertebral fue la estrategia que desde 1956 puso en marcha Arismendi desde el Partido Comunista, el movimiento sindical, estudiantil y popular y el Fidel.

Es bueno que esto no se olvide cuando se escriba sobre la historia del Frente Amplio. En las elecciones, la votación lograda por el Frente Amplio no siempre reflejó en cifras el arraigo que tenían en la población las distintas fuerzas. A pesar de lo cual, en 1989, Democracia Avanzada, un nombre ideado por Arismendi, se erigió como la primera fuerza con sus 200.000 votos. Debe haber sido su última gran alegría, porque falleció un mes después.

Tendría muchas anécdotas para contar, pero por razones de espacio me limitaré sólo a una de ellas. En la última sesión de la legislatura que terminaba el 15 de febrero de 1972, Arismendi me propuso ir a mi casa para conversar. Yo no había sido reelecto por unos cientos de votos y él sabía que no bien quedara sin inmunidades me iban a detener, tal como sucedió efectivamente el jueves 17 de ese mes.

Fue una reunión cálida y fraternal, en la que me confió que la votación de nuestra lista 1811 había sido en su concepto "la mejor del Frente", porque nadie nos asignaba más de 2.000 o 3.000 votos, y habíamos obtenido 11.000. Tal vez era lo que pensaba, aunque había también mucho de compañerismo y de comprensión por la situación en que me encontraba. Aquel fue un gesto que nunca olvidé, y que lo mostraba en su gran dimensión humana.

Ariel Collazo
Ex legislador

No hay comentarios.: