En los comienzos de la década del 60 se desató en América Latina una gran discusión provocada por la revolución cubana y la respuesta kenediana(8) a este "enigma" social.
Están las dos unidas en forma íntima. Y, vistas un cuarto de siglo después, han supuesto la pérdida de la mayor posibilidad, desde la época de las guerras de la independencia, de provocar una desarrollo real y un cambio efectivo en las estructuras sociales y económicas de aquellos países.
La gran cuestión fue que las clases dirigentes, de la mayoría de los países de América Latina, no visualizaron la discusión en estos términos.
Para unos, lo que hoy se llama "modernidad"(9) en España o Italia, era lo mismo que la "revolución" y para otros, normalmente las oligarquías clásicas, era cuestionar el modelo tradicional con el que habían llegado al poder sus abuelos.
Estos temas se mezclaron con las consecuencias de la descolonización provocada por la segunda guerra mundial, las protestas del 68 en Europa, el cambio generacional, el fin de la postguerra y la afirmación de la política de bloques a partir de la crisis de los misiles en Cuba. Estos eran, por decirlo así, los factores externos y más visibles.
Pero hoy sabemos que estos procesos coincidieron con la crisis del petróleo de 1973 y que, paralelamente, se gestaba la tercera revolución industrial que aún tardaría más de quince años en explicitarse pero que ya, en aquellos años, comenzaba a producir cambios cualitativos que no era fácilmente detectables por un observador perteneciente a las clases dirigentes tradicionales de latinoamérica.
Las consecuencias de todos aquellos años, las vivimos en forma de deuda externa, pero ésta no deja de ser, una vez más, la imagen externa. El origen profundo es la incapacidad de las clases dirigentes tradicionales.
Como dice María Zambrano: "la tradición es el residuo de la historia, que fluye en quienes no tienen conciencia de tenerla. Para ellos el tiempo histórico tiene la forma del presente como en la vida individual se está en el presente cuando no se ha formado aún la imagen ni el concepto".(10)
Una de las cosas que en general no se explicita en el discurso actual de la deuda externa es que, en sus orígenes fue una increíble traslación de fondos del centro a la periferia. Pocas veces en la historia se ha dado una transferencia de fondos tan importante. Si lo comparamos con el Plan Marshall para Europa de 1947,(11) nos encontraremos con que el capital consumido, en América Latina, es más de diez veces la cantidad que se uso en la postguerra.
En el transcurso del período 1947-52, Francia recibió unos cinco mil millones de dólares de Estados Unidos: el 22 por ciento de éstos fueron para Electricité de France; el 13 por 100 para Charbonnages de France, y el 11 por 100 para la Société Nationale des Chemins de Fer.
En Alemania, las investigaciones de Institut für Wirtschaftsfarschung muestran que invirtió entre 1940 y mediados de 1945, 3.360 millones de marcos al año. A pesar el intenso bombardeo y del desmantelamiento postbélico, en 1946 el capital fijo industrial era aproximadamente igual al de 1939. Esta inversión representa aproximadamente 4.000 millones de dólares de 1951.
Los estrategas del desarrollo no habían cuantificado adecuadamente las necesidades de financiación. Si bien hubo algunos intentos de confeccionar modelos como el "Modelo Mundial Latinoamericano"(12); sin embargo, se partía de supuestos que despreciaban las complejidades histórico sociales del desarrollo y estaban errados en los supuestos básicos.
Como dice Gunnar Myrdal, "Desde luego es un hecho notable, y que testimonia tanto la perjudicial compartimentación de las ciencias sociales como el aislamiento de las económicas, el que después de la segunda guerra mundial los economistas pudieran elaborar una teoría de desarrollo exclusivamente basada en la inversión física: una teoría tan incapaz de explicar el proceso del crecimiento económico, que más tarde un grupo de ellos se vio obligado a "descubrir" las inversiones humanas".(13)
A comienzos de los años setenta se dió esta traslación impresionante de fondos. Las clases dirigentes tradicionales fueron incapaces de administrarlos adecuadamente. Además no entendieron, ni lo entienden hoy día, que podrían haberles dado una uso alternativo, en términos de proyectos de inversión.
Esta es la gran diferencia en cuanto al desarrollo de Estados Unidos durante el siglo XIX, que si bien atravesó por un proceso similar, no cabe duda de la utilización que hizo del crédito, en términos de acumulación. Como dice Arthur Schlesinger, historiador y consejero especial del presidente Kennedy: "En cuanto a la insistencia de Washington acerca de la pureza fiscal, quizás era algo indecorosa viniendo de un país que había financiado tan gran parte de su propio desarrollo mediante la inflación, la emisión incontrolada de papel moneda y la venta de títulos a inversionistas extranjeros, para negarse luego a reconocerlos. Si los criterios del Fondo Monetario Internacional hubieran regido para los Estados Unidos durante el siglo XIX, nuestro desarrollo económico se habría demorado bastante. Al predicar la ortodoxia fiscal a las naciones en vías de desarrollo nos comportabamos como la prostituta que, después de retirarse gracias a sus ahorros, proclama que la moralidad pública exige la clausura de las casas de lenocinio".(14)
En la mayoría de los casos se pretendió utilizarlos en movilizar demagogicamente el "estado del bienestar", entendido como su "distribución" entre las propias clases dirigentes que se dedicaron a una especulación y corrupción obscenas.
Otro grupo creyó que contaba con las posibilidades ilimitadas que le daba el poseer petróleo, cobre, estaño(15) u otras materias primas necesarias en la sociedad industrial del fines del siglo XIX y principios del XX, y cayó también en la equivocación de no invertirlo en proyectos a largo plazo de reforma social y económica.
A esto se sumó la posibilidad de corromper a los ejércitos locales a grados pocas veces visto. Las compras de armamento que, la mayoría de las veces ni siquiera se sabía utilizar, aumentaron en forma desproporcionada a la posibilidad de conflictos. Produciéndose, en la región, una carrera de armamentos sin que existieran conflictos regionales potenciales como en Oriente Medio.(16)
La represión interna provocada por el convencimiento ideológico de que los que visualizaban las cosas de otra forma no eran más que meros instrumentos del conflicto este-oeste, los llevó a descabezar a la mayoría de las fuerzas progresistas, fueran de izquierda o no y a expulsar de sus países a porcentajes importantes de profesionales, técnicos y científicos,(17) perdiendo así la posibilidad de desarrollar áreas no tradicionales y en muchos países a la no transformación de sectores como la agricultura, los minerales, o el petróleo.
En general fortalecieron las bases de la monoproducción especializada, que las oligarquías suponían conocer perfectamente. Esto es válido para la producción agropecuaria en Argentina, el estaño en Bolivia, el petróleo en Venezuela y Méjico o el cobre de Chile. En cierta medida podemos decir que se produjo una suerte de restauración oligárquica.
Evidentemente estos problemas se agudizaron o profundizaron más en los países donde las dictaduras militares acompañaron este proceso con la falta absoluta de libertad y con formas facistizantes e irracionales de gobierno, que los llevó a represiones incalificables, como fue el caso del Cono Sur y de Centroamérica.
Las nuevas tecnologías agrícolas que se comenzaron a aplicar a fines de los años cincuenta y que llevaron a los países europeos al autoabastecimiento por primera vez en siglos, pasó desapercibido para estas clases dirigentes acostumbradas a comerciar en forma dependiente con la distintas metrópolis.(18)
Como tampoco han comprendido en la actual discusión de los acuerdos del GATT que no es sólo el procteccionismo el que ha creado la baja participación en el mercado internacional de mercancías agrícolas. Con las nuevas tecnologías de manipulación del ADN en lo que se ha denominado "plantas transgenéticas", por poner un ejemplo, las primeras 400 que se van a patentar pertenecen a cuatro países: EE.UU. (230 licencias), Francia (100 licencias), Japón y la CEI (ex URSS).(19)
No se daban cuenta que el proceso era mucho más profundo y que significa una transformación estructural del comercio y consecuentemente de sus beneficios.
Sus crecientes déficit de balanza de pagos eran financiados sin escrúpulos de ningún tipo por la banca internacional que, tenía en esos momentos un excedente de liquidez consecuencias del primer y segundo shock petrolero. Hoy la mayoría tiende a eludir en los análisis los problemas de colocación de pasivo que sufrieron los bancos occidentales, entre 1973 y 1977. Entre 1970 y 1976 la liquidez internacional en su conjunto se multiplicó por tres y las existencias de divisas por cinco.(20)
Cuando los mercados financieros se empezaron a estabilizar y la banca internacional(21) , incluída la de los países del este, se reunió para tratar de "volver a la seriedad" a través del Banco Internacional de Pagos(22), numerosos bancos en distintos países del mundo tuvieron que cerrar.(23)
Muchas de estas fortunas descubrieron las drogas, el contrabando de armas, y el contrabando puro y simple de sus propias mercancías, como forma de tratar de mantener sus tasas de beneficios especulativas.
Así pudimos ver a organizaciones como la P-2 y sus escándalos financieros ligados con el Cono Sur. A dictaduras militares vendiendo y comprando armamento en los mercados paralelos. A miembros de "sólidas familias" colombianas traficando con drogas, a "honrosos" miembros de la clase dirigente mexicana evadiendo divisas producto del contrabando de drogas o del contrabando de petróleo. Militares bolivianos y miembros de las "mejores familias" paraguayas, están acusados y/o detenidos en varios países acusados de tráfico de drogas, evasión de divisas y/o tráfico de armas.
Prácticamente el 40 por ciento del principal de esa deuda corresponde a verdaderas evasiones de capital, autopréstamos con origen en las exportaciones, sobrefacturación de precios de las importaciones, comisiones, sobornos, facturación a empresas fantasmas, etc.
Una vez terminada la guerra fría es posible analizar estos temas con mucha más transparencia y sin que los perversos efectos de las políticas que se han llevado a cabo en estos últimos treinta años, puedan ocultarse detrás del fantasma del comunismo.
Como se ha demostrado en los hechos las rebeliones de los ciudadanos venezolanos no son parte de una conspiración comunista son simplemente el resultado de explicarle a las nuevas generaciones que tendrán que trabajar, ellos y sus hijos, para pagar la factura del despilfarro.
La estabilidad de la democracia no se puede mantener, como también ha demostrado Fujimori, sin justicia y sin igualdad. Las políticas de divergencia social sólo pueden justificar la desigualdad y la pobreza(24). Pero entonces no se puede pedir que los pueblos respeten a una clase política que se niega a reconocer sus derechos.
La otra es admitir la internacionalización del capital y aplicar impuestos a los capitales evadidos estén en Miami, en Suiza o en los paraísos fiscales. Obligando a la legalización de las operaciones financieras y a crear un sistema fiscal internacional.
La posibilidad de refinanciación sólo es posible si EE.UU., la C.E.E. y Japón, participan conjuntamente en el esfuerzo financiero necesario(25) que no lo pueden abordar los actuales organismos financieros internacionales, como el F.M.I. y el Banco Mundial.
Con el inconveniente de que los gobiernos difícilmente podrán convencer a sus contribuyente de utilizar dinero público para reducir la deuda de estos países.
Esto obligaría a una ampliación de la ya mencionada comisión Basle, obligando a los bancos centrales de cada país a velar por la transparencia y legalidad de las operaciones financieras transnacionales, como se intenta hacer con el blanqueo de dinero del narcotráfico.
Este pensamiento ya fue expuesto por el senador Fulbright en 1966, diciendo: "Ha llegado el momento de comenzar a pensar en la ayuda exterior como parte de un sistema fiscal internacional limitado, por medio del cual los miembros ricos de la comunidad mundial actuarán sensatamente y en interés propio para cumplir sus obligaciones respecto de los miembros pobres de la comunidad".(26)
Gregorio Díaz Dionis
Coordinador Equipo Nizkor
Artículo originalmente publicado en la revista de Ciencias Sociales española "Razón y Fe" en 1993
NOTAS.
8. El presidente Kennedy proclamó en 1961 la Alianza para el Progreso, en ocasión de la reunión de los estados latinoamericanos en Punta del Este, Uruguay. Dijo: "Nos hemos reunido para impulsar esta revolución que va configurar el porvenir". Prometía estimular la iniciativa privada y acelerar el desarrollo económico, y al mismo tiempo reforzar las instituciones democráticas, redistribuir la propiedad de la tierra y facilitar viviendas dignas. Los Estados Unidos se comprometieron a proporcionar la mayor parte de los 20.000 millones de dólares durante los diez años siguientes. La postura contraria fue defendida por "Che" Guevara. Cf. Ernesto Guevara, Obras Completas, Tomo II, La Habana, 1970, pp. 420.
9. Un cambio social, en estos términos, no es ni un proceso económico ni una visión cultural, sino la experiencia histórica que media entre una y otra.
10. María Zambrano, Delirio y Destino, Mondadori, Madrid, 1989.
11. Durante los dos primeros años (04/04/1948 al 04/04/1950) el valor de las mercancías y créditos superó la cifra de 8.700 millones de dólares, distribuídos de la siguiente manera: Reino Unido, 2.400 millones de dólares; Francia, 1.800; Italia, 974; RFA., 840; Holanda, 808; Bélgica y Luxemburgo, 472; Austria, 404; Grecia, 301; Dinamarca, 181; Noruega, 172; Irlanda, 117; Suecia, 84; Turquía, 82; Trieste, 24; Portugal, 13 e Islandia, 11. En los dos años siguientes se volvieron a invertir otros 8.000 millones de dólares. Si actualizamos estos valores a 1980, y según la serie monetaria que usemos, serían entre 36 y 40.000 millones de dólares de ese año. Cf. E.J.Osmañczyk, Enciclopedia mundial de relaciones internacionales y Naciones Unidas, Madrid, 1976 y H.B. Price, The Marshall Plan and its Meaning, N.York, 1955.
12. Dicho modelo fue financiado por la Fundación Bariloche, en 1971. Su origen es el "Modelo Mundial III" dirigido por D.L. Meadows del M.I.T. Fue desarrollado por un grupo del que participaron: Carlos A. Mallman, Jorge Sábato, Enrique Oteiza, Amílcar Herrera, Helio Jaguaribe y Osvaldo Sunkel. Cf. Informe del Consejo de Calidad Ambiental y el Departamento de Estado, El mundo en el año 2000, Madrid, 1982, pp. 836.
13. Gunnar Myrdal, Asian Drama, Penguin, Londres, 1972.
14. Arthur Schlesinger, A Thousand Days, Houghton Mifflin, Nueva York, 1965, pp.158.
15. La crisis del estaño, a fines de 1985, significó la práctica desaparición de Bolivia de ese mercado. A 6.800 libras la tonelada, este precio superaba el costo de extracción en ese país. El precio llegó a principios de 1986 a 3.800 libras la tonelada. Recién en marzo de 1989, se volvió a cotizar, esta materia prima, en la Bolsa de Londres (L.M.E.), luego de enormes pérdidas económicas y sociales.
16. Un caso paradigmático en los gastos militares es Argentina. Según informaciones del periódico "Washington Post", de la revista austríaca "Profil", de la alemana "Der Spiegel" y, de una denuncia del entonces ministro de relaciones exteriores de la U.R.S.S. Eduard Shevardnadze, financió un misil estratégico junto con Irak y Egipto, llamado Cóndor II. Desde 1984 y hasta que los países pertenecientes al acuerdo antimisiles lo impidieron (fines de 1989) se ha gasto un tercio del coste estimado del proyecto que, hasta la fase de producción ronda los 2.400 millones de dólares. Compárese con el préstamo de 100 millones dólares que el Departamento de Estado norteamericano concedió -a mediado del mes de enero de 1989- a Argentina para poder reparar las centrales térmicas averiadas y tratar de subsanar la crisis energética. Cf. Diario "Cinco Días", Madrid, 1 de abril de 1989 y Diario "La Prensa", Buenos Aires, 13 de enero de 1989.
17. Para tener una idea del capital social perdido baste decir que se considera que el hombre que no se renueva constantemente queda incapacitado para educar a estudiantes graduados al cabo de diez años, y a estudiantes de licenciatura pasado veinte. Si cortamos la continuidad científica el retraso se cuantifica en decenas de años.
18. En estos cambios tuvo una gran importancia la extracción de compuestos orgánicos como el amoníaco, a partir de los grandes depósitos orgánicos, como el petróleo, gas o carbón. Estas materias primas son muy abundantes en la región, sin embargo la producción de pesticidas, fertilizantes y herbicidas etc., es casi inexistente comparándola con la demanda potencial de las económicas agrarias. Las técnicas de síntesis orgánicas han permitido el aumento de la productividad, a veces del orden de varios cientos. Esta técnica tiene su origen tanto en la álcalis con subproductos del amoníaco (inventada por Solvay a mediados del siglo XIX) y en las técnicas de rompimiento (1850-1860), así como la destilación de carbón con las técnicas de hidrogenación y polimeración utilizadas masivamente a partir de 1930.
19. Como ejemplo de la incomprensión podemos poner a Argentina que ha llegado a tener un premio nobel en bioquímica, como es Milstein. A fines de 1985 hubo periódicos argentinos que lo acusaron de "judío y marxista" y durante una visita que realizó a su país, fue encarnecido por la mayoría de la prensa, sin que hubiera reacción equivalente a su favor. Su "pecado" era haber sido un exiliado. Otros investigadores pasaron años en las cárceles, alguno de ellos acusados de enseñar marxismo en sus cursos de bioquímica, como ocurrió en la Universidad Nacional del Sur. (Bahía Blanca, Argentina).
20. Cf. Rizkallah Hilan, "La crisis contemporánea y los países atrasados" en, La Crisis Contemporánea, Annual Register of Political Economy, Madrid, 1978, pp. 197.
21. Para tener una idea de la importancia del fenómeno y sus orígenes digamos que en 1980, los bancos que habían participado en la colocación de deuda eran 332 y comprendían: 54 bancos estadounidenses, 24 japoneses, 21 alemanes, 19 franceses, 18 británicos, 15 italianos, 14 austríacos, 11 suizos, 9 canadienses, otros 60 bancos europeos (de entre ellos 22 españoles y portugueses), 25 de medio oriente y 62 de otros países o consorcios de bancos. Cf. Paul Mentré, The Fund, Commercial Banks, and Member Countries, Fondo Monetario Internacional, Washington D.C., 1984.
22. En setiembre de 1974, el grupo de los 10 más Suiza constituyeron el Comité de Regulación Bancaria y Supervisión de Prácticas, conocido como Comité Basle.
23. Entre otros: Bankhaus I.D. Herstatt, Franklin National Bank, Israel-British Bank y el Banco Ambrosiano. Cf. G.G. Johnson con Richard K. Abrams, Aspects of the International Banking Safety Net, Fondo Monetario Internacional, Washington D.C., 1983.
24. Sobre este aspecto conviene leer: Albert O. Hirschman, Deux Siècles de rhétorique réactionnaire, Fayard, París, 1991.
25. El BID calcula que latinoamérica necesitaría de 20.000 a 25.000 millones de dólares anuales de recursos externos para restablecer su capacidad de desarrollo. (Cómo ejemplo baste decir que las compañías petroleras norteamericanas calculan en 20.000 millones de dólares las inversiones necesarias en la compañía PEMEX para renovar las amortizaciones no realizadas).
26. Cf. J. William Fulbright, La arrogancia del poder, FCE., Madrid, 1976.
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