18/10/08

18/10/2006-Sesion de la Cámara de Diputados de Uruguay en Homenaje a Elena Quinteros (IV)

SEÑOR PRESIDENTE (Martínez Huelmo).- La Mesa saluda la presencia en la barra de alumnos de la Escuela N° 56 del departamento de Montevideo y les da la bienvenida.
Tiene la palabra la señora Diputada Cocco Soto.

SEÑORA COCCO SOTO.- Señor Presidente: mucho me alegra que jóvenes oídos que escuchan, ahora apenas niños, estén presentes en este homenaje a Elena, porque todo nuestro país necesita tener memoria y conocer la verdad.
Mis palabras van a ser muy breves, pero no por eso el homenaje será menos sentido. Este último año, en el que se ha avanzado mucho más que en los más de veinte años transcurridos desde que terminó la dictadura, nos hemos sentido conmocionados, como seres humanos y como sociedad, por todo lo que se ha ido descubriendo, lo que lamentablemente nos ha dado la razón a quienes decíamos que acá se había torturado y se había hecho desaparecer gente.
En este momento me licencio por unos minutos de mi condición de legisladora y me permito vestir mi corazón de túnica blanca -probablemente, así han de estar sintiéndose las compañeras y los compañeros cuya primera vocación fue la de ser maestros, como Elena- y desde allí realizar mi pequeño homenaje.
Dice alguien que la conoció muy de cerca porque militaban juntas, Sara Méndez -otra víctima de la dictadura cívico-militar-, que les gustaba oír y repetir la frase de Buenaventura Durruti, el combatiente de la Guerra Civil española, cuando afirmaba: “Construiremos un nuevo mundo porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”.
Durante todos estos años hay una pregunta que sigue insistentemente volviendo a mi cabeza: ¿por qué los dictadores, los que primero ilegalmente apresaron a esta joven maestra y luego la secuestraron de la Embajada de Venezuela, nunca tuvieron el valor de decirle a “Tota” dónde estaba su hija? No le permitieron -y, a través de ella, a todo el pueblo uruguayo- cerrar su duelo, tener un lugar físico donde llevarle flores o contarle cosas. La única respuesta posible es que los que fueron dueños del terror no conocen, no tienen ni idea de lo que significa la palabra dignidad. El contenido, la esencia de la dignidad la conocía muy bien Elena, el ser humano que no pudieron quebrar, la hija por siempre amada y buscada, la militante que peleaba por una patria socialista, la maestra que vivía a diario el derrumbe de un país en la miseria que padecían sus alumnos.
Hace muy bien este Parlamento en rendirle homenaje. Hacemos bien, señor Presidente, en tener muy presentes a nuestros desaparecidos. Desde abril de 1989 la ley de caducidad -o de impunidad, como prefiero llamarla- quedó firme luego del plebiscito. Pero es recién con nuestro Gobierno frenteamplista que se comenzó a aplicar a cabalidad el artículo 4° de esa ley de impunidad, que dice que el Poder Ejecutivo tiene la obligación de buscar hasta conocer el destino de todos y cada uno de los detenidos desaparecidos.
Como seres humanos, como sociedad, como país y como nación necesitamos conocer la verdad, y, conocida esta, que haya justicia.
(Aplausos en la Sala y en la barra)

SEÑOR PRESIDENTE (Martínez Huelmo).- Tiene la palabra la señora Diputada Argimón.

SEÑORA ARGIMÓN.- Señor Presidente: voy a ser breve porque poco más se puede agregar en un homenaje tan merecido y tan sentido que están realizando compañeros de esta Cámara a la maestra Elena Quinteros.
Pertenecemos a una generación que creció conociendo algunos episodios emblemáticos de una época marcada por una dictadura cívico-militar.
El caso de la maestra Elena Quinteros es, sin lugar a dudas, uno de esos casos emblemáticos, porque de adolescentes difícilmente podíamos olvidar aquel episodio de una joven mujer que pelea, siendo arrastrada por hombres de la sede de una Embajada diplomática, luchando por lo que creía, fundamentalmente para seguir cumpliendo un rol de compromiso social y de denuncia sobre situaciones de padecimiento a las que estaban sometidos militantes sociales de este país.
Esta joven docente -siempre hablamos de los militantes sociales desde nuestra visión de que ser maestra conlleva un compromiso social muy fuerte-, comprometida con su tiempo y con la h de este país, también fue una de esas mujeres que significaron un ejemplo en tanto mujeres luchadoras por lo que creían. Como decíamos, siendo muy joven se comprometió con los problemas de su tiempo y militó incansablemente.
Por una cuestión de edad no conocimos a esta militante social, pero tuvimos el privilegio de conocer a su mamá. Con ella compartimos horas de charla, porque doña “Tota” Quinteros era una mujer política. Fue Presidenta de la Junta Departamental de Montevideo, donde se la vio pelear por los intereses de toda la sociedad, y allí donde estuviera, permanentemente estaba el recuerdo de su hija, de quien hablaba con ese cariño que, obviamente, todas las madres trasladan cuando hablan de sus hijos. Pero, por sobre todas las cosas, destacaba el compromiso social y militante de su hija, que peleaba por una sociedad diferente, que creciera en términos de equidad, una sociedad con valores democráticos.
Cuando los compañeros y compañeras de esta Cámara hablan de la historia de la militancia y del compromiso de esta mujer, como tantas veces en otros homenajes en que se recordaban esas épocas oscuras de nuestro país, muchas veces se piensa en masculino. Muchas veces se piensa en los presos políticos solamente en términos de varones, en una dictadura donde los militantes que luchaban por restablecer los valores democráticos parecen haber sido casi exclusivamente varones. Sin embargo, vaya si sabemos y si a todos nosotros se nos acerca el recuerdo de mujeres militantes que en esta época pelearon, muchas de ellas en establecimientos de detención, algunas, lamentablemente, detenidas desaparecidas, y otras en el seno de sus hogares o en el exilio, trabajando por el restablecimiento de los valores democráticos!
En ese sentido, cuando hablamos de historia -mis compañeros de la Comisión de Derechos Humanos lo saben- siempre me preocupa lo que le estamos dejando a las nuevas generaciones, no solamente como historia, sino como mensaje. Creo que cuando decimos que el caso de Elena Quinteros, esta joven mujer, maestra y militante detenida desaparecida es emblemático, ello también implica pensar en algo que en este contexto histórico en el que vivimos debe hacerse cada vez más presente. Este país precisa conocer es activa participación en el Plan Cóndor. Precisa abrir los archivos de la época de la dictadura cívico-militar, porque tenemos que saber qué se registraba en ellos. No puede ser que sepamos de los archivos en otros países y sigamos sin saber qué dicen los de aquí, porque de allí pueden surgir no solamente datos para historiadores, sino precisamente, datos para quienes están llevando adelante causas que tienen que ver con violaciones flagrantes de los derechos humanos. Sabemos de la voluntad de este Gobierno de avanzar en ese sentido, y también de los legisladores de la Comisión de Derechos Humanos -lo ha dicho una y otra vez la señora Diputada Payssé, Presidenta de la Comisión- de colaborar para suministrar herramientas jurídicas y leyes que permitan la apertura y el mantenimiento de esos archivos, con el equilibrio justo que debe existir, cuidando el derecho individual y el derecho colectivo de una sociedad a saber la verdad sobre su historia.
Elena Quinteros fue y es, como decíamos, una referente histórica, un caso emblemático de esa historia que recordamos y que todavía, sin lugar a dudas, tenemos que conservar en nuestra memoria; y debemos seguir clamando por justicia, porque solo de esta manera podrá existir esa reconciliación que todos y todas buscamos. Ese será el mejor legado que vamos a dejar a las nuevas generaciones para construir una sociedad en clave de derechos humanos.
Muchas gracias.
(Aplausos en la Sala y en la barra)

SEÑOR PRESIDENTE (Martínez Huelmo).- Tiene la palabra el señor Diputado Posada.

SEÑOR POSADA.- Señor Presidente: en nombre del Partido Independiente, quiero adherir a este justo homenaje que la Cámara de Representantes tributa a la maestra y luchadora social Elena Quinteros, sin duda la más emblemática de los detenidos desaparecidos uruguayos y, en tanto ello, a todos los uruguayos detenidos desaparecidos durante la dictadura.
Homenajear a Elena Quinteros es también una forma de homenajear la lucha y búsqueda permanente que las madres y los familiares de detenidos desaparecidos han hecho en este país por tratar de encontrar la verdad.
Pero, como siempre, más que el que pueda tributarle esta Cámara de Representantes, el mejor homenaje será seguir recorriendo ese camino de encuentro con la verdad, manteniendo viva la memoria para que hechos corno estos que vivió nuestro país, nunca más se repitan.
Muchas gracias.
(Aplausos en la Sala y en la barra)

SEÑOR PRESIDENTE (Martínez Huelmo).- Tiene la palabra la señora Diputada Peña Hernández.

SEÑORA PEÑA HERNÁNDEZ- Señor Presidente: cada una de estas actividades que se hacen de alguna manera nos remueven, nos sensibilizan. Cada uno de estos reconocimientos nos provoca sensaciones profundas.
Yo tengo que ser sincera, porque siempre lo he sido y a esta altura cada uno de ustedes ya me conoce. Yo nací en 1964. Mucho de la historia que se vivió en este país en esas épocas pasó por encima de una niña y de una adolescente que vivió una vida normal en el interior del país, que no tuvo oportunidades de tener contacto con gente que posteriormente se dio por desaparecida, a pesar de haber tenido algún vecino en nuestra ciudad que había pasado por un doloroso proceso parecido.
Como decía, es imposible que hable de Elena Quinteros, pero creo que las Elenas y los Elenas que en este país vivieron no deben provocar en todos nosotros una separación sino una unión, porque en esa época no solo hubo Elenas sino que también hubo civiles, militares y policías que perdieron sus vidas. Yo creo que ningún ser humano tiene derecho a quitar la vida a otro ser humano. La vida, la biología, Dios o quien sea ya de por sí nos quita seres humanos, y nosotros no somos quiénes para quitar la vida a otro. Por eso, el sufrimiento de “Tota” estoy segura de que tiene que haber sido muy profundo, no solamente por no querer reconocer, no poder sentir o no poder saber si su hija estaba viva o muerta, sino por el hecho de pensar -creo yo, tomándome ese atrevimiento- que su hija debería estar muerta, aunque no tenía a dónde llevarle un ramo de flores o sentarse a conversar.
Creo que ese pasaje de la historia de nuestro país es lo que todos debemos aprender que no debe suceder, por ideales o por lo que fuere, pero menos aún por ideales.
Todos los uruguayos hoy rendimos homenaje desde esta Cámara a Elena Quinteros. Yo quiero rendir homenaje a todos los que pelearon por su forma de pensar o que defendieron lo que creían era su verdad -desde cualquier punto de vista- y que han perdido su vida.
Muchas gracias.
(Aplausos en la Sala y en la barra)

SEÑOR PRESIDENTE (Martínez Huelmo).- Tiene la palabra el señor Diputado Machado.

SEÑOR MACHADO.- Señor Presidente: en nombre de nuestro Partido, vamos a adherir a este homenaje a la maestra Elena Quinteros Almeida.
Hemos escuchado con suma atención las palabras de quienes le conocieron de cerca, a ella y a su madre, en muchos pasajes con profunda emoción. Esta la misma emoción es la que sentimos cuando estamos homenajeando la sangre del pueblo uruguayo que ha sido derramada en un tramo de la historia que no debemos olvidar sino recoger como una de las más duras enseñanzas, pensando en el porvenir, pensando en cómo debemos defender la ley y la Constitución de la República, que es el ordenamiento que nos hemos establecido los orientales para convivir, denunciando con firmeza y con convicción cuando a veces los Gobiernos comienzan a caminar por los pretiles de la Constitución. Ese es el único escudo con que cuenta el pueblo para poder defender sus derechos.
Hoy estamos homenajeando a una víctima de la dictadura militar que ninguno de nosotros quiso que se hiciera presente en este querido país. Estas enseñanzas nos deben servir para defender con convicción, con profunda convicción, los valores que hacen a la esencia de nuestra nación.
Gracias, señor Presidente.
(Aplausos en la Sala y en la barra)

SEÑOR CÁNEPA.- ¿Me permite, señor Presidente?

SEÑOR PRESIDENTE (Martínez Huelmo).- Tiene la palabra el señor Diputado.

SEÑOR CÁNEPA.- Señor Presidente: solicito que la versión taquigráfica de las palabras expresadas en Sala en homenaje a la maestra Elena Quinteros sea remitida a las Comisiones de Derechos Humanos de las Juntas Departamentales, a la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Educación y Cultura, a las Comisiones de Derechos Humanos del PIT-CNT y de FUCVAM, a la Organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, a la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela y al Partido por la Victoria del Pueblo.
También mocionamos para que, una vez culminada esta votación, todos los miembros del Cuerpo hagamos un aplauso. Ese es el mejor homenaje que podemos realizar.

SEÑOR PRESIDENTE (Martínez Huelmo).- Se va a votar.

(Se vota)
Cincuenta por la afirmativa: Afirmativa.
UNANIMIDAD.
(Aplausos en la Sala y en la barra)

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