El nombre del militar aparece mencionado también en el libro "Confesiones de un torturador" (página 142), en el que un ex soldado arrepentido testimonia contra las prácticas de torturas y maltratos para detenidos políticos durante la dictadura militar.
Allí consta que el citado oficial, de profesión médico, "asiste a las sesiones de torturas a los presos políticos". Además, se afirma que el militar realizó un curso de Inteligencia.
El libro publicado en plena dictadura contiene las confesiones de Hugo García Rivas, un ex integrante de la Compañía de Contrainformaciones del Ejército.
Según consta en informes del Serpaj, Garayalde, quien se desempeñó en el tristemente célebre Servicio de Inteligencia de Defensa (SID) fue denunciado por haber incurrido en violaciones a los derechos humanos.
"Confesiones de un torturador"
En un capítulo del libro "Confesiones de un torturador" el denunciante describe el funcionamiento del Servicio de Inteligencia de Defensa (SID), y menciona a algunos de sus integrantes más emblemáticos, como el general Iván Paulós. Entre los médicos que trabajaban en ese organismo de Inteligencia, describe a dos profesionales, entre ellos, el citado Garayalde. He aquí el texto del capítulo citado:
"SID. ¿Cuales son las funciones del Servicio de Inteligencia de Defensa?
Respuesta: "La función principal del SID es trabajar en Inteligencia, todo lo relacionado con Inteligencia, pero el departamento específicamente dedicado a eso es el Departamento 3.
Lo conozco porque he ido a pedir algún dato, que me mandaban pedir de la Compañía.
Conozco la función de ellos, que es una función parecida, similar a la que cumplíamos en la Compañía.
Sé que el SID tiene su propia producción de documentación, vamos a decir, pero la Inteligencia de la Aviación sé que no, porque ellos fueron a la Compañía y nosotros les hicimos documentación falsa. El jefe del SID es el general Paulós.
¿Conoce alguno de los integrantes del SID?
Respuesta: con la Prefectura tenía contacto el capitán Ferro, de la Compañía. Se dijo que Prefectura había traído dos computadoras muy grandes, que eran más grandes que la que tenía OCOA inclusive. Ferro decía que cada computadora era como de tres metros por cuatro. ¿Conoce médicos que trabajen en los organismos de Inteligencia? Respuesta: Sí, Scaravino. Es un señor de unos cuarenta, cuarenta y cinco años, mide 1.80 metros de promedio, es muy alto, pelo negro.
Es médico. Hace años que está. Es el único médico que yo tengo idea que trabajaba con el SID y con la Compañía. El era mayor, pero no recuerdo el grado que tiene. Era algo que me llamaba la atención por ser asimilado así, pero que concurría a las reuniones de los oficiales de la Compañía. Todos los mediodías se hacen reuniones. Las reuniones de trabajo tienen que ser cuando están todos los oficiales en pleno de la Compañía, o bien cuando va alguno del Departamento II. Son reuniones de trabajo. Las reuniones de los oficiales de la Compañía duraban muchas horas, y dentro de esas horas se consumía grappa continuamente, la bebida que consumen ellos.
¿Conoce algún otro médico que asistiera a los interrogatorios?
Respuesta: El doctor Garayalde. Lo vi una vez porque había un detenido que al parecer tenía problemas y querían ver los resultados, entonces él estaba en el interrogatorio. Es un teniente; es un médico que tiene hecho el curso de Inteligencia, es equiparado a capitán. Se llama Antonio Garayalde. El concurre frecuentemente a las reuniones de los oficiales".
Un hombre de los servicios
El médico militar Antonio Garayalde fue un operador privilegiado de los servicios de inteligencia, participó directamente en interrogatorios en que se torturó a detenidos y la confianza de los servcios era tal que se le encargó la aplicación de inyecciones de pentotal sódico a los detenidos.
Fuentes militares confiaron que Garayalde aplicó personalmente una inyección de pentotal al dirigente tupamaro Adolfo Wassen Alaniz buscando que develara la ubicación de la "Cárcel del Pueblo". Según las fuentes vinculadas a los propios servicios de inteligencia, Garayalde era conocido en ámbitos militares por el sobrenombre de "Tono".
Garayalde nació el 27 de noviembre de 1941 y se graduó como médico en 1970 y en base a su militancia activa en organizaciones de derecha se vinculó a los servicios de inteligencia e ingresó al Ejército el 1º de febrero de 1972.
Su foja de servicios, es un verdadero itinerario de la represión, su primer destino desde febrero de 1972 a octubre de 1972 fue oficialmente el Hospital Central de las FFAA.
El 1º de octubre de 1972 pasó a desempeñarse en el Penal de Libertad hasta setiembre de 1973. En esa fecha es designado oficialmente para trabajar en el Estado Mayor Conjunto (Esmaco), destino en el que permanece hasta el 9 de abril de 1976.
Desde abril de 1976 hasta julio de 1977 se desempeñó oficialmente en una dependencia del Ministerio de Salud Pública.
El 28 de julio de 1977 su destino fue el Servicio de Información y Defensa, es decir uno de los centros de dirección más importantes de los servicios de inteligencia militares, en el que permanece hasta el 14 de marzo de 1978. Entre agosto de 1978 y diciembre del mismo año su destino es el Comando General del Ejército.
Posteriormente presta servicios en varias unidades de Sanidad Militar, participa en dos misiones internaciones, una a China en marzo de 1978 y una a Camboya en diciembre de 1992.
"Preferido de los servicios"
De acuerdo a lo informado por las fuentes, más allá de los destinos que constan en su foja de servicios, los que son de por sí reveladores, Antonio "Tono" Garayalde trabajó siempre con los servicios de inteligencia.
"Era un médico de consulta permanente para los interrogatorios a los detenidos, trabajaba directo con la Compañía de Contrainformación y supervisaba las distintas unidades donde se hacían interrogatorios. Cuando había algún problema con un detenido, se le avisaba y Garayalde lo examinaba y decía si se podía continuar o había que tomar otras medidas", indicaron los informantes.
Según señalaron en la Compañía de Contrainformación, comenzó a trabajar bajo las órdentes del hoy teniente coronel (r) Alfredo Lamy. Los informantes indicaron que "no se trataba de un médico militar cualquiera, tomaba parte activa de las labores de inteligencia, no sólo asesoraba en los interrogatorios, a los que concurría personalmente, era tal la confianza que le tenían que era uno de los profesionales que suministraba inyecciones de pentotal sódico para forzar a los detenidos a hablar. Además trabajó prácticamente durante toda la dictadura". Como rasgo de su carácter los informantes destacan que "no era muy querido por la tropa porque siempre hacía notar que el era superior, caía muy mal".
Una noche de julio de 1972
Según señalaron las fuentes militares uno de los episodios que catapultó definitivamente a Antonio "Tono" Garayalde a la mejor consideración de los jefes de los servicios tuvo lugar pocos meses después de su ingreso "a la fuerza", más precisamente en julio de 1972.
Por esa fecha una unidad de infantería del Ejército captura a un importante dirigente del Movimiento de Liberación Nacional, Adolfo Wassen Alaniz. Wassen es trasladado poco tiempo después de su detención a las dependencias del Batallón Florida, en la zona del Buceo.
Según los informantes los mandos militares vieron entonces la oportunidad de acceder a la localización de la "Cárcel del Pueblo". Luego de varios interrogatorios, siempre según los informantes, se toma la decisión de aplicar pentotal sódico a Wassen.
En esta decisión toma parte el jefe de la Región Militar Nº I, general Esteban Christi, aunque fue salteado el coronel Venancio Caballero, jefe del Regimiento Nº1, del que dependía jerárquicamente el Batallón Florida, "porque era un militar constitucionalista y no aprobaba nada fuera de la ley, era estricto en el cumplimiento de las obligaciones del estado de guerra, pero no quería saber nada con apremios".
Una noche de julio de 1972 Antonio "Tono" Garayalde, en medio de una reserva casi absoluta fue convocado al Batallón Florida. Los informantes señalan que "sólo los oficiales estaban informados de la presencia de "Tono", era tanta la reserva que lo hicieron entrar por la puerta de los jefes, que estaba clausurada, para que no lo viera la guardia y no tuviera que dar explicaciones".
Según señalan los informantes, Garayalde entró por una puerta que estaba ubicada sobre la calle Saldanha da Gama, "ubicada, si se toma como referencia lo que era el portón central de ingreso al Batallón, hacia la calle Piaggio". Inmediatamente subió hacia el primer piso y pasó cerca de los dormitorios de los oficiales para luego descender hacia la enfermería del Batallón, que estaba ubicada en el otro extremo del cuerpo de la unidad.
Según los informantes, en la enfermería estaban presentes el teniente coronel Carlos Legnani, en ese momento jefe del Batallón Florida; el capitán Calcagno, jefe del S2 (Inteligencia); el capitán Camacho, jefe del S3 (Operaciones); y el médico militar Colombo, que ofició como enfermero. Según los informantes también estuvo presente el ex dirigente del MLN y colaborador de los militares, Amodio Pérez.
Wassen Alaniz, según el relato de los informantes, estaba atado en una camilla y Antonio "Tono" Garayalde le inyectó pentotal sódico. Luego de varias horas de interrogatorio intentando saber la ubicación de la "Cárcel del Pueblo", según la fuentes, los militares no tuvieron éxito.
Wassen, posteriormente, fue uno de los nueve presos del MLN que la dictadura consideraba rehenes y pasó largos años de prisión. Casi al final de la dictadura protagonizó una extensa huelga de hambre, mientras estaba internado en el Hospital Militar y falleció sin ser liberado.
15/7/08
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