LOS OTROS CRÍMENES DEL ESCUADRÓN
Con el brutal asesinato de Ibero Gutiérrez González son ya cuatro las víctimas del siniestro y tenebroso "escuadrón de la muerte". Pero su mano está también tras los cientos y cientos de atentados que, noche a noche, son perpetrados con total impunidad contra los hogares, locales políticos, comercios de personas frentistas o vinculadas, familiarmente, con integrantes del MLN. Para estas acciones —según sea su naturaleza— ha adoptado distintos nombres: Defensa armada nacionalista (DAN), Comando Armando Leses, Brigadas Nacionales, JUP, LYS (debe recordarse un pasquín hecho llegar a mediados del año pasado hasta la casa de determinadas personas, que decía: . . ."Estamos alertas, preparados y vigilantes. Si estas amenazas se materializan en algunos de esos integrantes o en cualquier ciudadano uruguayo que no sea antipatriota y traidor como Ud., actuaremos en consecuencia. Los responsables pagarán con su vida. Ud. puede estar entre ellos"), o el Comando Caza Tupamaros, responsable de la última muerte.
No creo en brujas pero...
Una noche de 1962, el entonces jefe de policía de Montevideo, Cnel. Mario O. Aguerrondo, entró en el diario "El País". Era el momento en que a Soledad Barret y, después, a otras personas se las sometió a distintos castigos tras lo cual se les tatuaba una cruz svástica con hojas de afeitar o cualquier otro objeto cortante. El jerarca se reunió con el cronista policial y responsables del diario, al día siguiente "El País" mostraba una fotografía obtenida en una manifestación meses atrás y en la que se había identificado —entre otras personas a la joven militante. De esa manera la policía —en aquel momento muy activa en la organización de golpes como el asalto a la Universidad que durante años tuvo separado de su cargo al comisario Orestes Braida Arbulo— trataba de desviar la atención sobre las bandas fascistas que ella misma armaba.
Fue, asimismo, por esa fecha, que un asesino protegido por la oscuridad de la noche arrojó una bomba incendiaria contra un club comunista. El fuego causó la muerte de una criatura de meses, hija de los cuidadores del local. Esta vez el escándalo había sido muy grande y la policía no tuvo más remedio que "aclarar" el caso y detener al homicida que, casualmente, resultó ser un habitual informante y delator ubicado en el medio estudiantil.
En materia de bandas fascistas hay, como se ve, una larga y, muchas veces, dolorosa experiencia. En la medida que el liberalismo no les molestaba se mantenían en forma larvaria hasta que un acontecimiento como la Revolución Cubana las llevó a la acción en "defensa de la democracia" y del "mundo occidental y cristiano". Desde la embajada norteamericana, a través de sus agentes se financió a grupos como la Confederación Sindical del Uruguay (intentando quebrar al movimiento obrero) o el Movimiento Estudiantil de Defensa de la Libertad (MEDL) que ya en 1962 y, por medio de una conferencia de prensa, trataba de desvincularse de otros grupos igualmente totalitarios (como el FEDAN, MOENSU, Alerta, Gallo, etc.), acusando a la Lista 15 de ser "tontos útiles" (sic) y publicitando la expulsión de un tal Eduardo Fernández que en una reunión gritó entusiastamente "¡Heil Hitler!".
No es por cierto exagerado encontrar en todos estos elementos los antecedentes de la propia JUP.
Pero esta vez la oligarquía ha ido mucho más lejos: prohijó la creación del "escuadrón" nutriéndolo de policías e integrantes de grupos "demócratas", como quedó bien claro con el procesamiento de los secuestradores del Dr. Carlos Maeso (abogado de HYTESA por el que se pidió un rescate de 25 millones de pesos).
La identificación de Eduardo Denis Falcon Filgueiras, Washington Angel Grignoli, Llamil (o Yamil) Wallace Pereuchena (los tres del D-6 de la Dirección de Información e Inteligencia, que comandaba el comisario Macchi), Enrique "Quico" Fernández Albano, y Héctor Blas Quinteiro fue un rudo golpe que la Justicia asestó al "escuadrón". Y sirvió, para mostrar los elementos humanos que lo integran: por un lado, policías —y no agentes cualesquiera, sino integrantes de una repartición que tiene como misión específica la represión de la guerrilla—, por otro, civiles como el tal Fernández Albano, vinculado a grupos estudiantiles de derecha, servil instrumento de la embajada yanki de la que era agente informante. También el año pasado, en setiembre, se denunció al médico paraguayo Angel Pedro Crosa Cuevas —de siniestros antecedentes— como un integrante del "escuadrón" sin que ello fuera jamás desmentido.
Finalmente, y aún cuando parezca reiterativo del Informe Especial hecho por Eduardo Galeano (en el número anterior de CUESTION) debe recordarse que a Antonio Manuel Ramos Filippini lo fueron a buscar cuatro sujetos que mostraron —no sólo a su madre, también a él mismo— documentos que los identificaban como policías. Que en esta u otra hazaña se han visto coches de los habitualmente usados por la policía.
Los eufemismos, las fórmulas vagas usadas por los redactores de los comunicados policiales, incluso las frases como "respuesta a las actividades de la delincuencia organizada" demuestra —en forma elocuente y frente a cualquier habitante del país— complacencia por la acción del "escuadrón". Ello sería suficientemente grave y condenable, pero si ese mismo uruguayo capaz de advertir la simpatía de la policía por el "escuadrón" busca la información correcta, entonces podrá advertir —asombrado horror— que más que simpatía hay un verdadero encubrimiento. Más que ello, aún, una participación directa.
Publicado en la Revista Cuestión, Año 1, Nº 8 del 28 de agosto de 1971
"El trasfondo político"
LA VIOLENCIA DE LOS "DE ARRIBA"
La violencia de los "de arriba" siguió acentuándose durante los cincuenta y dos días de forzosa y arbitraria ausencia de CUESTION en la calle. Pero la respuesta popular es cada vez más contundente para la oligarquía gobernante que percibe día a día la pérdida definitiva de sus tradicionales y sumisos "rebaños" de engañados o estafados. Muchos resonantes sucesos de innegables derivaciones políticas se desencadenaron durante el período pasado desde el 7 de julio hasta la fecha y su sola enunciación resulta suficiente para advertir por un lado la sucesión de "golpes" encuadrados en la "línea dura" gubernamental que apuntan sólo al pueblo y por otra parte los violentos cimbronazos que sacuden al regimen del señor Pacheco Areco.
Violencia Fascista
En tanto las estadísticas de la Jefatura de Policía de Montevideo se preocupan de ennumerar minuciosamente los daños sufridos por "clubes" políticos del oficialismo y contabilizan sólo un par de locales del Frente Amplio afectados por atentados, grupos fascistas amparados por la policía en su accionar acosaron decenas de domicilios de militantes sindicales y políticos y ametrallaron o arrojaron bombas a no menos de medio centenar de sedes de los Comités frentistas.
El 21 de julio Montevideo fue sacudida por más de 14 atentados y en varios de los lugares elegidos aparecieron por segunda vez panfletos mimeografiados que identificaban a sus autores como integrantes de los comandos DAN (en homenaje al espía yanqui Mitrione).
* El 23 de julio se producen otros siete atentados en distintos puntos de la ciudad, en tanto que desde el interior llegaban día a día informaciones de numerosos baleamientos a locales partidarios del Frente Amplio y domicilios de militantes.
* La madrugada del 31 de julio pasó a ser la del bautizo de sangre de las bandas fascistas organizadas que culminaron su escalada con el cobarde asesinato de Manuel Antonio Ramos Filippini, luchador social que algunos meses atrás estuvo recluído en Punta Carretas. Los autores del fusilamiento se autoidentificaron como integrantes del Comando Caza Tupamaros "Oscar Burgueño".
* Quizá por simple azar, el día anterior fue ultimado el agente policial Ildefonso Kazlauskas, hecho que la gran prensa y la policía explotó políticamente hasta que días después se determinó que sus motivaciones estarían encuadradas en la crónica roja cotidiana.
* El 6 de agosto se anunció la desaparición del estudiante de Medicina y agente policial de 2ª de Sanidad Policial, Abel Ayala Alvez (27) quien desde hacía 20 días faltaba de su domicilio. Hasta los diarios más conservadores especularon con la posibilidad de que fuera otra víctima del Comando Caza Tupamaros.
* En la madrugada del 6 de agosto un atentado, llevado a cabo por dos jóvenes de notoria vinculación a la JUP, contra un local del Frente Amplio del Prado, tiene una trágica derivación accidental. Después de lanzar bombas incendiarias los autores de la agresión son perseguidos y detenidos por militantes del propio Comité afectado. Despojados de sus armas, una de éstas se dispara accidentalmente cuando estaba en manos de uno de los captores y el joven Alfonso Zapicán Arhancet (16) cae herido de muerte. El episodio fue explotado desvergonzadamente por los diarios de la reacción pero la Justicia de Instrucción probó categóricamente (con el testimonio del propio compañero de la víctima) que se estaba ante un homicidio ultraintencional.
La Represión al Firme
No menos activas que las hordas fascistas estuvieron las fuerzas de la represión en el mismo período de 48 días. Las internaciones de militantes políticos y sindicales, de excarcelados y estudiantes, se siguieron sucediendo hasta culminar con el indignante episodio del estudiante de UTU Heber Nieto (17), el 24 de julio. Pese a todos los intentos de "sacarse el sayo", los policías de la Dirección de Información e Inteligencia que actuaron en la represión de los estudiantes de la Escuela de la Construcción, quedaron señalados como los autores del disparo calibre 22 que tronchó la joven vida de Nieto. Los peritajes y testimonios obtenidos por el Médico Forense Dr. Carlos Arzuaga y por la propia sala de abogados de la UTU fueron concluyentes.
La derivación casi inmediata resultó ser la consumación de un atentado dinamitero contra el domicilio de Arzuaga y la prohibición expresa por parte del Consejo Interino de la UTU de difundir el informe letrado aunque igualmente pudo ser conocido por la opinión pública, a través de publicaciones independientes.
La demostración popular multitudinaria que acompañó los restos del joven estudiante caído, se originó en el pesar colectivo, pero tuvo auténtico y espontáneo sentido militante. Fue otra batalla perdida por el régimen.
* Otra arista de la represión indiscriminada la constituyó sin duda la detención masiva de manifestantes. El 23 de agosto fueron arrestados 94 integrantes de la marcha del silencio organizada por los familiares de presos políticos y en protesta por arbitrarias internaciones en los cuarteles. Cinco días después 42 estudiantes que participaban en manifestaciones de repudio por la muerte de Heber Nieto, también fueron conducidos a la Jefatura de Policía, tras una de las clásicas "gaseadas" y embestidas de la caballería de la Republicana.
Gobernar a los "Piñazos"
* Con el levantamiento de las Medidas de Seguridad, por parte de la Asamblea General, el 14 de julio pasado, se originó un enfrentamiento de poderes que actualmente se ha diluído con la dilatación del juicio político al presidente Pacheco Areco, a consideración del Senado. El proceso cronológico fue el que sigue:
14/VII - La Asamblea levanta todas las Medidas de Seguridad.
15/VII - El Consejo de Ministros firma el decreto de reimplantación del virtual estado de sitio e invoca nuevos elementos que justifican la medida so pretexto de la defensa de la seguridad del Estado.
16/VII - Se difunde por la policía el Documento 5 de los Tupamaros y otros planes incautados en distintos procedimientos (algunos realizados meses atrás), así como también se exhibe el moderno y avanzado armamento incautado a las fuerzas guerrilleras.
22/VII - La Cámara de Diputados decide el juicio político al Presidente Pacheco Areco, el cual deberá ser llevado a cabo por la Cámara Alta.
26/VII - Violando claros preceptos constitucionales, Pacheco Areco es proclamado por núcleos reeleccionistas de 14 departamentos del interior y la capital.
28/VII - Un decreto presidencial impide la concesión de asilo a los ciudadanos excarcelados que han cumplido condenas por delitos políticos. Se agudiza el enfrentamiento de los Poderes Ejecutivo y Judicial, que a esta altura han chocado ya frontalmente a raíz del desconocimiento por Pacheco y Sena del recurso de habeas corpus dictado por la justicia a favor de los ciudadanos Ary y Sonia Quiroga. Paralelamente el Juez de Instrucción de 1er. Turno Dr. Amilivia emplaza por desacato al Presidente y Ministro del Interior.
2/VIII - La policía irrumpe violentamente en el Juzgado de 1er. Turno, donde se procesan las actuaciones por desacato e invoca argumentos no muy convincentes, sobre un presunto copamiento del local judicial.
6/VIII - Envalentonado y haciendo gala de invulnerabilidad Pacheco Areco acepta públicamente su postulación presidencial auspiciada por los núcleos reeleccionistas.
10/VIII - Desenmascaramiento total: en la Jefatura de Policía el jefe, Cnel. Legnani y el Embajador Charles Adlair presiden el homenaje recordatorio del espía yanqui Dan A. Mitrione.
18/VIII - Otro decretazo gubernamental impide el ingreso de lo que pasa a denominarse "oficialmente" propaganda impresa subversiva.
La Corrupción del Régimen
Dos sucesos ocurridos en las últimas semanas indican a las claras el proceso de deterioro de la dictadura legal pachequista.
* El 13 de agosto se descubre un voluminoso contrabando de mercaderías (radios, pantalones, etc.), a bordo del carguero "Carmen", cuyo monto asciende a unos 300 millones de pesos. Inmediatamente se identifican a algunos de los destinatarios del "matute", pero también se sabe y trasciende que hay "peces gordos" involucrados en el "affaire". Versiones que circularon con mucha insistencia daban por hecho que un diputado oficialista que fue visto el día del descubrimiento del "matute" por la zona portuaria, sería el capitalista del contrabando multimillonario.
Sin embargo, con el procesamiento de algunos involucrados de importancia secundaria, el asunto se diluye y la investigación cesa.
* El 17 de agosto el vespertino La Idea inicia una campaña pública de denuncias de las maniobras cometidas por el Subsecretario de Salud Pública Angel César Ronco que comprenden desde beneficios personales (arreglos de su casa y auto, etc.) hasta componendas colectivas para la negociación de vales de nafta y "encubrimiento" de robos cometidos en dependencias del Ministerio. Ronco elevó su renuncia al Ministro Ravenna pero éste resolvió rechazarla y otorgar en cambio una licencia que parece ser definitiva. En tanto se dispuso una multiplicidad de investigaciones de las maniobras denunciadas que fueron avaladas por los dirigentes sindicales de FUS.
Los Desvelos de Sena
El gobierno recibió en este período numerosos golpes a manos de las organizaciones armadas.
* 12/VII - El Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) detiene al industrial Jorge Berenbau, uno de los principales del complejo textil que integran, entre otras, las fábricas Hytesa, Sadil y Realtex, y lo confinan en la llamada "Cárcel del Pueblo". Un militante del M.L.N. es detenido en la acción.
* 12/VII - 17 personas, acusadas por los tribunales del régimen, de militar en las filas del M.L.N. son procesadas y confinadas en las cárceles de Punta Carretas y Cabildo. El "golpe" no tuvo la resonancia prevista por el Ministerio del Interior y los diarios de la oligarquía, empañado por la perfección del secuestro de Berenbau.
* 15/VII - La agencia Tacuarembó del Banco de la República es desvalijada por un comando tupamaro: 85 millones de pesos pasan de las arcas del aparato económico del régimen, a otras manos.
* 17/VII - La "inexpugnable" cárcel de Punta Carretas, dolor de cabeza constante del inefable De Brum Carbajal, abre sus puertas para Raúl Bidegain, ante la sorpresa del gobierno, Ministerios, carceleros, etc.
El "sosías" que le suplantó, su hermano Gabriel, es procesado.
* 30/VII - Las teletipos del mundo entero vibran ante la increíble noticia: 38 mujeres militantes de organizaciones de lucha armada recluídas en la Cárcel de la calle Cabildo fugan por la noche en lo que la prensa capitalina define como la más espectacular evasión de la historia del país. A estar por la versión difundida por el semanario "Al Rojo Vivo", las mujeres se reintegraron masivamente a la militancia activa de sus organizaciones.
* 18/VIII - Luis Fernández Lladó, industrial vinculado estrechamente a los directorios de las empresas Frigorífico Modelo S.A. y FUNSA es secuestrado por la "OPR 33".
* En estos días los órganos de difusión capitalinos dan cuenta de la existencia de negociaciones entre las empresas del complejo Berenbau y el M.L.N. para liberar al conocido industrial. El Dr. Maeso, asesor y abogado de Berenbau es secuestrado por un comando del "Escuadrón de la Muerte" y retenido durante 43 horas. Los secuestradores son detenidos y procesados: tres funcionarios policiales del D. 6 de la Dirección de Información e Inteligencia y dos "amigos" de Maeso.
* El lunes 23, "El Popular" y "La Idea" denunciaron un sórdido episodio que repite el caso de Abel Ayala. Se trata ahora de la desaparición del joven Castagneto, hermano de dos procesadas. La sombra siniestra del Escuadrón de la Muerte (DAN o CCT) sigue planeando sobre los que luchan y sus familiares.
Publicado en Revista Cuestión, Año 1, Nº 8 del 28 de agosto de 1971
«CIA, Escuadrón and Company »
Detrás del Escuadrón...
El último día del pasado mes de julio, una pareja vio el cuerpo de un hombre que yacía entre las rocas cercanas al parador Kibón en Pocitos. El hombre muerto se llamaba Manuel Ramos Filippini; tenía los brazos quebrados y más de una docena de balazos en el cuerpo y la cabeza. Llevados y traídos por el viento, unos volantes dejados allí por los asesinos proclamaban la autoría de la "hazaña". Decían, simplemente: "Comando Caza- Tupamaros Oscar Burgueño".
La madrugada anterior cuatro personas habían ido a buscar a la víctima en su domicilio; dijeron que eran policías y se lo llevaron. Ramos Filippini, procesado un año atrás por "asistencia a la asociación para delinquir", no olvidó quizás que las garantías constitucionales proclaman que el hogar es un sagrado inviolable, que no puede ser allanado de noche, ni siquiera con orden judicial. Debe de haber pensado, lo mismo que la mayoría de los uruguayos, que hace buen rato que en este país las páginas de la Constitución son poco más que papeles olvidados.
Un descubrimiento: Uruguay está en América Latina
Hasta no hace mucho tiempo las noticias sobre la MANO de Guatemala, el Escuadrón de la Muerte de Brasil, los secuestros de militantes en Argentina o los abiertos malones policiales en otros países de América, eran para nosotros solamente lejanas noticias de un continente oscuro, ensangrentado por dictaduras feroces.
No porque aquí la vida fuera idílica. Ya había comenzado la lucha radical contra la oligarquía y sus raíces de injusticia, y la represión desatada contra todos los sectores populares no se manejaba con guante blanco. El pueblo ya tenía sus perseguidos, sus torturados y sus muertos. Pero en ese enfrentamiento subyacían ciertas normas implícitas: todavía las caras de cada quien eran visibles.
La contienda se desarrollaba en más de un plano. Había en primer lugar un enfrentamiento entre los trabajadores a quienes se les había congelado sus ingresos y patrones satisfechos porque, en cambio, lo que se les había congelado eran sus egresos.
Esta oligarquía mandaba reprimir todo reclamo desde sus sillones en los directorios o desde sus butacas en los ministerios. Trabajadores estatales en conflicto (bancarios, de Ancap, de UTE) fueron militarizados, ultrajados, suspendidos o destituídos. Había también una movilización estudiantil, en combate tanto contra una Interventora que para ordenar instaló el caos, como en acciones solidarias con gremios en huelga. A su frente estaban las brigadas de choque y las chanchitas, las balas y los gases. La muerte de cuatro estudiantes son jalones luctuosos de esas batallas, a las que últimamente se han incorporado los asociados lícitos para delinquir: los miembros de la JUP, que atropellan a mano armada a jóvenes liceales, su retaguardia cubierta por distraídos patrulleros y verosimilmente instruídos e impulsados por los centros del poder. Un inventario de sus desmanes ocuparía demasiado espacio y seguramente sería incompleto.
En este año de elecciones el enfrentamiento se procesa asimismo en el plano político –partidario. Los locales del Frente Amplio y de los partidos que lo integran son baleados e incendiados, los pegatineros son detenidos, los brigadistas son severamente interrogados; algunos de ellos han sido confinados en cuarteles. En este campo también se siente la amenaza de un pueblo que se organiza para competir en el campo y con las reglas de juego del propio sistema.
Por último, se desarrolla una lucha de características distintas de las anteriores: la oposición entre la insurgencia armada y el régimen en su conjunto. Aquí la contienda llega a su clímax de violencia, porque en ella el sistema ve comprometida su existencia misma y lanza sus guardianes a defenderlo con severas consignas de represión. Policías y tupamaros han caído para siempre en el campo asfaltado de batalla. La defensa del sistema ha pretextado la implantación de rigurosas medidas de seguridad e incluso ha derivado, indirectamente, en un conflicto de poderes, al punto de que en estos momentos el Parlamento lleva adelante un juicio político al presidente de la República por haber desconocido el levantamiento de las medidas que decretó la Asamblea General. "Enfrentamos a un poderoso ejército clandestino", adujo como explicación el ministro del Interior brigadier Sena, un hombre duro, fanático de la autoridad, convencido de que su rígida concepción del orden es la mejor manera de encauzar las relaciones sociales.
Con todos los excesos que el desarrollo de todas esas contiendas trajo consigo, había en ellas sin embargo una cuota de claridad en su planteo: los enemigos se conocían por su nombre. Ahora la tortura y la muerte alevosa de Ramos Filippini nos ha instalado de golpe en aquel continente bárbaro a cuyas espaldas crecimos: el Escuadrón de la Muerte ha adoptado la ciudadanía uruguaya. Pero esta vez el fascismo ha llegado demasiado tarde.
Las marionetas y sus hilos
Salvo espaciados períodos en que los intereses populares estuvieron sino representados, por lo menos contemplados por los gobernantes, el Uruguay vivió siempre institucional y políticamente enajenado. Los hombres de gobierno fueron, alternativamente, capitanes de industria, terratenientes y banqueros, o fieles representantes de la clase dirigente. Los políticos ejercieron con eficacia su papel de delegados del poder económico y sus servicios fueron largamente recompensados. En los últimos años, coincidiendo con un período en que a la desaparición de caudillos populares sucedió la emergencia de una promoción de oscuros oficiantes, la oligarquía desplazó a sus mandatarios y se sentó en los puestos de comando.
Con una crisis estructural que hace crujir su andamiaje, con una dependencia externa que deja márgenes de maniobra cada vez más reducidos, el Uruguay no puede ya ser más lo que era. Mientras el deterioro económico se agudiza, irrumpe un hecho nuevo: los sectores populares, los más castigados por la crisis, adquieren una conciencia política firme y comprometida. A la oligarquía gobernante se le plantea un dramático problema: ¿cómo subsistir, cómo sobrevivir en la misma condición de siempre? La respuesta es fría y objetiva; la misma que se dieron a sí mismos los capitalistas arruinados de la Alemania de los años treinta. El equipo que ejerce el dominio económico y político debe nazificar el país para que la rosca pueda seguir exprimiendo. La furiosa arremetida contra los movimientos populares no refleja sólo el odio visceral del opresor hacia el oprimido ni la mera concupiscencia del poder; representa la elección del único medio posible para que la clase dominante continúe instalada en las claves del mando.
No a otra cosa responde la "violencia de arriba". Las élites comerciales e industriales, los grandes banqueros como Peirano o Ferrés, los latifundistas como Martinicorena, Gallinal o Touron, no pueden tolerar siquiera un horizonte cargado de amenazas. Mucho menos un contorno presente de seguras agresiones a su predominio hasta ahora incuestionable e incuestionado. La consigna, sostienen, es "mantener el orden".
En realidad no existe un orden a mantener; existe un "Nuevo Orden" a instaurar. A su establecimiento concurren la convulsión permanente en las calles y en los centros de enseñanza, los allanamientos indiscriminados, los atentados a clubes políticos, la censura de prensa, la represión sindical y, ahora, los escuadrones de la muerte.
Pero el proceso de los mecanismos de la reacción fue más lento que el despertar de los desposeídos. Ya es tarde para ellos y los caminos históricos que transitamos son irreversibles. No obstante, sus instrumentos siguen actuando.
Los instrumentos del poder
Las fuerzas policiales –nos referimos, claro está, a los cuadros menores de ese cuerpo- aún no han tomado clara conciencia de su carácter de instrumento del nuevo orden. Actúan con cierta impunidad, por lo menos en el plano de las responsabilidades penales. La prensa ha destacado, sin embargo, algunos hechos significativos. En ciertos procedimientos exitosos de la policía contra la organización armada, se ha descubierto que ésta posee un registro minucioso de los efectivos de aquélla. Todo hace suponer –y cruentas acciones de represalia lo confirman- que, a través de su fichaje, la impunidad a que hacíamos referencia, válida en el orden judicial, no opera con igual eficacia en el terreno de los hechos.
Esa relativa invulnerabilidad se asienta además en otro poderoso instrumento del sistema, tan dependiente de los grupos de poder como el jerárquicamente subordinado que es el instituto policial. Los medios de difusión masiva económicamente poderosos –voceros de hombres con pocos votos y muchos millones- aceptan gustosamente la censura y las limitaciones impuestas por el gobierno a su deber de informar, pero sobre todo acuden a la mentira desembozada, ocultando o deformando los hechos al gusto de sus mandantes. Los casos más clamorosos de esa retorcida manera de encarar la información son bastante recientes. Elegimos dos, elocuentes por su particular dramatismo.
Cuando el militante anarquista Héber Nieto cayó abatido por la bala de un francotirador apostado en la terraza de la Caja de Jubilaciones, la prensa "seria" divulgó con especial destaque el informe que de inmediato elaboró la D.I.I., que atribuía claramente la autoría del crimen a los propios compañeros del pequeño obrero-estudiante. El informe del médico forense, que demostró lo absurdo de aquella presunción, no mereció ciertamente ni los titulares ni los análisis que el documento merecía. El caso del agente Kazlauskas, aparentemente asesinado en medio de un turbio episodio que no hay por qué seguir divulgando, fue presentado de inmediato como una venganza de los "tupamaros"; la misma policía, que ha inaugurado un sistema de información subjetiva y comentada, echó a rodar la bola de nieve con el impulso solidario de periodistas complacientes.
Los ejemplos podrían ser más numerosos, pero ya la desinformación grosera es pan de cada día para el lector. Lo malo estriba en que lo es tanto para el prevenido como para el dsprevenido. La prensa grande, como la televisión enajenada y enajenante, como muchas radiodifusoras, son también engranajes del régimen, y al régimen apuntalan pues sólo con él pueden sobrevivir como empresas del engaño cotidiano. Más sutil que la represión en sus procedimientos, los medios de difusión masiva constituyen otro instrumento –insidioso, penetrante, persuasivo- de perpetuación de las estructuras de un sistema corroído y condenado.
Una función a dignificar
Por su parte, la imagen de la policía uruguaya se ha deteriorado vertiginosamente. El pueblo no la siente como su aliada o su defensora, porque -con excepciones que sería injusto ignorar- la policía ha perdido la confianza de ese pueblo cuya seguridad le compete custodiar. El más inocente de los ciudadanos siente aprensión ante las chanchitas erizadas de fusiles. La gente ya no habla en voz alta; se teme al vecino del ómnibus, que tras su ingenua apariencia de lector de un diario puede ocultar a un "tira"; en el estadio no conviene criticar al gobierno porque cualquier "hincha" puede ser un agente de investigaciones; los pasillos de la Jefatura hierven de funcionarios vestidos de civil, y allí tropiezan como hormigas la "estudiante" de minifalda con el "vecino" que habitualmente va a tomar un copetín al café del barrio. La oligarquía, asustada, fomenta la delación y se rodea de guardias pretorianas. Pero esos guardias, a su vez, también se asustan. El miedo que provocan es la proyección de su propio miedo.
Son gentes de carne y hueso, como usted y como yo. Sufren nuestras mismas o peores carencias. Por un sueldo de hambre deben acatar las órdenes de alguien a quien no conocen y cuyos intereses ignoran. Si protestan por el atraso en el pago de sus asignaciones, se acude a su "espíritu patriótico". Han elegido un trabajo sin prestigio, impulsados por la desocupación y la miseria. Sólo cuando uno de ellos cae en esa guerra implacable la prensa recuerda su pobreza y el desamparo de sus hijos, el señor presidente concurre a su velorio y ante su cuerpo sin vida se dicen discursos compungidos.
La institución policial debe recuperar su prestigio. No es actuando contra los humildes, no es protegiendo a la JUP como habrá de recuperar el cuerpo la dignidad y el respeto que deben serles implícitos. No es llevando presos a pegatineros del Frente Amplio, que son sus iguales en la pobreza y que luchan por un mundo mejor también para los agentes policiales, como servirán la causa del pueblo de donde provienen y ante el cual, tarde o temprano, todos deberemos rendir cuenta de nuestros actos o de nuestras omisiones. Y si no bastaran esas razones, debieran bastar las de un instinto de conservación naturalmente orientado para modificar radicalmente la forma y el sentido de sus procedimientos.
En Brasil y en Guatemala son policías los integrantes de los feroces escuadrones clandestinos. Pronto se sabrá –en este país, en este Montevideo, hay secretos que no duran más que un lirio- si aquí se repite el mismo fenómeno. Ojalá que no sea así, porque de lo contrario será de otro signo el impulso pacificador de un pueblo decidido a cambiar.
Un pueblo que ha elegido un instrumento político –el Frente Amplio- adecuado a sus legítimas ambiciones y que defenderá, como sostuvo el general Seregni, el derecho a votar en noviembre bajo el recuerdo de quienes lo obtuvieron lanza en mano en las cuchillas de la patria.
Leer: 7ª Parte
22/6/08
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