22/6/08

El Escuadrón (V)

PRONTUARIO
José Pedro PÚRPURA

El 21 de enero de 1970, los periodistas que cubrían el "escándalo Púrpura" lograron detectar varias pistas importantes. La más significativa condujo hacia un moderno edificio de la calle Paraguay, donde había tenido su sede el United Stastes Information Service (USIS). Allí —pudo comprobarse en aquella oportunidad— funcionaba el cuartel general de la organización montada por el juez José Pedro Púrpura, quien mantenía también en funcionamiento una lujosa filial en el Victoria Plaza Hotel. En el edificio de la calle Paraguay funcionaba una misteriosa oficina donde además de Púrpura operaban Washington Cataldi, por entonces sub secretario en el gabinete de Pacheco, Fernández Caiazzo —director de OSE— y Abril Pérez San Martín, un ex magistrado expulsado del Foro por aceptar sobornos.
Según los testimonios recogidos en aquel momento, era desde aquella oficina, situada a escasas cuatro cuadras de la Jefatura de Policía, que Púrpura cumplía sus funciones para la CIA. Esas funciones incluían —según se supo por denuncias elevadas a la Suprema Corte de Justicia— el reclutamiento de agentes, la formación de un grupo de choque "anti-comunista" y el relevamiento de datos e informaciones sobre los movimientos populares". En cumplimiento de esas tareas el propio Púrpura había organizado la entrada al país de 300 ametralladoras procedentes de Paraguay y había montado un programa de "cursos especiales" para los integrantes del grupo de choque que estaba formando. Supervisaba esos cursos un norteamericano no identificado quien había participado activamente en el complot que culminó con el derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz.
Fue nada menos que un socio del propio Púrpura —el doctor Del Cueto Narbondo, ex Fiscal de Rivera— quien agregó a esos extremos un testimonio definitivo. En declaraciones formuladas a la prensa el 13 de marzo de 1970, dijo Del Cueto- "Yo conocí todo, lo del juez Púrpura y la CIA. Un día Púrpura me presentó a un señor explicándome que era jefe de la CIA. Posteriormente me enteré que había actuado en Guatemala cuando la caída de Arbenz". Se supo, además, que Púrpura había planteado concretamente a ciertos altos funcionarios judiciales e incluso a varios jueces y abogados la posibilidad de que colaborasen con la CIA. Testimonios de tales propuestas fueron conocidos en el curso de las investigaciones practicadas por la propia Suprema Corte en torno de las actividades de Púrpura. Mientras tanto, se logró mantener en tinieblas el tipo de conexiones que vinculaban a Púrpura con Cataldi y Fernández Caiazzo. Solo se pudo establecer que el restante propietario de la oficina de la calle Paraguay —Abril Perez San Martín— operaba con Púrpura en distintas "actividades comerciales" (contrabando, venta de moneda en el mercado negro, especulación con productos textiles) pero nada se filtró con respecto a Cataldi y Fernández Caiazzo. Por supuesto, el hecho de que ambos compartiesen con Púrpura y San Martín la misma "oficina", indicaba que en alguna medida los dos políticos participaban de los mismos negocios que aquéllos. De todos modos muchos son los que hasta hoy tienen la convicción de que Cataldi y Fernández Caiazzo estaban, junto a Púrpura, implicados en otro tipo de cosas,más importantes.

• La mano de la CIA
Quizá el indicio más atendible que existía para abonar esa certidumbre era en aquel momento —y lo sigue siendo aún hoy— el hecho de que Francisco Forteza —el quincista que ocupa hoy el Ministerio de Economía— era el más asiduo visitante de la calle Paraguay. Las implicancias de Púrpura con la C.I.A, se denunciaron incluso en el exterior. Ya a principios de 1970 el diario brasileño, Jornal do Brasil consideró el hecho, al tiempo que hacían otro tanto, diversas publicaciones de Argentina y de Chile. Aquí en Montevideo, por otra parte, fue la propia esposa de Púrpura quien añadió nuevos elementos al prontuario del ex juez, entregando a la Comisión Investigadora designada por la Suprema Corte, un documento – que el propio Púrpura reconoció haber escrito – en el cual constaban datos sobre la actividad de espionaje que cumplía para la C.I.A: indagaciones sobre actividades "subversivas", contactos con informantes policiales, de otros agentes o presuntos agentes. Ese documento nunca fue librado a la opinión pública pero se ha logrado establecer que entre los nombres que en el se consignan, figura el de un coronel del Ejército y los de varios altos jerarcas policiales.
Este último extremo, no hizo más que agregar un nuevo elemento de juicio a otro de los aspectos de la turbia actividad de Púrpura: sus estrechos contactos con los mandos policiales. Sobre este hecho hay evidencias abrumadoras. Púrpura, según ya se ha demostrado reiteradamente, estaba vinculado al sub -inspector Orestes Braida a quien se ha sindicado como organizador del asalto a la Universidad, registrado cuando el general Aguerrondo era Jefe de Policía de Montevideo. Según la propia esposa de Púrpura declaró a la prensa, el ex juez entró en contacto con Braida a instancias de Alberto Heber, cuando éste ocupaba la presidencia del Consejo Nacional de Gobierno. En esa época, Braida cumplía funciones en la secretaría privada de Heber. Por otra parte, el propio Púrpura ha declarado en reiteradas oportunidades que mantenía una estrecha vinculación con el coronel Ballestrino, ex comandante de la Guardia Republicana.

La sombra del Escuadrón
Precisamente fue esa vinculación con Ballestrino la que se ha tenido en cuenta a nivel periodístico para rastrear las conexiones de Púrpura con las organizaciones para-policiales del tipo Escuadrón de la Muerte. Sobre este punto quien aportó mejores elementos fue, curiosamente, el propio Púrpura. En efecto, ha declarado varias veces que trabajó en la organización de un grupo de choque, cuyos integrantes se reclutaron fundamentalmente en el mundo del hampa. Situándose él mismo como declarado precursor del Escuadrón de la Muerte, Púrpura admitió, además, que esa actividad la llevaba a cabo en acuerdo con ciertos jerarcas policiales, señalando a Ballestrino como uno de ellos. Con ese respaldo Púrpura organizó activamente una extendida red de abastecimiento de armas para su grupo de choque, para el que procuró obtener en el exterior ametralladoras Thompson. Por otra parte, se sabe también que había establecido un campo de entrenamiento en algún lugar de las afueras de Florida, donde se realizaban prácticas de tiro y se dictaban cursos de capacitación similares a los que se imparten a la policía en base a manuales norteamericanos. Se recuerda, por otra parte, que en 1970 se supo que Púrpura guardaba en su casa de Pocitos un verdadero arsenal, así como ciertos documentos que le fueron incautados por un comando del MLN. En aquel momento se frenó toda investigación sobre ambos extremos, por orden expresa del Ministerio del Interior.
Incluso se sabe que algunos jerarcas policiales, el propio Púrpura y el famoso agente de la CIA que el ex juez le presentó a su socio Del Cueto Narbondo, se reunían en una finca de la calle Lavalleja. En esas reuniones se deliberaba en torno de la actividad del grupo de choque formado por Púrpura, según se ha revelado recientemente. Mucho después de conocidos algunos de estos hechos se detectaron nuevas pistas en torno del Escuadrón de la Muerte y otros grupos para-policiales. Esas pistas han permitido conocer más a fondo las características de esas organizaciones, responsables ya de por lo menos dos asesinatos. La participación que le cupo a Púrpura en la puesta en marcha de esos grupos es un hecho admitido por él mismo, pero habida cuenta de sus antecedentes es lícito suponer que la actividad que en ese campo llevó a cabo accedan a un nivel mucho más importante que el hasta ahora oficialmente! conocido.

Un vulgar delincuente
Las actividades de José Pedro Púrpura no se detienen en su vinculación con la CIA y el "Escuadrón de la Muerte", llegan a ser las de un vulgar delincuente.
Cuando el Juez Ldo. Departamental de Rivera, Dr. Juan Carlos Larrieux, decretó el pasado martes 21 de marzo la ratificación de su procesamiento (imputado de contrabando, asociación para delinquir, y otros delitos), culminaba intensas actuaciones realizadas a lo largo de los dos años.
Junto a él aparecen otros implicados, como el Cnel. Walter Griecco, Eduardo Valiño Pavón y el prófugo, José del Cueto Narbondo (ex fiscal de Rivera), además de aduaneros de Rivera y Montevideo, caudillitos políticos pachequistas, etc. Todo empezó cuando Púrpura era Juez Ldo. de Intrucción de 2º Turno de Montevideo; sus actuaciones dejaban mucho que desear, pese a lo cual en oportunidad de un movimiento de magistrados -a fines de 1967- fue llevado al Juzgado en lo Penal de 1er. Turno (técnicamente un ascenso). Al año siguiente comenzó a ser ostensible la participación en actividades ajenas a sus funciones: la Asociación de Magistrados Judiciales hizo un planteo ante la Suprema Corte de Justicia en tanto que tomaron estado público las denuncias sobre una extraña oficina que Púrpura tenía en el Victoria Plaza Hotel. En febrero de 1970 la S. C. J. designó una comisión encargada de investigar todos los hechos que se le atribuían; apenas un mes después, actuaciones policiales determinaron la captura de un sujeto que, creyendo haber sido delatado, comenzó a acusar a aduaneros, y señaló al Fiscal de Rivera Dr. del Cueto, como quien se encargaba de agilitar trámites aduaneros y judiciales para la entrega de coches incautados por contrabando dando el nombre del financista de la maniobra. Comenzaron los procesamientos en Rivera, se pidieron capturas y cuando, apenas cinco días después fue detenido Olindo Tito (caudillo pachequista de aquel departamento) a Púrpura y a del Cueto. Este fue citado al día siguiente; negó las acusaciones pero no vaciló en comprometer a Púrpura, mencionando asimismo al propio Jorge Pacheco Areco, ministro Cersósimo, etc.
Recién en julio de 1970 la Suprema Corte se dedicó al estudio del informe producido por el Fiscal de Corte, Dr. Guido Berro Oribe, quien aconsejaba la inmediata destitución de Púrpura o, por lo menos, severas sanciones. Finalmente, el 5 de setiembre la Corte degradó al magistrado designándolo como Juez de Paz pero Púrpura renunció. También el Juez Ldo. de Rivera, que había estado omiso en el comienzo de las maniobras de la banda, Dr. Hugo Castagnet Paiva, fue sancionado al ser nombrado Juez de Paz en Dolores. Pese al tiempo transcurrido continuaba la sustanciación de un voluminoso sumario judicial que, elevado a la vista del Fiscal Letrado Departamental, Dr. Barbagelata, culminó en once nuevos procesamientos entre ellos el de Púrpura.
Hasta ese momento, todas las actuaciones demostraban, sin lugar a dudas, que el ex magistrado (al que la Corte retirara el título de abogado) integraba una organización "para delinquir" cuyos fines era contrabandear autos y luego legalizar su ingreso al país. Para ello se contaba con la complicidad de aduaneros que figuraban como denunciantes de los contrabandos (calificados de "técnicos"), incautaban los autos, y "agilizaban" los trámites (por intermedio de del Cueto y Púrpura) para la entrega de los vehículos a los denunciantes. Apareció otro coche, un Meredes-Benz, que en un principio se creyó de origen brasileño comprobándose que lo había traído – al amparo de una ley especial - el Cnel. Walter Griecco que a su vez vendió al Banco Transatlántico en una operación nada clara. Y por este lado se descubrió la vinculación de Púrpura con toda la " rosca " que operó desde el BTU.


• Otros nombres par el Prontuario.
En el correr de estos años ha ido aclarándose la intrincada madeja; a cada paso surgen nuevos nombres implicados en sucios manejos del ex-magistrado. Algunos tienen una triste historia como el contrabandista Mario Scoccozza, o Edmundo Dupetit (del BTU), Cuomo (uno de los delincuentes responsables de la estafa de CUOPAR), los hermanos Raúl y Millón Fontaina y Jorge Severino (al principio, socios en el "respetable" estudio montado en el Victoria Plaza Hotel), pero todos ellos están vinculados —ineludiblemente —a oscuros intereses que pueden en algunas circunstancias coincidir con los de la "rosca".


MUERTE de Soledad Barret
MARIO BENEDETTI

VIVISTE aquí por meses o por años
trazaste aquí una recta de melancolía
que atravesó las vidas y las calles

hace diez años tu adolescencia fue noticia
te tajearon los muslos porque no quisiste
gritar viva Hitler ni abajo Fidel

eran otros tiempos y otros escuadrones
pero aquellos tatuajes llenaron de asombro
a cierto Uruguay que vivía en la luna

y claro entonces no podíamos saber
que de algún modo eras
la prehistoria de Ibero

ahora acribillaron en Recife
tus veintisiete años
de amor templado y pena clandestina
que nunca se sepa cómo ni por que
los cables dicen que te resististe
y no habrá más remedio que creerlo
porque lo cierto es que te resistías
con sólo colocárteles en frente
sólo mirarlos
sólo sonreír
sólo cantar cielitos cara al cielo
con tu imagen segura
con tu pinta muchacha
pudiste ser modelo
actriz
miss Paraguay
carátula
almanaque
quien sabe cuantas cosas
pero el abuelo Rafael el viejo anarco
te tironeaba fuertemente la sangre
y vos sentías callada esos .tirones
Soledad no viviste en soledad
por eso tu vida no se borra
simplemente se colma de señales
Soledad no moriste en soledad
por eso tu muerte no se llora
simplemente la izamos en el aire

desde ahora la nostalgia será
un viento fiel que hará flamear tu muerte
para que así aparezcan ejemplares y nítidas
las franjas de tu vida
ignoro si estarías
de minifalda o quizá de vaqueros
cuando la ráfaga de Pernambuco
acabó con tus sueños completos

por lo menos no habrá sido fácil
cerrar tus grandes ojos claros
tus ojos donde la mejor violencia
se permitía razonables treguas
para volverse increíble bondad

y aunque por fin los hayan clausurado
es probable que aún sigas mirando
Soledad compatriota de tres o cuatro pueblos
el limpio futuro por el que vivías
y por el que nunca te negaste a morir
Publicado en MARCHA el 19. 1. 1973



IBERO GUTIÉRREZ: INFORME SOBRE EL ASESINATO
Durante siete días, cronistas de CUESTION interrogaron a familiares de Ibero Gutiérrez González, rastrearon datos e informaciones sobre las actividades del Escuadrón de la Muerte, consultaron a abogados e investigadores policiales. Esa indagación permitió detectar algunos elementos aún no difundidos sobre el asesinato de Ibero y sobre las actividades de ciertos grupos para-policiales. En ese capítulo se incluyen revelaciones claves, algunas de las cuales puede resultar de capital importancia para el total esclarecimiento de los asesinatos cometidos por el Escuadrón. Este es el texto del informe elaborado por los cronistas de CUESTION.

CUANDO Ibero Gutiérrez González regresó de Europa, luego de dos meses de permanencia en Francia y España, envió a un sacerdote amigo de su padre, en cuyo domicilio madrileño se había hospedado, una carta en la cual le solicitaba le enviara unos libros que había dejado allá. La carta llegó abierta a manos del religioso y su domicilio y su parroquia fueron allanados. A duras penas el propio sacerdote evitó una temporada en la cárcel. También en París, la casa amiga donde Ibero permaneció unos días, fue prolijamente allanada por la policía. Eso sucedió en 1968. Ibero tenía entonces 18 años. No había, en aquel momento, justificaciones aparentes para esos episodios. Un premio en el concurso de Radio Habana y una breve estadía en Cuba eran los únicos extremos que podían explicar. Poco tiempo después, un diario norteamericano publica una gran fotografía de Ibero, como ilustración de aquellos hechos, en la que se le sindica como "jefe tupamaro",
¿Quién proporcionó esa fotografía al diario yanqui? ¿De dónde surgieron los datos Personales que se incluyen en la nota? ¿Cómo explicar la absurda acusación que se hace allí contra Ibero, y presentándole, nada menos que como "jefe tupamaro"?
Sus familiares, su compañera, sus amigos se plantean hoy insistentemente esas preguntas. Y muchas otras. Por ejemplo: ¿por qué la insistente persecución desatada contra Ibero durante estos últimos cuatro años? ¿ Por qué las mentiras, las mistificaciones, las ambigüedades tendientes a construirle una imagen de sedicioso, que se complementa a la perfección con la intención que refleja el cartel que apareció sobre su cadáver, el lunes 28: "Vos también pediste perdón. Bala por Bala. Muerte por Muerte. C.C.T". (Comando Caza Tupamaros)?.
Quizá Ibero fue una víctima prefabricada. El 7 de setiembre de 1971 su nombre apareció en una lista publicada por "El País", donde se le sindicó, también, como sedicioso. Pero Ibero sólo había estado 90 días detenido, sin pruebas y había sido excarcelado por la Fiscal del Crimen, doctora Gonella, que no encontró méritos para acusarlo. Y se sabe que ni un sedicioso está solo 90 días en la cárcel si es culpable de "asociación para delinquir" ni la doctora Gonella es una fiscal blanda, despojada de prejuicios políticos e ideológicos. Por supuesto. Ibero y sus abogados probaron fehacientemente que no tenía vinculación alguna con el delito de que se le acusaba (atentado contra la quinta presidencial) y que el día del hecho Ibero estaba en su casa. Tenían testigos calificados para probarlo. Y lo probaron. Y de inmediato Ibero fue excarcelado por la Fiscal, cuyo dictamen refleja en el caso la opinión del propio Poder Ejecutivo. Y en las circunstancias en que se registró la excarcelación correspondió a un sobreseimiento.
Pero hubo más. Mucho más. Cada vez que se produjo un hecho espectacular (asalto al BFI, secuestros) Ibero fue buscado, indagado por la policía. En cada oportunidad Ibero se presentó y probó que nada tenía que ver con esos hechos, con testigos y testimonios calificados. Nunca la policía encontró en esas oportunidades indicios de ninguna clase para que fuera procesado. No obstante, como tantos otros ciudadanos inocentes durmió algunas noches en Jefatura "mientras se averiguaba", fue recluido en un cuartel. "Ibero no consideraba deshonroso ser "tupamaro", recuerdan hoy sus familiares, pero nunca nadie probó que lo fuese". Incluso, cuando fue excarcelado, no fue, como los "sediciosos", enviado a una dependencia militar. Pero Ibero, militante estudiantil y del Frente Amplio, ubicado políticamente en el Movimiento de Independientes 26 de Marzo, era perseguido. ¿Por qué, por quiénes? La casa de sus padres fue allanada, incluso estando la familia en el interior, veraneando: la persecución se extendía a la familia. Y hasta la semana pasada, ese extremo adquirió niveles de ensañamiento. Se dijo que estaba vinculado a grupos sediciosos, y hasta la doctora Gonella ya había dicho que no. Se habló de que su domicilio era "desconocido", y cuando se casó con Olga, Ibero dio, como correspondía, su dirección a las autoridades competentes y allí vivía. Se afirmó que había estado varias veces recluido y ya sabemos cómo es esa historia. No se dijo, por supuesto, que había sido excarcelado por falta de méritos para acusarlo, que no había indicio alguno que lo vinculara a los comandos revolucionarios.
El propio Ibero contó a sus amigos: "Cuando me interrogaba el juez un funcionario entró al despacho y le dijo que alguien quería hablarle. ¿Quién es?, preguntó el juez. "El comisario Otero", respondió el funcionario. Y el juez salió y habló con Otero". Y después volvió y, aún careciendo de pruebas como la propia fiscal luego lo admitió, mandó a Ibero a Punta Carretas. Otra vez, la inquietante pregunta, la pregunta de siempre: ¿Quién, desde dónde, desde cuándo, por qué, dirigía la persecución contra Ibero? ¿Quién tiene el brazo tan largo como para llegar a Madrid, a París, a los Estados Unidos? ¿Qué habló el comisario Otero aquel día con el juez?
El martes 29 los matutinos alcanzaron la primer respuesta: había aparecido el cadáver de Ibero Gutiérrez González, en un lugar apartado, con 13 balazos en el cuerpo, asesinado por el Comando Caza Tupamaros, una de las tantas caras del Escuadrón de la Muerte.

Sus últimos pasos
Cuenta el padre de Ibero: "El domingo 27 almorzó en mi casa, con la familia. Luego Olga, su esposa, fue a casa de una compañera a estudiar, En mi auto yo llevé a Ibero hasta su departamento - Eran las 3 de la tarde, aproximadamente. Lo dejé en la esquina, a poca distancia de su casa, con el brazo levantado, saludándome. Esa es la última imagen que tengo de él".
Dice Olga, su compañera: "Quedamos en encontrarnos a las diez y media u once de la noche. Él iba a pasar a buscarme por la casa de una compañera, donde yo estaba estudiando. No vino y eso nos sorprendió, porque Ibero era puntual. Así que cerca de medianoche estábamos muy nerviosas, porque no aparecía. Con unos familiares fui hasta nuestro apartamento y allí todo estaba en orden. Ibero no estaba. El lunes en la mañana, temprano, fui con el padre de Ibero a la Jefatura. Allí dijeron que no sabían nada de él. Seguimos investigando hasta cerca de las 7 de la tarde, sin resultado. Fue cuando nos informaron que había aparecido su cadáver"
Según el parte policial el cuerpo fue encontrado cerca de las 12 del lunes. De acuerdo al informe forense, Ibero murió entro la medianoche del domingo y las 3 de la madrugada del lunes. Eso es todo, No hay más datos. El Escuadrón de la Muerte sabe cubrir sus pasos.

• El informe del forense
El cadáver de Ibero Gutiérrez presentaba las siguientes heridas:
* esquimosis y hematosis en cara anterior y posterior del tórax. Algunas alargadas, provocadas por objetos contundentes; otras redondeadas, como si hubieran sido provocadas por patadas. Algunos de esos golpes provocaron fracturas de costillas.
* 2 orificios de bala transfixiantes de brazo derecho. Uno de ellos fracturó el húmero.
* 1 herida de bala transfixiante de dedo de mano izquierda, con fractura de falange.
* 1 herida de bala transfixiante de brazo izquierdo.
* 1 herida de bala transfixiante en región occipito-parietal derecha, transfixiante de cerebro. Este proyectil se extrajo debajo de la piel de la región frontal, lado derecho.
* 2 heridas de bala, preauriculares, derechas.
* 1 herida de bala en región carotidea izquierda. El proyectil fracturó el maxilar inferior.
* 1 herida de bala supraclavicular izquierda.
* 2 heridas de bala en la cara posterior del tórax, una derecha y otra izquierda.
* 2 heridas en cara anterior de tórax.
No hay más detalles de heridas en el parte forense. En total 13 balazos, todos de calibre 38, disparados por varios revólveres, según se estableció en los peritajes. Por lo menos tres revólveres.
Además, en el pecho de Ibero Gutiérrez aparecieron dos marcas paralelas, largas, finas, aparentemente provocadas por sogas. ¿Permaneció atado (a una silla, probablemente, por la ausencia de marcas en la espalda) hasta instantes previos a su asesinato y se hizo las marcas al intentar liberarse de las ataduras? ¿Fue acribillado atado y de ahí los balazos en los brazos, que levantó en un gesto instintivo? Como se verá más adelante algunos extremos de esas hipótesis pueden servir para rastrear alguna pista que conduzca a los autores materiales del asesinato.

Las pistas
El Escuadrón de la Muerte (o cualquiera de sus sellos colaterales) no deja pistas, habitualmente. Si las deja, tienen una característica singular: cuando se inicia la indagación policial, se desvanecen, se diluyen, terminan por evaporarse.
No obstante, en este caso hay posibilidades de encontrar alguna, según aseguran veteranos investigadores policiales. Veamos.
I) El cuerpo apareció debajo de un árbol, a unos quince metros de la intersección de Camino de Las Tropas y Camino Melilla. Es una zona relativamente despoblada. El lugar exacto donde apareció el cuerpo está alejado de casas. No hay vecinos en las proximidades. No obstante, los hay en un radio de unos 350 metros y precisamente por tratarse de una zona apartada, cuyos moradores están habituados al silencio nocturno de la zona, cualquier ruido (detonaciones, motores, gritos) es audible a muchos metros de distancia y fácilmente detectable por los moradores más cercanos. Según el parte técnico la muerte de Ibero se produjo entre las 24 y las 3 de la madrugada. Según todos los indicios no fue asesinado en el lugar que apareció el cadáver, sino que fue llevado allí ya muerto. Sea como sea. los asesinos estuvieron en Camino de las Tropas y Camino Melilla entre las 24 del domingo y las 3 de la madrugada del lunes, si mataron allí a Ibero, o entre las 24 del domingo y las 12 del lunes, cuando, según el parte policial, fue descubierto el cadáver gracias a un "aviso anónimo". Esas, por supuesto, son las horas topes y los plazos pueden, aún, ser mayores. De todas formas queda claro que la presencia de extraños, de automóviles y quizá los ruidos de detonaciones muy posiblemente no hayan pasado inadvertidos a los vecinos del lugar, ya que, eventualmente, los asesinos estuvieron en el lugar, recorriendo caminos y carreteras, entre la medianoche del domingo y el mediodía del lunes. Un lapso demasiado extenso como para que hayan pasado inadvertidos por todos, en todo momento. ¿Nadie escuchó voces, nadie vio automóviles, nadie observó—a la luz de la luna o, el sol— el rostro de ningún extraño en las proximidades, nadie oyó gritos o detonaciones? Quizá la policía no pueda contestar esas preguntas: no ha investigado por ese lado.
2) Ciertos detalles de las heridas permiten profundizar algunas pistas. Todas fueron ocasionadas por armas de calibre 38, que utiliza, como se sabe, la policía. Por lo que se sabe, fueron varias (por lo menos tres) las armas que se vaciaron en el cuerpo de Ibero. Un examen balístico realizado en base al hecho de que las estrías dejan marcas diferentes, podría ayudar a limitar el número de posibilidades para conocer más detalles sobre las armas usadas. No hay indicios de que ese examen se haya realizado.
3) El ángulo desde el que fueron disparados los balazos sobre un Ibero aparentemente atado a una silla, puede —otras veces, muchas, ha servido para ello— proporcionar datos sobre la altura y otras características físicas de los o alguno de los asesinos. Del mismo modo, un estudio dactiloscópico a fondo del cartel que colgaba del cuello de Ibero, podría ayudar también en la investigación, como siempre ha ayudado en casos similares. Pero ninguno de los dos extremos han sido tenidos en cuenta por la policía.
4) Huellas digitales, altura aproximada de los asesinos, descripción de algunos o alguno de ellos proporcionadas por vecinos del lugar donde apareció el cadáver, datos sobre automóviles y presencia de extraños en el lugar, detalle sobre frases intercambiadas entre los asesinos cuando mataron o dejaron a Ibero en Camino de las Tropas y Camino Melilla, son posibilidades de pistas, que para concretarse o no dependen de la diligencia con que a ese nivel se investigue. Otros hechos policiales (cientos, miles de ellos según opinan los expertos encuestados por CUESTION) se han aclarado en base a posibilidades de pistas exactamente iguales a las de este caso, indagadas a fondo. Pero en el caso de Ibero nada se investiga a fondo.

• Los testimonios
Antes que nada, Ibero era un militante. Un hombre comprometido con su tiempo y con su padre. También, un artista. Un creador. Un creador cuyo talento se reflejaba en sus pinturas (consideradas excelentes por los expertos), en sus poemas, en sus fotografías. Además, un compañero, un amigo entrañable de su padre, su madre, su hermana, su compañera, y de los jóvenes y adultos cercanos a su militancia política y estudiantil. A ese nivel CUESTION auscultó opiniones. Las respuestas trazan una semblanza objetiva de Ibero.
—De su padre: "Ibero y yo dialogábamos mucho. De nuestras afinidades, de nuestras discrepancias. El era un hombre inteligente, un creador, sobre todo un creador. Quizá en algunos aspectos pensaba que yo conservaba aún las limitaciones propias de mi generación, que vivió ciega a muchas cosas. Y probablemente tenía razón, pienso ahora. De todos modos nuestras charlas, en las que afloraban nuestras coincidencias y nuestras diferencias, nos sirvió de mucho a los dos. Sí. A ambos, estoy seguro de ello. Hay una fotografía (señala una ampliación de la publicada en los diarios) que define a Ibero tal cual era. Maduro, tremendamente maduro, siendo un niño. Vea su mirada, fíjese en la seriedad y la pureza infantil que refleja su mirada. Sí. Así era Ibero. Así hasta el último día. Hasta el mismo domingo, cuando me dejó su última imagen; su brazo en alto, saludándome".
—De su compañera: "Nos queríamos, sabíamos que nuestra pareja era importante, pero que no tenía sentido, que perdía todo sentido si no se extendía a los demás, si no existía en relación a la causa de liberación de nuestro pueblo. Así vivíamos queriéndonos, entre la militancia y las luchas estudiantiles y las tareas políticas. Ibero era un hombre, un militante, un luchador. No quería aislarse, meterse solo dentro de sus cosas, separarse de los demás, lo que comprendía que era bueno para los otros. Y esa fue, siempre, su lucha".
—De sus compañeros de facultad y de militancia: "Ibero era inteligente, prudente, sensible a toda injusticia, fuera ejercida contra quien fuera" (Alvaro).
"Yo lo conocí mucho. Un día me dijo: "Tenemos poco tiempo. Hay que vivir de apuro. Hay tareas que no pueden esperar". Y esas tareas eran, para él y para todos nosotros, las de la militancia por la causa de la liberación". (Jorge).
"Sí. yo fui compañero de facultad de Ibero y le puedo asegurar que a muchos de nosotros nos anima un estímulo: el de ayudar a encontrar a los responsables, a los asesinos". (Miguel).

La investigación
Cuarenta y ocho horas después del asesinato de Ibero, el Frente Amplio solicitó en el parlamento una investigación sobre el Escuadrón de la Muerte. Existen ya, particularmente a nivel judicial, elementos de sobra para encauzar esa indagación, además de los datos que reúna por sí el parlamento, si prospera el planteo del Frente Amplio. Aunque quizá ese no sea el único camino existente para desbaratar a las bandas para-policiales, la intervención parlamentaria puede contribuir decisivamente con ese propósito. Ya hay demasiados muertos como para seguir esperando.


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