17/1/09

La Historia de la Impunidad - Stella Maris Ageitos (VII)

CAPITULO VI

EL ENTIERRO DE LOS VIVOS :
LAS TUMBAS NN Y LOS ARROJADOS AL MAR.



" LAS CRESTAS MONTAÑOSAS DUERMEN;
LOS VALLES, LOS RISCOS Y LAS GRUTAS, ESTAN EN SILENCIO "


Alcman 60 (10) 646
(de la Fábula de Edgar A. Poe " Silencio ")




1.- Estoy recordando la lectura de algún clásico.

Las crónicas del avance de Teodorico al frente de las hordas ostrogodas sobre la Dalmacia y la península Itálica.

Los tiempos eran terribles, era la caída de los pueblos, naciones enteras, eran arrasados por el invasor que junto con los bandidos completaban el saqueo y la destrucción.

Pero en medio de la dureza, el jefe Ostrogodo, al frente de toda una Nación en marcha, en medio de la más atroz anarquía y hambruna, no alcanzó jamás la perversidad y la crueldad que dieron nuestras fuerzas armadas en su empeño por aniquilar la subversión.

Porque ellas, inauguraron la nueva característica de horror, luego del secuestro o de la detención, que fue la desaparición de las personas.

Porque uno de sus resultados, fueron las tumbas NN. Quizás, la última frecuencia demoniaca del proceso de la desaparición de las personas.

En toda la tradición de la Edad Media y en los antiguos tiempos cristianos, la cristiana sepultura era un deber, un precepto sagrado. De la violación de tal imperativo surgió la figura y el temor de las "almas en pena", errantes por no haber muerto cuando Dios manda y sabido por los suyos.

La Argentina, aunque nada se diga, es también un páramo donde divagan miles y miles de "almas en pena", porque es la tierra donde miles y miles de personas viven angustiadas sin saber que les ocurrió a sus seres queridos.

2.- Las tumbas N.N. son la prueba irrefutable del crimen.

Con el genocidio que sufrió el pueblo argentino, al destrozar y mezclar los restos de los mártires, se cumplió el propósito de que ni muertas las personas desaparecidas pudieran identificarse.

La gesta de los militares se convirtió así en una gesta contra la humanidad.

Era el año 1982, donde el régimen militar -relajado y derrotado por los británicos- con su corrupción y el peso de sus crímenes que empiezan a tomar mayor cuerpo en las investigaciones, aparecen los primeros ex-campos de concentración identificados, tumbas NN y fosas comunes.

Debo precisar que los cadáveres de los desaparecidos eran depositados en cementerios, en zonas militares, en campos abiertos, ríos, arroyos y hasta en el mar. De este modo, bien podemos decir que el país entero descansa sobre el crimen.

Hay aspectos significativos de este método de sepultura. La mayoría son fosas comunes, de 10 mts. por 16 cmts., donde se acumularon los restos -previamente descuartizados y mezclados sus miembros- para que no se pueda individualizar a las personas enterradas.

Y estas sepulturas son el nexo, la prueba y la acusación, porque allí se encuentra el cuerpo del delito, con la responsabilidad de las FF.AA. argentinas como telón de fondo.

Por supuesto que no se procuró con ello ocultar el asesinato -la impunidad estaba garantizada- sino impedir la identificación e individualización de los restos, con el propósito de que sus deudos y allegados no pudieran, ni siquiera, reunirse con ellos.

Aquella tendencia, aquella intención, aquella voluntad de transformar a los desaparecidos en algo inexistente -como si no hubieran sido- fue motivada y también meditada por un odio puro e infernal contra sus semejantes.

Hubo, sin lugar a dudas, un propósito de desmoralizar, de destrucción espiritual, de aniquilar el espíritu del pueblo con el fin de instrumentar una política siniestra; pero, se llegó tan lejos, que, como lo precisó "L'Osservatore Romano": llegó hasta la pérdida del alma.

Es decir, que de los "desaparecidos" (alrededor de 30.000) no se supo nada durante el proceso. Llegaron a desaparecer hasta sus prontuarios; era, como si no hubieran existido.

Ya más lejos en el tiempo, nos encontramos con algunos rastros, algunas huellas, del destino de los "desaparecidos".

Y quiero reseñar un caso.

Se trata del tendal de cadáveres, de ambos sexos, que, en un hallazgo atrozmente lúgubre, fueron encontrados en unos terrenos en las afueras de la localidad de Pilar de la provincia de Buenos Aires. De ellos, tres pudieron ser identificados; uno de ellos, se trataba de Inés Nocetti (Testimonio de Adolfo T. Ocampo, legajo 1104 de la CONADEP).

"A las dos de la madrugada del 11 de agosto de 1976, penetraron en el edificio y derribaron la puerta del departamento de mi hija y se introdujeron en éste. Otros hombres se quedaron vigilando el departamento. Este episodio fue presenciado desde el departamento de enfrente por el Capitán de Navío Guillermo Andrew, quién merced a un llamado telefónico, logró que llegaran al lugar dos camiones del Ejército. Los dos grupos se trabaron en un intenso tiroteo (aún hoy pueden apreciarse los impactos en el frente) El tiroteo se detuvo cuando las fuerzas recién llegadas y a las órdenes del Capitán ya citado, pudieron oír a los victimarios gritar "tenemos zona liberada"; acorde a esto, se retiraron las fuerzas, dejando actuar a los victimarios, quiénes después de destruir y robar, se llevaron a Selma (Ocampo) y a una amiga, Inés Nocetti, ambas desaparecidas al día de la fecha........). Estos hombres y mujeres, después de haber sido fusilados en Campo de Mayo, sus restos fueron llevados a los terrenos de Pilar, amordazados, rociados de kerosene y cubiertos de restos de neumáticos y de caucho, fueron prendidos fuego.

Es imposible extendernos en los detalles de este pavoroso crimen; pero, es bueno indicar que significaba, además de infundir mayor temor a la población, satisfacer los bajos instintos de la clase militar y era una clara demostración de la damnación de quiénes estaban en ello.

En esa forma y como lo desarrolla esclarecidamente Laura Beatriz Bonaparte en el "Centro Internacional de Rehabilitación e Investigación para las victimas de torturas", se procura dar carácter permanente, eterno, a las desapariciones; añadiendo a las atrocidades cometidas sobre las víctimas directas, una intención consciente y perversa de sumir en la incertidumbre la desesperación y el permanente dolor da padres, madres, esposos, hijos, hermanos, amigos.("Militares en la Argentina y su método de Tortura interminable" Febrero de 1984).

Con el advenimiento del gobierno militar se produce, ya en forma generalizada, en todo el territorio de la Nación, un aumento significativo en el número de desapariciones de personas, hechos que tienen una serie de características comunes: los secuestradores eran integrantes de las fuerzas armadas, policiales o de seguridad, y, si bien en la mayoría de los casos se proclamaban genéricamente como correspondientes a alguna de esas fuerzas, normalmente adoptaban precauciones para no ser identificados con burdas indumentarias, pelucas, etc.

No obstante lo anterior, la Cámara Federal tuvo probado, en general, que: ".....las víctimas eran conducidas a unidades militares o policiales o que dependían de los mismos, distribuidas en el territorio del país, cuya existencia era ocultada al conocimiento público, mantenidas allí en forma clandestina; interrogadas bajo tormento, con imposición de condiciones inhumanas de vida y de alojamiento......" (Capítulos XI, XII y XIV del Considerando II de la sentencia de Cámara.)

Con respecto a la suerte corrida por las víctimas, la Cámara dijo: ".....puestas en libertad con adopción de medidas que no revelaran lo que les había ocurrido, ...sometidas a proceso o puestas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional con ocultamiento del período de cautiverio..."".....Los secuestrados no incluidos en el capítulo anterior, se infiere, fueron eliminados. Ello se estima acreditado tanto por el hallazgo en la costa del mar y en los ríos de un llamativo número de cadáveres, cuanto por el significativo aumento de inhumaciones: bajo el rubro NN, en las que la omisión de las más elementales diligencias tendentes a la identificación de los cadáveres no encuentra otra explicación.....que la víctima se la enterró bajo ese rubro...... Se produjo la muerte violenta de personas supuestamente vinculadas a organizaciones terroristas en episodios presentados como enfrentamientos con las fuerzas legales, que eran fraguados......hubo traslados masivos de secuestrados de quiénes no se volvió a tener noticias....". (Capítulos XVI y XV del Considerando II de la sentencia de Cámara.)

La sentencia de la Cámara Federal fue ratificada plenamente en cuanto a sus considerandos y a las penas impuestas el día 30 de diciembre de 1986 (ver Fallos 309).

3.- En el mes de noviembre de 1977 era secuestrada de su casa particular en la ciudad de La Plata, la Sra. María Mercedes Hourquibie de Francese.

Tenía en el momento del secuestro 77 años.

En el mes de febrero de 1987, el grupo de Peritos Oficiales compuestos por Alejandro Inchaurregui; Morris V. Tidball Binz; Mercedes C. Doretti y Luis B. Fondebrider (Grupo Clayde Snow) procedía a la identificación de los restos "de quien en vida fuera María Mercedes Houtquibie de Francese" (Informe elevado a la Causa Nº 44, incoada en virtud del Decreto 280 del Poder Ejecutivo- Fs. 9691/97).

Los restos de la Sra. Hourquibie de Francese habían sido encontrados junto a otros en una de las fosas comunes descubiertas en el cementerio de Avellaneda de la provincia de Buenos Aires.

La Cámara Federal de la Capital Federal en la Causa Nº 13 (seguida contra las tres primeras Juntas Militares) en el caso del secuestro y desaparición de la Sra. Hourquibie de Francese (Caso Nº 163) había dicho: "No está probado que María Mercedes H. de Francese haya sido privada de su libertad el 3 de noviembre de 1977 por un grupo de personas armadas...Sí lo está que a partir de esa fecha no volvió a ser vista.... Es desincriminante la declaración de Maria Cristina Temperoni, quién relata haberla visto salir de su casa, vestida normalmente, con su cartera, acompañada de dos personas, sin recordar si vestían o no uniforme o portaban armas y sin signos de violencia o temor...." (Fs. 28.835 de la sentencia del Juicio del Siglo- Diciembre de 1985).

En el mes de agosto de 1988, uno de sus nietos, procedió a trasladar los restos de su abuela del cementerio de Avellaneda a la bóveda familiar de la ciudad de La Plata. En esa oportunidad, reflexionaba: "A mi abuelita le gustaba mucho salir a pasear y no decir con quién....".

La desaparición de la Sra. Francese debiera entrar en la nueva categorización hecha recientemente por Harguindeguy en el sentido "...aquí murieron muchos inocentes...".

El ex-Ministro del Interior durante la última dictadura militar no se arrepiente de nada. Sentado cómodamente en el living de su casa , menciona que, a más de quince años de la tragedia, se cometieron, en aquella época, "hechos aberrantes".

4.-Ya más cerca, en estos días, también han aparecido manifestaciones de ex-integrantes de las fuerzas de la represión que hacen referencia que muchos desparecidos fueron arrojados al mar, en la mayoría de los casos, vivos o adormecidos.

Uno de ellos, dice, a casi 20 años de los hechos, que no puede dormir. El otro, mientras practica equitación en uno de los clubes más coquetos de Buenos Aires, menciona que en algunos casos tuvo que utilizar "interrogatorios fuertes", para sacarle información a los subversivos.

Ninguno se arrepiente.

Sostienen que obedecieron realizar estos "hechos atroces" en bien de la Patria y en cumplimiento de las órdenes de servicio".

Ruegan que nunca más tengan que participar en estos hechos.

No se arrepienten.

Cuando los constituyentes de 1853 delinearon el proyecto que tenían para el nuevo Estado, estipularon en el Preámbulo de la Constitución que uno de los propósitos fundamentales que los impulsaba a organizarse con las pautas que consagraban era, entre otros, el de proveer a la defensa común.

Las FF.AA. como órgano del Estado e integrante de la Administración Pública, reconocen un orden jerárquico que en ellas se plasma con notoria evidencia. De la esencia misma de la jerarquía, se desprende que la ubicación que cada uno de los integrantes tienen en la escala jerárquica importa un diferente nivel de exigencias y atribuciones. A medida que se asciende en ella se acrecientan ambas, porque a mayor capacidad de mando corresponde mayor responsabilidad.

Obediencia y Subordinación constituyen la esencia de la disciplina militar. Esta disciplina en el devenir de los tiempos, se ha logrado o bien por medio de una paciente tarea de educación inculcándole con perseverancia mediante el estímulo del "espíritu militar" y tratando de fundamentarla en el "honor" inherente a la condición de castrense; o bien, se la ha obtenido mediante la fuerza, a palos, o como ocurrió recientemente y hasta exponiéndolos durante un tiempo sin protección a las rigurosas condiciones climáticas del Sur.

Los antecedentes patrios nos ponen de relieve que ambos métodos fueron frecuentemente utilizados entre los militares desde antaño y así lo destaca el general D. Tomás de Iriarte en sus memorias, donde relata "...El trato que se daba a las tropas era el más inicuo, el castigo infamante de azotes era casi diario, se cerraban las puertas del cuartel para evitar la presencia de algún extraño; formaban al batallón, salían los cabos con su vara y el mayor con otro y empezaba el vapuleo;.....Entretanto la banda de tambores no cesaba de tocar.....para que no se oyesen los gemidos de aquellos desdichados cuyo delito era imaginario o insignificante.....)Ver Tomás de Iriarte, Brigadier Gral. "Memorias, la independencia y la anarquía."Edic. Arg. S.I.A. 1946 p.XXXV DEL Estudio Preliminar realizado por Enrique de Gandía). Agregando, este militar, que habiendo sido él testigo del método reinante en el Ejercito del Norte y no pudiendo aprobar el rigor con que se trataba a los jefes y oficiales, porque estos eran arrojados y recluídos en calabozos como el último soldado, sistema tan opresivo y contrario a los principios republicanos.,máxime cuando venía de servir a una monarquía y jamás los había visto practicar, Belgrano, apercibiéndose de los graves efectos que le causaban estos tratamientos, un día le dijo:

"....Amigo Iriarte, yo conozco bien a nuestros paisanos; créame usted, pero sin este rigor que mi corazón y mis principios repugnan, no se podrían hacer buenos soldados de los americanos; es preciso que pase todavía mucho tiempo para que el punto del honor sea el móvil de las acciones; las masas están muy atrasadas en nuestro país, no tenemos costumbres,....." (Obra citada).

Desde aquel entonces, el rigor que reinaba en el ejército Argentino persistió durante décadas.

Es por ello, que nada puede esperarse de estos personajes, que lejos de contribuir a la reconstrucción de la verdad, siguen desparramando el rigor y la ignorancia que ha caracterizado su formación como integrantes de las FF.AA.

Leer: La Historia de la Impunidad - Stella Maris Ageitos (VIII)

No hay comentarios.: