Dr. DULAU DUMM.- Señor Presidente: con el doctor Crous la idea es dividir el alegato y yo voy a hacer una pequeña introducción. Voy a hablar de los hechos y consecuentemente vamos a tener la ayuda de la informática o de las bondades del Power Point. Voy a analizar las expresiones que prueban la intervención de Von Wernich, tanto en la prueba testimonial como documental y luego pasaremos al denominado Grupo de los Siete, concluyendo para pasarle la palabra al doctor Crous. Excelentísimo Tribunal: en mi carácter de Fiscal General ante el Tribunal Oral, acompañado en la unidad fiscal por el doctor Molina, también fiscal general, y acompañado en esta oportunidad por el doctor Félix Crous de quien es característica y notoria su intervención en este tipo de debate, en este tipo de juicios y en los requerimientos de la instrucción de tantos años a la fecha. Quiero decir que encuentro plenamente acreditados los hechos y la consecuente responsabilidad penal de Christian Federico Von Wernich, de las demás y restantes circunstancias personales obrantes en esta causa y con alguna particularidad, con alguna salvedad, que seguramente se irá haciendo con el correr del alegato. Estos hechos son los investigados en las causas 3, 7/77-78 acumuladas a la causa 40 de la secretaría especial, todos del Juzgado Federal N° 3 de La Plata a cargo del doctor Arnaldo Corazza. Cuando uno tiene la oportunidad en un juicio importante, en una causa compleja, de hablar de todo lo que nos ha pasado a los argentinos en aquellos años, tiene que por lo menos intentar transmitir -porque este es un juicio oral y público- a todos aquellos que están, a todos aquellos que escuchan, cuáles fueron las vivencias tanto personales como grupales; todo lo que ocurrió en ese contexto de un plan sistemático de persecución ilegal que el gobierno de facto utilizó a partir del 24 de marzo de 1976, tomando para sí –como siempre digo-la facultad de decidir sobre la vida y la libertad de los argentinos. Si algo caracterizó a aquella época, fue precisamente el alejamiento de toda norma jurídica y eso es subrayable; obviamente, el alejamiento y el apartamiento de la Justicia. En el plano personal, recuerdo aquellos años cuando ingresé a la Justicia, yo ingresé en 1971 y, en aquellos años, si hubo una frustración para todos nosotros que estábamos en la Justicia, era empezar a reconocer que el gobierno de facto se había apartado notoriamente, que ya no había ley, que ya no había Justicia, que todos los hábeas corpus eran negativos y que aquello que alguna madre, acercándose a alguna mesa de entradas, contaba que sus hijos podían estar desaparecidos; frente a la negativa de los tribunales, que decíamos que teníamos la ley 2840, que era la Ley de Seguridad Nacional; todo eso fue un gran engaño y fue quizá una de las mayores frustraciones que he tenido a lo largo de mi vida. La otra nota característica es la altísima criminalidad. Uno, cree que tiene –digamos- capacidad de asombro y, yo a veces digo también en mi docencia, que mi capacidad de asombro es ilimitada, que solamente reconocer y saber que se han cometido crímenes tan horrendos, tan dantescos y que todos estos crímenes tienen responsables, entre los cuales, por supuesto, está Christian Federico Von Wernich. Yo tuve seguramente la suerte de poder decir y poder explayarme en la causa Bergés y Etchecolatz, aquella que recuerdo, que creo que también estaba el doctor Rozanski, tenía como víctima o como víctimas a toda una familia de Carmen Sanz. Tuve ocasión de estar el año pasado en el juicio seguido a Miguel Osvaldo Etchecolatz y allí tuvimos también la oportunidad de escuchar a testigos valientes, a víctimas de aquellas épocas, a sobrevivientes de aquellos terroríficos lugares, dándonos pautas de ejemplo, como el caso de Jorge Julio López, con cuyo testimonio, merced a él, pudimos probar el crimen de Patricia Graciela Del Orto de Marco y de Ambrosio De Marco. Y siempre voy a reiterar en estos alegatos, términos que seguramente son de común conocimiento, tanto de los querellantes, de las personas que están abocadas a este tipo de juicios pero, fundamentalmente, con alguna característica, que se aparte de aquella consideración que en el ’84 ya se hizo en las causas 13 y 44, aquella teoría de “los dos demonios”, algo que yo conocí en la época, porque quizá uno puede decir con el tiempo que es sobreviviente de la ciudad de La Plata. En la causa 13 del ´84, la Cámara Federal de la Capital Federal, narró una situación histórica que el país vivió: en nuestro país hubo subversión, hubo guerrilla, hubo Triple A y luego, a partir del 24 de marzo de 1976 el golpe militar, que hace que un ejemplo de escritor, como Rodolfo Walsh, en algún momento escribiera en la “Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar” algo que para mí en este tipo de causas –digamos- amplía el conocimiento de la época y asegura esa altísima criminalidad que ocurrió. Cuando les dice: “Las tres A, son hoy las tres armas y la Junta que ustedes presiden no es el fiel –por supuesto que lo tuve que buscar de la balanza, que es la aguja que obviamente pendula entre ambas balanzas de la Justicia- entre violencias de distintos signos ni el árbitro justo de dos terrorismos, sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y solo puede balbucear el discurso de la muerte”. Lo que dice Rodolfo Walsh es exactamente lo que yo viví y si existe la perspectiva de requerir como aspiración personal algún deseo, algún anhelo, es tratar de hacer todo lo imposible para hacer mucha docencia en este país para que nuestros jóvenes o la gente que está en nuestra sociedad sepa qué fue lo que ocurrió. Entonces, digo, como aspiración personal para que nunca jamás vuelvan a ocurrir estos hechos que, por supuesto, voy a dar por probados. Dije que en las causas 13 y 44, se han probado todos estos hechos, la gran mayoría de estos hechos, tanto en la causa 13, que motivó la condena a las cúpulas militares como la causa 44 denominada Camps, donde conviene repasar algunos conceptos, que ya veremos, para subrayar a partir de allí la acreditación de la responsabilidad del procesado. Entre las singularidades que conviene destacar, no solo está aquello de lo cual tenemos que totalmente desapegarnos, que es aquella teoría de los dos demonios, sino también aquella consideración que se hizo de no advertir que como parte integrante del cuerpo del delito existe la perspectiva y la posibilidad de que de alguna vez por todas y para siempre equiparemos la figura del desaparecido dentro de circunstancias de modo, de tiempo y de lugar con la figura del fallecido. Nosotros tuvimos ocasión de hacerlo en la causa Etchecolatz y, por supuesto, que tenemos la jurisprudencia del caso Bru, donde también es analizable toda esta cuestión del cuerpo del delito. Dije que esta es una causa voluminosa, compleja, importante y especial, seguro por la calidad funcional de Christian Federico Von Wernich que, sin perjuicio que el reproche penal que le voy a hacer lo es en su persona, como ser humano que ha cometido delitos, no puede soslayarse que esto ha ocurrido siendo miembro de la Iglesia Católica, en su carácter y en su función de sacerdote de ella y también ostentando la calidad de oficial subinspector profesional como reza el legajo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, con funciones asimilables a las del Capellán de esta Institución. En este aspecto también creo conveniente, al correr del alegato, hacer algunas distinciones para no confundir, como normalmente hacemos, en las generalizaciones a las instituciones con los hombres que temporalmente las componen. Yo no tengo ninguna duda, como fiscal de la Nación, que los fiscales no pueden carecer de una policía propia, de auxiliares de la Justicia y seguramente, yo ya lo he dicho en otra oportunidad, y esto es así como lo pienso y lo digo, la Policía que yo quiero es esta, la que está subordinada al orden constitucional, la que es auxiliar de la Justicia, la que está aferrada al sistema democrático. En la causa 13 se ha probado la existencia de numerosos centros clandestinos de detención. En esta causa 13 creo que la Cámara Federal de Capital advirtió, aproximadamente, 116 centros clandestinos. Habían transcurrido muy poco años desde los años 76, 77, 78 de período de facto, al año 84. Hay datos que advierten y amplían este panorama a unos 450 centros clandestinos de detención y todo esto ha sido merced al trabajo que se ha desarrollado en la Justicia a partir de los llamados Juicios por la Verdad que, evidentemente, constituyen una fuente de conocimiento permanente. Esta fiscalía a esos juicios trata de concurrir permanentemente; esta fiscalía y esta unidad fiscal es la que trabaja con los requerimientos fiscales de elevación a juicio, es la que trabaja también en la advertencia de cuándo hay delitos y hay que instruir causas y, siendo un integrante más de esta unidad fiscal, me enorgullece el trabajo que hacen los demás fiscales de instrucción y los demás empleados en la instrucción, a partir de algo que abogó la fiscalía que era la inconstitucionalidad y la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final. Esto es lo que ha permitido, sin perjuicio que la detención del propio Christian Federico Von Wernich, también fue detenido, detectado, por esta fiscalía, por esta unidad fiscal. Dije que en cuanto los centros clandestinos de detención existe y reiteradamente una criteriosa y paciente explicación de Adriana Calvo,mostrando a las claras el accionar y funcionamiento del terrorismo de Estado en estos centros clandestinos, en el llamado circuito Camps. Ella siempre nos ilustra con datos, con números que, evidentemente, transcurren por este pensar de lo dantesco que ocurrió en estos centros clandestinos. Por supuesto, que de paso me hago eco de la preocupación de ella, de la revictimización que ocurre en todos estos juicios, de la necesidad del propio Tribunal, con el cual comparto muchas de las inquietudes en el sentido de que este tipo de juicios significan que en tantos centros clandestinos de detención el único procesado, el único que fue llevado a juicio ahora es Christian Federico Von Wernich. Pero detrás de él vienen elevadas a juicio muchas otras causas y entonces, frente a alguna crítica, o frente a algún planteo de la situación en la cual nos encontramos, por supuesto que, por un lado, destaco que, desde ya, quizá estamos demasiado solos en esta preocupación pero, por otro lado, la importancia de que estos juicios se realizan; hoy el de Christian Federico Von Wernich. La Brigada de Investigaciones de La Plata, que obviamente tiene su domicilio en 55 número 930, en aquellos años, 55 entre 13 y 14 de la ciudad, las comisarías 5° y 8° de esta ciudad, las brigadas de Quilmes y Banfield, denominados como Pozo de Quilmes y Pozo de Banfield, algunas otras comisarías, fundamentalmente el destacamento de Arana y COTI Martínez, que eran centros clandestinos de detención de donde se cuentan las peores torturas y vejámenes, la subcomisaría de Don Bosco, denominada Puesto Vasco. Todos estos ámbitos oficiales tuvieron esta característica de ser centros clandestinos de detención y como tales, eran ambientes de ocultamiento de personas, de torturas, de muerte. Quería decir, entre las cosas que quiero decir, que uno transcurre en un común denominador de la gente, algunos de ellos indiferentes a estas situaciones, algunos de ellos indiferentes a las instituciones democráticas, pero yo siempre me planteo si la gente conoce y sabe lo que es un centro clandestino de detención. Si la gente reconoce todo el terror, todo el temor, toda la soledad, la despersonalización y todas aquellas expresiones que fueron, quizás, una nota característica también en el alegato de Etchecolatz como para entornar los ojos y pensar realmente en esos lugares. Hoy nosotros los recorremos con los jueces, con los querellantes y con las víctimas y uno se da cuenta de este proceso de revictimización; por eso a veces uno se hace eco de que el verbo proteger no solamente tiene que ser una protección física sino una protección psíquica; uno convive con el dolor en estos juicios y esta es una característica de estos procesos. Cuando yo digo “entornar los ojos y pensar en las condiciones de encierro”, es porque evidentemente son muchas las expresiones que pueden unificarse en todo aquello que es la humillación, despersonalización, la desazón, las penurias, las desesperanzas, el temor, el terror, el dolor, la sed, el hambre, el policía bueno y el policía malo, el que permitía atar las manos delante para que la gente se pueda destabicar, y el que venía y le ataba las manos detrás. En todo esto estuvo Christian Federico Von Wernich; en todos esos lugares entrevistaba a las personas que allí se encontraban y la caracterización de su comportamiento y de su intervención seguramente voy a reproducirla a continuación, mencionando caso por caso las expresiones más destacadas. Puesto Vasco y COTI Martínez tuvieron la particularidad de haber sido utilizados para la represión ilegal de ex funcionarios del gobierno usurpado por los propios captores, bajo un lema característico, que era “el de actividades de subversión económica”, situación que le permitió todo tipo de ilicitudes, desde la apropiación de bienes de las personas que se tenía cautivas, su eventual desaparición, hasta la persecución racista de empresarios y grupos de empresas a las que se pretendía vincular con alguna organización armada. En ese caso, son ejemplos las familias Graiver, Taub, Iaccarino, el contratista Gramano, el periodista Jacobo Timerman y así también los casos de Ballent, Papaleo, Liberman, Miralles, entre otros. Al nuclear las declaraciones queda en claro que Christian Federico Von Wernich no realizaba lo que creo que me dijo en la oportunidad de su indagatoria, a la cual asistí quizás accidentalmente, porque no estaban el fiscal de instrucción, y recuerdo que me decía que él ejercía una misión pastoral y evidentemente no hay ninguna pieza procesal en la causa que hable, que diga, que sostenga o que confirme esta comisión pastoral. Yo me aferro mucho a las pruebas de cargo en este caso que acreditan que él, evidentemente, tenía un rol de protagonista dinámico; él entraba y salía, sacaba y ponía, llevaba y traía; era un contestatario. Recuerdo y seguramente lo vamos a repasar, las respuestas y la polémica con Héctor Baratti. “Era un interrogador habitual”, sostiene Osvaldo Papaleo. Entonces alguien dijo: “Era amigo y mano derecha de Camps, era un hombre más de la patota”. Yo diría que son expresiones muy características, muy subrayables para enfatizar, sin perjuicio de todo aquello que nos dijo Nazar, que seguramente ahora lo vamos a ver, acerca de los sentimientos encontrados y que de una situación esperanzadora de ver un sacerdote, se convirtió automáticamente en un rechazo. Quizás los más altos decibeles que escuché a lo largo del juicio los dio Eugenio Lugones, en forma por demás contundente cuando habla de la excentricidad de Christian Federico Von Wernich y mucho más. Y en mí ocurrió algo bastante singular que lo cuento, sin perjuicio de que estoy seguro de que algún querellante que ya hablado, y muy bien, lo comparte, porque en la ciudad de La Plata tenemos mucho que ver, también, con el Sagrado Corazón y con la Iglesia Católica y en este juicio realmente salgo plenamente reconfortado después de haber escuchado a Capitanio, después de saber que a Pérez Esquivel se le pidió una escultura de una virgen de la paz con un pañuelo, la de reconocer que esa otra iglesia que conocí, de los padres Pérez, Poradori, Barbano y tantos padres que yo conocí en mi vida, esa evidentemente es la iglesia que yo quiero y Christian Von Wernich no tiene absolutamente nada que ver con esa Iglesia. Vamos a ir a los casos. La perversidad del sistema de terrorismo de Estado permitió secuestrar a funcionarios del gobierno de Calabró y en algo estoy seguro que es así, como lo cuentan las víctimas, con Héctor Mariano Ballent, que si bien tiene expresiones singulares para con el sacerdote, él era jefe de Ceremonial del gobierno de Calabró, y él contó con total precisión cómo lo secuestraron desde el propio despacho del gobernador Saint Jean. Por supuesto que él expresa haber compartido cautiverio con todos aquellos que eran parte del gobierno de Calabró: el ministro de Economía Miralles, el ministro de Obras Públicas Liberman, el ministro de Asuntos Agrarios Goin, el secretario general de la Gobernación Destéfano y él, el jefe de Ceremonial. Y aquí también surgen interrogantes de por qué este gobierno militar hizo lo que hizo con todas estas personas, por qué se los torturó salvajemente como en el caso de Ramón Miralles. Entonces, estos casos que yo puedo dar por acreditados porque, evidentemente, pasan por estar en una sentencia condenatoria basada en autoridad de cosa juzgada y, obviamente, la firmeza de los fallos hace que uno pueda nombrarlos en sus privaciones ilegales del a libertad y en los tormentos o torturas: caso 283 de la causa Camps y 14 de la causa 1385, está acreditado que pasó por ambos centros clandestinos de detención y aquí la nota característica que uno puede resaltar cuando dice: “este no es un cura, es un taquero que se puso ropa de cura” y también esta característica de que deben hablar así no los castigan más. Y recuerdo que Ballent contaba que él, de alguna manera, le retrucó al sacerdote diciéndole por qué no pone a la luz de la Iglesia este castigo y hablaba con el grupo y después iba hacia Nazar. Pero también dijo algo más que a mi me importa, porque quizás en algún momento del alegato también va a haber que destacarlo, recordó que había un suboficial de apellido Bidegain, el mismo apellido que el anterior gobernador de Calabró, y con una característica, que le decían “cara de madera” porque era inescrutable, una expresión muy característica de Ballent, que reiteró en el Juicio por la Verdad y lo reiteró en este juicio. Y dijo algo más, que Bidegain había muerto en un tiroteo, en un reparto. Juan Ramón Nazar es el caso 282 de la causa Camps y el caso 16 de la causa 1385, también está acreditado que pasó por Puesto Vasco, él dudaba, no sabía pero le habían dicho que también estuvo en COTI Martínez y después estuvo en la comisaría de Montegrande. Y él es, concretamente, el que habla de los sentimientos encontrados, que a partir de una aparición del sacerdote como una aparición esperanzadora, se convirtió luego en un rechazo. Y él se preguntaba cómo se concibe la presencia de un sacerdote en un centro clandestino de detención, todo lo que ocurría se contradecía con su presencia. Y aquí hay dos cosas muy subjetivas para remarcar, una que la adelantó el doctor Marcelo Ponce, expresiones a las que verdaderamente adhiero, le contaba al doctor Crous que también había apuntado a lo mismo, que si era vicario en la catedral de Nueve de Julio desde 1976, párroco de Norberto de la Riestra hasta 1988, ¿qué hacía por estos lugares? Y también, como punto llamativo, la cantidad de casos en esta causa de víctimas cuyo origen es precisamente los lugares que solía frecuentar Von Wernich: Nueve de Julio, Pehuajó, Carlos Casares, Trenque Lauquen. El testimonio de Juan Ramón Nazar fue un testimonio muy dolido, muy sentido; evidentemente, él dijo que cualquier persona que haya pasado por este tipo de situación no olvida jamás la tortura y todo lo que le ocurrió. Él contó las peores y más salvajes torturas que padecía Jacobo Timerman, el antisemitismo que caracterizaba a los torturadores, las noches de horror y así como Ballent también había hablado, dijo haber visto a quien cree que era Perrota. Alberto Salomón Liberman era el ministro de Obras Públicas en el gobierno de Calabró y, quizá, esta circunstancia tan explicada por las víctimas en aquel centro clandestino de detención, hace que uno se haga eco de que, en realidad, si todos ellos eran torturados para emitir, para contar un hecho de corrupción del gobierno de Calabró, todo era con motivo de una interna militar que atendía a desprestigiar al gobernador Calabró con un hecho de corrupción para así el futuro presidente de los argentinos, militar, de facto, por supuesto, no fuera el general Viola sino Ibérico Saint Jean que era el gobernador de la provincia de Buenos Aires. A eso apuntaban Camps y Suárez Mason. Es el caso 274 de la causa Camps, está acreditado que pasó por COTI Martínez, por puesto Vasco y quizás, así como fue visto por Ballent, Torbidoni, Nazar, por muchos más, en cuanto al sacerdote dice que él se acuerda que él aconsejaba que dijeran la verdad. El caso de Ramón Miralles, es el caso 285 de la causa Camps y el caso 11 de la causa 13/85, es un caso también paradigmático por todo el grupo familiar víctima del terrorismo de Estado. Él era el ministro de Economía del cual la ciudad de La Plata habla muy bien, como un hombre recto, probo y honesto, con la misma expresión que él utilizó en el llamado “juicio por la verdad”, de haber salido del Ministerio de Economía felicitado por sus pares y felicitado por el interventor militar; y que no entendía como le pedían a él, para no torturarlo más, que esbozara, que ejemplificara, que dijera o que inventara un hecho de corrupción. Por supuesto que al no presentarse, la detuvieron a la señora, a sus dos hijos –Julio César y Carlos- a su nuera, que perdió una criatura, y también hasta a la muchacha de la casa, Modesta Vázquez. Nunca tuvo causa alguna y sin embargo, como se expresa y como lo cuentan, más allá de él haber visto y haber advertido las peores torturas en las personas de Timerman y también en la persona de Perrota, fueron torturados todos, sus hijos, él, nuevamente torturado lo llevaron a Arana y a tal punto que en algún momento les expresó “redacten lo que quieran que yo lo firmo”. Describió a los integrantes de la patota y en cuanto a Von Wernich contó que le reprochó, a quien luego identificó con este nombre y apellido, que le sacara información a la gente que visitaba y que no cumplía con su misión. Y él le contestó, una característica de las contestaciones otorgadas a lo largo de esta causa, que de todas maneras estaba prestando un servicio a Dios. Julio César Miralles también fue, por supuesto, víctima de esta situación; también contó lo del manejo irregular que pretendían en esta situación perversa de la interna militar como cuento, como hecho irregular para contar, cosa que influyera en la decisión futura de la fuerza. Citó también la persecución a judíos, las amenazas de Etchecolatz en su propio despacho, los hábeas corpus negativos y la incongruencia, también perversa, de la certificación de la detención enviada a la DGI de puño y letra de Camps, justificando su alojamiento y clandestina detención, y expresó que en COTI Martínez, evidentemente, era allí donde se advertía la característica brutal de sus torturadores. También vio a Liberman, a Destéfano y Iaccarino, a Bujía, a Ballent y contó esta peor tortura que recibió su padre, pared de por medio con ellos, que escuchaban los gritos, los lamentos, los quejidos, el dolor de la picana. Contó que Von Wernich les pedía en todo momento que colaboraran. Lo que dijo Ballent y lo certificó: este no será un comisario disfrazado. Y esta característica que Von Wernich siempre inculcaba de que tenían que decir la verdad para colaborar por Dios y por la Patria para que no los torturaran más. Y también afirmó que en la tortura se hablaba de lo que los detenidos le habían dicho al sacerdote en su secreto de confesión. Del mismo modo dijo que Puesto Vasco también estuvo con Von Wernich donde nuevamente le aconsejó a su padre colaborar, porque de esa manera iba a bajar el nivel de tortura, de molestia y que Dios lo iba a proteger. Miralles le expresó que para él Von Wernich era el Diablo. El caso de Jacobo Timerman, es el 266 de la causa Camps y caso 251 de la causa 13; está acreditado que pasó por el Departamento Central de la Policía Federal, que pasó por Puesto Vasco, por COTI Martínez y la prisión militar de Magdalena. Prestaron declaración sus hijos; Héctor Jacobo quien contó el secuestro de su padre que era director y fundador del Diario La Opinión, diario en el cual, desde la legalidad, se denunciaban las violaciones a los derechos humanos. Dijo que esto implicaba para su padre una constante batalla en el plano de las ideas y todo esto era cuestionado por Saint Jean, por Suárez Mason, por Camps y miembros de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Se prestó lectura a algún párrafo del libro de Camps y expresó la paranoia militar de persecución a su padre sobre la base de considerárselo como émulo del marxismo internacional y luego exponente del sionismo internacional y de un pretendido plan Andinia que Camps había esbozado como el intento del pueblo judío de adueñarse de la patagonia argentina. Contó básicamente el calvario al cual fue sometido su padre, las torturas y tormentos despiadados que padeció. Y de todo esto son reiterados los testimonios prestados en la causa por Ballent, por Nazar que contó acerca de Timerman que fue torturado salvajemente y contó esta tortura tan particular y tan bestial y tan dantesca de tener un hierro introducido en el ano con corriente eléctrica. Tuvimos ocasión de visitar el ámbito de su encierro y pudimos ver con los jueces, con los querellantes y con las víctimas sobrevivientes “la cucha”, como le decían. Evidentemente, Jacobo Timerman fue una víctima de esta despiadada criminalidad del terrorismo de Estado. De Von Wernich dijo que no se acercaba, sino que participaba directamente en sus torturas como torturador. Von Wernich y Camps reconocieron haber estado con su padre y expresó que la carta de Von Wernich donde por poco hace aparecer a que su padre como que había estado en el Sheraton alojado, es una ofensa a la inteligencia. Dice Von Wernich que lo veía muy bien y se preocupaba porque no comía. Lo cierto, dijo Héctor, que el mundo pidió por él y fue salvajemente torturado. Dice que su padre también estaba muy impresionado por la situación de Perrota, por la situación de los Miralles y hay una publicación que es parte de esta causa, que es la publicación de “7 Días” de los años ’84 cuando, entre las expresiones, se dice allí, cuando el periodismo le pregunta a Von Wernich sobre Jacobo Timerman y él cuenta y dice: “que me digan que Camps torturó a un negrito que nadie conoce, vaya y pase, pero cómo se le iba a ocurrir torturar a un periodista sobre el cual hubo una constante y decisiva presión mundial. Que si no fuera por eso…” Yo diría que este tipo de expresión marca de cuerpo entero el sadismo, la perversidad, de las personas a las cuales nos estamos refiriendo. Y este fue también uno de los tópicos tocados para establecer que visitó a Von Wernich en el año ’88, cuando el Congreso de la Nación lo arrestó por sus palabras ofensivas hacia la democracia. Y el caso Perrota es un caso también paradigmático que simplifica lo dantesco de la situación de aquel momento. Cuando todos los que estuvieron en ocasión con él cuentan que estaba muy apesadumbrado, muy arrumbado, es el caso 253 de la causa 13, y también el caso 284 de la causa 44, donde ya se analiza esta situación en el caso 253, cuando se dice que en la emergencia no se pudo descartar la posibilidad de que su autor o autores fueran personas distintas a la de los captores. Esta es una circunstancia muy particular, porque prestó declaración su hijo Rafael y realmente contó el secuestro extorsivo que se montó ante la privación ilegal de la libertad de su padre, contó haber cumplido con todos los pasos que les aconsejaron aquellos que se encargaron de la investigación como el coronel Morelli, Jefe de Coordinación Federal y sus colaboradores. También contó su hijo el haber arrojado en la oportunidad adecuada la suma reclamada de 250 mil dólares, y la desazón posterior cuando se empezaron a dar cuenta que algo raro había pasado. Hubo un tiroteo entre ellos, las personas que el coronel Morelli había puesto para asesorarlos, tanto en estirar la conversación con los captores como el pagar por el rescate, cuando fueron a pedirles explicaciones ya no existían. Y todos creo que pusimos allí la palabra blef, todo se convirtió en un blef que explica cómo se aprovechaban de la ilegal detención de alguien que podía ser solvente en su patrimonio, para simular un secuestro extorsivo y cobrar el rescate sugerido. Es relevante en ese aspecto una declaración prestada, un testimonio aportado a la causa, por Caraballo, que era ex secretario presidencial, quien contó del enojo de un amigo que tenía en la Armada, en la Marina, con la gente de Camps, porque se aprovechaba de estas circunstancias. Y como dije, en el caso 253, ya la Cámara Federal de la Capital Federal no descartó la posibilidad de que el autor o autores fueran personas distintas de las de los captores. Pero al correr del juicio, cuanto menos para mí, por eso digo mi capacidad de asombro es ilimitada, recuerdo que a algún colaborador mío le pregunté con estas bondades que tiene la computarización o la informática, yo había escuchado algo referido al coronel Morelli. Y como dice allí, nos enteramos que el Coronel Morelli, el responsable del operativo tendiente a obtener la libertad de la víctima, era ni más ni menos que el cuñado del procesado, Christian Federico Von Wernich. Rafael Perrota fue visto por numerosos testigos, fundamentalmente Coti, algunos en Brigada de Investigaciones de La Plata, y todos atestiguan cuál era su aspecto físico y la característica de tener una caja de medicamentos en forma permanente y la expresión de un policía que se acercó un día delante de todos ellos y les dijo “viejo, sacate la ropa y los zapatos, que no los vas a necesitar más”. El caso de Juan Destéfano es el caso 262 de la causa Camps. El era el secretario general de la Gobernación. Vio a muchas víctimas, entre ellas a Jacobo Timerman. Destéfano fue visto por muchos otros, esto es una reiteración que quizá no conviene tanto hacer, sino decir que todos ellos fueron vistos por todos ellos, por Nazar, por Liberman, por Miralles Julio, por Miralles Ramón, por Aarón Bladiminsky, por Osvaldo Papaleo, por Jacobo Timerman. Es decir, esto es una reiteración de todo este grupo de gente que estuvo tanto en puesto vasco como en COTI Martínez, siendo el COTI Martínez el comando operacional táctico 1, de la localidad de Martínez, aquel centro de detención que visitáramos y que queda en Avenida Libertador al 14 mil y que actualmente es una división de narcotráfico que obviamente fue un lugar de total tortura. Juan Destéfano dijo que fue torturado –por supuesto- en Coti Martínez, pero para el peor lugar era Arana. También con una característica que paso con el hermano, que eran sacados de la Unidad Nª9, y contó que le reclamaba y le recriminaba a Dupuy, al jefe de la unidad que cada vez que venia el personal de la Policía de la Provincia de Buenos Aries lo llevaban y lo torturaban y que a el alguien lo iba a ser responsable de su muerte. Contó que en unas 13 oportunidades fue llevado a la Unidad Nª 9 para ser torturado. Expresó que Von Wernich habló con él para que cantara, él lo insulto y le dijo que no entendía como un representante de la Iglesia estaba allí en un lugar clandestino, habló como muchos otros de una persona que muchas veces en este correr del alegato no debe olvidar que es el doctor Rubinstein, que en el caso Destéfano tiene la certeza de haber quedado fallecido en una sesión de tortura, lo propio dijeron aquellos compañeros de cautiverio. Osvaldo Papaleo es el caso 249 de la causa Camps, está acreditado que fue secuestrado el 19 de abril de 1977 y permaneció en cautiverio hasta septiembre de ese año en Puesto Vasco, fue torturado. La característica de el que ya lo contó en su oportunidad, creo que en la causa Etchecolatz y Bergés, y en esta oportunidad, diciendo que siempre se le preguntaba sobre Héctor Ricardo García sobre si era judío, un empresario conocido que tenia en aquellos años, seguramente el Diario Crónica, la Radio Colonia y la Revista Así es Boca, era un empresario muy reconocido en esa época y seguramente titular también del diario Crónica y seguramente del canal televisivo. La persecución xenófoba de todos ellos llevaba a este tipo de situación, a alguien que se lo torturaba a preguntarle permanentemente si conocía si García era judío o no lo era. Es una de las personas que caracteriza a Von Wernich el ser un interrogador habitual, que se acercaba y preguntaba además de traer afirmaciones respecto de la responsabilidad que les cabía a los detenidos. El era parte de la patota que interrogaba y el era parte de un cuerpo colegiado del cual ya se hablo también en este juicio, un cuerpo colegiado de la tortura donde cada cual tenia su rol: el medico, el interrogador y el cura. Von Wernich dicen que era un agente de inteligencia que conversaba todo con Camps y que siempre intentaba expresar sus ideas con pares a nivel intelectual. Sabía que ellos no les iban a solicitar la libertad ni que les otorgara el perdón, pero tampoco iban a hacer preguntas acerca de donde estaban porque eso iba a ser algo lógico. Osvaldo Papaleo ratifico las privaciones ilegales de la libertad de Eva Gitnacht de Graiver y de Enrique Brodsky. Eva Gitnacht de Graiver fue vista por Lidia Gesualdi, por Lidia Papaleo, por Omar Esposito; Osvaldo Papaleo la vio llegar a puesto vaco en abril de 1977 junto a otros miembros del grupo Graiver y contó Lidia Haydeé Brodsky de Graiver, la hija de Brodsky, contó como el interrogador le dijo: vamos a buscar a tu suegra. Y bajo amenazas los acompañó y realmente los intercambiaron, la llevaron a su suegra y a ella la liberaron. Esto marca también el cuadro de perversidad del momento. Después nuevamente la fueron a buscar, a todos les hicieron a casi todos una causa, a ella por encubrimiento y asociación ilícita y en realidad toda la familia Graiver padeció toda esta situación. Osvaldo Papaleo dijo que la madre de Graiver le hizo mención al sacerdote que había sido torturado Timerman y otros. De acuerdo a los dichos de Papaleo, Eva Gitnacht estuvo un buen tiempo detenida, aterrorizada. Eva Gitnacht estaba en ese piezón –como lo describió- y estaba muy shockeada por esta detención, cuenta Papaleo. Tanto de Eva Gitnacht de Graiver como Enrique Brodsky y su hija Lidia Brodsky de Graiver, habló Silvia Cristina Banjul, que realizó en las oficinas del grupo Graiver tareas de administración y tesorería. Enrique Brodsky, entonces, fue visto por Omar Amílcar Espósito Osvaldo Papaleo, por Lidia Haydeé Brodsky de Graiver. Osvaldo Papaleo lo vio llegar al Puesto Vasco en el mes de abril del ’77, junto a otros miembros del grupo Graiver. En su declaración testimonial, Papaleo dijo que Enrique Brodsky estaba demolido, que había salido del régimen de comidas y rEmmedios. Su hija Lidia Haydeé Brodsky de Graiver, esposa de Isidoro Graiver y, como dije, hija de Enrique Brodsky, contó cómo tanto su esposo, su suegro, su suegra, su cuñada, ella y toda la familia sufrieron la ilegal persecución y los secuestros. Contó cómo el día de la privación de su libertad también lo llevaron a su padre y, al verlo contra la pared transpirando y con una bufanda como venda, pidió por él, ya que sufría del corazón. Pasó por cosas terribles: duchas de agua helada, estuvo en Puesto Vasco, en Caseros, en Magdalena y, al igual que su suegra, Eva Gitnacht de Graiver, condenado Enrique Brodsky, porque le formaron un consejo de guerra. También Isidoro Miguel Graiver aportó un panorama exacto de la época que le tocó vivir y sufrir, no solamente los secuestros, las torturas, sino también la posterior formación del consejo de guerra, con el aditamento de que todas las condenas del grupo Graiver fueron anuladas por la Corte. Fueron muchos los años que la familia Graiver padeció bajo los tormentos, bajo las torturas del terrorismo de Estado. También recordó a Jorge Rubinstein que era el número dos de la empresa, estoy hablando de Isidoro Miguel Graiver que contó que se lo llevaron a un interrogatorio, a un lugar donde se los torturaba, y entiende que murió allí, pese a que sostenían que lo habían cambiado a otro lado. Al respecto, sostuvo que Paco Fernández se asomó a una mirilla y observó que lo arrastraban como a un peso muerto. Isidoro Graiver contó que Timerman fue muy torturado y que le mencionó sobre Von Wernich, varios más también le hicieron los mismos comentarios sobre la presencia de quien luego supo que era Von Wernich y contó todas las vicisitudes que atravesó por ser judío, hasta situaciones verdaderamente humillantes. Luis Guillermo Taub, junto a su padre, junto a su madre, la familia Taub, también fue víctima del terrorismo de Estado. Ellos eran empresarios conocidos, tenían casas de cambio en Capital y eran dueños del hotel Liberty. Fue secuestrado en septiembre del ’77, también fue un testimonio de lo más dolido y significativo, de todo aquello que significa la tortura de ver a sus familiares torturados, de ver a su padre cuadripléjico, de ver a su madre muy torturada, y él cuenta que Von Wernich lo llamó a él y a su padre por el apellido y preguntó si estaban bien, y ellos le comentaron que no, que habían sido torturados. Entonces, él, por Von Wernich, les hizo un comentario al decirles: “Bueno. Por algo estarán acá”. Contó que el 23 de diciembre hicieron un asado, porque venía el capellán Von Wernich, que estuvo con ellos, que su padre estaba muy lastimado, que recién el día 25 le dieron de comer y cómo vestía Von Wernich con una sotana gris y con una cruz de plata grande; que Von Wernich tenía bien en claro que había una patota que secuestraba y torturaba; que venía como el cura que visitaba a su tropa y que conocía el cien por ciento de todo lo que pasaba. Le hicieron también un consejo de guerra inventado e identificó a en la audiencia con total convicción a Christián Federico Von Wernich, que recuerdo que en estas ausencias que tuvo en el debate pedimos por parte de la Fiscalía que se lo hiciera ingresar. Juan Gramano fue también visto, como dije, por Nazar, por Destéfano, por Liberman, por Julio Miralles, por Ramón Miralles, por Torbidoni, por Abuin. Está acreditado que pasó por COTI Martínez. Ballén dijo que Gramano estaba presente cuando Von Wernich les exigió que hablaran para que no los castigaran más. Ballén contó que Gramano, junto a Gugier y Estéfano eran secuestrados desde la cárcel, lo mismo dice Liberman y Juan Destéfano dijo, obviamente, lo propio, que De la Mano y Bujía atravesaban por las mismas circunstancias de él cuando eran sacados tantas veces para ser torturados. Carlos Néstor Torbidoni prestó declaración en el Juicio por la Verdad, se incorporó por lectura su testimonio y, en realidad, él cuenta cuando Ballén le dijo al cura que…digamos, le retrucaba todo lo que el cura pedía, cuando el cura les exigió que hablaran para que no los castigaran más. Carlos Néstor Torbidoni, en mayo del ’77 lo llevaron detenido a la Comisaría 23 de Capital, estuvieron desnudos en un patio en pleno invierno, torturaron a varios de ellos, con él estuvieron los hermanos Giacarino, que recuerdo que también prestaron declaración uno de ellos en esta causa, Julio Miralles, Bujía, Ballén, Liberman, Gramano y después más tiempo lo vio a Ramón Miralles, también lo vio a Perrota y a Sajón, que ahora recuerdo que era aquella persona que acompañaba al gobierno de Agustín Lanusse, el cual realmente creo que se encuentra desaparecido, que hicieron asados, que se encontraban borrachos la gente de la patota, se indica, por supuesto al capitán Trimarco, a Tarella, a Bergés, cuando le trajo esas noticias buenas para Liberman, que hoy uno de los querellantes también contó cuando le dice “Tarella, tengo noticias buenas para vos, falleció tu padre” y, en fin, todo aquello que significaran torturas, tormentos y hasta simulacros de fusilamiento. En la Brigada de Investigaciones de Quilmes, estuvo detenido Rubén Fernando Schell. El contó y él es el Caso 87 de la causa Camps, contó todas aquellas torturas que tuvo pero quizás la peor de ellas, que era precisamente el haber sufrido de parte del sacerdote una tortura moral que realmente le dolía porque un sacerdote hiciera esas cosas. Schell contó que el cura le dijo que la familia de su novia lo iba a echar, que los vecinos le iban a cerrar la puerta en la cara cuando saliera, si salías, “si salís”, le dijo concretamente. Jorge Alberto Allega prestó declaración testimonial y contó que vio a Schell en la Brigada de Quilmes y que mientras estuvo allí uno de los prisioneros recibió la visita de un cura que lo maltrató, obviamente, aludiendo a Schell. Derman también afirmó haber compartido cautiverio con Schell, que si bien no vio al sacerdote, se enteró que un sacerdote había ido a la Brigada de Quilmes e instado a otros detenidos a colaborar. Es decir, una característica de Christian Federico Von Wernich a lo largo de todo el proceso. También fue visto por Norma Alianza de Chiesa, por Alcides Antonio Chiesa, que le contó que había ido un cura que lo llevó a hablar con él. Contó todas las discusiones con Von Wernich, las réplicas a las imputaciones, las contestaciones. El guardia le dijo “te vino a ver a vos” y esta característica también de muchos que cuentan lo mismo: Christian Federico Von Wernich entraba y salía como Pancho por su casa. Evidentemente, él era un integrante más de esta patota. Jorge Alberto Allega contó algo más en el caso 86, de la causa 44, cuando prestó testimonio, no es caso de esta causa, pero escuchó que decía “ingresó un sacerdote” y él le decía a este sacerdote “¿no ve la situación nuestra de hambre y de frío?” y venía a discutir. Esta expresión de ser un contestatario de aquellos episodios. Carlos Alberto Zaidman, yo lo tengo junto a José María Llantada, a Eduardo Kirilovsky y Analía Maffeo, para abreviar un poco este alegato, ellos son casos también. Carlos Alberto Zaidman es el caso 913 de la Secretaría única del Juicio por la Verdad, no es caso de la causa 13 ni 44, y fueron detenidos y vistos, digamos, todos ellos juntos. Estoy hablando, entonces, de Zaidman, de Kirilovsky, de Llantada y de Maffeo. Zaidman recordó y expresó que el sacerdote no era tratado como uno más, al cual se le rendía cierta pleitesía como a un superior. Siempre escuchó: ahí viene el padre, ahí viene el cura y era como que se preparaban para la visita. También dijo que al escucharlo se notaba que tenía dominio del lugar, tenía acceso a los lugares sin necesidad que nadie lo acompañara. Fue visto, por supuesto, por Llantada. Contó que en sus torturas, insistentemente, le exigían que dijera que era un cerdo judío. También la semblanza de Zaidman en este juicio que muestra una vez más la catadura moral y xenófoba de los personajes que intervenían. Dijo que estuvo con Eduardo Kirilovsky, con Llantada y con Maffeo y también con Luis Velasco. Todos ellos le contaron lo mismo que sostienen con relación a Von Wernich. A él le llamó poderosamente la atención la presencia de un cura. José María Llantada, causa 868 de la Secretaría Única del juicio por la verdad, y fue visto, por supuesto, porque quienes eran sus compañeros de cautiverio, Zaidman, Kirilovsky y Maffeo. En los últimos tiempos, dice, de su cautiverio se presentó un sacerdote a hablar con él. Tuvo dos entrevistas y la característica de su expresión es que el cura entró a la celda y les dijo: “¿aprendieron la lección?”. Estuvo en Brigada de Investigaciones de La Plata y en Arana donde contó que ponían la música muy fuerte para tapar los gritos de la tortura, que se emborrachaban allí y que tenían temor, mucho temor de que los mataran. Gustavo Kirilovsky, Eduardo Kirilovsky, contó que ellos le dieron el teléfono a Christian Von Wernich de sus familias, lo negativo del intento, que Von Wernich lo visitó y conversaba con él estando atado, con sus manos adelante y le quedó muy grabada esa expresión de la que recién hablamos, si aprendieron la lección. El dijo: las charlas eran de tipo general y normal, como la es de un sacerdote con un feligrés, pero claro, vendado y con las manos atadas delante, lo cual trataban al cura con respeto como a un superior. Analía Maffeo, causa 1274 de la Secretaría Unica, por supuesto que contó que tenía mucha culpa porque su hermana no tenía militancia alguna y también fue detenida con ella. Ella le contó que en el correr de su calvario le hicieron escuchar la tortura de Analía. Llantada supo que estaba en la Brigada de Investigaciones por escuchar su nombre al pasar lista y también la vio cuando la liberaron. Fue liberada junto a los referidos Zaidman, Llantada y Kirilovsky y en el caso de Analía Maffeo que era oriunda de Los Toldos, contó que Von Wernich le dijo que conocía a sus padres y que se sacara la venda. Contó que su padre fue gerente de la sucursal de O´Brien y ante la pregunta de uno de ellos les dijo: “hoy estamos, mañana no estamos”. Le pidieron una Biblia y les dijo” para qué, si ustedes son comunistas”. Dijo que este sacerdote ingresaba a la celda donde ellas estuvieron con la misma ropa desde su secuestro, con calzados andrajosos y por supuesto atadas, tabicadas y eran seis en una celda de uno. De solo imaginar este ejemplo, nos podemos dar cuenta del calvario por ellas vivido. María Cristina Bustamante es el caso 20 junto con Osvaldo Lovazzano, con Alberto Canciani y con José Fanjul Mahía. El caso de María Cristina Bustamante también ella vio al sacerdote esta vez en Arana. Los guardias le dijeron: “hoy te vas, viene a verte el cura”. Si bien tuvo una entrevista con él, él le dijo esto se acabó, ya te vas, tenés que olvidarte de todo lo que pasó, no tenés que hablar con nadie. Y le dijo algo que era característico en el: los caminos de Dios a veces son difíciles de entender. Le manifestó el cura que si quería ayudar a los humildes que fuera a Caritas. Al tiempo, no tiene dudas que se trataba de Christian Von Wernich. Osvaldo Lovazzano dice que estuvo detenido en la Brigada de Investigaciones de La Plata, que vio a Von Wernich en tres oportunidades, lo vio durante el bautismo de la hija de Liliana Galarza, una característica del grupo de los siete, supo su nombre luego del regreso de la democracia cuando lo vio en el diario, no tiene dudas de quién era. Dijo que el cura parecía tener autoridad sobre la tropa, que se movía libremente en el lugar y relató que el cura no cumplía ninguna tarea sacerdotal, y que le dijo a él y a Canziani que se aliviaran del dolor de la picana entre ellos. Le dijo: “te va a doler un poco porque es de la picana, pero ya se te va a pasar”. En realidad, es una característica también que cuentan tanto Lovazzano, como Maffeo, como Canziani. María Cristina Bustamente también relata que lo vio en la Brigada de Investigaciones a Canziani, expresa en forma similar a lo dicho por Lovazzano, así como Lovazzano relató que Canziani le pidió una estampita al cura y este le contestó que ya no se usaba más y, además, le dio consejos para superar los dolores de la tortura. Decía: “son dolores musculares, eso pasa porque los músculos se contraen con el paso de la corriente”. El cura les preguntó si les dolían los músculos y cuando le dijeron que sí, el sacerdote les explicó que era por la picana, lo que demuestra de cuerpo entero el conocimiento, la participación y la intervención del cura en estos casos. Señaló que Von Wernich mandaba a todos y que todos le obedecían. José Fanjul Mahía, fue privado de su libertad y sometido a tormentos, fue visto por Bustamante y Lovazzano, fue obviamente secuestrado, es el caso 59 de la causa 44. Aquí, María Cristina Bustamante relata que lo vio en la Brigada de Investigaciones y fueron trasladados juntos a la Comisaría Quinta. Lovazzano contó que lo vio en la Brigada de Investigaciones. Prestó declaración testimonial su hermano, Francisco Domingo Fanjul Mahía, dijo que supieron que estuvo en la Brigada, en la unidad regional donde habían guardado su auto, un Citroen 3CV, que lo vieron él y su papá, que este vehículo lo hicieron aparecer en un hecho delictivo cualquiera y dijo que Cristina Giglio también les contó que estuvo con José, con su hermano e hizo algunas precisiones acerca de un policía de apellido Grillo, que hablaba de la quema de cadáveres con gomas en Arana, circunstancia que debemos apuntar en la Fiscalía para tenerlo en la causa, en las actuaciones pertinentes. Jorge Gilbert, es el caso 64 de la causa 44,fue llevado a Brigada, donde un día apareció una persona que decía ser sacerdote, con esta persona mantuvo conversaciones sobre la ciudad de Concordia, de donde es oriundo, fue privado ilegalmente de su libertad y sometido a torturas. Ellos vivían en 5 y 59, frente a la Comisaría Novena de esta ciudad, fueron secuestrados con Liliana Zambano y con Zacarías Moutoukias, que no son víctimas de esta causa, quizá debieron haberlo sido, pero están incorporados en la causa de la Brigada. En el momento no supo quién era, confesó o dijo que a este cura le interesó cuando le comentó que había nacido en ese lugar y le dijo que allí tenía parientes y que le levantó la venda para hablar, que evidentemente intercambiaron muchas conversaciones, pero que cuando fue visitado, por supuesto, él estaba sucio y torturado, y estaba vendado y Von Wernich le levantó las vendas y con las manos atadas. Cuando estaba por ser liberado, entró el cura y dijo: “cuidado con la máquina”, en tono sarcástico y que se podía repetir lo de la máquina. Como dije, estuvo alojado con Liliana Zambano y Zacarías Moutoukias, permaneció cautivo en Brigada de Investigaciones, también en el pozo de Arana. Estuvo en una celda que compartió con Lidia Fernández y por ella supo que estuvieron allí en la Brigada, y allí ya identificó lo que luego vamos a ver que es el grupo de los siete a ex militantes quebrados, como el “huevo Mariel” y le dio terror, porque había participado en los hechos que implicaron la desaparición de militantes. Recuerdo que fue otro testimonio más de aquellos que hablan de la situación con mucho dolor y mucho sentir, estoy hablando de Jorge Gilbert. Y finalizó expresando que todo el horror y el calvario sufrido deberá contarse a las generaciones porque la memoria subsiste, la memoria perdura. A su turno y por él prestó declaración Zacarías Angel Moutoukias y, al respecto, igual que Gilbert que lo vio a Von Wernich en la Brigada, que Díaz Fernández les contaba que hablaba mucho con ella, -hoy está desaparecida- e ironizando me dijo podríamos volver a pasarlo por la máquina. El caso de Luis Velasco fue uno de los casos que quizás más llamaron la atención en este juicio precisamente por los dichos de Christian Federico Von Wernich que previamente pidió declarar por primera vez para referirse a Luis Velasco, no diría en forma extemporánea, pero sí en una oportunidad que ya le había pasado de las tantas que tuvo de prestar declaración o de decir, en definitiva, o de dar datos que son totalmente incorrectos y que luego Luis Velasco, con todo el dolor, manifestó al Tribunal todo este horror y calvario que había tenido con este sacerdote y defendiéndose de una imputación del mismo que él no había ido a Madrid España sino a Perú porque su padre era peruano y que, evidentemente, esto así como lo sostuvo así ocurrió, de lo cual no tengo ninguna duda. El testimonio de Luis Velasco es un testimonio importante, es el de la causa 2017 de la Secretaría Única, contó que en la Brigada de Investigaciones de La Plata, cree que para el 9 de julio, que en el primer contrato –creo que habló de tres contratos con Von Wernich- cuando le dijo sacate la venda, y como Etchecolatz le había advertido que no lo hiciera, él se negaba. Cuenta que Von Wernich le tocó los pelitos del pecho y empezó a hacerle bromas, en el sentido de que se los habían quemado. Contó cuando Bossi, de rodillas le imploró por su vida y que Von Wernich dijo “hijo mío, la vida de los hombres la decide Dios y tu colaboración”. Que cuando se fue, obviamente lo primero que tuvieron en su boca fue un insulto hacia el sacerdote. A San Martín, otra víctima de esta causa, le dijo Von Wernich “Vos, cómo te metiste en esta joda” y después le expresó “este jurista metió a varios montoneros” hablando del otro sacerdote. La segunda vez que Luis Velasco vio a Von Wernich fue en la Comisaría Quinta y cuenta que le empezó a dar datos muy precisos de su familia y que eso lo asustó. Cuando le dijo “yo soy primo de Monona Von Wernich”, pariente política de él. La tercera vez en Comisaría Quinta, en presencia de Baratti y otros, cuando Von Wernich le dijo “ustedes no tienen que odiar” y él –por Velasco- imprudentemente le contestó “con cinco tipos torturándolo, cómo no vamos no odiar”. Dijo Von Wernich “ustedes tienen que pagar con muertes, con torturas”. Y cuenta que Baratti le decía “pero, qué culpa tiene mi hija”, … como la nena nacida en cautiverio, tanto de Héctor Baratti como de Elena de la Cuadra. Y Von Wernich le decía los hijos tienen que pagar la culpa de sus padres. Héctor Baratti le decía “¿por qué no le dan la criatura a mis padres, a los abuelos?” y él le respondía “¿para qué?, ¿para que los críen como ustedes?”. Dijo … que jamás Von Wernich la jugó de policía bueno, que sostenía que las personas que allí estaban tenían que pagar para bien de la Patria. Y dijo … que Von Wernich no tenía miedo de dar sus datos personales o decir quién era. Que no obstante, la familiaridad invocada jamás le contó a esta pariente política, casada con Black, un tío de Velasco, Monona Von Wernich que él estaba vivo. Contó que cuando se lo liberó, un día él se fue a Carlos Casares a la casa de sus tíos, prefirió ocultarse y pidió que no le dijeran nada al sacerdote, pero en algún momento tocó timbre, era él, le pidió de tomar un café, allí hablaron de la tortura, Von Wernich le dijo textualmente “sos un boludo, ¿por qué te metiste?,… ¿por qué te negaste en la parrilla?” y él le decía “¿qué se siente cuando se ve a alguien que lo están torturando?” Y Von Wernich le contestaba: nada. Velasco le dijo “¿usted me sacó, no? Y Von Wernich le dijo: “No, yo lo único que le dije a este muchacho, lárguenlo ya o mátenlo ya, porque si no, nos va a matar a todos”, y Velasco, por supuesto, le dijo me voy y, entonces, Von Wernich le dijo: “te voy a dar una tarjeta mía para que una sobrina que trabaja con el coronel Morelli, su cuñado, te tramite el pasaporte”. Por supuesto, como dije, discrepó con las expresiones y apreciaciones previas del procesado en el sentido de que Velasco es un hombre de la inteligencia y dijo que no recibe confesión porque es protestante, que jamás le había impartido ningún sacramento en los centros clandestinos de detención y que se fue a Perú, ya que su padre era peruano, como primer lugar de exilio. Jorge Luis Andreani: es víctima de causa 1596/671, secretaría 1° única, Zaidman relató que luego de la sesión de tortura escuchó la voz de Andreani, intentó acercarse a él, pero tropezó, cayó, lo golpearon, se desmayó, recobró el conocimiento en la celda. Luis Velasco contó que compartió el cautiverio junto a Andreani, Bossi y San Martín, entre otros, en la brigada de investigaciones de La Plata. Es uno de los primeros casos, el caso Andreani, que era Yiyo de medicina, como contó Segundo Ramón Álvarez, tanto como dije, Velasco, como Zaidman, como Álvarez, lo vieron en la brigada de investigaciones. De Néstor Bossi, entonces, se contó cuando Luis Velasco relató que Von Wernich, le dijo: “hijo mío, la vida de los hombres la decide Dios y tu colaboración”. De Ricardo San Martín, Luis Velasco relató que Von Wernich le preguntó, precisamente: “¿cómo te metiste en la joda? Y San Martín le dijo que a través de una parroquia de General Roca y, entonces, Von Wernich sabía el nombre del párroco y le dijo: “Ah, ese curita metió a un montón de montoneros”. El caso de Luis Larralde, que fue incorporado por lectura, Luis Velasco dio cuenta del nombrado en su testimonio diciendo que luego de su secuestro del día 7 del 7 del 77, lo llevaron a la brigada de investigaciones de La Plata, y luego a la casita, torturándolos en Arana, entre otros. Larralde ya había sido torturado, nombró a varios más, al conducirlo dijo Velasco, cree que también iba una señora quizá unos 20 años mayor que él que era María Josefina Roncero, la mujer de Luis Larralde. El nombrado fue privado ilegalmente de su libertad y sometido a tormentos. De Elena de la Cuadra y de Héctor Baratti, hay que aclarar que nació en el cautiverio la niña de ambos, Ana Libertad, también desaparecida, son varios los testimonios que acreditan su presencia en los centros clandestinos de detención, sus padecimientos y tormentos y la circunstancia puntual que al día de hoy continúan desaparecidos. Adriana Calvo contó el hecho de haber estado con Elena de la Cuadra, que estaba embarazada de cinco meses, con el esposo de ella, Héctor Baratti, en la comisaría 5° y en el mismo calabozo, cree el 10 o 15 de marzo hasta el 15 de abril donde fue trasladada. Elena le contó que no fue torturada, pero sí su esposo, al que cree que se lo escuchaba con sus gritos en las sesiones de tortura. Luis Velasco también habló de ambos –como dije- y también de la criatura estando en la comisaría 5° contó, entonces, esa contestataria actitud de Von Wernich con Héctor Baratti. Osvaldo Lovazzano, también dijo que una chica De la Cuadra le pidió que avisara a la familia que había tenido una criatura. Estela de La Cuadra, prestó declaración aquí, en este juicio, es hermana de Elena, e hija de la admirable Licha, contó todas las vicisitudes y sufrimientos de toda una familia diezmada por el terrorismo de Estado, pero muy firme en sus convicciones y en la búsqueda de la verdad y juicio a los responsables. Ratificó todas las gestiones que hicieron y trámites ante la iglesia y ante la justicia y su crítica frente a la impunidad de estos hechos. Agregó que Diego Barreda y Cristina Bustamente también son testigos de las privaciones ilegales de la libertad de Elena y Héctor, sus tormentos, del nacimiento de Ana Libertad y, a esta última, por Bustamante, Baratti le dijo: “acordate de Barato”, acá nació mi hija, se llama Ana Libertad. El caso de los tres muchachos de Trenque Lauquen son el caso de Sanglá, de Manassi y de Petiná, y es un caso también ejemplificativo de la intervención de Christian Federico Von Wernich, donde Mery Luisa López de Sanglá, madre de Ricardo Sanglá, relató que una tarde llegó a la casa de Trenque Lauquen precisamente el sacerdote Von Wernich, enviado por monseñor Guilligan, le contaron lo sucedido con sus hijos y el cura dijo que volvería después, que volvió a la noche, les dijo que se fueran para sus casas y que cuidaran los que les quedaba, porque podrían pasar tres meses, seis meses, un año sin verlos o que no los vieran más. La testigo dijo que no supo si tomar estas palabras como una amenaza, que obviamente tuvo temor, o como un consejo. La señora López también relató que le envió una carta al mentado sacerdote y él le respondió diciendo que tuviera fe y que siguiera esperando. Un compañero de ellos: José Daniel Hilgert, dijo que Von Wernich se presentó a la casa de Trenque Lauquen diciendo que venía a interiorizarse de cómo estaban los chicos desaparecidos, que en el mismo sentido se manifestó Juan Simón Pérez, quien también prestó declaración y que relató que Von Wernich se presentó en la casa diciendo: “vengo por la suerte de tres hijos de la diócesis”; Jorge Raúl Manazi declaró que estando en la casa de Trenque Lauquen con la madre de Pettiná los visitó Von Wernich y trató de saber qué averiguaciones habían hecho por sus familiares, que expresó y le preguntó cuántos hijos tenía más y la señora le dijo “tengo tres más” y le dijo “bueno, señora, preocúpese por los tres, porque…”, o sea que no golpeara más puertas, nada, porque ya no aparecía más; al pibe se lo habían llevado. Ahí empezó una especie de interrogación que hacíamos, que nos hacíamos –estoy hablando de Manazi-, era que no golpeáramos más puertas, o sea que nos dejáramos de joder. Miguel Ángel Morán –como dije-, Simón Pérez prestó declaración, Morán contó la irrupción en la casa de Trenque Lauquen, en el secuestro de los tres, el buen consejo del titular del Juzgado 5 de La Plata, en el sentido de que ellos eran muy jóvenes para presentar el recurso, que no se arriesgaran y que, en definitiva, lo hicieran avisándoles a los padres, cosa que así se hizo y como en esa época los hábeas corpus eran negativos y como bien sostuvo () a lo largo de sus alegatos algún querellante, también se les imponía costas. Pasamos al grupo de los siete, donde aquí tenemos que hablar de Domingo Héctor Moncalvillo, de María del Carmen Morettini, de Cecilia Luján Idiart, de Liliana Galarza, de Nilda Susana Salomone, de Pablo Joaquín Mainer, de María Magdalena Mainer. El grupo de los siete, quizás ocho –como dijo Mona Moncalvillo-, con el ingeniero García Cano, o nueve, sumando a Graciela Quesada de Arci, como más adelante vamos a ver en los oficios, que Camps le libraba informando sobre todos ellos a Suárez Mason, sin perjuicio de la negativa que por supuesto le transmitía la Justicia en lo que se puede calificar “la perversidad del sistema”, pero estas son dos causas que hay que instruir, una de ellas ya está en camino, y hablo concretamente de Graciela Quesada de Arci y del ingeniero García Cano, que fue visto en oportunidad con los otros siete y en otras oportunidades –digamos- ya estaban solamente Moncalvillo, Morettini, Idiart, Galarza, Salomone, Mainer y su hermano, como el grupo de los siete. Los elementos de prueba con los que contamos van a acreditar que estaban, confirmar que se iban, subrayar que (…) era el encargado del viaje, enfatizar que jamás apareció o hubo el menor indicio de que hubieran traspasado las fronteras, aún cuando debería ser una salvedad y una aclaración, y que el aporte de documentación en contrario es la muestra cabal de una maniobra pergeñada para engañar a sus familias y a la sociedad reclamante. Domingo Héctor Moncalvillo fue secuestrado el 18 de diciembre del ’76, hubo hábeas corpus por él presentado, tuvo el primer contacto con su familia en marzo del ’77, un último contacto con su familia en noviembre del ’77 y ya fue caso juzgado que quizás me exime de reiterarlo, que es el caso 51 de la sentencia de la causa 44 y el caso 27 de la sentencia de la causa 13. Ya en aquel momento prestaron declaración testimonial, ya en aquel momento se hablaba de Domingo Héctor Moncalvillo en la causa 13, prestó declaración en este juicio Adelina Moncalvillo y la señora Arbio de Moncalvillo, y fue visto precisamente por María Inés Arbio, María Antonia Sifrés de Idiart -la mamá de Cecilia-, por Osvaldo Lovazzano, por Maricel Mainer, por Adelina Moncalvillo, por Luis Velasco y, además, por Gilbert, por Kirilovsky, por Zaidman, por Maffeo, por Bustamante, por Llantada que cuenta una anécdota de una campera y, además, por Liliana Zambano, que también cuenta una anécdota de unas gotas que le puso en sus ojos. Cecilia de Luján Idiart fue privada ilegalmente de su libertad el día 16 de diciembre del ’76, se contactó por primera vez con su familia en marzo o abril del ’77, la familia se contactó por última vez con Cecilia en noviembre del ’77, es el caso 55 de la sentencia de la causa 44 y el caso 29 de la sentencia de la causa 13. Al igual que Domingo Héctor Moncalvillo, fue vista por todas esas personas que he citado. María del Carmen Morettini fue privada ilegalmente de su libertad durante el mes de noviembre del ’76, también se presentaron hábeas corpus por ella, el comisario Vides avisó a la familia que estaba en la Brigada de Investigaciones el 20 de diciembre del ’76, su familia recibió noticias por última vez en noviembre del ’77 y, como dije, también es caso de la causa 44 y de la causa 13, llevando el número 54 y 28; fue vista por Gilbert, por Kirilovsky, por Maffeo, por Zaidman y por maría Cristina Bustamante. Nilda Susana Salomone de Guevara, mujer de Raúl Guevara, que también estuvo preso, y su madre, la madre de Raúl, recuerdo de la visita a Córdoba, a la casa de la madre de Nilda, nos enteramos que la madre de Raúl, el marido de Nilda, también en la búsqueda de su hijo, fue desaparecida. Nilda Susana Salomone fue privada de su libertad en noviembre del ’76, fue vista por Ramón Vara Valle, por María Antonia Sifrés de Idiart, declaró sobre su secuestro y privación ilegal de la libertad, su madre, a la cual se le recibió declaración en su domicilio, Nicolasa Zárate de Salomone; nos entregó cartas y fue -digamos- vista, como último contacto por su familia en noviembre del ’77. Eso también se desprende de la carta de Liliana Galarza, del 15 de noviembre del ’77; y también fue caso, como todos los demás, de la causa 44 y de la causa 13. Liliana Amalia Galarza fue secuestrada el 18 de noviembre del ’76, también tuvo contacto con toda su familia, ellos eran de Mendoza, también es caso en la causa 44 y de la causa 13; declararon por ella Ricardo Victorino Molina, su marido, María de las Mercedes Molina Galarza, su hija nacida en cautiverio, de la cual tenemos la partida de nacimiento a manos de la médica María Magdalena Mainer, también desaparecida; también la fe de bautismo que fue agregada, anexada y recibida de manos del Arzobispo de La Plata, que encontró esta fe de bautismo por la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, de acá, de la ciudad de La Plata, donde se dice que entre los meses de octubre y noviembre del ’77, Christian Von Wernich bautizó a la niña María de las Mercedes Molina Galarza y es una prueba documental relevante del cautiverio de la madre, de Liliana Amalia Galarza, en esa situación. Llantada habló lo propio, Gustavo Kirilovsky expresó que eran montoneros quebrados, María Cristina Bustamante dijo lo mismo, Jorge Gilbert también, que había colaboradores en la brigada; Liliana Zambano dijo lo propio. El grupo de los siete y me referiré, obviamente, a siete, no tengo ninguna duda que ellos fueron privados ilegalmente de su libertad, fueron quebrados en su voluntad mediante tormentos, mediante torturas, más allá de que en el reproche penal, seguramente, la fiscalía en su momento no elevó a juicio la causa por esto que yo digo, pero va de suyo que se encontraba subsumido, digamos, la tortura y si no, investigaremos en otra causa de la brigada tal delito, pero se encontraba subsumido en el delito de homicidio de este grupo. De lo que no tengo ninguna duda es de que fueron privados ilegalmente de su libertad, como lo sostenemos, y no tengo ninguna duda que tuvieron un período de cautiverio, períodos de tormentos, ya las condiciones de detención implicaban este tipo de tormentos a los que aludo y ellos tenían relación con Christian Federico Von Wernich. Se desprende de la declaración indagatoria de Héctor Luis Vides, se desprende de la declaración indagatoria de Rubén Páez, se desprende de la indagatoria del propio Christian Federico Von Wernich y se desprende de las indagatorias de Camps y de Etchecolatz. Precisamente, Camps y Etchecolatz cuando fueron preguntados, en la causa 13, si conocían que en la Brigada de Investigaciones de La Plata se encontraba un grupo de ex montoneros quebrados en su voluntad, tanto Camps como Etchecolatz dijeron: “si ustedes me van a preguntar por el viaje de ellos, pregúntenle a Christian Federico Von Wernich que él los acompañó”. En el caso de Etchecolatz, dijo que “él los acompañó y creo que también los acompañó Montequiani”. La presencia del grupo de los siete se encuentra plenamente acreditada por los dichos de Analía Mafeo, de Kirilovsky, de Gilbert, de Velazco, de Archenti, de Canziani, de Zaidman, de Bustamante, de Llantada, de Moutoukias, de Zambano, de Lovazzano y, en realidad, de todos los familiares de los siete que mantuvieron esa correspondencia a la cual seguidamente me referiré. Pero hay una prueba documental relevante que son los oficios de Camps a Suárez Mason donde habla, en principio, de que son nueve, allí al inicio tenemos la referencia, donde está también Graciela Quesada de Arce y donde está Guillermo García Cano, además de los siete; las actas a las cuales se refiere Camps a Suárez Mason hablando de las actas donde hacen la referencia voluntaria, seguro provocada con una expresión digito pulgar, con una firma, como que prefieren ausentarse del país y esto –estaba pensando- que no se correspondía para nada con la misma respuesta negativa que se le daba a la Justicia mientras los familiares presentaba hábeas corpus, había una negativa de las fuerzas de seguridad a la Justicia y no obstante, existían estas cartas que se van acercando, concretamente, al día 30 de noviembre del 77, donde Camps le empieza a decir en los oficios, el 20 de septiembre que los tiene colaborando en Brigada de Investigaciones y ya le pide autorización para mantenerlos allí y al finalizar las tareas se les pueda dar apoyo para salir del país; el 1° de octubre autoriza Suárez Mason, el 10 de octubre le dice Camps que han cesado en su colaboración y que piensan alejarlos del país; el 9 de noviembre Camps le dice que antes de fin de año se concretará el egreso en grupo de tres personas, a cada uno se les hizo una declaración –como vimos-, que firmaron e imprimieron allí la impresión dactilar, donde se dice que pertenecieron a montoneros y que por no estar de acuerdo se separaron de la organización y que voluntariamente abandonan el país. Y pasamos a las particularidades donde observamos que hay una respuesta negativa a la negativa al hábeas corpus de Cecilia Luján Idiart, una respuesta negativa al hábeas corpus de María del Carmen Morattini, pero otro lado hay oficios de la Policía de la provincia de Buenos Aires informando que no figuran como detenidos en la Brigada miembros del Grupo de los Siete. Hay hábeas corpus negativos. Los oficios –como decíamos- de Ramón Camps requiriendo autorización para salir del país. Hay como característica una nota de la Policía de la provincia de Buenos Aires informando que Cecilia Idiart salió del país en un barco llamado Ciudad de Formosa. Otra nota de la Policía de la provincia de Buenos Aires informando que María del Carmen Morattini salió del país en un barco llamado Ciudad de Formosa. Otra nota de la Policía de la provincia de Buenos Aires informando que Cecilia Idiart y María del Carmen Morattini salieron en el barco Nicolás Mihanovich. Estas son contradicciones, que por supuesto, uno no puedo dejar pasar. La carta de Liliana Galarza a su familia contando sobre la tramitación del documento y del pasaporte, carta del 15 de octubre del ’77, donde dice “La otra semana hicieron toda la papelería para la cédula federal y el pasaporte. Esta semana viene el DNI. El Chicho –por Camps- desembolsó varios millones”. A esto se le opone el oficio de la Policía Federal informando que no le quiere hacer el pasaporte y lo propio el oficio del Registro de las Personas. La relación de Christian Von Wernich con la familia y sus víctimas, deviene de toda la aberración que se hizo a lo largo de los testimonios aportados y también a lo largo de las cartas. Las pasamos rápidamente, señor presidente, para abreviar el alegato. Las cartas de Liliana Galarza a su familia durante el cautiverio. En la primera de ellas, el 12 de julio, voy digamos a la relación familiar, en cuanto a lo que dicen a la responsabilidad de Von Wernich. Dice que le fue presentada la madrina y el padrino, que van a bautizar a su nena Mercedes y que también le van a presentar al capellán que ya los ha puesto a estudiar para ser tales. Dice que se encuentra como “en casa”, que convive diariamente con un grupo que está en situaciones similares a la suya. Que una de ellas va a ser la madrina de Mercedes. Y, concretamente, quizás lo que más interesa rescatar, que tres veces por semana los visita el capellán, cuando dice “un hombre que recorrió mucho mundo antes de tomar la sotana”. Le comenta a sus padres, ya que se dirigían por carta a Mendoza, hablaban todos los domingos por teléfono a la Brigada de Investigaciones de La Plata, que podían concurrir a calle 55 N° 930 entre 13 y 14. La carta del 15 de octubre que recién dijimos, con el oficio de la policía, diciendo que la otra semana le hicieron todo el papelerío para hacerle la federal, contraposición que hacemos con el oficio que informa la Policía Federal que informa que durante 1977 no surge trámite alguno de cédula ni de pasaporte. Y, concretamente, lo que más relevante he marcado de esta carta es que ella le comenta a los padres, a su madre, que hasta el otro lunes no va a tener novedades porque viene el cura que es el correo. Que ha dicho que el termómetro de la salida es la autorización de los papás para que se la lleven. La carta de Eliana Galarza a su madre, del 1° de noviembre, donde dice “mañana viene el cura y espero que traiga más novedades que las que tiene”. La carta del 11 de noviembre donde dice “Ayer vino el cura con novedades” signos de admiración, “Que se van pronto, de a dos, en tres días seguidos. No saben quién con quién. De ahí a Montevideo. Que Chicho se ha portado diez puntos con ellos”. Cuenta la presentación voluntaria del novio de Cecilia, Carlos (Yirá) y luego hay unas líneas de Maricel Mainer. Hay cartas más adelante, una de ellas dirija por Von Wernich a Moncalvillo donde se arroja toda esta tesitura de hacer tiempo, que él no sabe lo que puede haber pasado, que nada se ha conocido de ellos. Lo mismo con Isidoro Morettini. Hay una declaración de Martín Osvaldo Galarza, el padre de Eliana que es contundente sobre todos las cartas que intercambiaron todos los familiares del grupo de los siete. Una del día 24 de diciembre de 1977, cuando en un nuevo llamado a la Brigada, la persona que lo atiende dice “Liliana Amalia Galarza” nunca estuvo detenida en este lugar, y ante la insistencia cortó la comunicación, que a partir de ese momento no se volvió a recibir noticias de ella. Una carta con la madre de Cecilia Idiart, diciéndole que el padre Christian en dos oportunidades lo visitó y su única respuesta fue que el silencio es una medida de seguridad. La misma respuesta negativa en carta de junio de 1978, contando que del padre Christian siempre se obtiene la misma respuesta negativa. En octubre de 1978 que el padre les aconsejó esperar al cumplimiento del año para tener noticias, y en definitiva una carta de la señora de Morettini, diciendo que se entrevistó con el Padre y le preguntó qué se podría hacer, respondiéndole que convenía guardar silencio. Para acotar este tema de las cartas, diría que todas, aún las escritas por Domingo Moncalvillo, aún las denuncias y aún todos, los padres en líneas generales expresaron exactamente lo mismo. Lo propio por Nilda Susana Salomone, cuando prestó declaración su madre Nicolasa Zárate de Salomone, que nos aportó todas estas cartas que aducen y expresan que hay que esperar y callar. Esa era la tesitura y esa era la conducta del padre Christian Federico Von Wernich. Yo debo hablar mínimamente de algo que es a no dudar esto que ha sido reiterado por los querellantes, por mi en esta ocasión, es el hecho que se acredita que todas estas personas estaban, se confirma plenamente que se iban, se subraya entonces que Von Wernich era el encargado del viaje, se enfatiza, salvo algún caso en particular, que jamás aparecieron ni hubo el menor indicio de que hubiera traspasado la frontera, y yo debo hablar mínimamente del caso de Julio Alberto Emmed, que es concretamente la persona...
Sr. PRESIDENTE.- Perdón doctor, lo interrumpo un segundito, poque del mismo modo que lo hicimos con las querellas...
Dr. DULAU DUMM.- ¿Me estoy yendo? ¿No?
Sr. PRESIDENTE.- Claro, sí, sobre todo si va a hablar también el doctor. Porque le hemos pedido a las querellas y han cumplido cabalmente con el tiempo...
Dr. DULAU DUMM.- Lo digo en dos párrafos, doctor.
Sr. PRESIDENTE.- Bueno.
Dr. DULAU DUMM.- Les pido disculpas. Julio Alberto Emmed es un empleado de la Policía cuyo legajo tenemos y él ha contado que en una declaración testimonial que es un instrumento público, valorado por los miembros de la Cámara Federal en la causa 13, cuando expresa con datos, con circunstancias, con expresiones, yo diría tan coincidentes, tan corroborantes, tan idénticas al acontecer probado en la causa, que no tengo ninguna duda que así como lo dijo, así como seguramente la Defensa en alguna oportunidad de Camps, intentó en la causa 44 la rectificación de todas estas expresiones, no solamente de Julio Alberto Emmed sino de otros ex integrantes de las fuerzas represivas que en algún momento de su sinceramiento de su conciencia levantaron la mano para contar todo lo que sucedió, esto que fue ya dicho durante el transcurso de la causa, es lo que estoy seguro que ocurrió. Julio Alberto Emmed contó precisamente aquello que le ocurriera a los cabos Gerosa y Bidegain, circunstancia que fue plenamente acreditada por los legajos policiales, que fue plenamente acreditada por una causa que tramita en el juzgado de Lomas de Zamora, que es la causa 8085, donde se demuestra que los dos fallecieron en la misma oportunidad que Emmed contó, donde se demuestra plenamente la coincidencia de los viajes y la disposición entre Camps y él, se demuestra plenamente una referencia que hace en su declaración sobre la discapacidad de Cecilia Idiart. Se corrobora plenamente que las fotos con policías y no de ellos, cierra el concepto lógico de sostener que ellos no viajaron. Y hay una coincidencia en esto de todos los testimonios, yo estuve evaluando todo aquello que se decía en alguna oportunidad de la rectificación y estuve viendo una declaración de Malicia, un señor que es parte integrante de la Conadep, una Conadep cuyos integrantes fueron un lujo para la historia Argentina y que evidentemente bajo ningún punto de vista se puede sostener que lo dicho y expuesto por Julio Alberto Ahmed y por otros se tradujo en una maniobra extorsiva practicada por miembros de la Conadep entre los cuales se encontraba el premio Nobel de la Paz, estaba Rene Favaloro, Graciela Fernández Meijide, Magdalena Ruiz Guiñazú y otras personas probas y honestas. Y me di cuenta que el para nada rectifico su testimonio en la causa 13 y para nada rectifico ante ningún otro organismo estas expresiones, sino muy por el contrario, aquello que Malicia detecto como adecuado a la situación posterior y en conjunto con los represores, convencidos a la fuerza y amenazados era quizás la maniobra lógica de arrepentimiento –extorsivo, por supuesto- cuando lo visitaron todos sus demás compañeros, entonces, como dice Malicia, entre las fuerzas de la democracia que no podían castigar para nada a Julio Alberto Emmed, quien se encontraba amenazado de muerte, y entre los represores que se encontraban con el en la misma cárcel, unidad 16 de Caseros, con las visitas del cuerpo de inteligencia del 601, va de suyo que pretendían recrear e iba todo en una maniobra extorsiva al revés de estos datos coincidentes, corroborantes e idénticos al acontecer probado en la causa. Aquí es donde yo digo, básicamente Excelentísimo Tribunal, que la figura del desaparecido se debe equiparar al fallecido teniendo en cuenta la causa Bru y la causa Etchecolatz que nos permitió la acusación y por supuesto la consecuente condena de los casos de Patricia Graciela Dellorto Demarco y Ambrosio Demarco. Con estas pruebas aportadas, para mi queda demostrada la privación ilegal de la libertad de los siete y los homicidios calificados de seis de ellos. Todos excepto Maria del Carmen Morettini…
Sr. PRESIDENTE.- Perdón doctor, vamos a terminar los alegatos como corresponde o sino los terminaremos sin publico. Esto es claro y no tiene muchas opciones.
Dr. DULAU DUMM.- …todo excepto a mi modo de ver y entender en el caso de Maria del Carmen Morettini que no estoy seguro pero si pensante que si el Tribunal me hubiera concedido una posibilidad de escucharlo en declaración testimonial a quien hace algún tipo de presión, para nosotros hubiera sido lo digno, lo ético, lo apropiado, lo justo, lo adecuado y criterioso para poder valorar el testimonio. Creo que la objetividad del Ministerio Público Fiscal, creo que es el mismo Ministerio Publico Fiscal que es el que actúa en estas causas trasunta la transparencia y la ética de no poder expresarme sobre el homicidio de Maria del Carmen Morettini como hubiera querido. No tengo ninguna duda que estoy hablando del principio de certeza que no lo tengo basado en que una testigo concurrió al Tribunal y dijo lo que todos sabemos que dijo y expuso y con esto creo que en modo alguno no tendríamos ningún impedimento de hablar de los siete homicidios y no de los seis. Yo lo lamento profundamente por toda la gente que aboga…
-Disturbios en la sala.
Sr. PRESIDENTE.- Hacemos un cuarto intermedio de quince minutos. Desalojamos la sala y luego continuamos.
-Es la hora 19 y 25.
Leer: Argentina: Alegatos de la querella unificada en el juicio a Von Wernich (V)
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