20/11/08

Floreal García, de las luces del ring a las sombras de la clandestinidad (III)

Uruguay García (hermano de Floreal): "Estoy dispuesto a seguir buscando justicia"
El 20 de diciembre de 1974 la radio informó que en las afueras de Soca se encontraron cinco cuerpos acribillados. Así recuerda aquellos hechos Uruguay, hermano de Floreal: "Fuimos a reconocer el cuerpo de mi hermano, pero ese día no nos dejaron verlo. Claro, lo habían torturado 39 días... Sólo pudimos hacer el reconocimiento al otro día en la Jefatura de Policía de Montevideo. Después comenzamos la búsqueda de mi sobrino Amaral. Viajamos a Buenos Aires y fuimos a la embajada uruguaya, a la Policía, y en todos lados nos decían que no sabían nada. Después de mucho dar vueltas sin ninguna respuesta nos recibió el propio presidente Juan María Bordaberry. Fuimos mis hermanas Mary, Aidé y yo, a la casa de Suárez y Reyes. Y lo que recuerdo es que él dijo que ya sabía que era así, que 'por cada militar muerto, ellos iban a matar a diez tupamaros. Por suerte esta vez mataron sólo a cinco'. Y que con respecto a Amaral, él 'no tenía la varita mágica para hacerlo aparecer'. Después nos dio un pase para hablar con el inspector Castiglioni en Jefatura, y ese señor nos dijo directamente con respecto al asesinato de mi hermano: 'Bueno, antes nos tocaba a nosotros; ahora les tocó a ustedes'.

Fueron muchas las presiones que sufrimos en todos los cuarteles, muchas angustias...

El 5 de febrero de 1975 me llamaron para que fuera al cementerio, a la tumba de mi hermano, que allí iba a encontrar a Amaral. No sé si fue una broma de mal gusto, pero me pasé toda la tarde, y nada.

Luego nos contactamos con las Abuelas de Plaza de Mayo, y ellas nos dijeron que Amaral estaba en Formosa, con una familia de militares".

Amaral había quedado desde el momento de su secuestro en poder de una pareja de integrantes de las fuerzas represivas, Lilián Dorothy Ramona Calderón y José Antonio Moreno, quienes lo inscribieron como hijo propio. Estas personas fallecieron y Amaral quedó a cargo de quienes figuraban como sus abuelos maternos. Al morir estos, el niño pasó a manos de un falso medio hermano que trabajaba en el Servicio de Inteligencia del Estado, y él fue quien se lo llevó a Formosa.

"No teníamos medios para ir hasta allá a buscarlo, por eso hablamos con (el ex senador) Germán Araújo, que nos ayudó. Así pudimos traer en 1985 a Amaral de nuevo a Uruguay".
Consultado acerca de si está en contacto con las organizaciones de derechos humanos, respondió: "Yo estoy dispuesto a seguir buscando justicia; lo estuve cuando la Dictadura, ¿no voy a estar ahora?



Una placita en Los Olivos
Hoy, a más de 30 años de su desaparición forzada, los vecinos rinden homenaje al amigo: en el cruce de Torricelli y Chapicuí, un rinconcito del barrio se llamará Plaza Gualberto Floreal García.

Juan Gargiulo, actual presidente del Centella, cuenta cómo surgió la iniciativa del homenaje a Floreal García. "El club entendió que había que hacer justicia con uno de sus socios. La institución presentó la iniciativa en la Junta Departamental de Montevideo, y comenzó los trámites correspondientes. El proyecto nace en 1998, y fue tomado por los vecinos de Los Olivos y también por parte de la Junta Local de la Zona 11. Luego de la aprobación en la Junta, el proyecto pasa al Centro Comunal, y hace dos años el señor Nelson Gómez nos comunica que ya había salido. Nosotros no podemos dejar de mencionar a los hermanos Humberto y Aldo Bonilla, que también contribuyeron para que esto se pudiera realizar".

La plaza está en construcción. Ya se terminó la base y fueron instalados los juegos infantiles; próximamente se instalará el alumbrado. "Va a venir un arquitecto para definir qué clase de monumento tendrá Floreal. Nosotros calculamos que para mayo o junio, más o menos, se podrá inaugurar".


Se impulsaría la reapertura del caso: Los fusilamientos de Soca
El día 20 de diciembre de 1974 cinco cadáveres, acribillados, fueron encontrados al borde de un camino rural, en las inmediaciones de Soca. Las víctimas, que habían sido secuestradas el día 8 del mismo mes en Buenos Aires, eran Graciela Estefanell Guidali, Héctor Brum Cornelius y su esposa María de los Angeles Corbo Aguirregaray (embarazada de cinco meses), y Floreal García Larrosa con su esposa Mirtha Yolanda Hernández. Amaral García -hijo de Floreal y Mirtha, quien sólo tenía tres años de edad- quedó en Buenos Aires, en manos de una familia de policías hasta 1985.

El 7 de noviembre del año pasado, un sobreviviente del secuestro rompió el silencio. Se trata de Julio Abreu, quien entrevistado por el periodista Roger Rodríguez, para el diario La República, relató los hechos que vivió. Extractamos parte de la nota, en la cual además de Abreu también participó Amaral García.

Abreu, que no tenía nada que ver con los Tupamaros (era votante del Wilson), había ido a Buenos Aires a buscar trabajo. El 8 de noviembre de 1974 su hermano lo invitó a un cumpleaños donde había algunos uruguayos que conocía, incluido Floreal. Al llegar, le piden que vaya a comprar un pollo porque la comida no alcanzaba, y Floreal se ofreció para acompañarlo. Llegando a la esquina un comando vestido de civil los secuestró.

Abreu relata: "Fuimos golpeados e insultados y caímos al suelo, me esposaron a una mano de Floreal. Nos pusieron en la parte de atrás de un coche muy amplio (un Falcon). Uno me puso el pie arriba y nos apuntaba. Floreal me dijo: 'Nos van a matar'.

"Yo tenía tres años -interviene Amaral-, no me acuerdo de mucho. Los autos sí. Había autos. Lo del televisor, siempre había tratado de encajarlo en un lugar dentro de mi memoria. (...)
Recuerdo de bajar por una escalerita donde yo me encontraba con mis padres y debajo había un garaje. También recuerdo a mi madre y mi padre durmiendo en el piso y yo en el medio. Era un lugar completamente bañado de creolina". La descripción corresponde al centro de torturas de Automotoras Orletti. Luego los trasladan a dos lugares más.
"En determinado momento -recuerda Abreu- trajeron a Brum y a Floreal. 'Quedate tranquilo' -me dice el petiso Floreal- que a vos no te van a matar'. Estaba destrozado. Tenía quemados los testículos y el pene. No sé dónde no lo habían tocado".

"Fue en el celdario la despedida de mis padres, -recuerda Amaral-. Yo no estaba con ellos. Me tenían en otro lado y me llevaron en un auto. Había una rotonda antes de llegar. Bajé y me llevaban a upa. Entré en un lugar lleno de azulejos blancos, con un piletón. Abrieron una puerta y estaban mi madre y mi padre en un colchón, tapados con una frazada. Me paran junto a mis viejos. Ellos estaban comiendo churros y me convidan... Eso es lo que tengo en la memoria como la última vez que veo a mis padres y que fue como una despedida".


El vuelo cero
Ya en Montevideo, los trasladan a la casa de Punta Gorda, que los servicios utilizaban como centro de tortura clandestino. Relata Brum: "Una voz dura, imperativa dice: 'Bueno, ya los matamos; están todos muertos estos comunistas'. Fue por atrás mío, me puso una mano en el hombro y me dijo: 'Vos quedate tranquilo, a vos no te vamos a matar porque no sos comunista. Nosotros matamos a los comunistas' (...) Me dijo que no dijera nada y que no me fuera del país. 'Así como matamos a estos cinco, si hablás te matamos a vos y a toda tu familia'. Después de muchas vueltas, me hicieron bajar mirando para atrás y me ordenaron que esperara unos cinco minutos. Cuando sentí que se fueron, fui a lo de mi madrina. Y por primera vez, volví a respirar".

El abogado Javier Miranda -hijo de Fernando Miranda, cuyos restos acaban de ser identificados- es representante de Familiares de Desaparecidos y patrocinará la denuncia de Amaral García en el caso de los crímenes de Soca. Se están recopilando documentos para la reapertura de la causa, que fue archivada durante el gobierno de Julio María Sanguinetti. En los antecedentes figuran datos de los familiares, que habrían constatado las torturas en los cuerpos de los asesinados.

Por otra parte, el escritor y penalista uruguayo Carlos Martínez Moreno relata en el libro El color que el infierno me escondiera que hubo una votación en el Consejo de Seguridad Nacional donde se decidió el homicidio de los cinco tupamaros secuestrados. Bordaberry habría dejado constancia en actas de que no acompañaba la medida. Y también recuerda que en aquellos años los militares habían resuelto que por cada militar que muriera en la lucha contra la subversión, asesinarían a cinco guerrilleros.

En declaraciones recientes el ex senador Guillermo Chifflet calificó al quíntuple crimen de Soca como una puesta en escena para "ocultar el crimen del coronel Ramón Trabal en París". Vale recordar que Trabal había sido desplazado a Francia a causa de discrepancias con quienes en ese momento lideraban el proceso. Antes de viajar había comentado a su familia que era probable que atentaran contra su vida. Y la Policía francesa confirmó que el atentado fue realizado por un comando croata de derecha, por encargo.Todas las pesquisas vuelven sospechosos de ordenar el crimen a los propios personeros de la dictadura.

Es sintomático que el MLN nunca haya asumido la responsabilidad por ese atentado. Chifflet señala que existen pruebas para determinar a los autores de los fusilamiento de Soca.

Periscopio / vecinet
20/05/06

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