La iniciativa de realizar un Congreso del Pueblo para discutir la crisis del país y definir un programa participativo, alternativo al dominante, surge formalmente en setiembre de 1964 desde el movimiento sindical cuando se constituye en el Platense Patín Club la CNT.
La Convención Nacional de Trabajadores surgió como organismo coordinador permanente entre la CTU y los sindicatos no afiliados.Los propósitos del Congreso del Pueblo fueron elaborar, discutir y aprobar un “Programa de soluciones a la crisis” para la construcción de un Uruguay con justicia social y libertades, la definición de un plan de lucha y la designación de organismos permanentes de dirección política.
El congreso se desarrolló en un contexto de grandes luchas en América Latina contra gobiernos conservadores y las cartas de intención firmadas con el Fondo Monetario Internacional, de avance del proceso de unificación sindical y de combate al amarillismo. Priorizó y jerarquizó la participación de representantes de las organizaciones sociales, culturales y barriales y de los expertos en cuestiones económicas de la Universidad y la CIDE.
La Confederación Sindical del Uruguay (CSU), por entonces muy debilitada, volcada al amarillismo y ligada a los sindicatos estadounidenses, no fue invitada a participar, como tampoco el gobierno, los partidos políticos y las colectividades religiosas.
La Universidad de la República, cuyo rectorado ocupaba el doctor Juan José Crottogini, no integró orgánicamente el Congreso del Pueblo, si bien cooperó y prestó el Paraninfo y sus instalaciones para las sesiones previas y el funcionamiento de las comisiones.
Inicialmente, la CNT y la CTU fijaron para fines de 1964 el comienzo del congreso. No obstante, al no ser alcanzadas las metas organizativas y de elaboración de documentos en los plazos fijados, su realización fue postergada para mayo del 65. En esa fecha una reunión plenaria, abierta a todos los sindicatos y organizaciones sociales y desarrollada en el Paraninfo de la Universidad, puso en evidencia las grandes expectativas generadas en torno a la iniciativa sindical de convocar a una “pueblada” para discutir los problemas del país y avanzar en la definición de un plan de lucha. En consecuencia, se planteó la conveniencia de correr la fecha de comienzo para garantizar una mayor participación. Finalmente, se definió su realización entre los días 12 y 15 de agosto.
La convocatoria a discutir programa y plataforma de lucha tenía antecedentes importantes. En 1963, por ejemplo, se desarrollaron tres eventos donde estuvo muy presente la necesidad de avanzar en el análisis de la formación social uruguaya y en la definición de pautas programáticas para salir de la crisis y del estancamiento: el primer congreso de la CTU, la Semana Textil organizada por el cot en la Facultad de Humanidades y el congreso extraordinario de los trabajadores de la ute luego de la exitosa huelga de marzo de ese año.
La Semana Textil se realizó en marzo en ocho jornadas, en la vieja casona de Humanidades de la calle Juan Lindolfo Cuestas, con la participación de obreros, administrativos y directivos y la ausencia de representantes patronales y del gobierno, que no respondieron a la invitación de los organizadores. Luis Muñoz, de los administrativos textiles y activo participante del Congreso del Pueblo en 1965, señaló: “Las organizaciones de trabajadores nos hemos preocupado de plantear inquietudes sobre la necesidad de tener una orientación y un plan respecto a nuestra industria, prácticamente desde 1945, en oportunidad de la instalación de los consejos de salarios. Generalmente, se sindica a las organizaciones obreras movilizándose sólo por reivindicaciones económicas desligadas de los problemas del país. Nosotros estamos dando un mentís a esas afirmaciones, con nuestra actividad permanente, pues nos impulsa el afán de contribuir al estudio y solución de los grandes problemas que preocupan al país mismo”. Por su parte, Ignacio Huguet, obrero mecánico de la fábrica Alpargatas y secretario de asuntos económicos del COT, afirmó: “Frente a la crisis actual hay tres actitudes posibles. Una es de que la crisis siga su marcha porque así conviene a los intereses oligárquicos; otra, de prescindencia y dejar hacer; una tercera actitud es la de buscar soluciones y luchar por ellas. En esta posición estamos afiliados los trabajadores”.
Los participantes
La convocatoria y los objetivos del primer Congreso del Pueblo surgieron del movimiento sindical, principal fuerza social uruguaya desde el 900. Inmediatamente la propuesta fue trasladada a otras organizaciones sociales y culturales con las que desde tiempo atrás los trabajadores venían coordinando un sistema de alianzas estable y programático. El Sindicato Médico del Uruguay (SMU), la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), el Movimiento Nacional de Apoyo y Defensa de la Escuela Pública, la Confederación General Reivindicadora de las Clases Pasivas, la Comisión Organizadora de la Mujer Trabajadora, el Movimiento Nacional de Inquilinos, Acción Sindical Uruguaya, Ateneo del Uruguay, la Asociación de Empleados Civiles de la Nación, la Federación Uruguaya de Teatros Independientes, la Federación Uruguaya de Actores, el Movimiento de Defensa del Petróleo, sectores de la cultura y la intelectualidad, comité popular Barrio Sur, cooperativas de producción, consumo e industriales, la Confederación Granjera. Rápidamente los sindicatos obreros y cientos de organizaciones sociales captaron la propuesta e hicieron suya la iniciativa de reunir a todos los sectores populares para elaborar un programa que los unificara en el enfrentamiento a la política económica del gobierno sometida a las directivas de los organismos crediticios internacionales. Se conformó entonces una Mesa Organizadora del Congreso del Pueblo, encargada de recibir las adhesiones, elaborar los documentos y hacerlos circular y discutir, atender los complejos aspectos de funcionamiento, propaganda y organización para un evento que concitaba amplias expectativas, reclamaba participación y tenía un alcance nacional. Entre los sindicalistas más destacados en la preparación y desarrollo del Congreso del Pueblo se contaban el portuario Félix Díaz, encargado de la secretaría de organización de la cnt; Luis Nadales, de la Federación de Obreros en Lanas; Gerardo Gatti, del gremio de los gráficos; Milton Montemar, de los trabajadores de ancap; Héctor Rodríguez, de los textiles; Wladimir Turiansky, por los trabajadores de la ute; y Enrique Pastorino, de la industria del cuero y principal dirigente de la ctu. También tuvieron una intervención relevante Luis Muñoz, representante de los administrativos de la industria textil, el maestro Foch Puntigliano, de la fum, y el “Gaucho” Etorena, del Sindicato Médico. Se editaron 15 ejemplares con los documentos preparatorios del congreso y durante meses se efectuaron múltiples reuniones de intercambio y elaboración en Montevideo y en todo el interior del país.
Jornada inaugural y desarrollo
El acto inaugural del Congreso del Pueblo se realizó el jueves 12 de agosto a las 19 horas en el Palacio Peñarol, de Magallanes y Galicia, en el barrio del Cordón de Montevideo con la presencia de 13 mil personas entusiastas y bullangueras llegadas de todos los barrios de la capital y del Interior. 1.376 fueron los delegados titulares acreditados en representación de 707 organizaciones sociales y culturales “de los oficios manuales, intelectuales, estudiantes, artesanos y pequeños comerciantes y productores y hasta amas de casa de toda la República”. Con las instalaciones repletas y ya comenzado el acto irrumpieron columnas de trabajadores bancarios, metalúrgicos y públicos y de estudiantes universitarios y de la enseñanza secundaria aportando su cuota de color y entusiasmo con sus banderas, pancartas y consignas.
Los partidos políticos no fueron invitados pero se recibieron y leyeron las adhesiones de diversas organizaciones de la izquierda. El doctor Atilio Morquio, presidente del smu, abrió el congreso en una demostración de la firme relación de entonces de los profesionales médicos con los trabajadores sindicalizados. Destacó la labor constructiva de los cientos de delegados arribados de todo Uruguay para una actividad de elaboración colectiva, de investigación y creación sin precedentes en la búsqueda de soluciones progresistas para el país. “Hay que cambiar las estructuras para solucionar los problemas de la salud”, señaló. “Las fuerzas de la reacción acechan, el cercenamiento de las libertades públicas se acrece y el ‘gorilazo’ se anuncia. Surge entonces una conclusión unánime: la crisis que sufre el país tiene un carácter estructural; es forzoso, pues, introducir cambios en lo económico, político y social; sin ello será imposible salir del subdesarrollo en que vivimos y de las condiciones de vida de las masas trabajadoras que se deterioran grave e irremediablemente. La lucha gremial y de todas las fuerzas progresistas del trabajo nacional deberán orientarse a realizar las grandes transformaciones de estas estructuras caducas.”
Participaron también en el uso de la tribuna en esa jornada inaugural Humberto Rodríguez, del suanp, por la Mesa Coordinadora de Entes Autónomos; Osvaldo Mantero, presidente del Movimiento de Apoyo a la Escuela Pública; Héctor Cerrutti, por la Confederación General Reivindicadora de las Clases Pasivas; Miguel Guerrero, presidente de la Comisión Departamental de Tacuarembó, por los plenarios del Interior; Jesualdo Sosa, por los sectores de la cultura; Juan Luis Gallo por las cooperativas de producción; José Marrero, del Sindicato de Peones de Tambos; Horacio Bazzano, por la FEUU; Darwin Díaz, por el Movimiento de Defensa de la Producción Agropecuaria; Romeo Gorga, por la COFE; Jorge Andrade Ambrossoni, por el Movimiento pro Construcción de la Represa de Salto Grande y, por último, rindieron sus informes Héctor Rodríguez, del COT, por la mesa organizadora, y Enrique Pastorino por los sindicatos.
En una parte sustancial de su exposición, Héctor Rodríguez expresaba: “A este congreso venimos porque hay crisis y porque queremos solucionarla; porque para solucionarla estamos dispuestos a luchar contra causas y beneficiarios, y barrerlos si es preciso porque esta no debe ser la patria de la miseria sino la patria madre de los orientales; porque la vida, como el viejo padre de la fábula, nos enseñó que la unión es el camino para realizar nuestras aspiraciones (…). Buscamos y aceptamos el diálogo dentro de la ley. Pero preguntamos: ¿es una democracia un régimen donde los privilegios de mil martirizan a 2.500.000? Nosotros, el Congreso del Pueblo, queremos que esta sea una democracia y para eso hay que barrer el latifundio y a la oligarquía, antes de que barran a la democracia. (…) Difícil fue lo de los 33 orientales frente a un imperio; difícil fue el éxodo y se hizo, ¿qué papel haríamos ante la historia los representantes de 700 mil personas que nos han enviado aquí, si no somos capaces de unirnos y levantar la bandera de los cambios que el país necesita? ¡Organizados y unidos adelante!, probemos que hacemos un Congreso del Pueblo para la patria, para que la patria sea la patria del pueblo. El tiempo que se inicia es un tiempo de militancia. Venir a escuchar no basta. Hay que participar, hay que construir esa unidad, por el pueblo, por la patria”.
Por su parte, Enrique Pastorino decía: “El Congreso del Pueblo es la obra más acabada y profunda, en cuanto a unión del pueblo trabajador, que se ha realizado en este país. (…) De las ponencias, estudios, resoluciones, proyectos de ley, de los programas o plataformas de lucha de cada una de las organizaciones participantes, del resumen de ellas, realizado por la comisión preparatoria (…) surge ya, desde el comienzo de este congreso, una afirmación tajante: el pueblo trabajador, las masas laboriosas de la ciudad y del campo, todos los sectores de la educación, todas las fuerzas vinculadas a la previsión social, todos los que día a día, mes a mes, año a año, han luchado y luchan contra las fuerzas del atraso y de la injusticia social que degradan al país, todos ahora unidos, dicen y gritan: ¡¡Basta ya!! ¡¡Queremos un cambio!! (…) ¡Sí! Esto lo recalcamos desde el comienzo: no sólo protestamos como pueblo, no sólo denunciamos los males agudos que nos aquejan; también exponemos un programa congruente y armónico, de salidas inmediatas y de soluciones de estructura proclamando que ellas pueden y deben aplicarse en bien del país, y que lo sepan los que tienen que oírlas y aplicarlas: si ellos desoyen este llamado, al pueblo unido le corresponderá imponerlas con sus luchas (…)”.
Durante los días siguientes funcionaron a pleno seis comisiones: Asuntos sociales; Asuntos educativos y culturales; Bienestar social, legislación y previsión social; Libertades públicas; Resoluciones e iniciativas y Coordinación y movilización. Las sesiones de trabajo de las mismas se realizaron en el local de Aute de la avenida Agraciada 2463 y en la Universidad, y el plenario del Congreso del Pueblo en el ex cine Gran Palace, de 18 de Julio y Carlos Roxlo (actual teatro El Galpón).
Cierre
Las deliberaciones culminaron el domingo 15 de agosto. El congreso convocó a la acción combativa, solidaria y unida del pueblo trabajador uruguayo y aprobó un programa con reforma agraria, nacionalización de los monopolios y de las industrias esenciales, del comercio exterior y de la banca, comercio con todos los países, gravámenes al privilegio, impuestos progresivos a las tierras improductivas y anulación de los contratos petroleros.
El mensaje final, aprobado por la unanimidad de los delegados, señaló: “El Congreso del Pueblo, que cobija en su seno las más diversas y extensas capas sociales, es la afirmación de la voluntad de un pueblo, expresión categórica de fuerza, manifestación viva de que está en marcha una nueva ‘admirable alarma’ como la que proclamara Artigas en 1811, cuando emergía la nacionalidad uruguaya. Analizando la situación del país en democrática deliberación, hemos encontrado un lenguaje común, porque nos mueve el elevado fin de unir a todos los sectores progresistas del país, para impulsar las grandes soluciones nacionales”.
El Congreso del Pueblo y la definición de un “Programa de soluciones a la crisis” significaron avances sustanciales en el proceso de unidad programática de los trabajadores que se estaba desarrollando. Ese proceso de unidad orgánica se consolida en setiembre-octubre de 1966 con la realización del Congreso de Unificación Sindical, la disolución de la CTU y la creación de un “centro único de dirección” con la transformación de la CNT de organismo coordinador en central única independiente.
El programa de soluciones fue tomado en 1966 por la CNT y en 1971 por la actual fuerza política gobernante.
Sin embargo, hacia fines de 1966, pese a las iniciales expectativas políticas generadas por el congreso, el funcionamiento de la Junta Nacional Coordinadora del primer Congreso del Pueblo había prácticamente cesado. Una de las causas principales de su desactivación fueron las decisiones tomadas por algunos sectores en torno a las propuestas de reforma constitucional.
Las autoridades del primer congreso
Finalizadas las deliberaciones, la comisión organizadora se abocó a la instalación de las autoridades permanentes. La Junta Coordinadora Nacional, encargada de la difusión de los acuerdos y su instrumentación política, quedó constituida en la reunión de la Asamblea Nacional Representativa realizada en el Paraninfo de la Universidad de la República, durante los días 4 y 5 de setiembre de 1965.
Estaba integrada:
Por la CNT: José D’Elía por FUECI; Wladimir Turiansky por Aute; Héctor Rodríguez por COT; Gerardo Gatti por Sindicato de Artes Gráficas; Luis Nadales por FOL; Enrique Pastorino por CTU; Gerardo Cuesta por UNMTRA; Ramón Alberto Ferro por AEBU y Juan Melgarejo por COFE.
Por la enseñanza y FEUU: Luis Guidotti por el Movimiento Nacional de Apoyo y Defensa de la Escuela Pública; Vicente Foch Puntigliano y María del Carmen García por la Federación Uruguaya del Magisterio; y Abraham Glak por la FEUU.
Por las asociaciones de jubilados y pensionistas: Héctor Cerrutti, por clases pasivas.
Por los cooperativistas: Luis Muñoz, de la Federación de Administrativos de la Industria Textil, por Federación de Cooperativas de Producción Industrial, y Darwin Díaz por Movimiento de Defensa de la Producción Agropecuaria.
Por las entidades populares: Pardo Arias, por Movimiento Nacional de Inquilinos.
Por intelectuales y artistas: Jorge Carrozzino, por Unión Artistas Plásticos del Uruguay.
Por los profesionales universitarios: Omar “Gaucho” Etorena, por Sindicato Médico del Uruguay.
A estos delegados se agregaron otros seis en representación de los plenarios sindicales del Interior.
El presente trabajo fue publicado en la edición del semanario Brecha del 14 de septiembre de 2007. Su redacción estuvo a cargo de Universindo Rodríguez y Silvia Visconti.
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