17/9/08

El caso de los autos diplomáticos

Volonté: Argentina tiene las pruebas de que la compra de autos fue legal

El ex embajador uruguayo en Argentina Alberto Volonté negó las acusaciones de compra ilegal de autos que se realizan contra una ex funcionaria durante su gestión en Buenos Aires. Además, dijo que él también compró autos de esa forma y que se ajusta a las cartas reversales entre ambos países. “Cancillería argentina tiene todos los elementos –porque quedan todas las copias– de los trámites que cumplió la doctora Myriam Fraschini, de la exactitud con que ella ajustó su procedimiento a las cartas reversales”, afirmó. “Quiero creer que es ignorancia y que se va a aclarar”, agregó.

EMILIANO COTELO:
El artículo se publicó ayer en el diario La Nación de Buenos Aires.

“En lo que constituye una de las primeras pruebas del circuito de comercialización irregular de autos diplomáticos, la Justicia recibirá en las próximas horas la documentación de, por lo menos, un vehículo vendido a precio de mercado en una concesionaria porteña por parte de una funcionaria extranjera que había iniciado el trámite de importación libre de impuestos.”

“La Nación accedió a los papeles del Hummer H2, propiedad del cantante Óscar “El Chaqueño” Palavecino, que pagó 112.000 dólares por el todoterreno que pertenecía a la diplomática uruguaya Myriam Fraschini de Pastori, que ya no cumple funciones en el país. En el recibo de venta figura la dirección de la embajada de Uruguay, Las Heras 1906, y lo firma Ricardo Manrique, de Manrique Automotores.”

“En el título del automotor consta que el Hummer fue ingresado por el régimen de franquicias para diplomáticos. Como titular anterior figura Fraschini de Pastori, esta vez con domicilio en Figueroa Alcorta 3520, la residencia del embajador uruguayo.”

“La inscripción inicial en el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor del Hummer H2, patente FAN 008, coincide con la fecha de titularización de Palavecino, el 16 de junio de 2005.”

“Fraschini de Pastori se desempeñaba entonces como ministra consejera, según informó un empleado actual de la embajada uruguaya. Hoy está radicada en Montevideo y cumple funciones en la cancillería.”

La Nación intentó ubicar al embajador uruguayo, Francisco Bustillo Bonasso, pero no respondió a los numerosos mensajes dejados a su secretaria y en su celular personal. En la casa de Fraschini, en Montevideo, dijeron en una oportunidad que ella no estaba, luego atendió alguien que dijo ser “Myriam”, pero cortó al enterarse del motivo de la llamada. Más tarde su marido dijo que no iban a hablar por teléfono de este tema.

El juez Norberto Oyarbide envió a la cancillería, la semana pasada, un listado de los funcionarios extranjeros involucrados para saber si seguían en funciones; entre ellos figura Fraschini de Pastori. En el dictamen del fiscal Luis Comparatore se menciona un supuesto acuerdo bilateral con Uruguay que permitía la nacionalización libre a los tres meses de la introducción del vehículo en el país, pero advierte sobre casos en los que no se cumplió dicho plazo. De todos modos, en la cancillería no supieron dar precisiones sobre si ese convenio realmente existía.

A propósito de este caso en particular, pero también sobre qué pasó en general en esos años en la Embajada uruguaya en Buenos Aires en materia de compra y venta de automóviles exonerados de impuestos, vamos a entrevistar al ex embajador Alberto Volonté.

***

Doctor Volonté, usted dijo ayer, hablando en los informativos de El Espectador, que “pone las manos en el fuego” por la funcionaria mencionada en la nota de La Nación del día de ayer. Ella trabajó en la embajada mientras usted era el jefe de la misión diplomática.

ALBERTO VOLONTÉ:
De hecho, no de derecho, era mi segunda. Es una funcionaria altamente calificada, abogada de profesión, de una conducta intachable y de condiciones que la distinguen sobre el cuerpo diplomático en general. Yo la distingo, trabajé cuatro años con ella, sí pongo las manos en el fuego y, seguro, no me voy a quemar.

EC - La compraventa de este vehículo se hizo mientras usted era embajador; conoce los detalles.

AV - Por supuesto, los conozco todos.

EC - ¿Puede explicar por qué esa operación fue realizada legalmente?

AV - Porque Uruguay y Argentina hace diez años, en 1997, firmaron cartas reversales que tienen valor de tratado bilateral y que permiten que diplomáticos argentinos en Uruguay y uruguayos en Argentina tengan un régimen diferente del que tiene el resto de los diplomáticos acreditados.

EC - En primer lugar, ¿cuál es el régimen general para los diplomáticos en Argentina?

AV - El régimen general habitual es el siguiente: cuando los diplomáticos llegan tienen que tener en su poder los vehículos que adquieren aproximadamente cuatro años antes de comercializarlos. En cambio, los argentinos en Uruguay y los uruguayos en Argentina simplemente tienen que tenerlos dos años.

EC - Si un funcionario diplomático uruguayo en Argentina compra un vehículo importándolo con exoneraciones de impuestos, puede venderlo a los dos años.

AV - Tiene que nacionalizarlo primero para venderlo después, son dos cosas interesantes de explicar. Las cartas reversales prevén los derechos que tienen los diplomáticos uruguayos en Argentina –y los argentinos en Uruguay– al retirarse o al finalizar su misión, pueden importan un vehículo y en lugar de tener que esperar dos años para venderlo lo pueden vender a los 90 días dentro de su titularidad y propiedad.

Me explico mejor. Cualquier otro diplomático tiene que esperar cuatro, a diferencia de los uruguayos que tienen que esperar dos, y cuando finalizan la misión hay otro tratamiento en el reconocimiento de los derechos, los otros diplomáticos tienen que esperar nueve meses entre que les llega el automóvil y la nacionalización del mismo para después venderlo –que son dos cosas distintas–. El ignorante que ve que un diplomático como la doctora Fraschini vende su coche dentro de 90 días dice “se violó el plazo”, pero no se violó ningún plazo, se cumplió el plazo previsto en un tratado bilateral con fuerza no de ley sino por encima de la ley, de acuerdo con la Constitución argentina.

Quiero creer que es ignorancia y que se va a aclarar. Cuando esto sale a luz y se refiere a la doctora Fraschini, quien entre otras virtudes es una excelente jurista y ha defendido a Uruguay en pleitos que se le han ganado a Argentina, como por ejemplo en el tema de los neumáticos, yo que no soy suspicaz y que he negado siempre, desde que la prensa me ha preguntado, si había un trasfondo político en esto y creía que no, empiezo a temer, cuando involucran a esta funcionaria de esta jerarquía y que además tiene esta actuación como abogada de los derechos de documentos en La Haya, se me empiezan a crear dudas.

EC - ¿Tiene la sospecha de que hay una campaña contra esta diplomática en particular?

AV - No, no en particular, uno empieza a decir: “pero, caramba, la cancillería argentina tiene todos los elementos –porque quedan todas las copias– de los trámites que cumplió la doctora Myriam Fraschini, de la exactitud con que ella ajustó su procedimiento a las cartas reversales. ¿Cómo, entonces, permite que un funcionario diplomático uruguayo esté viviendo esta situación y estén perjudicando no sólo la honorabilidad de ella sino al propio Uruguay, porque es una funcionaria diplomática de Uruguay?

EC - Usted decía que por la documentación que tiene y por lo que recuerda de la compraventa, de la operación, se cumplió con los plazos establecidos en el acuerdo bilateral entre Uruguay y Argentina para sus diplomáticos. Pero en la nota de La Nación dice que “la inscripción inicial en el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor del Hummer H2, patente FAN 008, coincide con la fecha de titularización de Palavecino, el 16 de junio de 2005”.

¿Cómo responde a este detalle?

AV - Leí la nota de La Nación, la firma una chica. Creo que le falta experiencia y no conoce mucho, porque usted también habrá visto que en esa misma nota duda de la existencia del tratado entre Argentina y Uruguay. No abro juicio, duda de la existencia de un tratado, habla de presuntos 90 días.

EC - Da a entender que ni siquiera se cumplió con eso, que el vehículo ingresó para ser comprado por su nuevo propietario.

AV - Lo que ella confunde, quiere confundir o lo hace de buena fe pero por ignorancia, es que la ministra Fraschini va a la cancillería, presenta sus derechos –primero los tiene que mostrar, hay una serie de requisitos–, le otorgan la franquicia, importa el vehículo, y cuando el vehículo llega a Argentina hace el trámite de aduanas, ingresa a territorio argentino y pasa a ser de propiedad de la doctora Fraschini. Está 90 días en su propiedad, por lo tanto el coche es de ella, pero el coche no tiene nacionalidad argentina. Cumplidos los 90 días se hace un trámite primero para nacionalizar el coche, y cumplidos esos trámites de nacionalización recién se pone a la venta. Se pone a la venta como cualquier coche, de manera que lo puede comprar una automotora. En ese momento la automotora compra el coche con todos los derechos reconocidos en cuanto a la nacionalización, y la escrituración para el tercero que le compró el coche a la automotora puede hacerse tiempo después. Por tanto los manejos de las fechas desde el momento de la nacionalización al momento de la perfección son trámites privados en los que no interviene la diplomática sino los intermediarios.

EC - Se lo pregunto porque las informaciones que han estado circulando estos días, venidas de Buenos Aires, dicen que de la auditoría realizada por orden del canciller argentino, Jorge Taiana, surge que el 18% de los 98 autos que están investigándose ni siquiera tuvo un pedido de chapa diplomática. Entonces podría pensarse que este fue uno de esos casos, que no hubo pedido de chapa diplomática, que se vendió directamente al nuevo propietario.

AV - No es el caso, pidió las chapas, el coche ingresó, quedó a nombre de la doctora Myriam Fraschini, se le otorgaron las chapas diplomáticas a la doctora, la doctora antes de venderlo y de nacionalizarlo le devolvió las chapas a la cancillería argentina. Por eso digo que la cancillería argentina tiene los elementos en el caso de la doctora Myriam Fraschini, como –estoy seguro– en el caso de todos los otros diplomáticos cuando yo era embajador y los que están ahora bajo la órbita del embajador Bustillo, que confío siguen haciendo las cosas con la misma legalidad y la misma rectitud. Por tanto, el tema de las chapas es bien claro, me consta que se le dieron a la doctora Fraschini las chapas y las puso en el vehículo. Lo que sucede es que hay una diferencia entre nacionalización y comercialización, cuando se va a nacionalizar, el diplomático –la doctora Fraschini en este caso– tiene que devolver las chapas, las retira, las devuelve a la cancillería y el coche queda nacionalizado y en condiciones de venderse.

***

EC - Más allá de que una transacción como esa se haya cumplido de acuerdo con el marco legal vigente, un convenio bilateral entre Uruguay y Argentina, llegan preguntas de los oyentes a propósito de por qué un funcionario diplomático compraría un Hummer y por qué lo compraría tan pocos meses antes de terminar su período, si en definitiva no se está ante una operación que se hace para obtener una ganancia con la diferencia entre el precio del auto libre de impuestos y el precio de mercado después.

AV - Muy fácil de explicar. En primer lugar, dije al principio –tal vez el oyente tomó la audición ya empezada– que en las notas reversales firmadas entre Argentina y Uruguay se establecen dos momentos en la incorporación de los vehículos con sistema de franquicias, al llegar los funcionarios diplomáticos adquieren el coche y deben tenerlo por lo menos dos años, y después, cuando van a finalizar su gestión, promedialmente cumplidos casi cinco años fuera del país, se les reconoce el derecho a una franquicia final que les permite traer el vehículo y tenerlo en su propiedad solo durante 90 días para después nacionalizarlo y venderlo.

EC - Pero ¿cuál es la diferencia, la ganancia que puede obtener un funcionario con una compraventa de ese tipo?

AV - No es una ganancia mayor, porque el vehículo siempre ingresa al mercado como coche usado.

EC - Pero parece que el dueño actual de este Hummer, Óscar “El Chaqueño” Palavecino, lo compró por 112.000 dólares. ¿A qué precio ingresa sin los impuestos ese Hummer en Argentina?

AV - Entre la venta que realiza en este caso la doctora Fraschini y el comprador hay un intermediario, no puedo saber lo que gana el intermediario, ni tampoco puedo saber si el precio que figura es el correcto, porque eso forma parte de lo que establece el intermediario con el comprador. Esos coches, como el que compró la doctora Fraschini, estaban en precios aceptados por la cancillería argentina, por tanto son precios adecuados a la plaza de importación y que se venden por ser nacionales al precio de plaza y de mercado de coche usado en el mercado argentino.

EC - ¿De qué orden es el precio de importación sin impuestos?

AV - Anda alrededor de los 55.000 dólares.

EC - De 55.000 a 112.000 hay una diferencia importante.

AV - Usted tiene que ver cuánto gana el intermediario y cuánto se ajustó la operación. Pero sin introducirme en la relación privada, legítima, de la doctora Myriam Fraschini, lo que haya ganado, mucho o poco o perdido, como el coche lo compró con su dinero y se amparó en un derecho, ella como usted, como yo, como los oyentes, cuando compramos algo con nuestro dinero ejercemos un derecho que se nos otorga, si tenemos una ganancia, sea pequeña o grande, la situación es justa y legítima. No sea cosa que cuando se gana mucho las cosas dejan de ser buenas o legítimas y cuando se gana poco son legítimas y buenas. No es el tema la ganancia porque el sistema de franquicias se establece para compensar otras situaciones que muchas veces a los diplomáticos les traen verdaderas pérdidas.

EC - ¿Por ejemplo?

AV - Habitualmente, los coches que se traen, como otros bienes que se compran en uso de estos beneficios, se aplican al trabajo que se realiza. El capital, que es importante, tiene que salir del bolsillo del propio diplomático, el diplomático tiene que hacer la inversión, si no tiene el dinero recurrir a un banco, pagar intereses, etcétera, y aplicar ese beneficio a la tarea diplomática que tiene una serie de requisitos de representación, de protocolo, de buen uso, de buena presencia, etcétera, que van en beneficio no del diplomático sino del país.

EC - Aparte del caso de esta funcionaria, usted en su período como embajador, ¿también compró y vendió automóviles de alto valor?

AV - Por supuesto. Además en todas las embajadas del mundo, en las que están aquí y fuera, se usan coches para mí de alto valor, porque coches de 50.000 dólares son de alto valor. Al punto que cuando yo llegué y tenía que comprar dos vehículos para ponerlos al servicio de la embajada, fui al Banco de la República (BROU), sucursal Buenos Aires, y pedí el dinero prestado porque en ese momento yo no tenía la capacidad para comprarlos. Así que sí, compré vehículos de alto valor, porque es lo que corresponde.

EC - ¿Cómo fue en su caso concreto?

AV - Como le acabo de contar.

EC - ¿Qué vehículos tenía la embajada cuando usted llegó?

AV - Ninguno, las embajadas no tienen vehículos. En Argentina había una camioneta Van Peugeot para transportar personas, porque el trabajo de la embajada uruguaya en Argentina es muy especial, atiende permanentemente delegaciones que llegan a Ezeiza, a Aeroparque, delegaciones deportivas, de agentes artísticos, ni que hablar de políticos, diputados, senadores.

EC - Había una Van, eso era todo.

AV - Era lo que había.

EC - ¿Y qué fue lo que compró?

AV - Lo que se compra habitualmente, dos Mercedes Benz, uno para el uso protocolar y el otro para asistir a las delegaciones, las visitas de presidentes, ministros, diputados, senadores.

EC - ¿Cuánto tiempo estuvieron esos autos en su poder?

AV - Dos años.

EC - ¿Y después?

AV - Los vendí porque tenía que empezar a pagarle al BROU. Y compré un Mercedes para seguir cumpliendo las funciones correspondientes, lo tuve un año y cuando estaba en el período de finalización de mi misión –incluso en ese momento no se sabía bien si iba a continuar o si al terminar volvía a Uruguay– compré dos vehículos, un Hummer y una Cayenne.

EC - Usted también compró un Hummer, y además una Porsche Cayenne.

AV - Los nacionalicé y los vendí.

EC - Por lo que usted cuenta, el embajador compra con dinero propio, obtenido de un préstamo, los vehículos que después utiliza en el trabajo en la embajada. ¿Por qué esos vehículos no los compra la propia embajada, no los compra la cancillería uruguaya?

AV - Porque la ley uruguaya en las normas presupuestales no prevé recursos para que los embajadores compren los coches. Sobre eso no abro juicio. Pero sí digo que todos los diplomáticos de Uruguay en Argentina tienen que comprar sus coches de su bolsillo, con su dinero.

EC - El oyente puede preguntarse por qué, si existen esos beneficios, la posibilidad de comprar el vehículo sin impuestos y luego venderlo en determinado plazo en el mercado, esa operación, con la eventual ganancia, no la hace el Estado uruguayo.

AV - Es algo a tener en cuenta. Que entonces Uruguay modifique la ley, invierta en coches, les dé el uso que corresponda, después los venda y si hay ganancia, que la disfrute. No hay que hacer cuentas tan alegres, porque después de usar dos años un coche, de invertir en su mantenimiento, en un seguro que es altísimo, cuando lo va a vender la diferencia entre el precio de compra y el de venta es bastante escasa. Y si lo compró financiado seguramente no hay ganancia porque se le fue en el costo financiero. Tal vez eso tuvo en cuenta el gobierno uruguayo –y a mi juicio hizo bien– en su momento, porque esto no tiene dos, ni diez, ni veinte, ni treinta años, desde tiempos inmemoriales cada diplomático compra los coches de su bolsillo. La dignidad y responsabilidad de un diplomático lo hacen comprar coches dignos, porque son los coches con los que tiene que actuar en su actividad de representación del país.

EC - Desde la audiencia le preguntan si sigue vigente en cancillería una vieja norma que pone un tope de 30.000 dólares para la compra de autos por diplomáticos.

AV - Sí, pero es el vehículo que todos los diplomáticos del mundo tienen derecho a ingresar a Uruguay. Hay que distinguir dos cosas, durante toda esta charla estuvimos hablando de los vehículos de los diplomáticos que se venden dentro del país donde se cumple la función. Independientemente de eso, todos los diplomáticos, agregados militares, etcétera, tienen derecho, cuando vuelven al país, a traer un vehículo. Esa norma sigue vigente y ese vehículo no puede valer más de 30.000 dólares. Pero se trata del vehículo que los diplomáticos traen del exterior e ingresan a Uruguay.

EC - ¿Usted ya estuvo en comunicación con la cancillería uruguaya a propósito de toda esta situación?

AV - Por supuesto, he estado en contacto permanente, por un lado con la vicecanciller Belela Herrera, he estado con el jefe de gabinete del canciller Gargano, Federico Gomensoro, e incluso he cambiado, a través del embajador Gomensoro, ideas con el propio canciller Gargano. Me honra decir que tenemos todo el respaldo. Por mi parte ofrecí –y ese ofrecimiento sigue en pie– a la cancillería toda la documentación y los antecedentes que he traído para demostrar la escrupulosidad con que actuaron la embajada de Uruguay en Argentina y sus funcionarios, en este caso la doctora Myriam Fraschini.

El Espectador
31/01/08



AUTOMOTORA EMBAJADOR ALBERTO VOLONTÉ

No pensé que tendría que volver sobre el tema que hace 15 días conmovió al ambiente diplomático (la compra venta de autos con franquicias) hasta tanto la Justicia argentina se expidiera sobre cada uno de los casos, principalmente los que afectaban a los tres uruguayos involucrados en las denuncias de irregularidades.

Sin embargo, las declaraciones que el Dr. Volonté hiciera en Radio El Espectador el pasado 31 de Enero, me obligan a sentarme nuevamente frente al teclado (mientras escucho la grabación con la voz de Emiliano Cotelo preguntando y la de Volonté respondiendo y subestimando nuestra inteligencia) al solo efecto de hacer una pequeña nota en la que junto a ustedes trataré de entender como es posible que alguien pretenda aclarar algo y para ello use el método de irse por la tangente, de contradecirse, de evadir directamente las preguntas y de utilizar argumentos tan endebles, con los cuales solo logró –al obscurecer tanto el asunto- que germinen en nuestra mente las semillas de la duda y la sospecha.

Los dos primeros tercios de la entrevista giraron en torno a la problemática de la Dra. Myriam Fraschini de Pastori, la Ministro Consejero que según Volonté “era de hecho, no de derecho, mi segunda”, y que está involucrada en el circuito de comercialización irregular de autos diplomáticos por la adquisición y posterior venta al cantante Óscar "El Chaqueño" Palavecino de un vehículo marca Hummer H2, que éste pagó 112.000 dólares.

El reportaje es muy extenso y solo vamos a analizar las partes que –como decía anteriormente- me hicieron dudar y sospechar de la sinceridad del Dr. Volonté. Debo decir que no en todas sus afirmaciones sospeché de que tratara de engañarnos sutilmente... hubo otras en las que tuve la certeza de que lo hacía, y no tan sutilmente.

Como prometí una nota corta (Bonica sabe que nunca cumplo esta promesa) analizaremos solo estas últimas partes. Y no podrá decirse que por sacar frases fuera de contexto estoy induciendo a error, ya que dentro o fuera del texto, lo dicho por Volonté tiene el mismo significado y la misma intención: hacernos creer que cuando él compró los autos con franquicia diplomática no lo hizo porque era un gran negocio sino porque “la dignidad y responsabilidad de un diplomático lo hacen comprar coches dignos, porque son los coches con los que tiene que actuar en su actividad de representación del país”. Lo lamentable es que los hechos (que ante las insistentes preguntas de Cotelo tuvo que explicitar) demuestran lo contrario; la dignidad fue tan escasa como abundante fue el negociado.

Pero vayamos por partes y por orden para poder entender que en sus palabras solo existió un intento de subestimar el intelecto del oyente.

Primero se dedicó a defender –lo que me parece muy loable- a la diplomática compatriota Myriam Fraschini de Pastori. Actitud caballeresca que lo mantuvo ocupado durante más de diez minutos, y en los cuales estuvo a salvo de tener que explicar su situación.

De esa primera parte destacamos el diálogo que transcribiré por ser aclaratorio, éste si, demasiado aclaratorio, del vergonzoso régimen especial que gozan nuestros diplomáticos en la Argentina.

Refiriéndose a la compraventa que hizo la Dra. Fraschini de Pastori del Hummer H2, Emiliano Cotelo pregunta:

- La compraventa de este vehículo se hizo mientras usted era embajador; conoce los detalles.

Alberto Volonté - Por supuesto, los conozco todos.

EC - ¿Puede explicar por qué esa operación fue realizada legalmente?

AV - Porque Uruguay y Argentina hace diez años, en 1997, firmaron cartas reversales que tienen valor de tratado bilateral y que permiten que diplomáticos argentinos en Uruguay y uruguayos en Argentina tengan un régimen diferente del que tiene el resto de los diplomáticos acreditados. (Observese: año 1997. Las Cancillerías de Menem y de Sanguinetti, los más grandes corruptos de América, legalizan un gran negociado para sus diplomáticos. Ya veremos en que consiste.)

EC - En primer lugar, ¿cuál es el régimen general para los diplomáticos en Argentina?

AV - El régimen general habitual es el siguiente: cuando los diplomáticos llegan tienen que tener en su poder los vehículos que adquiere aproximadamente cuatro años antes de comercializarlos. En cambio, los argentinos en Uruguay y los uruguayos en Argentina simplemente tienen que tenerlos dos años.

EC - Si un funcionario diplomático uruguayo en Argentina compra un vehículo importándolo con exoneraciones de impuestos, puede venderlo a los dos años

AV - Tiene que nacionalizarlo primero para venderlo después, son dos cosas interesantes de explicar. Las cartas reversales prevén los derechos que tienen los diplomáticos uruguayos en Argentina –y los argentinos en Uruguay– al retirarse o al finalizar su misión, pueden importar un vehículo y en lugar de tener que esperar dos años para venderlo lo pueden vender a los 90 días dentro de su titularidad y propiedad. (Esto no se condice con lo que más adelante dirá respecto a que “son los coches con los que tiene que actuar en su actividad de representación del país”. Pregunto: cuando finalizan la misión o se retiran, ¿a quien van a representar?. Y cuando él se volvía al Uruguay, compró DOS, no UNO, un Hummer H2 y un Porsche Cayenne. ¿Que les parece?. Coches muy dignos... para negocios indignos. Y aclaro: a estos dos vehículos debemos agregarle los otros TRES Mercedes Benz que más adelante reconoce haber comprado y vendido. En total, por “responsable y digno” se negoció CINCO autos, de gran valor, y que dejan aproximadamente un 100% de ganancia cada uno) Sigue diciendo:

Me explico mejor. Cualquier otro diplomático tiene que esperar cuatro años, a diferencia de los uruguayos que tienen que esperar dos, y cuando finalizan la misión hay otro tratamiento en el reconocimiento de los derechos; los otros diplomáticos tienen que esperar nueve meses entre que les llega el automóvil y la nacionalización del mismo para después venderlo –que son dos cosas distintas–. El ignorante que ve que un diplomático como la doctora Fraschini vende su coche dentro de 90 días dice "se violó el plazo", pero no se violó ningún plazo, se cumplió el plazo previsto en un tratado bilateral con fuerza no de ley sino por encima de la ley, de acuerdo con la Constitución argentina. Quiero creer que es ignorancia y que se va a aclarar.

Esperemos que así sea. Lo que no se va a aclarar nunca –porque las intenciones casi siempre son indemostrables- es si la Dra. Fraschini compró la Hummer para “representarnos dignamente” o simplemente para hacer un muy buen negocio. La realidad nos muestra que lo vendió el mismo día en que pudo nacionalizarlo y ponerlo a su nombre, lo que nos indica que en todo caso si nos “representó dignamente” lo hizo ante la automotora de Ricardo Manrique que fue quien –también ese mismo día- se lo vendió al cantante Óscar "El Chaqueño" Palavecino en 112 mil dólares. Recordemos que la Dra. lo adquirió en 55 mil. La “dignidad” deja buenas ganancias.

EC - ¿Tiene la sospecha de que hay una campaña contra esta diplomática en particular?

AV - No, no en particular, uno empieza a decir: pero, caramba, la cancillería argentina tiene todos los elementos –porque quedan todas las copias– (parece que no se enteró que desaparecieron casi todas, como ha pasado muchas veces en nuestra Cancillería con documentos comprometedores) de los trámites que cumplió la doctora Myriam Fraschini, de la exactitud con que ella ajustó su procedimiento a las cartas reversales. ¿Cómo, entonces, permite que un funcionario diplomático uruguayo esté viviendo esta situación y estén perjudicando no sólo la honorabilidad de ella sino al propio Uruguay, porque es una funcionaria diplomática de Uruguay?. (Y por que le preocupa tanto a Volonté lo que la Cancillería argentina permite o no permite, si aquí nuestra Cancillería mantiene en actividad a más de 20 diplomáticos uruguayos que están perjudicando la imagen del País en tantas partes del mundo. Y no solo por haber cometido “inmoralidades legales” como haberse comprado 5 valiosos autos –como hizo él- con dinero del BROU y sin pagar impuestos y venderlos a precio de mercado, o como lo hizo la Dra. Fraschini que lo compró y sin darle el debido uso lo vendió “al toque”, sino por robar –y cifras de cientos de miles de dólares- o por golpear mujeres y ancianos, o por estafar a residentes uruguayos en el exterior, o por haber sido cómplices de los dictadores, etc. ,etc. La Cancillería argentina no perjudica al país ni a la honorabilidad de ningún diplomático por investigarlo, quienes perjudican a la Patria y al honor de todos los uruguayos son los comprobados delincuentes que nos están representando en muchas embajadas y consulados, y que incluso, muchos de ellos llegaron a poner al Uruguay –por sus delitos o inmoralidades- en páginas de la prensa del mundo: Domingo Schipani, Alvaro Moyano, Castells Mendivil, Tealdi, Adolfo Donamarí, Lupinacci, etc. etc. )

El reportaje continúa tratando el mismo asunto de las presuntas irregularidades cometidas por la Dra. Myriam Fraschini. Me voy a saltear los 5 o 6 minutos de grabación que están a continuación por considerar irrelevante el contenido y asqueante la forma en que el Dr. Alberto Volonté evade responder planteos –muy concisos- de Cotelo. Realmente no vale la pena calentarse comprobando como un político deforma los hechos, engaña a los ciudadanos y los subestima en forma tan insultante.

Vamos a la parte (también vergonzosa) en que se trata el caso concreto de los CINCO autos comprados por Volonté.

El tema Myriam Fraschini y su Hummer H2 finaliza así:

EC - ¿De qué orden es el precio de importación sin impuestos?

AV - Anda alrededor de los 55.000 dólares.

EC - De 55.000 a 112.000 hay una diferencia importante.

AV - Usted tiene que ver cuánto gana el intermediario (y sí, son unos chantas, casi seguro que los 57 mil dólares de ganancia se los llevaron ellos) y cuánto se ajustó la operación. Pero sin introducirme en la relación privada, legítima, de la doctora Myriam Fraschini, lo que haya ganado, mucho o poco o perdido (hasta ahora parece que poco no fue, y si en estos negocios hay algo “perdido”, es la vergüenza) como el coche lo compró con su dinero y se amparó en un derecho, ella como usted, como yo, como los oyentes, cuando compramos algo con nuestro dinero (más adelante veremos lo que Volonté entiende que es “nuestro dinero”) ejercemos un derecho que se nos otorga, si tenemos una ganancia, sea pequeña o grande, la situación es justa y legítima. No sea cosa que cuando se gana mucho las cosas dejan de ser buenas o legítimas y cuando se gana poco son legítimas y buenas. No es el tema la ganancia porque el sistema de franquicias se establece para compensar otras situaciones que muchas veces a los diplomáticos les traen verdaderas pérdidas (ya vamos a ver cuales son las “verdaderas pérdidas”)

EC - ¿Por ejemplo?

AV - Habitualmente, los coches que se traen, como otros bienes que se compran en uso de estos beneficios, se aplican al trabajo que se realiza. El capital, que es importante, tiene que salir del bolsillo del propio diplomático (estemos atentos para ver si fue con dinero de “su bolsillo” que Volonté compró los CINCO autos), el diplomático tiene que hacer la inversión, si no tiene el dinero recurrir a un banco, pagar intereses, etcétera, y aplicar ese beneficio a la tarea diplomática que tiene una serie de requisitos de representación, de protocolo, de buen uso, de buena presencia, etcétera, que van en beneficio no del diplomático sino del país (es lo que debería ser pero que en nuestro Servicio Exterior generalmente no sucede. Que le pregunte a su antecesor en el cargo, Juan Raúl Ferreira, que se vació la Embajada y la residencia, y no creo que “esa tarea diplomática” haya sido en beneficio del país).

EC - Aparte del caso de esta funcionaria, usted en su período como embajador, ¿también compró y vendió automóviles de alto valor?

AV - Por supuesto. Además en todas las embajadas del mundo, en las que están aquí y fuera, se usan coches para mí de alto valor, porque coches de 50.000 dólares (está hablando sin impuestos) son de alto valor. Al punto que cuando yo llegué y tenía que comprar dos vehículos para ponerlos al servicio de la embajada, fui al Banco de la República (BROU), sucursal Buenos Aires, y pedí el dinero prestado (estemos atentos a las condiciones del préstamo) porque en ese momento yo no tenía la capacidad para comprarlos. Así que, sí, compré vehículos de alto valor, porque es lo que corresponde.
EC - ¿Cómo fue en su caso concreto?

AV - Como le acabo de contar.

(.......)

EC - ¿Y qué fue lo que compró?

AV - Lo que se compra habitualmente, dos Mercedes Benz, uno para el uso protocolar y el otro para asistir a las delegaciones, las visitas de presidentes, ministros, diputados, senadores.

EC - ¿Cuánto tiempo estuvieron esos autos en su poder?

AV - Dos años.

EC - ¿Y después?

AV - Los vendí porque tenía que empezar a pagarle al BROU (¿Cómo dijo doctor?, o sea que tuvo dos años de gracia, y para empezar a pagar la deuda vendió los autos. Me pregunto: ¿no había dicho que los compró con dinero de su bolsillo?.... y sí, para muchos políticos nuestros Bancos son “su bolsillo”). Y compré un Mercedes para seguir cumpliendo las funciones correspondientes, lo tuve un año y cuando estaba en el período de finalización de mi misión –incluso en ese momento no se sabía bien si iba a continuar o si al terminar volvía a Uruguay– compré dos vehículos, un Hummer y una Porsche Cayenne. (Pero no había dicho que él compraba los autos para “ponerlos al servicio de la Embajada”. Habrá pensado volver y poner una Embajada particular en Montevideo, digo yo. Y compró DOS por si se quedaba en Argentina, de estar seguro quizás compraría otros CINCO. Pero... antes no había dicho que al finalizar la misión se podían comprar UN solo vehículo –y él compró DOS- en las especiales condiciones de poder venderlo a los 90 días?.... me parece que este grabador no funciona bien y registra cualquier cosa.)

EC - Usted también compró un Hummer, y además una Porsche Cayenne.

AV - Los nacionalicé y los vendí. (Negocios son negocios. La “representación del país”, “la dignidad y responsabilidad de un diplomático”, eso es otra cosa. Aquí la cuestión es comprar, nacionalizar, y vender a los 90 días ganando más del 100%.)

EC - Por lo que usted cuenta, el embajador compra con dinero propio, obtenido de un préstamo (estás dormido Cotelo, te parece “dinero propio” el obtenido de un préstamo con garantía del Estado y a comenzar a pagar a los dos años después de venderlos?), los vehículos que después utiliza en el trabajo en la embajada. ¿Por qué esos vehículos no los compra la propia embajada, no los compra la cancillería uruguaya?.

AV - Porque la ley uruguaya en las normas presupuestales no prevé recursos para que los embajadores compren los coches. Sobre eso no abro juicio. Pero sí digo que todos los diplomáticos de Uruguay en Argentina tienen que comprar sus coches de su bolsillo, con su dinero. ( Cinismo puro. Una vez más razonemos: compró dos Mercedes con dinero del BROU, durante dos años no pagó nada al Banco y cuando tuvo que hacerlo los vendió ganando el doble y luego compró solo uno, por lo cual se metió al bolsillo el valor íntegro de uno y se quedó con el otro de ganancia, y después, al venirse al Uruguay se compró dos “autazos” más que los vendió a los 90 días. En todo el proceso no sacó un solo peso de su bolsillo, se embolsó la ganancia de la venta de los CINCO, y tuvo el tupé de decir “que tienen que comprar sus coches con su dinero”. No más comentarios sobre el punto.)

Más adelante:

EC - El oyente puede preguntarse por qué, si existen esos beneficios, la posibilidad de comprar el vehículo sin impuestos y luego venderlo en determinado plazo en el mercado, esa operación, con la eventual ganancia, no la hace el Estado uruguayo.

AV - Es algo a tener en cuenta. (Sí, pero por favor, que no se cambie el régimen especial con Argentina porque se nos acaba el negocio). Que entonces Uruguay modifique la ley, invierta en coches, les dé el uso que corresponda, después los venda y si hay ganancia, que la disfrute (Que forma de burlarse hasta del Estado uruguayo con esa frase peyorativa. En el caso suyo el que invirtió fue el Uruguay, y quien disfrutó las ganancias –y suculentas- fue él). No hay que hacer cuentas tan alegres (para mí, parte de este sufrido pueblo, esas cuentas son muy tristes doctor) porque después de usar dos años un coche, de invertir en su mantenimiento, en un seguro que es altísimo (¿acaso lo pagó Usted doctor Volonté?) cuando lo va a vender la diferencia entre el precio de compra y el de venta es bastante escasa. ( Sí, supongo que en el caso de la Hummer y la Porsche Cayenne que él compró y de la Hummer que adquirió la Dra. Fraschini, los autos tuvieron un gran desgaste y tuvieron que invertir mucho en el mantenimiento de UNOS POCOS DÍAS en su poder). Y si lo compró financiado (algún idiota que no se acordó que el BROU es “su bolsillo”) seguramente no hay ganancia porque se le fue en el costo financiero. Tal vez eso tuvo en cuenta el gobierno uruguayo –y a mi juicio hizo bien– en su momento, porque esto no tiene dos, ni diez, ni veinte, ni treinta años, desde tiempos inmemoriales cada diplomático compra los coches de su bolsillo. (La sigue con lo de “su bolsillo”. De ese “bolsillo” –que fue el BROU- ni yo ni ningún uruguayo podemos sacar dinero en esas condiciones de regalo, y ya no digo para adquirir un lujoso Porsche o Hummer del año, sino un simple “fitito” del 60. Hay que ser cínico. Por algo se llevó bien con Sanguinetti.)

EC - Desde la audiencia le preguntan si sigue vigente en cancillería una vieja norma que pone un tope de 30.000 dólares para la compra de autos por diplomáticos.

AV - Sí, pero es el vehículo que todos los diplomáticos del mundo tienen derecho a ingresar a Uruguay. Hay que distinguir dos cosas, durante toda esta charla estuvimos hablando de los vehículos de los diplomáticos que se venden dentro del país donde se cumple la función. Independientemente de eso, todos los diplomáticos, agregados militares, etcétera, tienen derecho, cuando vuelven al país, a traer un vehículo. Esa norma sigue vigente y ese vehículo no puede valer más de 30.000 dólares. Pero se trata del vehículo que los diplomáticos traen del exterior e ingresan a Uruguay.

EC - ¿Usted ya estuvo en comunicación con la cancillería uruguaya a propósito de toda esta situación?

La respuesta de Albero Volonté a esta pregunta final del reportaje, es irrelevante. Hubiera preferido que Emiliano Cotelo le preguntara si él hizo uso de la prerrogativa de traerse un auto de 30 mil dólares, porque es dable pensar que tiene que haberlo hecho. Quien hizo negocio con CINCO unidades no puede haber desaprovechado la oportunidad de comprar –legalmente- uno más. Bueno, quizás yo esté pensando mal y a su regreso se decidió a viajar en colectivo.

En fin, el reportaje fue muy interesante. Nos enteramos de las “cartas reversales” entre Uruguay y Argentina (en 1997) que dieron un gran impulso al comercio automotor, y más allá de lo que llegue a dictaminar la Justicia argentina sobre las presuntas violaciones a las leyes y normas de ese país o a los acuerdos bilaterales entre nuestros países, lo que queda claro (y demasiado claro) es que el Dr. Alberto Volonté actuó durante los años en que debió representarnos en el vecino país, más que como tal, como un excelente comerciante en el ramo de compra venta de automotores de alto nivel. Una gestión brillante de quien comenzó sin capital alguno, aunque él -por pura modestia- dice que no, que tenía “dinero de su bolsillo” (regalado por el BROU), y terminó vendiendo CINCO autos y embolsándose suculentas ganancias, aunque, también por modestia, dice que en estos negocios los intermediarios se la llevan casi toda.

Creo que es hora de que se le ponga fin al vergonzoso acuerdo (gestado en la mente de los corruptos Menem y Sanguinetti) existente entre Uruguay y Argentina sobre la compra venta de autos con franquicias.

Voy a cerrar la nota con la frase de Volonté que más me gustó quizás por ser la más sanguinetista o abdaliana –por el cinismo que conlleva- y que aunque ya la transcribí dos veces, la voy a reiterar una vez más: “La dignidad y responsabilidad de un diplomático lo hacen comprar coches dignos, porque son los coches con los que tiene que actuar en su actividad de representación del país.”

Son las dos de la mañana, apago el grabador, mando la nota al semanario, y me iré a dormir tranquilo y feliz pensando que en nuestro Servicio Exterior todavía hay cosas dignas: los autos.


Miguel M. Liard
De “El Bocón”.
La Columna de Elliot Ness
10/02/08

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