Algo sorprendente pasó en tres cruces: la revisión histórica determinó que Ansina, el fiel compañero de Artigas, era otro que Manuel A. Ledesma, honrado por la estatua de José Belloni de 1943. Entonces la intendencia borró el nombre y dejó la escultura.
El desaguisado de tener una estatua que honra a una persona mientras representa a otra lo cometió en algún momento del año pasado una autoridad municipal que no se pudo individualizar. Lo sufrió la estatua a Ansina que está en Tres Cruces.
La investigación histórica determinó, de una vez y para siempre, que el esclavo liberto que acompañó al prócer Artigas durante sus últimos 30 años en Paraguay no era el sargento Manuel A. Ledesma (1797-1887), como se había creído, sino Joaquín Lencina, que fue a vivir a Guarambaré a la muerte del prócer, lo sobrevivió diez años y sus restos se perdieron en el viejo cementerio. No hay retrato conocido de Lencina.
La nueva certeza determinó que los restos de Ledesma fueran retirados del Panteón Nacional por el Ejército Nacional, y albergados en el Parque Artigas, de Las Piedras, donde pasó a ser honrado como soldado de la Patria, que lo fue, y él los representa a todos en el lugar que recuerda la batalla de Las Piedras.
La IMM tenía su monumento a Ansina, hecho por José Belloni en 1943 con la imagen de Ledesma, y así decía originalmente, cavado en uno de los paños de granito, tal como muestra la foto:
Manuel A. Ledesma, y abajo Ansina. Pero alguien en la Intendencia decidió una peculiar manera de enmendar la historia. Se cavó el bajorrelieve, quitando esa leyenda y poniendo en esa hendidura sólo Ansina, en letras de bronce. El problema es que la estatua es a Ledesma, y además reproduce, con mucha fidelidad, los rasgos del sargento.
Así que la IMM mantiene un monumento a Ansina a sabiendas de que es la escultura equivocada.
Según informó el director de Espacios Públicos, Roberto Villarmarzo, él inició su gestión en febrero y en este tiempo no se produjo ningún cambio en la estatua a Ansina. Precisó sin embargo que cualquier leyenda en un monumento, incluso una variación como ésta, que se le describió, necesita ser aprobada por la Junta Departamental. Por eso, explicó, están esperando la aprobación de la Junta a su pedido de poner una placa recordando la reciente visita del presidente de Nicaragua a la plaza Rubén Darío.
A su vez, en la Junta Departamental informaron que no tenemos conocimiento sobre modificación alguna al texto de ese monumento, y la última registrada autoriza una placa de los descendientes de Artigas, de 1981, decreto 20.352. Una autoridad de la Junta explicó que la modificación al texto también puede darse por la sola iniciativa de la IMM, en discrepancia con lo dicho por el flamante director de Espacios Públicos.
Bueno, alguien fue y la decisión alguien la tomó. Lo cierto es que desde el segundo paño de granito tras el bronce a Ledesma, que no a Ansina, el bajorrelieve de Artigas mira cada vez más ceñudo, pese a que a ése nadie le metió cincel. No todavía.
Biografía de Don Joaquín Lenzina "Ansina" (1760-1860)
Andrés Alsina
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