15/7/08

Ludwing Van Beethoven


En una pequeña bohardilla nacía un niño al que su padre, llamado Johann Beethoven, llevaría a bautizar al día siguiente a la iglesia de San Remigio, imponiéndole el nombre de Ludwig, mismo que tenía su abuelo.
Su madre era Magdalena Keverich. Este niño desde pequeño mostró notables disposiciones para la música, por lo cual su padre, tenor de la corte y muy dado a la bebida, obsesionado por el ejemplo de Mozart, quiso hacer de él un prodigio, obligándolo a estudiar desconsideradamente, encerrándolo durante muchas horas y maltratándolo severamente cuando no cumplía con las tareas agobiadoras que le señalaba.
En 1778 lo presentó en Colonia en un concierto de piano, y en 1781 lo llevó a una gira a Holanda, que fue un fracaso. Beethoven recibió lecciones, ademas de su padre, de Pfeiffer, van der Eeden, Rovantino, los PP. Koch y Zeese; Neefe le hizo estudiar el "Clavecín bien temperado" de J. S. Bach, que en esa época (1781) sólo existía en copias manuscritas, las sonatas de Carlos Felipe Emmanuel Bach, y las de Muzio Clementi.
En el invierno de 1786 visitó Viena, conoció a Wolfgang Amadeus Mozart de quien recibió algunas lecciones, y el cual dijo así a alguno de sus amigos: "Escuchen a este joven; no lo pierdan de vista que alguna vez hará ruido en el mundo". La enfermedad de su madre lo obligó a volver a Bonn, donde ella murió en 1787.
Beethoven había experimentado los síntomas de su penosa enfermedad, la sordera, desde 1796. A todos los sufrimientos que había sentido, añadía la tortura física y psicológica de ir perdiendo el sentido mas necesario para su profesión.
Entre 1796 y 1800 compone mas de 90 obras, entre las que están la 1a sinfonía (ademas de la llamada "cero" o "Jena" de dudosa autenticidad), 3 conciertos para piano, seis cuartetos, el Septuor, variaciones, Sonatas (incluyendo la Pathetique), etc. Beethoven decía: "Vivo en medio de la música; en cuanto termino algo, comienzo otra cosa. En la forma que ahora escribo, hago o menudo tres o cuatro cosas a la vez". El genio afloraba con fuerza, aunque "ya el dolor había llegado a su puerta; se había apoderado de el para nunca mas dejarlo".

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