27 de Junio de 1973 - En el país de las últimas cosas

Hoy se cumplen 35 años del último golpe de Estado. Yo tenía 19 años, vendía libros, y todavía estaba intentando terminar Preparatorios de Abogacía, luego de perder dos años luchando -además- contra "Física" y "Química" en los Preparatorios de Medicina. Locuras juveniles, la falta de consejos.
Ese día me despertaron los compases de "A don Jose" de Los Olimareños, sonando en la radio Spica de mi padre, prologando un comunicado que anunciaba el nuevo estado de cosas. Quise creer que era una pesadilla pero no lo era, aunque terminó siéndolo.

No recuerdo mucho más de ese día en particular. Recuerdo claramente, sí, los días siguientes, hasta el 9 de Julio. Recuerdo las reuniones en las facultades ocupadas, las barricadas, las pintadas; más tarde, cuando comenzaron a circular nuevamente los ómnibus, recuerdo los miguelitos y las bombas de alquitrán.

Recuerdo también la derrota de la Huelga General, y recuerdo claramente los años de hambre y miedo que siguieron a ese día como si fuera un solo y largo y triste día. Un ominoso y eternamente largo día nublado que duró hasta que les ganamos el plebiscito del 80.

Recuerdo a los amigos y a los compañeros que nunca más pude volver a ver. O porque se fueron y no volvieron, o porque los mataron. Recuerdo claramente el día en que mataron a Michelini y a Gutiérrez Ruiz, y el día en que mataron a Trabal, y cuando nos enteramos de que los "rehenes" estaban en aljibes, y recuerdo todo lo que pasó hasta que mataron a Roslik.

Y hace unos meses leí "El país de las últimas cosas" ("In the land of the last things") de Paul Auster y reviví esos años, porque esa no es una novela de fantasía, si no de realismo poético. Para intentar entender cómo nos sentíamos los que nos quedamos acá y afuera, los que nacieron después del 27 de junio de 1973 o eran muy pequeños entonces, deberían leer esa novela. Luego, comprenderían por qué yo recuerdo todos esos años claramente, pero no quiero recordar más.

Andrés Capelan
Comcosur