Un informe de Zelmar sobre los "rehenes" tupamaros habría sido uno de los motivos de su asesinato. El mismo 18 de mayo de 1976 en que era secuestrado junto a Gutiérrez Ruiz, el embajador en Washington, Mateo Marques Seré, contestaba con ironía sus denuncias sobre las cárceles uruguayas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El 18 de mayo de 1976, el mismo día del secuestro de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz en Argentina, la dictadura uruguaya dio respuesta a una denuncia sobre maltrato a los presos políticos que el propio líder frenteamplista había hecho ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El material al que accedió LA REPUBLICA refleja otro capítulo atroz de lo que se ha dado en llamar la "historia reciente" y evidencia la complicidad con la que el cuerpo diplomático del régimen se manejaba en las relaciones del Estado uruguayo con los organismos internacionales.
La nota oficial también agrega otro móvil de la dictadura para concretar el homicidio de Michelini y los demás dirigentes políticos exiliados en Argentina, quienes denunciaban al mundo las torturas y condiciones inhumanas en las que se encontraban los presos políticos en Uruguay.
El documento, proveniente de los archivos de la propia CIDH, está firmado por el entonces jefe de la misión permanente de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos (OEA), embajador Mateo Marques Seré, quien representaba al régimen militar en Washington.
Otros informes con que Marques Seré defendió a la dictadura fueron usados recientemente en un editorial del matutino "El País" (23/01/07), para sustentar la llamada teoría de los "dos demonios", que busca equiparar la guerrilla del '60 con la represión militar. El documento del 18 de mayo no fue mencionado.
Los "rehenes" del MLN
A partir de su exilio en Buenos Aires, horas antes de la disolución del Parlamento el 27 de junio de 1973, el senador de la Lista 99 del Frente Amplio, Zelmar Michelini, junto a otros dirigentes políticos exiliados se había puesto a la cabeza de las denuncias en contra de la dictadura en Uruguay.
El 4 de noviembre de 1973, el diario "La Opinión", donde Michelini escribía, denunció la situación de "rehenes" que la dictadura había impuesto a un grupo de dirigentes tupamaros, particularmente a Raúl Sendic, quienes serían ejecutados si la organización volvía a operar dentro del país.
Michelini integraba el Comité de Defensa de los Presos Políticos en Uruguay, que en diciembre de 1974 elaboró un memorándum sobre la situación de rehenes que desde fines de setiembre de 1973 padecía ese grupo de tupamaros y denunció las torturas y condiciones de prisión a que les sometían.
El memorándum explicaba que la denuncia internacional realizada durante un año había logrado evitar el fusilamiento de aquellos presos políticos, pero advertía que "parece igualmente claro que la muerte de estos detenidos sigue estando planteada en la mente de los militares".
"Ahora se persigue el aniquilamiento por otros medios. Se trata de lograr una muerte lenta que surgiría como resultado del proceso de deterioro físico, de las repetidas torturas y de las presiones sicológicas ejercidas sobre quienes están sometidos desde hace casi un año a un régimen tan brutal", añadía el informe.
Campaña humanitaria
El memorándum explicaba que el grupo de rehenes estaba integrado por Raúl Sendic Antonaccio, Jorge Manera Lluveras, Julio Marenales Sáenz, Adolfo Wassen Alanis, Jorge Zabalza Wacksman, Mauricio Rosencoff Silverman, José Mujica Cordano, Eleuterio Fernández Huidobro y Henry Engler Golovchenko.
El informe concluía que "la total carencia de todo tipo de actividad física e intelectual, la incomunicación con el mundo exterior, la amenaza reiterada de que la situación en que están se prolongará indefinidamente, la falta de conversación y de contacto humano, la imposibilidad de hablar o expresarse en alguna forma, la permanencia constante en lugares de reducidas dimensiones, constituyen las nuevas formas de tortura que se ensayan como complemento a la tortura física directa".
"Por la conocida trayectoria revolucionaria de los nueve rehenes, sin duda la idea de la muerte ha sido asumida por ellos desde tiempo atrás. Recordamos su respuesta en setiembre de 1973 cuando se les comunicó su situación: 'Podrán fusilarnos, pero no lograrán detener la lucha del Pueblo'", decía.
Finalmente, se proponía una campaña internacional para lograr el reintegro de los nueve rehenes al Penal de Libertad, su urgente atención médica controlada por un organismo internacional y la designación de una misión permanente de la Cruz Roja Internacional para Uruguay.
La denuncia de Zelmar
El memorándum del Comité de Defensa de los Presos Políticos en Uruguay, que el propio Michelini habría redactado, fue enviado entonces a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, para que se exigiera a la dictadura garantías sobre las vidas de los rehenes.
El propio Zelmar Michelini le escribió una carta al entonces secretario ejecutivo de la CIDH, Luis Reque, a quien pedía ser recibido por los miembros de la Comisión de Derechos Humanos para explicar personalmente la situación que sufrían los presos políticos en Uruguay.
La nota, fechada el 18 de abril de 1975, decía: "La situación ahora ha empeorado y la ausencia total de libertad hace que la represión sea mucho más dura y el desconocimiento de los derechos consagrados en los acuerdos internacionales, más continuo (y) flagrante".
"Pienso que es sumamente importante para la suerte del pueblo uruguayo y de miles de hombres y mujeres que sufren persecución, prisión y destierro, que esa Comisión conozca una voz tan diferente a la que se suele expresar por los medios gubernamentales y oficiales", escribía.
Michelini señala en su carta que pensaba viajar a Washington en torno al 20 de mayo de aquel 1975.
El viaje se frustró cuando el gobierno dictatorial le anuló su pasaporte oficial. Exactamente un año después, cuando intentaba nuevamente concretar el viaje fue secuestrado, torturado y asesinado.
Respuesta política y militar
Aunque Michelini no pudo viajar a Estados Unidos para concretar su denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el memorándum elaborado por el Comité de Defensa de los Presos Políticos en Uruguay sobre la situación de los rehenes tupamaros fue recibido por la comisión de la OEA.
Las graves denuncias descritas fueron inmediatamente incorporadas por la CIDH, que creó el Caso 1929 y envió, el 8 de agosto de 1975, una nota dirigida al canciller de la dictadura, Juan Carlos Blanco, en la que solicitaba una respuesta ante el memorándum.
La primera contestación de la dictadura ante las denuncias de Michelini sobre los rehenes se dilató hasta comienzos de 1976, cuando por una orden del Ministerio de Relaciones Exteriores se decidió la cancelación de su pasaporte, junto a los de Wilson Ferreira Aldunate y Héctor Gutiérrez Ruiz.
La segunda respuesta fue la nota formal con la que el embajador Mateo Marques Seré ironizó sobre la situación que sufrían los rehenes y sostuvo que se trataba de una campaña de desprestigio, que las cárceles y la atención médica eran de las mejores del mundo y que no se realizaban torturas.
Ese mismo 18 de mayo de 1976, la dictadura también daba una respuesta militar a las denuncias: Zelmar Michelini era secuestrado y su cuerpo aparecería junto a los de Héctor Gutiérrez Ruiz, William Whitelaw y Rosario Barredo todos ejecutados y con señales de torturas dos días después, hace hoy exactamente 31 años
La República
20/05/07
El 18 de mayo de 1976, el mismo día del secuestro de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz en Argentina, la dictadura uruguaya dio respuesta a una denuncia sobre maltrato a los presos políticos que el propio líder frenteamplista había hecho ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El material al que accedió LA REPUBLICA refleja otro capítulo atroz de lo que se ha dado en llamar la "historia reciente" y evidencia la complicidad con la que el cuerpo diplomático del régimen se manejaba en las relaciones del Estado uruguayo con los organismos internacionales.
La nota oficial también agrega otro móvil de la dictadura para concretar el homicidio de Michelini y los demás dirigentes políticos exiliados en Argentina, quienes denunciaban al mundo las torturas y condiciones inhumanas en las que se encontraban los presos políticos en Uruguay.
El documento, proveniente de los archivos de la propia CIDH, está firmado por el entonces jefe de la misión permanente de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos (OEA), embajador Mateo Marques Seré, quien representaba al régimen militar en Washington.
Otros informes con que Marques Seré defendió a la dictadura fueron usados recientemente en un editorial del matutino "El País" (23/01/07), para sustentar la llamada teoría de los "dos demonios", que busca equiparar la guerrilla del '60 con la represión militar. El documento del 18 de mayo no fue mencionado.
Los "rehenes" del MLN
A partir de su exilio en Buenos Aires, horas antes de la disolución del Parlamento el 27 de junio de 1973, el senador de la Lista 99 del Frente Amplio, Zelmar Michelini, junto a otros dirigentes políticos exiliados se había puesto a la cabeza de las denuncias en contra de la dictadura en Uruguay.
El 4 de noviembre de 1973, el diario "La Opinión", donde Michelini escribía, denunció la situación de "rehenes" que la dictadura había impuesto a un grupo de dirigentes tupamaros, particularmente a Raúl Sendic, quienes serían ejecutados si la organización volvía a operar dentro del país.
Michelini integraba el Comité de Defensa de los Presos Políticos en Uruguay, que en diciembre de 1974 elaboró un memorándum sobre la situación de rehenes que desde fines de setiembre de 1973 padecía ese grupo de tupamaros y denunció las torturas y condiciones de prisión a que les sometían.
El memorándum explicaba que la denuncia internacional realizada durante un año había logrado evitar el fusilamiento de aquellos presos políticos, pero advertía que "parece igualmente claro que la muerte de estos detenidos sigue estando planteada en la mente de los militares".
"Ahora se persigue el aniquilamiento por otros medios. Se trata de lograr una muerte lenta que surgiría como resultado del proceso de deterioro físico, de las repetidas torturas y de las presiones sicológicas ejercidas sobre quienes están sometidos desde hace casi un año a un régimen tan brutal", añadía el informe.
Campaña humanitaria
El memorándum explicaba que el grupo de rehenes estaba integrado por Raúl Sendic Antonaccio, Jorge Manera Lluveras, Julio Marenales Sáenz, Adolfo Wassen Alanis, Jorge Zabalza Wacksman, Mauricio Rosencoff Silverman, José Mujica Cordano, Eleuterio Fernández Huidobro y Henry Engler Golovchenko.
El informe concluía que "la total carencia de todo tipo de actividad física e intelectual, la incomunicación con el mundo exterior, la amenaza reiterada de que la situación en que están se prolongará indefinidamente, la falta de conversación y de contacto humano, la imposibilidad de hablar o expresarse en alguna forma, la permanencia constante en lugares de reducidas dimensiones, constituyen las nuevas formas de tortura que se ensayan como complemento a la tortura física directa".
"Por la conocida trayectoria revolucionaria de los nueve rehenes, sin duda la idea de la muerte ha sido asumida por ellos desde tiempo atrás. Recordamos su respuesta en setiembre de 1973 cuando se les comunicó su situación: 'Podrán fusilarnos, pero no lograrán detener la lucha del Pueblo'", decía.
Finalmente, se proponía una campaña internacional para lograr el reintegro de los nueve rehenes al Penal de Libertad, su urgente atención médica controlada por un organismo internacional y la designación de una misión permanente de la Cruz Roja Internacional para Uruguay.
La denuncia de Zelmar
El memorándum del Comité de Defensa de los Presos Políticos en Uruguay, que el propio Michelini habría redactado, fue enviado entonces a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, para que se exigiera a la dictadura garantías sobre las vidas de los rehenes.
El propio Zelmar Michelini le escribió una carta al entonces secretario ejecutivo de la CIDH, Luis Reque, a quien pedía ser recibido por los miembros de la Comisión de Derechos Humanos para explicar personalmente la situación que sufrían los presos políticos en Uruguay.
La nota, fechada el 18 de abril de 1975, decía: "La situación ahora ha empeorado y la ausencia total de libertad hace que la represión sea mucho más dura y el desconocimiento de los derechos consagrados en los acuerdos internacionales, más continuo (y) flagrante".
"Pienso que es sumamente importante para la suerte del pueblo uruguayo y de miles de hombres y mujeres que sufren persecución, prisión y destierro, que esa Comisión conozca una voz tan diferente a la que se suele expresar por los medios gubernamentales y oficiales", escribía.
Michelini señala en su carta que pensaba viajar a Washington en torno al 20 de mayo de aquel 1975.
El viaje se frustró cuando el gobierno dictatorial le anuló su pasaporte oficial. Exactamente un año después, cuando intentaba nuevamente concretar el viaje fue secuestrado, torturado y asesinado.
Respuesta política y militar
Aunque Michelini no pudo viajar a Estados Unidos para concretar su denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el memorándum elaborado por el Comité de Defensa de los Presos Políticos en Uruguay sobre la situación de los rehenes tupamaros fue recibido por la comisión de la OEA.
Las graves denuncias descritas fueron inmediatamente incorporadas por la CIDH, que creó el Caso 1929 y envió, el 8 de agosto de 1975, una nota dirigida al canciller de la dictadura, Juan Carlos Blanco, en la que solicitaba una respuesta ante el memorándum.
La primera contestación de la dictadura ante las denuncias de Michelini sobre los rehenes se dilató hasta comienzos de 1976, cuando por una orden del Ministerio de Relaciones Exteriores se decidió la cancelación de su pasaporte, junto a los de Wilson Ferreira Aldunate y Héctor Gutiérrez Ruiz.
La segunda respuesta fue la nota formal con la que el embajador Mateo Marques Seré ironizó sobre la situación que sufrían los rehenes y sostuvo que se trataba de una campaña de desprestigio, que las cárceles y la atención médica eran de las mejores del mundo y que no se realizaban torturas.
Ese mismo 18 de mayo de 1976, la dictadura también daba una respuesta militar a las denuncias: Zelmar Michelini era secuestrado y su cuerpo aparecería junto a los de Héctor Gutiérrez Ruiz, William Whitelaw y Rosario Barredo todos ejecutados y con señales de torturas dos días después, hace hoy exactamente 31 años
La República
20/05/07
La denuncia de Zelmar
Buenos Aires, abril 18 de 1975 Dr. Luis Reque Washington
Facsímil con la denuncia de Zelmar Michelini, fechada en la ciudad de Buenos Aires, donde estaba exiliado, en abril de 1975.
Facsímil con la denuncia de Zelmar Michelini, fechada en la ciudad de Buenos Aires, donde estaba exiliado, en abril de 1975.
Estimado Dr. Reque:
Soy un senador uruguayo, exiliado en la ciudad de Buenos Aires, tras los acontecimiento de junio de 1973 en mi país. Durante mi actuación como legislador en mi patria me ocupé reiteradamente de las violaciones a los derechos humanos. La situación ahora ha empeorado y la ausencia total de libertad hace que la represión sea mucho más dura y el desconocimiento de los derechos consagrados en los acuerdos internacionales, más continuo (y) flagrante.
Quisiera exponer esa situación ante la Comisión de los Derechos Humanos de la OEA (Organización de los Estados Americanos). Personas amigas, con conocimiento del trámite de estos asuntos, me han recomendado que me dirija a Ud. para formular la petición formal.
Pienso estar en Washington alrededor del 20 de mayo próximo y creo que esa fecha podría ser accesible para mi presentación ante la Comisión. El tema concreto de mi denuncia estaría relacionado con la situación imperante en Uruguay respecto a la vigencia de los derechos humanos.
Ruego a Ud. trasmita a los Sres. miembros de la Comisión mi aspiración y se sirva indicarme si es posible los requisitos que debo cumplir para poder concretar mi deseo. Pienso que es sumamente importante para la suerte del pueblo uruguayo y de los miles de hombres y mujeres que sufren persecución, prisión y destierro, que esa Comisión conozca una voz tan diferente a la que se suele expresar por los medios gubernamentales y oficiales y que entiendo es mi convicción que no representa la verdad de lo que ocurre en el país. Al informar de los hechos reales sólo pretendo ubicar a la Comisión en la dramática realidad uruguaya.
Quedo a la espera de sus noticias, totalmente a las órdenes y al agradecerle la atención que se sirva dispensarme le expreso la seguridad de mi estima personal.
(firma)Zelmar Michelinis/d Corrientes 626 Buenos Aires República Argentina
Facsímil de la respuesta del embajador Mateo Marques Seré, del 18 de mayo de 1976.
Washington, 18 de mayo de 1976 Al Dr. Andrés Aguilar,
Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Washington DC
Señor Presidente.
De acuerdo con instrucciones de mi Gobierno tengo el honor de dirigirme al señor Presidente para hacer referencia a la nota de esa Comisión de fecha 8 de agosto de 1975 (Ref. Caso 1929) enviada al señor Ministro de Relaciones Exteriores del Uruguay, mediante la cual trasmite una comunicación sobre derechos humanos, y solicita la información al respecto, para poner en su conocimiento lo siguiente:
1 - Las afirmaciones genéricas que se formulan en la comunicación que se contesta se encuadran dentro de la campaña sistemática -organizada a nivel internacional- de desinformación en contra de mi país que persigue el propósito de impostar una falsa imagen de la realidad nacional.
2 - Las condiciones de alojamiento y alimentación que se proporcionan en los establecimientos de reclusión son comparables a las mejores del mundo.
3 - La atención médica es permanente y está respaldada por el Servicio de Sanidad de las Fuerzas Armadas donde se hace la atención especial de los reclusos.
4 - En ningún establecimiento de detención, arresto o reclusión se ejercitan torturas o prácticas vejatorias de ninguna clase.
5 - El autor o autores de la comunicación a que se hace referencia han incurrido en una lamentable confusión debido tal vez al hecho de que la situación que se describe y que se sintetiza en sus conclusiones "la total carencia de todo tipo de actividad física e intelectual, la incomunicación con el mundo exterior, la amenaza reiterada de que la situación en que están se prolongará indefinidamente, la falta de conversación y de contacto humano, la imposibilidad de hablar o expresarse en alguna forma, la permanencia constante en lugares de reducidas dimensiones, constituyen las nuevas formas de tortura que se ensayan como complemento a la tortura física directa", coincide totalmente con el "tratamiento" que el auto denominado "MLN Tupamaros" suministraba a las víctimas de sus secuestros en las llamadas "cárceles del pueblo" según es público y notorio.
Otra razón que vendría en abono de esa lamentable confusión es precisamente el hecho de que las personas que se nombran en la comunicación como presuntas "víctimas" (Raúl Sendic, Julio Marenales, Wassen, Rosencof, etc) constituían la dirección del Movimiento Tupamaro y fueron los que ordenaron en su momento el "tratamiento" al que en forma tan gráfica se hace referencia en la comunicación que se contesta.
Reitero al señor Presidente las seguridades de mi más alta consideración.
Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Washington DC
Señor Presidente.
De acuerdo con instrucciones de mi Gobierno tengo el honor de dirigirme al señor Presidente para hacer referencia a la nota de esa Comisión de fecha 8 de agosto de 1975 (Ref. Caso 1929) enviada al señor Ministro de Relaciones Exteriores del Uruguay, mediante la cual trasmite una comunicación sobre derechos humanos, y solicita la información al respecto, para poner en su conocimiento lo siguiente:
1 - Las afirmaciones genéricas que se formulan en la comunicación que se contesta se encuadran dentro de la campaña sistemática -organizada a nivel internacional- de desinformación en contra de mi país que persigue el propósito de impostar una falsa imagen de la realidad nacional.
2 - Las condiciones de alojamiento y alimentación que se proporcionan en los establecimientos de reclusión son comparables a las mejores del mundo.
3 - La atención médica es permanente y está respaldada por el Servicio de Sanidad de las Fuerzas Armadas donde se hace la atención especial de los reclusos.
4 - En ningún establecimiento de detención, arresto o reclusión se ejercitan torturas o prácticas vejatorias de ninguna clase.
5 - El autor o autores de la comunicación a que se hace referencia han incurrido en una lamentable confusión debido tal vez al hecho de que la situación que se describe y que se sintetiza en sus conclusiones "la total carencia de todo tipo de actividad física e intelectual, la incomunicación con el mundo exterior, la amenaza reiterada de que la situación en que están se prolongará indefinidamente, la falta de conversación y de contacto humano, la imposibilidad de hablar o expresarse en alguna forma, la permanencia constante en lugares de reducidas dimensiones, constituyen las nuevas formas de tortura que se ensayan como complemento a la tortura física directa", coincide totalmente con el "tratamiento" que el auto denominado "MLN Tupamaros" suministraba a las víctimas de sus secuestros en las llamadas "cárceles del pueblo" según es público y notorio.
Otra razón que vendría en abono de esa lamentable confusión es precisamente el hecho de que las personas que se nombran en la comunicación como presuntas "víctimas" (Raúl Sendic, Julio Marenales, Wassen, Rosencof, etc) constituían la dirección del Movimiento Tupamaro y fueron los que ordenaron en su momento el "tratamiento" al que en forma tan gráfica se hace referencia en la comunicación que se contesta.
Reitero al señor Presidente las seguridades de mi más alta consideración.
(Firma) Mateo Marques Seré Embajador.
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