El tercer traslado masivo

A fines de 1977, en Buenos Aires fueron secuestrados 40 uruguayos en operativos coordinados de represión entre Uruguay y Argentina. La mayoría de ellos resistían el régimen militar desde la Unión Artiguista de Liberación (UAL), fundada, entre otros, por Zelmar Michelini antes de su asesinato en 1976.

Militantes de los Grupos de Acción Unificadora (GAU), el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y otros grupos, intentaban unir sus fuerzas en la UAL para denunciar a la dictadura uruguaya y el estado de represión que sufría el país.

Como había ocurrido con los militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) en 1976, en el último semestre de aquel 1977 agentes del SID y el OCOA volvieron a realizar operativos coordinados con la represión argentina para detener uruguayos y torturarlos en centros clandestinos de reclusión porteños.

Esta vez, se utilizó un circuito represivo integrado por la Brigada de San Justo, los llamados "pozos" de Quilmes y Banfield y el COT-1 en Martínez. En los operativos hubo una activa participación de oficiales del Fusna uruguayos en coordinación con la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) argentina.

En esos "pozos" fueron torturados unos cuarenta uruguayos, en su mayoría matrimonios cuyas mujeres, en cuatro casos, llegaron a dar a luz en cautiverio. Todos ellos habrían sido trasladados ilegalmente a Uruguay, donde fueron ejecutados y desaparecidos. Los cuatro niños fueron apropiados por represores.



Represión al GAU
El 14 de junio de 1977 fueron secuestrados José Michelena Bastarrica y Graciela De Gouveia, ambos militantes del GAU, y en forma paralela desapareció el uruguayo Kléber Silva Ibarnegaray ("Padre Mauricio"). El 11 de julio fue detenido Daniel Alfaro Vázquez y el día 29 Luis Fernando Martínez Santero (GAU).

Luego de estas detenciones en Argentina y tras la captura de un dirigente montonero en Uruguay, la represión contra el GAU se masificó en Uruguay, en operativos del Fusna en coordinación con la ESMA argentina, que derivaron en decenas de detenciones y procesamientos.

Los operativos se reanudaron en Buenos Aires desde el 21 de diciembre cuando son capturados Alberto Corchs Laviña y su esposa Elena Lerena Costa, Edmundo Dossetti y su mujer Ileana García, y Alfredo Fernando Bosco Muñoz, todos ellos pertenecientes a los Grupos de Acción Unificadora.

La represión continuó al día siguiente, cuando son detenidos Julio César D´Elía y Yolanda Casco Gelphi, Raúl Borelli Cattaneo, Guillermo Manuel Sobrino y María Castro Huerga, José Martínez Suárez, Gustavo Goycochea y Graciela Noemí Basualdo, también miembros del GAU.



"Peludos" y el PCR
El 23 de diciembre, capturan a Aída Sanz Fernández y su madre Elsa Haydée Fernández, y veinticuatro horas después se produce la desaparición de Atalivas Castillo Lima, Miguel Angel Río Casas y Eduardo Gallo Castro, esposo de Aída, y miembros del grupo "Peludos" del MLN-T.

Los secuestros continúan el 27 de diciembre con Gustavo Arce Viera y Raúl Gámbaro del GAU y, en forma casi simultánea se reprime a María Asunción Artigas y su esposo Alfredo Moyano (ROE) y a Andrés Carneiro Da Fontoura, Carolina Barrientos, Carlos Cabezudo y Célica Gómez, vinculados al PCR.

Cinco o seis de los secuestrados, miembros del PCR, fueron trasladados a Uruguay en febrero de 1978, cuando Cabezudo, Barrientos y Gómez fueron vistos y oídos en La Tablada por el sobreviviente Angel Gallero. Los restantes desaparecieron el 15 de mayo de Banfield y también habrían venido a Uruguay.

A esos desaparecidos se agrega otro grupo, integrado por la familia compuesta por Ary Severo y Beatriz Anglet, Jorge Martínez Herminoguez y Marta Severo, y Carlos Severo, secuestrados el 24 de abril, quienes también habrían sido devueltos a Uruguay a mediados de ese año, según denunció El Observador.

Todos ellos continúan desaparecidos y probablemente fueron ejecutados en forma masiva en algún centro de represión de Uruguay, antes de ser enterrados clandestinamente. Uno de los lugares donde pueden haber sido ocultados sus restos es el centro de torturas de La Tablada