25/9/08

Documentos muestran apoyo de EEUU y la brutal represión de dictadura argentina

Washington, D.C., 23 de Marzo de 2006 - Hoy en el 30 aniversario del golpe militar en Argentina, el National Security Archive hizo pública por primera vez una serie de impactantes documentos desclasificados de Estados Unidos así como documentos secretos de agencias de inteligencia del Cono Sur que ofrecen evidencias sobre las atrocidades cometidas por la Junta Militar Argentina. Los documentos incluyen transcripciones hasta ahora secretas de la reunión de gabinete de Henry Kissinger en la que él ordena apoyar de inmediato al nuevo régimen militar, documentos en que los Departamentos de Estado y Defensa reportan sobre la represión en marcha. El National Security Archive ha obtenido también memoranda internos del Batallón 601, unidad de inteligencia del Ejército, así como de la DINA, policía secreta chilena.

Los documentos registran la reacción inicial de Washington ante el golpe: "Quiero apoyarles. No quiero dar la impresión de que ellos están siendo hostigados por los Estados Unidos" ordena Henry Kissinger a su personal luego que sus asistentes le advierten que la Junta Militar producirá una dura represión después del golpe. Según la transcripción el encargado de América Latina William Rogers, apenas dos dias luego de la asonada le comenta a Kissinger que "tenemos que esperar una importante represión, probablemente un baño de sangre, en Argentina muy pronto".

Los cables del Departamento de Estado, incluidos algunos obtenidos previamente por el diario Clarín, muestran que los funcionarios de Estados Unidos tuvieron conocimiento previo del golpe. Más de una semana antes de que se produjera, el Embajador Robert Hill le envía a Rogers un cable secreto reportando que el almirante Emilio Massera le solicitó a la embajada "le indicara una o dos reconocidas empresas de relaciones públicas en Estados Unidos para manejar el problema de la imagen del futuro gobierno militar". Massera, según el cable, promete que los militares argentinos "no seguirán el ejemplo de Pinochet" y "tratarán de proceder dentro de la ley y con pleno respeto de los derechos humanos".

Pero la represión en Argentina fue mucho más dura incluso que en Chile. Para mediados de 1978 según un cable secreto del agente de la DINA en Buenos Aires, en el Batallón 601 tenian "computados 22,000 entre muertos y desaparecidos, desde 1975 a la fecha (julio de 1978)." Muchos más fueron muertos hasta que los militares dejaron el poder, en 1983.

Algunas de las víctimas fueron uruguayos que vivían en Buenos Aires al momento del golpe. Un reporte de inteligencia argentino registra detalladamente la operación de secuestro de dos personas de esa nacionalidad. "De: Secretaria de Inteligencia del Estado SIDE… Para:.. [Batallon de] Inteligencia 601.. Objetivo Primario: Jorge Zaffaroni [y ] Maria… Zaffaroni… Resultado: Positivo…" se lee en un impactante registro secreto del Batallon de Inteligencia 601 que da cuenta de la operación de secuestro y traslado ilegal de dos ciudadanos uruguayos que desaparecieron en Argentina justo en la fecha del informe.

"Por el bien de la memoria y la justicia es extremadamente importante que este tipo de información de la inteligencia argentina y de los servicios de seguridad adquiera estado público y sea rigurosamente analizada" señala el profesor Marcos Novaro, director del Programa de Historia Política de la Universidad de Buenos Aires.

"Queda claro que para el Secretario de Estado Henry Kissinger la Argentina tenía que pagarcon sangre para lograr la estabilidad en la región" afirma el analista del National Security Archive Carlos Osorio. "Decenas de miles de argentinos pagaron el precio por el apoyo de Estados Unidos a la aplicación por parte de los militares de la doctrina de seguridad nacional, ignorando toda norma legal y violando todos los derechos humanos".

Los documentos echan luz sobre tres aspectos del golpe y la dictadura que rige en Argentina entre 1976-83: la reaccion de los Estados Unidos al golpe, los mecanismos de coordinación y procedimientos de secuestro utilizados en las operaciones represivas, y la detallada contabilidad de los crímenes que llevaba el aparato de inteligencia argentino.



LOS DOCUMENTOS EN PERSPECTIVA HISTORICA
El año anterior al golpe Argentina se vio envuelta en una espiral de violencia protagonizada por los escuadrones de la muerte de la triple A, la Policía Federal y las Fuerzas Armadas, así como por las acciones guerrilleras del Ejercito Revolucionario del Pueblo y los Montoneros. Miles de sindicalistas y activistas populares, periodistas, científicos, abogados e intelectuales perecieron blanco de las bandas paramilitares de derecha. Numerosos empleados públicos, oficiales de las fuerzas armadas y empresarios fueron blancos de las guerrillas de izquierda. Algunos ejecutivos de empresas extranjeras, muchas de ellas norteamericanas, fueron secuestrados o amenazados. La propia Embajada de Estados Unidos sufrio amenazas y atentados; uno de sus oficiales fue herido y otro muerto durante 1975. El caos económico en Argentina se generaliza y para principios de 1976 las fuerzas políticas y sindicales han abandonado a la Presidenta Isabel Perón a su suerte. El golpe militar era visto por amplios sectores políticos y sociales como el paso inevitable para recuperar la estabilidad.

Los documentos reunidos sobre el intercambio de información y opiniones entre militares argentinos y diplomáticos norteamericanos durante los días inmediatamente anteriores y posteriores al golpe revelan una cuestión que hasta ahora no ha sido suficientemente considerada: cuán central y anticipada fue la preocupación por el ocultamiento de una estrategia represiva que se descontaba iría más allá de todo marco legal, incluso de la amplia legislación represiva disponible, y que por lo tanto habría de ser esencialmente clandestina. Tanto los represores argentinos como los diplomáticos norteamericanos reconocen que dicha estrategia no puede ser sino criminal y descartan la posibilidad de "errores" o "excesos".

La experiencia de Pinochet, con la publicidad de crueles acciones represivas, el consecuente aislamiento internacional y las críticas dirigidas al claro apoyo que el golpe de 1973 en Chile recibiera del gobierno norteamericano, no quiere ser repetida. Ni los norteamericanos querían que se dijera que habían promovido el golpe en ninguna forma, ni los golpistas argentinos deseaban se difundieran imágenes de la represión que despertaran la crítica internacional. Lo interesante de esta coincidencia estratégica entre el gobierno de EEUU y los militares argentinos en no repetir el comprometedor experimento chileno, es la enseñanza que cada uno de ellos extrae. Los norteamericanos se mantendrán en una tensión entre la colaboración y la prudencia; los argentinos en un cínico desdoblamiento de su estrategia pública y clandestina.

El entusiasmo con que el gobierno de los Estados Unidos recibe el golpe y la disposición a colaborar con la imagen de moderación que la Junta Militar ofrece quedan se ven claramente cuando William Rogers advierte al Secretario Kissinger que los militares argentinos "van a tener que entrarle fuerte no solo contra los terrorista sino contra los disidentes de los sindicatos y sus partidos," y recomienda "no debemos apresurarnos en este momento y dar una acogida al nuevo régimen".

Kissinger, sin embargo, ordena que se de apoyo de Estados Unidos al nuevo gobierno. "Si van a tener una oportunidad", dice Kissinger, "van a necesitar un pequeno aliento de nuestra parte."

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La participación de los militares argentinos en el Plan Cóndor ya ha sido tratada en anteriores estudios. Los documentos aquí presentados ofrecen sin embargo por primera vez un muy preciso ejemplo y una prueba concluyente del procedimiento seguido para rastrear a activistas y guerrilleros, secuestrarlos y remitirlos a los organismos militares y de inteligencia de los respectivos países. Ellos muestran el perfecto encadenamiento existente entre el pedido de información, las órdenes de captura y los reportes sobre operativos realizados. Y ofrecen una muy clara fotografía del funcionamiento interno de la maquinaria represiva de la Dictadura Militar iniciada en 1976.

La operación clandestina para capturar, secuestrar, detener y desaparecer a dos uruguayos, Jorge Zaffaroni y su esposa Maria Islas de Zaffaroni, queda registrada con todos sus detalles dramáticos en los documentos obtenidos de agencies de inteligencia de cuatro países. El National Security Archive pudo reconstruir el rastro documental de los escalofriantes eventos de septiembre de 1976 que llevaron a la desaparición de dos ciudadanos uruguayos:

.Para mayo de 1976, la inteligencia uruguaya esta rastreando a docenas de guerrillas del OPR-33 operando en Buenos Aires. Un documento secreto que se publica aqui por primera vez, muestra una lista recopilada entre mayo y octubre de 1976, conteniendo los nombres del matrimonio Zafffaroni y 60 otros miembros de la OPR-33. El documento encontrado en el archivo de la Policia Secreta de Paraguay, fue probablemente compartido con las agencias de inteligencia del Cono Sur. (Fuente: El Archivo del Terror de la policia secreta del Paraguay)
.Un cable de la Agencia de Inteligencia de la Defensa de los Estados Unidos redactado a mediados de septiembre de 1976, da cuenta de una delegación del alto mando argentino que viaja a Montevideo a coordinar operaciones de inteligencia. (Fuente: Petición judicial italiana al gobierno de los Estados Unidos)
.Un informe de inteligencia argentino obtenido por el National Security Archive de una fuente confidencial, registra que información proveída por la inteligencia uruguaya permite a la Secretaria de inteligencia del Estado ordena al Batallón de Inteligencia 601 secuestrar al matrimonio Zaffaroni; la operación se lleva a cabo exitosamente y la pareja es entregada a las autoridades uruguayas luego de lo cual desaparecen.
.Un cable de la Agencia de Inteligencia de la Defensa de Octubre 1 de 1976, informa finalmente que en una operación de una semana, la cooperación de inteligencia entre Argentina y Uruguaya ha destruido a la OPR-33.

Una conclusión complementaria y muy significativa que se desprende de la lectura de estos documentos es que en la instrumentación del Terrorismo de Estado en el caso argentino operó de modo muy eficiente y articulado la "comunidad de inteligencia", independientemente de las disputas facciosas que enfrentaban a las distintas ramas de las Fuerzas Armadas y el gobierno. Contra la interpretación de algunos estudiosos que señalan que la represión fue decidida centralmente pero instrumentada en forma totalmente descentralizada, y que debido a las diferencias políticas existentes entre grupos militares no fue posible en Argentina, a diferencia de Chile, por ejemplo, organizar una red de inteligencia centralizada y exhaustiva, los documentos presentados muestran que más allá de la efectiva descentralización operativa, la SIDE y otros organismos como el Batallón 601 tuvieron un rol fundamental en la planificación y coordinación de operaciones y en la sistematización de la información recabada. Asimismo, la asistencia de altos jefes militares a reuniones regionales de coordinación revela hasta qué punto el poder militar otorgó prioridad desde muy temprano a extender la persecución de guerrilleros o simples opositores más allá de las fronteras del país.

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Hacia mediados de 1978, tanto por la creciente presión internacional originada en denuncias sobre las violaciones a los derechos humanos, como por la decisión del gobierno militar de desintensificar la acción represiva y orientarse hacia el objetivo de consagrar institucionalmente su legitimidad (lo que Videla llamó "ganar la paz"), comienza a realizarse dentro del aparato represivo un balance de las operaciones de secuestro, tortura y aniquilamiento de la "subversión" efectuadas hasta ese momento. Los documentos reunidos en esta sección reflejan esta tarea de "cuantificación" de las desapariciones por parte de los organismos de inteligencia.

Una vez más, queda en evidencia el alto grado de coordinación informativa y la formalización de los procedimientos utilizados por el Terrorismo de Estado. La existencia de muy precisa información sobre las víctimas, su destino final y la categorización y cuantificación de detenidos, secuestrados y muertos, es plenamente consistente con ese rasgo del funcionamiento represivo.

Asimismo, se pone en evidencia la creciente dificultad que encuentra el régimen para negar veracidad a las denuncias sobre secuestros y desapariciones. En particular, la descripción realizada por el Embajador Castro demuele esta postura denegatoria oficial. Es interesante también en este sentido que el argumento cínico de Videla sobre las causas de desapariciones se empieza a volver contra él, al abrir la puerta a la idea de "excesos" y forzarlo a dar explicaciones. Precisamente por esta dificultad de su cínico y ambiguo argumento es que comenzará a ganar peso en las filas militares la postura de los duros, que será acompañada en forma oportunista por Massera: por qué no dar las listas de muertos y cerrar la cuestión reconociendo cuáles fueron los "procedimientos de guerra" utilizados? Dado que la mayoría de la sociedad hasta entonces respaldaba la "victoria sobre la subversión" como un logro indiscutible del régimen, se podía descartar que acompañaría esta explicación y la cuestión quedaría cerrada.



DOCUMENTOS
Los Militares Argentinos y Estados Unidos frente al Golpe
Esta seccion fue realizada en colaboración con Fernando Rocchi y Catalina Smulovitz de la Universidad Torcuato Di Tella.

La fórmula de la colaboración entre los militares argentinos que protagonizaron el golpe de 1976 y la diplomacia norteamericana conducida por Henry Kissinger parece haber sido la siguiente: "nosotros (la Junta militar) simulamos moderación mientras secretamente aplicamos el terrorismo de Estado, ustedes (el gobierno norteamericano) otorgan un genérico apoyo sin verse obligados a emitir opinión respecto de lo que pueden decir no tener conocimiento".

Los primeros dos documentos aquí presentados, ya hechos públicos con anterioridad, adquieren nueva luz a partir de la desclasificación de conversaciones en el gabinete de Kissinger respecto de qué actitud adoptar hacia el golpe y la dictadura militar en Argentina. Concretamente, ilustran el grado de conocimiento existente respecto del tipo de represión que se pone en marcha y la mutua conveniencia de una estrategia clandestina que busca minimizar el impacto público de las críticas.

.Febrero 16, 1976 - Los Militares Se Dan por Enterados del Tema de Derechos Humanos
.Marzo 16, 1976 - 1976 Conversación del Embajador con el Almirante Massera
.Marzo 26, 1976 - [Reunión de personal de alto nivel con el Secretario de Estado Henry Kissinger, pagínas 1, 19-23]
.Marzo 30, 1976 - La Línea Moderada de Videla Prevalece


Procedimientos aplicados por el Terrorismo de Estado - Operación Cóndor
Los siguientes documentos detallan la mecánica aplicada bajo el plan Cóndor y la instrumentación general del Terrorismo de Estado en Argentina. La secuencia es la siguiente: a un "listado de buscados" emitido por el Ejército uruguayo, y distribuido a todos los organismos de seguridad y Fuerzas Armadas de los países que coordinaban su esfuerzo represivo, sigue una reunión de coordinación en Uruguay en la que participan altos jefes militares argentinos, y un pedido de captura emitido por la SIDE, que da lugar a un procedimiento de secuestro y posterior desaparición de dos personas, documentados ambos por el siguiente informe del Batallón 601. Finalmente, un reporte de la DIA da cuenta de los resultados alcanzados con estos procedimientos: el desmantelamiento de la organización uruguaya OPR-33 a través del secuestro en Argentina y otros países de buena parte de sus miembros.
.Mayo-Octubre 1976 - Relación de Requeridos del OPR-33
.Septiembre 22, 1976 - IR 6 804 0300 76: Contra Subversión
.Septiembre 29, 1976 - [Entregados a OCOAS]
.Octubre 1, 1976 - IR 6 804 0334 76: Operaciones Especiales


El Ejercito Saca Cuentas de los Desaparecidos
Los documentos reunidos en esta sección reflejan la tarea de "cuantificación" de las víctimas de la represión en general, y de los secuestros y desapariciones en particular, que llevan adelante los organismos de inteligencia argentinos durante 1978. Dejan en evidencia el alto grado de coordinación y la formalización de los procedimientos utilizados por el Terrorismo de Estado.
La existencia de información estadísticamente organizada sobre las víctimas, y sobre su destino final, ha sido objeto de intenso debate desde antes incluso de que finalizara la dictadura militar. Debido a la destrucción u ocultamiento de la mayor parte de esa información sigue planteado hasta el presente el interrogante respecto al número exacto de víctimas de la represión. Los documentos aquí presentados echan luz sobre aspectos de este problema, pero no pretenden cerrar la cuestión. Ello dependerá de que adquiera estado público y pueda ser rigurosamente analizada toda la información existente en los organismos de seguridad, inteligencia y defensa del Estado argentino.
.Marzo 28, 1978 - El problema de los que desaparecieron
.Abril 26, 1978 - [Nota sobre Derechos Humanos del oficial político Tex Harris]
.Julio 13, 1978 - La Cruz Roja Internacional pide apoyo para su programa en Argentina
.Mediados de Julio, 1978 - [La inteligencia militar Argentina calcula que han muerto o desaparecido a 22,000 personas (Página 8)]
.Agosto 1, 1978 - Seguimiento al resumen de derechos humanos
.Diciembre 27, 1978 - Números de desapariciones


The National Security Archive

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