4/7/08

Penas de Muerte

"En el Uruguay del siglo XIX, las condenas a muerte - norma en el caso de ser asesino el reo-, eran tambien espectáculos públicos.

En agosto de 1828, ultimos meses de la dominacion brasileña, el viajero ingles W.H Webster presencio un ahorcamiento por medio de "un pequeño collar de acero alrededor del cuello". Estaba rodeado de "numerosos espectadores, en su mayoria mujeres" que "lo consideraban un entretenimiento pues todos estaban alegremente ataviados para presenciar el espectáculo". En 1842, los habitantes de Montevideo asistieron al fusilamiento de cuatro hombres acusados de asesinato quienes de acuerdo con la sentencia, luego de muertos "fueron arrastrados cien varas en un cuero y luego durante seis horas a la expectación pública".

El 22 de setiembre de 1871, a la diez de la mañana, las campanas de los templos de Montevideo comenzaron a anunciar al pueblo que la hora se acercaba para el fusilamiento de los cuatros asesinos del médico italiano Feliciangelli. Fueron sacados de la capilla en que hacía dos días permanecían "para reconciliarse con Dios" y conducidos a la "Plaza Artola".

Desde antes de las diez el público empezó a reunirse. Todos los contornos de la Plaza, sitio donde se alzaba el patíbulo, las azoteas, los balcones y las calles, estaban colmados por "un número de personas que no bajaría de 25.000" dice un diario prudente de la epoca, ya que otros mencionan 50.000 espectadores (*).

Las tropas de la guarnición se hallaban en la Plaza formando cuadro en número de 1.500 infantes. Cerca de las once, las bandas de todos los cuerpos, escoltadas por una compañía de sargentos y cabos, recorrieron a tambor batiente el cuadro publicando el bando de la ejecución. "Todas las miradas estaban fijadas en el fatal asiento". A las doce y cuarto entraron los reos a la Plaza acompañados de los sacerdotes. Mientras se les leía la sentencia, "no dieron muestras de mayor alteración de su ánimo. Se pasearon delante del banquillo del brazo del sacerdote respectivo (...) y fumaron con la mayor impasibilidad". Enseguida se les colocó en el banquillo y fueron vendados y maniatados por uno de sus complices en el delito.
Uno de los reos se puso el mismo la venda.

Partió la primera descarga ordenada por el oficial. Tres de los reos se desplomaron a tierra pues la cuerda que les sujetaba había sido cortada por las balas.
El cuarto, protegido por una reliquia, quedo solo herido. Se le descerrajaron dos tiros mas, "teniendo que hacerse uso de un tercer llamado de socorro por lo mucho que penaba".

Las tropas desfilaron por delante de los cadáveres y el público se retiro a almorzar ...
Los diarios publicaron crónicas especiales a las pocas horas .
Digamos tambien que a estos espectaculos, hasta 1864 por lo menos, concurririan a menudo los niños de las escuelas conducidos por sus maestros."

Nota:
(*) En un Montevideo con 120/13.000 habitantes, incluyendo su area rural, 25.000 significaba la quinta parte. No creemos haya habido otro "espectáculo" en toda la historia de la capital que lograse concurrencia tan numerosa en relación a la población.

No hay comentarios.: