Bajo una total y comprobada impunidad, indicadora a las claras del patrocinio gubernamental y policial, jóvenes (o viejos) fascistas uruguayos se han agrupado en torno a la sugestiva Juventud Uruguaya de Pie (JUP) y, bajo su forma legal o colaterales clandestinas, comenzaron a incursionar en los últimos meses, en el campo de la enseñanza media, o bien lisa y llanamente en el terreno estrictamente político. Promocionados y amparados directamente por la prensa “seria”, como el suplemento verde de “La Mañana” o el propio diario El País” y su costoso semanario “Tiempo”, los incansables “peatones” con colachata y pintita “bian”, han protagonizado últimamente vandálicas incursiones en liceos de Montevideo y del interior, así como también vienen perpetrando diversos atentados contra locales políticos y domicilios particulares.
LOS “NENES” SE DIVIERTEN
Aunque casi extinguido definitivamente, el foco nazi-fascista uruguayo, que sufrió fracaso tras fracaso a través de sus distintas formas y frentes de lucha (léase: MEDL, IUES, CSU; ORPADE; Tradición, Familia y Propiedad; Adelante Uruguay; Legión Artiguista, etc.) vio una nueva posibilidad de reagruparse, en los últimos meses, en torno a la bandera común de la JUP.
De inmediato se echaron las bases de la empresa: el dinero no faltaba y el amparo de gobernantes y policías se ofrecía a gritos.
Entonces comenzaron las primeras diversiones con manifiestos y periodicuchos intimidatorios, amenazas telefónicas y escritas a familiares de presos políticos, e incluso, algún que otro atentado en los domicilios de éstos o de sus abogados defensores. Por entonces mantenían sus caras ocultas pero comenzaban a tomar desdibujada forma en algunos puntos del interior del país. Allí comenzaron a llegar con la ayuda del costoso aparato publicitario, al que contribuía gran parte de la prensa “grande” (la otra parte no quería quemarse); pero la campañita resultó un fiasco.
DE BRUM Y LA J.U.P.
La JUP comenzó a cobrar vuelo y sentirse materialmente apoyada en fecha que coincide, muy sintomáticamente, con la asunción al Ministerio del Interior, del Dr. De Brum Carbajal. Suspicaces observadores políticos coincidieron en señalar por entonces (enero/71) que desde la propia Secretaría de Estado se alentaba la creación de una fuerza parapolicial, financiada, armada y entrenada por la propia policía. No pasó más que de versión oficiosa pero parecía tener algunos fundamentos. En efecto, las relaciones JUP-De Brum debieron ser sumamente estrechas cuando el Ministro, durante uno de sus múltiples anuncios del finalmente implantado Registro de Vecindad, indicó que serían los jóvenes de pie, junto a la policía, los encargados de llevar a la práctica el censo que (vaya coincidencia) tiene como patrón el implantado por las huestes del nazismo en la Alemania de Hitler.
Y recientemente, en su discurso del 4 de mayo por cadena de radio y televisión fue el propio Ministro del pachequismo quien se encargó de dar aliento a los grupos fascistas de la JUP que pocos días antes, habían sido responsables de balear estudiantes del Liceo Bauzá, ocupar ese y otros centros de estudios y promover la situación caótica que da pie a la Interventora de Secundaria para clausurar más de una decena de liceos, suspender alumnos y profesores y promover la detención de varios centenares de éstos.
EL FOCO DEL BAUZA
El 27 de abril los estudiantes del Liceo Nº 6, Francisco Bauzá, tratando de poner fin a una tensa situación que venía precipitándose desde principios de mes, originada por un reducido núcleo de alumnos y elementos foráneos calificados como fascistas, resolvió reunirse en asambleas autorizadas en el interior de ese local.
La provocación no tardó en producirse, por parte de un minúsculo grupo de jóvenes, perfectamente individualizados como integrantes de la JUP. Estos sacaron a relucir cachiporras, cuchillos y armas de fuego y tras disparar varios balazos en el interior del local, salieron a la calle y balearon desde allí el edificio que albergaba a centenares de sus compañeros. Por casualidad no hubo heridos y tampoco apareció la policía por el lugar, aunque algunos testigos afirman haber visto una “chanchita” en las inmediaciones.
Al día siguiente, mientras una concentración de alumnos se realizaba en las afueras del liceo y se procedía al cambio de turno, el mismo grupo que actuó en la víspera ocupó el edificio. Apoyado desde afuera por ocupantes del VW matrícula K-60-298, dispararon decenas de balazos contra estudiantes, profesores y padres que debieron correr despavoridos y guarecerse en las inmediaciones. Aquí tomó intervención la policía pero para detener a cuatro estudiantes que procuraban eludir los balazos.
La ocupación se mantuvo por escasos dos días, pero en el interín los fascistas armados y ya individualizados, llamaron a una conferencia de prensa en la cual manifestaron su incondicional apoyo a la Interventora de Enseñanza Secundaria y se proclamaron “protectores del Instituto”. Y hasta acusaron al resto del alumnado de ser responsable de los destrozos ocasionados por su propia ocupación del local.
EL CAOS SE EXTIENDE
* El mes de mayo comenzó con un negro panorama en casi todos los centros de la enseñanza media. A las provocaciones iniciales en el Bauzá se sucedieron las de la misma banda fascista en el Liceo 18 de Millán y Larrañaga y las de otros grupúsculos de igual orientación vinculados con la JUP, en otros liceos capitalinos y del interior. Así la Interventora de Secundaria fue clausurando los liceos Nº 2 Rodó; Nº 4 Zorrilla; Nº 7 Suárez; Nº 12; Nº 15 de Carrasco; Nº 16; 17; 18 y 20, en tanto que en el resto de las casas de estudios, e incluso en liceos habilitados se vive un panorama de incertidumbre total que hace suponer una derivación similar a la del pasado año lectivo, en el cual fueron suspendidos los cursos.
* El 8 de mayo el Bauzá fue nuevamente escenario de la violencia fascista, cuando alumnos de varios liceos intentaron llevar a cabo un homenaje al estudiante Leonardo Beledo, a un año de su muerte alevosa por parte de un funcionario policial. Ciento sesenta estudiantes fueron detenidos en la oportunidad y manoseados en la Comisaría 18ª y la Jefatura de Policía, pese a su minoría de edad.
* Paralelamente, en el interior se vivieron situaciones semejantes, especialmente en el Liceo de Las Piedras, donde se practicaron decenas de detenciones de alumnos y tres de ellos fueron procesados, en tanto el local fue clausurado.
* Cabe consignar que en los centros de estudios donde la situación era totalmente normal, se inventaron excusas como bombas colocadas en el edificio a fin de proceder a su desocupación. Tal lo ocurrido en el Liceo Rodó para obstaculizar una asamblea autorizada del alumnado.
* Por su parte el Instituto Eduardo Acevedo, tras dos días de provocaciones de los mismos grupos fascistas que actuaron en el Bauzá y Liceo Nº 18, se anotó la presencia del Comisario Juan María Lucas, Jefe del Departamento Nº 6 de Información e Inteligencia, quien apoyado por varios funcionarios policiales uniformados incursionó en el recinto liceal y profirió insultos y amenazas a profesores y alumnos.
QUIENES Y CUANTOS SON
Los jóvenes de pie apenas son un puñado en los distintos centros de estudios secundarios y por lo tanto fácilmente identificables. Los hilos de las marionetas, a nivel de JUP, son manejados por Gabriel Melogno, que es presidente del grupo fascista capitalino, pero a la vez secretario del Director Interino de Enseñanza Secundaria Antonio Escanellas. También dirigente capitalino es Hugo Manini Ríos, hermano de Carlitos Manini Ríos e hijo del director del diario “La Mañana”, donde se publicitan todas las hazañas de los jupianos, especialmente en su suplemento verde para el interior.
Conspicuos dirigentes del interior, son Amorim, Gagliardi, en Salto; Ricagni (50 años pero igual joven) que es también Presidente de ORPADE, en Lavalleja; Jorge Mancuello y Pereira, en Rocha; Rolando Méndez, en Treinta y Tres.
Pero, si bien estos dirigentes mantienen su fachada legal, vayamos a la nómina de los jóvenes de pie, participantes en los distintos incidentes en centros liceales, y que aún mantienen su impunidad:
Los agresores en el Liceo Nº 6 Fco. Bauzá fueron:
Marcelo Carballo: estudiante de la Facultad de Veterinaria y uno de los jefes.
Ulises Fernández: (a) “El Manco Ulises”, funcionario policial de reconocida trayectoria nazifascista en varios grupos extinguidos.
Nelson Di Candia: Estudiante de Preparatorio de Ciencias Económicas, expulsado el mes pasado del Liceo 18
Mario Papazian: activo recolector de firmas reeleccionistas en el Bauzá.
A éstos se agregan Ricardo Abeledo; Luis Sica; Valdenama; Gualberto Cuenca (funcionario de la OEA) y Guidebono (funcionario policial).
En el Liceo 18 de Millán y Larrañaga, el grupo anterior actuó apoyado por los alumnos Andrés Galland, Homero Corbo, Miller, Liliana Reyes, Soca y por la profesora Cily Steigman, también activa integrante de la JUP.
En el Liceo Nº 15, el grupo fascista lo integran Berriolo, Dragonetti, Sghirla, Lemes, Goldenberg, Motú, Pedrozza y Debernardis, que es adscripta del propio Instituto.
En el Liceo Eduardo Acevedo de Colón, el mismo grupo del Bauzá incursionó apoyado por Reske, Otte y Merovich y finalmente en el Liceo Varela fue individualizado y expulsado por actitudes antigremiales Miguel Sifía.
En el IAVA 2, Enrique Etchevers, Silvia Echandi de Batlle y Ordóñez, Ricardo Trindade y Hugo Ferrari.
Una concreta denuncia sobre el auspicio estatal a las hordas de la JUP fue realizada en los últimos días, en el transcurso de un acto de la UJC, por parte del diputado Rodney Arismendi.
Según el referido legislador, obraba en su poder un documento por el cual el Ministerio de Defensa Nacional da órdenes de transportar en aparatos de la Fuerza Aérea Uruguaya a varias delegaciones “estudiantiles”. Una de ellas es para Hugo Manini Ríos y 22 personas, otra para el citado y una delegación estudiantil desde Treinta y Tres a Salto, una tercera orden para transportar a Ricardo Trindade y otros, de Salto a Treinta y Tres y viceversa y finalmente un vuelo que tuvo como pasajeros a Hugo Ferrari, Mario Sica, Gabriel Francisco Melogno y otros.
Por E. L. Mokossian
Durante la década de mediados de los sesenta los centros de Enseñanza Secundaria y de la Universidad del Trabajo vivían bajo una situación de gran agitación política. Los jóvenes de aquel entonces tenían opiniones muy definidas respecto a las cuestiones de política nacional e internacional.
Durante aquel año 1968 hubo grandes movilizaciones y enfrentamientos estudiantiles con las fuerzas represivas. La lucha callejera cobró las primeras víctimas de aquellos combates Liber Arce, Susana Pintos, y Hugo de los Santos comprometiendo más la situación.
El presidente Jorge Pacheco Areco y el orden militar y policial consideraban a los liceos y escuelas industriales las fuentes y los focos de disturbios disponiendo la suspensión de los cursos. Clausuras cuando visitaba el país el presidente norteamericano Nelson Rockefeller y era muerto Dan Mitrione un funcionario de la CIA a manos del Movimiento de Liberación Nacional.
Pacheco Areco intervino el Consejo Nacional de Enseñanza Secundaria y del Consejo Directivo de la Universidad del Trabajo.
Los partidos de izquierda consideraban la rebeldía y la explosión estudiantil como un eslabón inevitable de la lucha general el fin del sistema capitalista y el comienzo de la gran revolución social.
“Obreros y estudiantes unidos y adelante”, era la principal consigna de los marxistas y leninistas.
La derecha organizada sostenía en cambio que los jóvenes rebeldes eran víctimas de la manipulación de los marxistas y la sedición que a través de agitadores profesionales socavaban la democracia y las instituciones.
En setiembre de 1969 radio Carve llevó adelante una campaña para embanderar Montevideo con la enseña patria argumentando que la FEUU había humillado los símbolos de la patria. Con esta medida radio Carve decía que se recuperarían nuevamente los sentimientos patrióticos de aquellas jóvenes generaciones que consideraban “perdida”.
Posteriormente, a mediados del año ‘70 la derecha utilizó el artiguismo planteando la unidad de todos los uruguayos por encima de las banderías políticas.
La campaña además apuntaba a denunciar la “incitación a la violencia” a que según ellos eran empujados los jóvenes.
Ya en el mes de agosto de 1970 la prensa de la época informaba que de una reunión de la Unión Colorada y Batllista (UCB) se había definido:“El encauzamiento democrático de la juventud para orientarla y evitar extravíos provocados por minúsculas minorías especialmente a nivel universitario”.
Los diarios La Mañana y El Diario mostraban un rostro de un joven que se iba transformando poco a poco de la normalidad hasta la desfiguración por la violencia.
La izquierda denunció que aquel modelo había sido utilizado por el gobierno de Estados Unidos contra la drogadicción en los jóvenes.
En medio de esas confrontaciones surgió la Juventud Uruguaya de Pie (la JUP) creada en ámbitos liceales y estudiantiles.
Las clases y sectores políticos más reaccionarios estuvieron en la creación intelectual de este grupo fascista. Grandes medios de comunicación como el diario La Mañana publicaron un texto en setiembre del año 1970 titulado: “Muchacho no te dejes engañar”, que decía: “Piensa con tu cabeza en todo lo que aquí escribimos. Los sediciosos son comunistas adiestrados para destruir nuestra forma constitucional. Por eso roban, asesinan, imponen terror. Por eso necesitaron meterse en Secundaria, en la Universidad, en Primaria, en organizaciones gremiales, en la religión, en el teatro, en el mundo música. Ellos saben que en estos lugares siempre hay muchachos soñadores, fáciles de ser engañados. Muchacho, tienes que hacerte hombre de esta tierra libre. No dejes que te roben tu forma de pensar. No dejes que te maten tus sentimientos de uruguayo llevándote a sueños de tierras extrañas. Todo lo que ves en América ha sido programado desde Moscú, desde Pekín desde La Habana, defiende tu tierra frente a los uruguayos traidores. Ponte de pie”.
El diario La Mañana tenía una distribución principalmente en el interior del país y el mensaje estaba destinado más que a otra cosa al medio rural.
En el Liceo Bauzá existía una gran militancia estudiantil actuando varias de las tendencias políticas de la época. Entre ellas estaban por ejemplo el FER 68 (Federación de Estudiantes Revolucionarios), Renovar para Avanzar organizada por las Juventudes Comunistas (UJC) y por otra parte estaba el Movimiento Avanzar Independiente que nucleaba a colorados y blancos.
Según declaraciones del actual diputado colorado García Pintos quien había estudiado entre 1968 y 1969 en el Liceo Militar y en la Escuela Militar de Aeronáutica, para luego ingresar al Liceo Bauzá, “un lugar elegido por el para militar animado por la vocación de servicio”, un factor importante en 1970 fue la creación de “la expresión gremial de lucha anticomunista Siempre Bauzá”.
Esta idea luego se extendió a otros liceos. “Había gente colorada, blanca y otros que no tenían manifestación política. Era un movimiento muy popular que ganaba las elecciones de autoridades”.
El actual legislador colorado militó en la Juventud Pachequista y fue adherente de la JUP una corriente política que considera como parte de una corriente política muy difundida y con diferentes “vasos comunicantes”.
El 24 de octubre en la ciudad de Salto de 1970 decenas de jóvenes se reunían en el Ateneo para realizar la fundación de la Juventud Uruguaya de Pie. Esos mismos fundadores explicaron que les gustó el nombre en oposición a las protestas de los jóvenes de izquierda de Salto que se tiraban al piso para expresar sus descontentos. De ahí surgió la idea de los Jóvenes Salteños de Pie que le darían el nombre a la organización de carácter nacional.
Los militantes de la JUP de aquella época recuerdan que su bandera tenía la mitad roja y la mitad blanca que representaba a ambos lemas tradicionales.
Al comienzo se creó una comisión provisoria con un delegado por departamento, posteriormente la organización fue federativa por que cada departamento tenía su propia dirección y sus asambleas.
La corriente de pensamiento de la JUP comenzó desde el interior hacia Montevideo.
Otro de los integrantes de la JUP fue el presidente de la Asociación de Cultivadores de arroz Hugo Manini Ríos. Su padre fue uno de los fundadores de la Liga Federal de Acción Ruralista. Manini señala que en ese tiempo existían dos visiones del mundo la colectivista del sistema socialista y el mundo libre occidental y era muy difícil no pensar de una u otra manera.
Manini recuerda que su padre pudo observar -desde una ventana del edificio de La Mañana y El Diario- el secuestro de Gaetano Peligrini Giampietro esa realidad que imperaba en el país lo convenció de que debía actuar.
En 1970 era estudiante de derecho y participó en la reunión fundacional de la JUP.
Se acercaron al movimiento de la JUP varios dirigentes políticos que tenían actuación pública destacada en aquella época.
Celia Reyes de Viana Wilson Craviotto, Alberto Gallinal, Santiago de Brum Carbajal, Juan José Gari, Olga Clereci de Nardone, Delia Orgaz de Correa de Luna, con ellos consiguieron el Local de la Liga de la Federal de Acción Ruralista para establecer su sede en 18 de Julio. También los ayudó el compositor Ferrari, el creador del himno de la JUP, grabado en el auditorio de radio Carve con militantes e integrantes reaccionarios de la iglesia católica.
La JUP estuvo ideológicamente demasiado clara, desde su comienzo plantearon la unidad de los dos partidos de derecha.
En una artículo titulado “¿Qué es la JUP?” declaraban:
“Un gran movimiento totalmente apolítico en lo que respecta a opciones electorales. Media bandera es colorada y media bandera es blanca, en honor a las dos grandes corrientes históricas que con sus errores y con sus aciertos hicieron nuestra patria”
La JUP tuvo fuerte influencia del ruralismo, del movimiento popular ruralista, del mismo que utiliza en los desfiles la bandera verde con dos franjas cruzadas, una roja y otra blanca.
En las fotos de los actos de la época se aprecia la caballería gaucha con banderas patrias. También la JUP realizaba trabajo social repartiendo frazadas, alimentos, y medicamentos a la gente carenciada de la campaña.
En 1970 organizaron la “marcha de la Orientalidad” que marchó desde Montevideo hacia la ciudad del Sauce llegando gente de todas partes del país.
El 19 de junio se realizaron actos en varias plazas del interior del país leyendo proclamas patrióticas.
La JUP tenia una audición radial a las 21 horas en radio Rural que era trasmitida al interior. En su sede se daban charlas formativas e informativas a sus adherentes cuyo contenido era bien curioso “el jupista era un soldado para la paz aplicado al estudio y al trabajo”.
En las elecciones del año 1971 la JUP emitió una declaración de principios en la que fijó su posición respecto a la coyuntura:
“El 28 de noviembre, el país enfrenta una nueva instancia trascendental. Las fuerzas antinacionales, agrupadas en el frente comunista, pretenden por primera vez presentarse como una alternativa de poder. Que esto sirva de alerta para que empiecen a saber los uruguayos que mientras los cuadros políticos no cumplen con sus verdaderos cometidos, mientras los partidos se atomizaron en sectores muchas veces impulsados más por posiciones personales que por el interés nacional, que mientras las cámaras más ineficaces de nuestra historia se convierten en escenarios de rencillas de entrecasa, y torneos de oratorias para deslumbrar el séquito partidario de turno, el enemigo, que nada tiene de ese confusionismo, lo aprovecha y se organiza, roba nuestras banderas, osa hablar de Patria, Libertad y Justicia, maltrata la memoria de nuestros héroes y se dispone a implantar en la tierra de Artigas la dictadura comunista”.
Sin embargo la JUP no tenía el único cometido de parar al comunismo también mostraba diferencias con el sistema económico y social imperante en aquella época y reclamaban:
“Una nueva era a la que aspiramos para nuestra Patria, nos compromete en primer lugar en la lucha por una sociedad más justa en la que todo hombre pueda realizarse como tal. Que nadie crea que hemos salido a la calle para defender privilegios que no sentimos como nuestros. Que nadie crea que estamos en la lucha para desempolvar cadáveres ni para calafatear un régimen social que hace agua por todas partes”.
La JUP tuvo fuertes influencias ruralistas y sostenían que no solo alcanzaba con expulsar al comunismo de las aulas para alcanzar la recuperación del sistema educativo. “Se debían impulsar grandes reformas para adaptar la enseñanza al tiempo y al lugar; para que deje de ser formación de hombres ideas y sea el semillero de hombres acción útiles en el trabajo y la realización fecunda”.
También pensaban sanear la iglesia y los sindicatos del comunismo y en su mensaje final le pidieron a los estudiantes “sean rebeldes, luchen contra la injusticia donde quiera que esté, pero comprendan que no se puede luchar contra la injusticia bajo las banderas del régimen más injusto que ha conocido la humanidad, bajo las ordenes de un amo que no conoce para la rebeldía otra comprensión que el paredón o la cárcel”.
En realidad la JUP fue un instrumento fascista de la oligarquía que supo utilizarlos por su capacidad de movilización.
Estas denuncias fueron realizadas en varios medios de prensa de la época pertenecientes a la izquierda tales como “El Popular”, del Partido Comunista, “El Oriental”, del Partido Socialista, y el Semanario Marcha de orientación independiente.
La JUP fue una organización de acciones violentas en los liceos y centros estudiantiles contra las organizaciones de izquierda existentes.
Existieron denuncias de la época acerca de que algunos de sus integrantes realizaban prácticas contrainsurgencia en una estancia de Tacuarembó. También se asegura que algunos de sus militantes andaban armados atacaban locales de la izquierda y eran soplones de la policía.
Fue recién en 1972 que apareció el primer número del semanario “Nuevo Amanecer”, órgano oficial de la JUP cuyo director era Rogelio Mendiondo y Artigas González, su redactor responsable.
Ya estaba el país en Guerra, votado en la Asamblea General del 15 de abril, y fue durante un ataque al Liceo 8 con armas de fuego que mataron al estudiante Nelson Rodríguez Muela. La JUP tomó distancia de aquel hecho a través de un artículo que titularon “Por fin encontraron al muerto que buscaban”.
El martes 27 de abril del año ‘71 se realizaba una asamblea estudiantil para condenar los ataques de los grupos de la JUP, autodenominados “democrátas”, contra militantes de izquierda. Entre las agresiones de aquel tiempo se cuentan las vejaciones y cortes en las piernas con cruces esvásticas a las jóvenes.
Los “demócratas de la JUP” gritaban de tal forma que no permitían que los demás estudiantes hablaran para denunciar los hechos.
Al poco tiempo se generó una refriega violenta y comenzaron a sonar disparos que hicieron que la masa de estudiantes abandonara el local del Instituto Alfredo Vázquez Acevedo.
Los estudiantes “demócratas” quedaron dueños del local y mientras le increpaban a los profesores que había que limpiar el local de “manzanas podridas” declaraban que allí no entrarían más comunistas y destrozaban todos los muebles y vidrios.
De esta manera se ocupaba el Bauzá y se montaba un plan de extensión del fascismo a toda la Enseñanza Secundaria.
El objetivo de la derecha era frenar la oposición de estudiantes, padres y profesores contra la Interventora y por una enseñanza reformada.
Con esta jugada la derecha disimulaba el desquicio administrativo, los grupos sin profesores y contribuían a la destrucción de la enseñanza pública.
El miércoles 28 los estudiantes “demócratas” ocuparon el Instituto en presencia de los profesores, comenzaron a cubrir las entradas con bancos y repartieron cachiporras y palos que habían depositado en la parte superior del edificio.
Los estudiantes que habían quedado fuera del local comenzaron a ser baleados con armas de fuego desde la planta baja a la altura del Museo de Historia Natural y el primer piso. El director les gritó “inconscientes” a quienes disparaban hacia los estudiantes que rodeaban el local.
Los profesores pidieron ayuda a la Seccional 18, quienes dijeron que estaban en conocimiento de la situación pero no concurrieron al lugar. Entonces los profesores llamaron a la Metropolitana y a la Dirección de Seguridad, obteniendo iguales resultados.
Desde el exterior preguntaban si el Instituto ya había sido ocupado. Mientras los ocupantes pedían por teléfono balas calibre 22 y 38.
Cuando a las cansadas aparecieron las “chanchitas” de la época los profesores les denunciaron que se estaba disparando desde adentro sin embargo se llevaron detenidos a los estudiantes que estaban en las proximidades.
Se les denunció también el número de chapa de un Volkswagen blanco cuyo conductor llenaba nuevamente de balas su arma a vista de todo el mundo y volvía a disparar.
Se vio inclusive como este hombre disparaba contra las paredes del Instituto seguramente para después decir que también se había disparado desde el exterior.
Finalmente la “chanchita” emprendió la marcha y detrás de ellas iba el auto blanco baleador.
En las proximidades del puente del arroyo Pantanosos era baleada otra manifestación de estudiantes en repudio al fascismo.
En el Bauzá se mezclaban los hijos de alumnos provenientes de familias acomodadas del Prado con jóvenes del Cerro, Belvedere, La Teja, Paso de la Arena. Las bandas fascistas actuaban impunemente en aquellos años en las zonas del Prado, Sayago atacando a estudiantes y trabajadores.
En el grupo de extrema derecha del Bauzá no alcanzaban a una treintena de jóvenes y actuaban a demás funcionarios policiales. Algunos eran alumnos otros acudían durante los líos.
En 1968 los profesores le quitaron el revólver al conocido policía especialista en agitación en Secundaria, Sofía, en los jardines del Instituto. Durante un buen tiempo revistaba como estudiante Gualberto Cuenca funcionario Policial y empleado de la OEA. Su calidad de funcionario policial fue reconocida por jefatura. El Inspector Gregorio Cardozo fue testigo de la detención de un estudiante por Cuenca, que a esa altura todavía negaba ser policía. También otra persona llamada Luis Sica hizo detener en 1970 a una profesora del Instituto, a pocas cuadras del local liceal.
Pero la intervención policial en el Bauzá corría a cuentas de la Seccional 18 directamente. Según el interés de los estudiantes “demócratas” los estudiantes detenidos se encontraban en la Seccional con sus enemigos que actuaban como verdaderos agentes policiales. Cuando un muchacho de izquierda era agredido, siempre terminaba detenido y libre el agresor.
Durante la ocupación del Bauzá del año 1969 las “chanchitas” abastecían a los ocupantes de adentro.
La Intervención de Secundaria en 1970, reforzó la presencia de los fascistas que se vieron apoyados desde “arriba” y aumentaron las provocaciones.
A partir de ese momento “La Interventora” tomaba las medidas de destrucción de los planes de educación para eso sustituyó al Director Pivovar de reconocida y respetada actuación, por una directora poco apta la Sra. Perini Balbi cuya gestión fue parcial e ineficaz que condujeron a los hechos posteriores.
Designó como profesor adscripto a Gabriel Melogno, alumno del Instituto Bauzá, expulsado de la Asociación de Estudiantes. Frente al rechazo de los estudiantes debió ser traslado a Carrasco. Además, terminó siendo secretario del Interventor, el integrante del Juventud Uruguaya de Pie (JUP). Casi todos los integrantes de la interventora pertenecían a esa organización fascista.
A partir de ese momento comenzaba la reforma de la enseñanza y se trababa el normal desarrollo de las actividades sindicales de los profesores y estudiantes.
Trasladaron a funcionarios adscriptos de larga y reconocida actuación y conocimiento de los alumnos.
Destituyeron a la profesora adscripta Carmen Tornaría hoy, sin embargo, puntal de la “reforma educativa”.
Sancionaron a estudiantes como Daniel Tourón por hablar en un acto en el Instituto en contra de los traslados de profesores adscriptos y funcionarios de secundaria.
Sanciones a los profesores Luis Guidotti, Ruiz Pereira Faget y Victor Cayota todos ellos de extraordinario prestigio dentro y fuera del Instituto.
Durante el nombramiento del profesor Perini Balbi se reestructuró el cuerpo directivo del Instituto, coincidiendo con el traslado del anterior secretario Hernán Rebella una persona querida por todos.
También fue traslado el jefe del segundo turno, profesor adscripto Enrique Jahn, persona de confianza pero que no merecía la simpatía de Perini Balbi.
Ante el pedido de los profesores de no sacar al señor Jahn el director manifestó que él impondría las ordenes. Designó entonces como jefe de turno a la señorita Olga García repudiada por el estudiantado como soplona. Inmediatamente estableció un reglamento para profesores adscriptos exigiendo actuar incondicionalmente y estableció la tesis que los méritos provendrían no de la antigüedad y actuación sino de la “confianza” que le merecieran.
Esta persona se rodeó de los integrantes de la derechista JUP dificultó la actuación gremial de los profesores y estudiantes, y concedió el usufructo de la cantina a un señor Imbriani que regentea a la vez otras 14 cantinas de Secundaria por lo que recibió varias quejas de la Asociación de Padres (APAL).
Imbriani se dedicaba a observar las actividades gremiales y al parecer, estuvo “apartando” a los estudiantes en funciones que excedían las de un cantinero.
Ese año el patio del Instituto se llenó de propaganda reeleccionista de Pacheco Areco, a cuya corriente pertenecían los estudiantes “demócratas”.
Para algunos incautos ahora se trata de “tender puentes” y olvidar la “lucha ideológica” o de clases porque la democracia exige unir a todos los sectores por encima de banderías.
Los grandes medios de comunicación en especial la televisión y sus conductores “apolíticos”, “imparciales”, hacen equilibrios frente a las “nuevas formas de hacer política”, donde ya no existe más la derecha porque al parecer no es redituable electoralmente.
También están los que se preguntan si habrá desaparecido realmente la “derecha” en un mundo de “dominación absoluta de la derecha”.
¿No será la izquierda la que desaparece?
¿Siempre habrá que preguntarse derecha en relación a qué izquierda?
Cierto parece ser que exista razón, si hoy se entiende y acepta como izquierda al progresismo.
Si ser progresista es ser de izquierda, entonces hay izquierda para plantar en todas partes, porque muy pocos retrógrados pueden estar a esta altura contra el progreso de la humanidad.
Para estos despistes y no pocas ignorancias actuales como consecuencia del silencio y la falta de información la unidad de las derechas no es un fenómeno reciente ni surgido de la reforma de la constitución y el balotaje. Eso solamente representó oficializar en las elecciones lo que venía ocurriendo desde la aparición del tercer partido, el Frente Amplio, en la práctica desde abajo.
En el año 1971 lo que estaba previsto se definía con gran claridad. No existieron dos o tres interpretaciones no hubo una frase o una declaración disimulada que pudiera dar pie a interpretaciones diversas.
Pacheco Areco del Partido Colorado y el doctor Gallinal del Partido Nacional se alababan con diferencias de horas en declaraciones mutuas; ambos eran candidatos a la Presidencia de la República.
En aquel año de 1971, dijo Pacheco Areco siendo presidente:
“Esta mañana leí en un diario una declaración que concita adhesiones respecto de un dignísimo ciudadano de este país que no es militante de mi partido colorado, el doctor Gallinal Heber. Lo leí con atención y podría suscribir sin ninguna violencia espiritual ni intelectual lo que se dice en esa declaración”.
“Y sobre todo puse cuidado especial cuando examinaba la proposición de que tiene que ser a nivel nacional en un encuentro de una vez por todas, de ambos partidos democráticos, como tenemos que asumir la tarea de asegurar la recuperación de la República y el progreso definitivo de este país”.
“Frente a los vientos de confusión que soplan, creo que ha llegado la hora de salir de los esquemas exclusivamente partidarios”.
Esta era la anticipación de la derecha fascista de fundir a blancos y colorados en el anhelo común de “salvar” al país del Frente Amplio.
En aquel entonces, el doctor Gallinal contestaba con una manera tan universal que podría haber servido para salvar a Vietnam del comunismo, al Medio Oriente del terrorismo árabe y palestino o al Uruguay que comenzaba, a ser cercado por la desocupación, la miseria y el hambre.
“No soy ni voy a ser candidato. Hace seis meses que me hacen esa pregunta y he respondido sistemáticamente que estoy trabajando para defender mi país, a sus instituciones, a los partidos democráticos, con criterio suprapartidario”.
“Es que si alguien tiene que preocuparse de predicar soluciones nacionales; defender nuestra filosofía, nuestra seriedad , nuestros valores”.
Y agregaba más adelante
“Se plantea para el futuro, no para los meses de gobierno que faltan, se enumeran las fallas que no se quiere que se repitan”
¿Cuáles eran las fallas que se habían cometido?
¿De quiénes había que defender su filosofía la sociedad y los valores?
¿Cuáles eran las fuerzas del mal, las fuerzas siniestras?
Seguramente era el Frente Amplio, el pueblo reunido, los estudiantes movilizados, los trabajadores en huelga.
Era cierto que el pueblo se reunía y organizaba desde los estudiantes y los obreros para cambiar de raíz la sociedad, los valores del doctor Gallinal, las Instituciones de Pacheco Areco, la simulación interesada de la vieja y podrida oligarquía en maridaje escandaloso con el imperialismo yanki.
Solo así, el doctor Gallinal y Pacheco Areco se aproximaban a la realidad, porque el Frente Amplio nacía por lo mismo que morían los estudiantes obreros y luchadores sociales: para destruir los privilegios que Gallinal y Pacheco tanto defendían. Porque les permitían continuar viviendo de los bienes heredados del trabajo y el sudor de los demás.
Sin embargo hasta hoy el doctor Gallinal podría identificarse de ambas maneras reaccionario ideológico, progresista político cuidadosos de sus haciendas.
Empresario pujante nacional progresista, mejorador de la raza Hereford y Correidale, generador de empleo y mano de obra, exportador de carnes lanas y cueros.
Progresista, ciudadano cumplidor, con sus deberes eclesiásticos, benefactor de los pobres y piadoso creyente.
En sus estancias una cerámica se detiene en un laborioso hornero que corona los ranchos de los peones, que trabajan sin horario la tierra del patrón y que no tienen otro capital que la fuerza de su trabajo.
Aquel hombre progresista blanco, reaccionario en su pensamiento ya veía la que se venía, a la corta o la larga, había que detener el volcán del pueblo.
Y lo hicieron lo detuvieron con muerte, con cárcel, con decenas de años de arrepentimientos, de abandonos y de olvidos.
Trece años de oscuridad, apertura para que el cauce de la rebeldía volviera lentamente a la casa, los obreros al trabajo, los jóvenes al aula, autocríticas... una, diez, cien tal vez.
Reforma constitucional, nuevamente “para atrás que los de poncho no bailan”.
Moderna “santa alianza” que viene del pasado cuando los blancos pretendían que Ferreira Aldunate fuera presidente.
En aquellos años se tendían por parte de la derecha, más derecha, las bases de la sociedad actual del planteo político actual que hoy ya nadie reconoce como propio y que tampoco le da la derecha a los otros, para que lo patente.
Dejar de lado las cosas pequeñas.
Tender puentes de concertación.
Diálogo social.
¿Qué cosas pequeñas hemos dejado de lado a esta altura de la vida?
¿Los muertos?
¿Los desaparecidos?
¿Para sacar el país adelante durante todos estos años y ahora qué cosas pequeñas debemos dejar por el camino?
¿A qué le llamaban antes y a qué le llaman ahora cosas pequeñas?
¿A la violación de los domicilios y a la requisa de libros y discos de la época?
¿O a las requisas de hoy, la cárcel para los hijos de los trabajadores por delitos sociales, a entrar en los ranchos de los cantegriles a patadas y a balazo limpio?
¿A la tortura de aquellos años, a las desapariciones forzadas?
¿O a la desnutrición y muerte de infantes de hoy por todas partes del territorio nacional?
Sangre derramada de Líber Arce, Susana Pintos, Hugo de los Santos, Ibero Gutierrez, Walter Medina, Roberto Facal y Roberto Morrone es “cosa pequeña” acaso.
CX36
15/08/04
1 comentario:
Cuanto más lo leo más me emociona,Con iava y aplido 413
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