9/6/08

Honor militar

CUANDO LA RATA SE MORDIÓ LA COLA O COMO BAJARSE LOS PANTALONES MUCHAS VECES
¿Quién no ha visto alguna vez a un perro girar en círculo tratando de morderse la cola? Nunca logra alcanzarla y es un círculo que no termina de cerrarse. El 27 de junio de 1973 el Presidente blancocolorado Juan María Bordaberry viendo que no tenía apoyo del sistema político, que no tenía apoyo de la población y no queriéndose quedar sin el cargo de Presidente ni gobernar sin posibilidades de aplicar sus criterios, pensó (supongo yo) que si se sentaba sobre las bayonetas podría lograr concretar sus deseos. Como la historia lo ha indicado con suma claridad y reiteradas veces, si alguien se pone al frente de las bayonetas puede ser que logre hacer algo de lo que desea, pero sobre las bayonetas lo único que se logra es terminar como una brochette. En ese día se inició un círculo como el que mencionaba al inicio, pero no eran perros sino que eran ratas, algunas de uniforme y otras de traje y corbata. A partir de ese día muchos militares con honor fueron pasados a retiro en el mejor de los casos, otros fueron pasados a reforma y otros además fueron colocados en prisión por muchos años.

Otros muchos militares que tenían honor pero también temor, miraron para otro lado e hicieron como que no había pasado nada. Me acuerdo de un oficial militar vecino del barrio al que le pregunté por lo que le había sucedido a un colega de él y me contestó: "Eudoro dijo que no estaba de acuerdo con el golpe y lo mandaron a hacer crochet a la casa, yo pienso lo mismo pero no me dan los huevos para abrir la boca". Ese era el clima del momento, la mafia militar, una ínfima parte de las Fuerzas Armadas había logrado agarrar la sartén por el mango y sacado a sus matones a atemorizar a los civiles y militares que no estuvieran de acuerdo con sus designios y con los de la oligarquía civil que les pagaba sus salarios.

En 1976 Bordaberry cree que puede resolver qué hacer, rápidamente le aclaran que no es así y lo despiden. Demichelli (de la fracción colorada) es el siguiente y cuando dice que no piensa firmar el ostracismo para los políticos del período democrático le dan también el despido.

Luego llega Aparicio Méndez, abogado de la fracción blanca del partido gobernante. Es tan reaccionario que no necesita discrepar, ¡está de acuerdo en todo! Tras él llega el Goyo, Gregorio Álvarez, también de la fracción blanca y terminando esa etapa es Presidente Rafael Addiego Bruno que presidía la Suprema Corte de Justicia y llega allí por un acuerdo de los militares con el Presidente Electo Julio Sanguinetti.

Luego en el tiempo se plantea el tema de las citaciones guardadas en la caja fuerte del Teniente General Hugo Medina y nunca terminará de quedar claro quién usó a quién, si los militares al Padrino o a la inversa. Posteriormente, ya gobernando Luis Lacalle, se sucede el incidente del chileno Berríos (desaparecido por varios años en supuesta democracia) y allí, según cuentan los ministros de la época, los militares le dijeron al Cuqui que si quería seguir siendo Presidente "torciera el pescuezo" y se quedara "tranquilo". Yo recuerdo que a este tipo de actitudes antes se las denominaba "bajarse los pantalones", pero claro, ¡¡queda más elegante hablar del pescuezo!! Porque además, cuando alguien se baja los lonpa, ¡¡ya se puede suponer qué le sucede!! Por otra parte, ¡qué poquita la dignidad de quienes se dicen gobernantes del Uruguay! (¿Y los jueces?) Tuvo que desenredar lo de Berríos un juez chileno a miles de quilómetros de distancia ¿y aquí? ¡¡Bien, gracias!! ¡¡No sabemos nada!!

Después del Estanciero volvió el Padrino y las cosas marcharon bastante tranquilas, pero luego llegó el inefable George Batlle IV y sus dislates de todo tipo, desde tildar de chorros a todos los argentinos sin excepción y luego en lugar de bancarse lo que había hecho, ir a llorar, no al "cuartito", ¡que a quién no le ha sucedido!, sino frente a las cámaras de televisión y la cara adusta de Duhalde. ¡¡Fue patético por decir lo menos!! Luego el hecho del nombramiento de Yamandú Fau como Ministro de Defensa, con sus dos familiares comandando armas, uno en el ejército y el otro luego en la Armada, lo cual se puede tildar por lo menos de muy poco ético.

Entre medio declaraciones del VicePresidente Luis Hierro López, diciendo que si los militares lo invitaban a alguna ceremonia iría pero si no lo hacían no, porque los militares resolvían a quién invitar y a quién no invitar. Quien lo decía era el SubComandante de las Fuerzas Armadas, ¡nada más ni nada menos! ¡Los pantalones se le volvían a caer a un gobernante! Y para completar estas agachaditas gubernamentales llegó el tema del General Oscar Pereira, a quien se le ocurrió, como podría haberlo hecho cualquer ciudadano, contar su verdad sobre el período de la dictadura.

Frente a este hecho, que es aprobado en general por la mayoría de la ciudadanía, se levantan las voces del "Sistema" es decir las de la organización no declarada pero sí existente, que agrupa a los sectores de la ultra derecha blancocolorada con la ultra derecha militar. Entonces el Jefe del Ejército, Santiago Pomoli, pide un denominado Tribunal de Honor para el General Pereira. Este Tribunal se expide, diciendo con otras palabras, que Pereira hablo de más, que contó lo que no se debía contar, que lo que pasó durante el período de la dictadura oficial, es decir entre 1973 y 1985, no debe conocerlo el pueblo y que si a algún otro militar se le ocurre abrir la boca le pasará lo mismo. Es la "Operación Mordaza" que instrumenta la ultraderecha para que todo siga en las sombras tenebrosas de los secuestros, la tortura, los asesinatos, las desapariciones y los cuerpos arrojados al mar.

Es la mentalidad de quienes el pasado 15 de febrero en la Cámara de Diputados, según comentó un periodista radial, hicieron circular entre determinados legisladores blancocolorados un papelito que decía: "Hoy un juramento, mañana una traición". A buen entendedor...

Cuando se consultó al clon de Walter Ravenna, es decir a Yamandú Fau sobre el tema del General Oscar Pereira, declaró: "El Poder Ejecutivo sólo homologó un fallo que es del Ejército Nacional". "El Poder Ejecutivo sólo se encarga de que se cumplan los requisitos y procedimientos legales para llevar adelante el fallo, pero la sanción corre por cuenta del Ejército, y toda persona que entra a esa institución sabe que tiene determinadas reglas. Nadie obliga a nadie a entrar al ejército, por eso el General Pereira tiene que saber aceptar la sanción que le correspondió", señaló. "Según la ley el 'honor' de los militares lo juzgan los 'Tribunales de honor' o sea que las Fuerzas Armadas son quienes tienen esa tarea" siguió diciendo Fau.

En relación al derecho que tiene todo ciudadano de decir lo que piensa y de expresar lo que siente, el ministro Fau afirmó que "la libertad de expresión existe, pero eso no permite que se pueda decir 'cualquier cosa', ya que tienen que asumirse ciertas responsabilidades".

Con respecto a si se formará un 'Tribunal de honor' para el fugado coronel (r)Manuel Cordero, ya que con su actitud también se supone que "mancha" la imagen del Ejército Nacional, Fau contestó que "no lo habíamos pensado, pero lo vamos a tener en cuenta". Algo algo así como si hubiera dicho: "Muchachos, Cordero no nos molesta, es de los nuestros y mantiene la boca cerrada".

Ahora bien, ¿qué indica el Decreto-Ley 15.688 de 30 de noviembre de 1984? El Artículo 205 indica: "Los Tribunales de Honor del Ejército tienen por cometido juzgar la conducta de los Oficiales en actividad o retiro o pertenecientes a la Reserva, velando por el alto concepto que debe gozar el Ejército o intervenir en las cuestiones de honor que se susciten entre el Personal Superior mencionado o entre aquellos y civiles en los casos en que esté en juego el buen nombre, el decoro del Personal Superior del Ejército, el honor de uno o más de sus miembros o de la propia Corporación de Oficiales. Los Tribunales de Honor se limitarán a juzgar, solamente, el aspecto moral de las cuestiones que se les someten en las que actuarán como jueces de hecho, de acuerdo a la convicción que se formen frente a la verdad depurada e inspirándose siempre en el sentimiento de honor y deber militar".

Si nos atenemos a los hechos recientes, debemos pensar entonces que para los gobernantes de estos últimos 30 años desde Bordaberry hasta Batlle y para los militares superiores hasta el presente, secuestrar, torturar, violar, matar a mujeres y niños indefensos, hacer desaparecer cadáveres, dar golpes de estado, rapiñar lo que quedaba en las casas de los apresados, son todas tareas honorables y que les han dado un gran prestigio a los militares y a los políticos que han gobernado en estos 20 años, porque no se le ha formado, por lo menos que se sepa, ningún Tribunal de Honor a militares tan "honorables" como N. Gavazzo, M. Cordero, J. Silveira, J. Malaquin, M. Aguerrondo, J. Arab, Iván Paulós, los Rapella, Gregorio Alvarez, Julio Vadora y tantas otras ratas asesinas de uniforme, que salvaron el pellejo gracias a políticos cómplices y que mancharon de sangre inocente e inerme, el uniforme que la patria les dio para defenderla y no para apuñalarla por la espalda como Bruto a Julio César. ¡Y ni hablemos del tema económico! En esas épocas militares que no tenían en "donde caerse muertos" aparecieron de repente con importantes propiedades. Recuerdo que los vecinos de Paulós en Bulevar Artigas y Zapicán, ¡se preguntaban de dónde habría salido el dinero para comprar una casa de ese porte! Se recuerda también cuando el entonces Mayor Armando Méndez fue pasado a retiro por decir que el Goyo Álvarez se había "hecho la pelotita" con los franceses.

Para completarla, el Goyo cuando se fue para la casa se jubiló hasta como capataz de estancia. ¡¡Parece que no le alcanzaba el dinero para vivir!! Ni hablemos de aquella bestia llamada Hugo León Márquez, el Rey del Contrabando en Uruguay. El sujeto que dijo: "Estábamos al borde del precipicio y hemos dado un paso adelante." ¡¡Palabras que bien podría haber pronunciado Jorgito Batlle!! Por otra parte, para confirmar qué piensan los militares que están al mando actualmente y que son de la misma vertiente mental que los que dieron el golpe de estado junto con Bordaberry, sobre qué clase de persona es honorable, alcanza con leer algunas frases pronunciadas en el reciente sepelio de Vadora: En su discurso, el general Juan Córdoba, comandante del más fuerte de los 4 grupos divisionarios del Ejército, es decir, la División 1, exaltó las virtudes de Vadora. Entre otras cosas, destacó "su gran sentido del deber". Dijo que había sido "un ejemplo para sus camaradas de armas" y que su muerte significaba la "pérdida de un viejo, querido y fiel servidor de la Patria" y por si quedaban dudas al respecto añadió que "su huella quedará indeleblemente estampada". Como frutilla para el postre, un comunicado del Estado Mayor del Ejército indicó que Vadora (el Chancho, le decían en esa época los militares legalistas que no se animaban a decir lo que pensaban) había prestado "meritorios servicios" al ejército.

¿Se necesita preguntar qué entienden por honor los militares que están al mando actualmente? Yo pienso que no.

Artículo 208.
"Los Tribunales de Honor del Ejército actuarán únicamente por disposición de la autoridad de quien dependen, cuando ésta entienda que corresponde su intervención por la naturaleza y entidad de la cuestión planteada. A los efectos disciplinarios y administrativos los Tribunales Especiales y Generales de Honor del Ejército, dependerán del Comandante en Jefe del Ejército y los Tribunales de Honor Divisionarios, del Comandante de la División de Ejército en cuyo territorio tengan jurisdicción."

Eso es claro, hasta el momento los militares que actuaron al frente de las diferentes fuerzas militares, no encontraron ningún motivo que ameritara un juicio a todos los delincuentes que mencionábamos líneas arribas y que, con la excusa del uniforme militar, funcionaron como una banda mafiosa.

Artículo 213.
"Cuando los fallos de los Tribunales de Honor aparejen sanciones o medidas disciplinarias, éstas no quedarán ejecutoriadas hasta haber sido aprobadas por el Ministerio de Defensa Nacional."

Como quien dice, ¡aquí sobran las palabras! Si el Ministro de Defensa no aprueba el fallo del Tribunal, ¡hasta allí llegó el asunto! Por lo cual los argumentos de ese oscuro personaje llamado Yamandú Fau y que, como decía anteriormente, me trae a la memoria a un personero de la dictadura como el Doctor Walter Ravenna, que fue en todo momento una marioneta que se movía al son de las marchas militares, demuestran su absoluta carencia de base legal y señalan la coincidencia de ideas y objetivos.

Artículo 214.
"El Tribunal podrá declarar la descalificación del Oficial sometido a su juicio, lo que aparejará el pase a situación de reforma, una vez aprobada la sentencia respectiva por el Ministerio de Defensa Nacional."

Nuevamente en este artículo vemos que sin la aprobación del Ministro, no es posible seguir adelante con el "ajusticiamiento" del General Pereira.

Creo que las conclusiones son tan evidentes que rompen los ojos: El Ministro de Defensa y el Prescindente de la República Jorge Batlle, están en un todo de acuerdo con la opinión de los militares que han sido los Directores de los destinos del Uruguay detrás de las cortinas del Edificio Libertad, que se habían construido para ellos.

Por suerte, parece que finalmente la rata se mordió la cola y el círculo se cerró. Este pasado 15 de febrero dimos un ejemplo de civilización y cultura cívica, cuando pudimos ver a dos exguerrilleros tupamaros como el Pepe Mujica y Nora Castro presidir las respectivas cámaras legislativas y posteriormente el desfile militar del Batallón Florida. El 1º de marzo asumirá el primer Presidente de la República post dictadura y no otro títere de los militares. Finalmente tendremos democracia verdadera y no un remedo de ella. El 28 de febrero festejaremos como un fin de año, pues será el término real del proceso dictatorial. Finalmente cada uno irá al lugar que le corresponde: los militares honestos al lugar en donde siempre estuvieron, en los cuarteles cumpliendo con sus tareas. Las ratas traidoras a los principios de José Artigas, Juan A. Lavalleja, Manuel Oribe, Leandro Gómez, Aparicio Saravia, Líber Seregni y tantos militares más, que lucharon (y en muchas ocasiones murieron) por la patria sin pedirle nada a cambio, volverán a sus cuevas, de las que nunca debieron salir.

La columna de Cáceres
18/02/05

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