25/6/08

Carlos Gardel V

GARDEL: REIVINDICACION DE CARLITOS Y DE CHARLES

Por citar un caso, Manuel Sofovich, crítico y periodista, íntimo de Gardel, estuvo en el festejo del cumpleaños de éste en París en diciembre de 1933, y relató en tres oportunidades en su diario Noticias Gráficas (septiembre 9/53, marzo 24 y 25/60) la misma anécdota, pero con variante estilo. Dice textualmente que, en determinado momento, Gardel le dijo: "Pibe, ¿te das cuenta lo que es cumplir 49 años?". Y para que no queden dudas de error de imprenta, señala al final que con un cognac Napoleón festejaron "los juveniles 49 años de Gardel (Noticias Gráficas, Buenos Aires, septiembre 9/53).

Y por si fuera poco, en sus artículos de 1960, dice exactamente que el año de nacimiento de Gardel fue por tal en 1884. Lo que no explicó Sofovich, adicto a la tesis de «Gardel francés», fue cómo si Gardel cumplió 49 años en 1933, murió luego a lo 44, dos años después en Medellín. Y no aclaró cómo compagina que un hombre nacido en 1884, vuelva a nacer -como quiere el llamado «testamento de Gardel»-en 1890.

La explicación -muy sencilla pero que no se quiere ver-viene por el lado de que el testamento fue una vulgar defraudación al fisco argentino, donde se nacionalizó Gardel, para que Berthe Gardès, pasando por madre biológica del cantor, se quedara con su herencia.

Lo grave del hecho radica en la existencia de por lo menos 16 testimonios análogos, que reproducidos facsimilarmente por este autor en varias de las publicaciones realizadas en el diario El País de Montevideo, con el nombre del diario o libro respectivo y fecha exacta de publicación para consultarse en fuente directa si se desea, verifican exactamente lo mismo: la absoluta imposibilidad de que Gardel haya nacido en 1890 y sea por tal el francés del testamento. Y por citar algunos de estos testigos: Cátulo Castillo, Terig Tucci, Pancho Martino, Hugo Mariani, Isabel de Valle, Máximo Sanz (Last Reason), Esteban Capot, etc., hasta llegar a dieciséis. Y ninguno de ellos es adicto a la tesis uruguaya, y sus publicaciones fueron hechas en reportajes o notas firmadas por sus autores, en diarios argentinos. No obstante, la «historia oficial» sigue imperturbable.

Más grave aún, es la situación desdorosa en que quedan las víctimas: Charles Romuald y Carlitos. Como se sabe, Charles Romuald es sí francés, y fue el comodín usado en el testamento -en tanto hijo real de Berthe Gardès- para apropiarse de los bienes de Gardel en su herencia.

Para descalificar la real nacionalidad uruguaya de Gardel, se dijo que siendo Charles Romuald Gardès su verdadero nombre, era un «desertor de guerra» («un delincuente en fuga» como recientemente ironizó Ricardo Ostuni en su libro Repatriación de Gardel (Ostuni es Vicepresidente de la Academia Nacional del Tango, de Argentina, y por tal libre de sospechas de "uruguayismo"). Y de rebote, si Gardel era Charles Romuald quedaba de hecho transformado en traidor a su patria. No es poca cosa.

Pero ni siquiera al pobre Charles Romuald le cabe tal definición, por razones objetivas e irrevocables. En primer lugar, no estaba bajo banderas y por tal mal puede ser desertor, pero la infamia llega a su límite cuando se sabe que «no figuró jamás en los padrones militares franceses» y por si fuera poco, dada su condición de hijo único de madre viuda, residente en país de ultramar, quedaba de hecho excluido de la pretendida obligación que le imponía la «historia oficial». Pero además, vaya detalle, ¡no era Gardel!.

La «historia oficial» sostiene a Berthe Gardès como madre biológica del cantor, y según la misma «historia oficial», Gardel era un «hijo amantísimo» y sobre tal hecho ha elaborado un verdadero novelón sobre el ídolo.

Pero la Historia -aquí la verdadera- tiene una tozudez insoportable para quienes la deforman. Y la historia nos muestra que el 8 de octubre de 1920 (expediente 10052 radicado y a la vista en el Consulado Uruguayo de Buenos Aires) Gardel se registra allí como «uruguayo» y dice que sus padres son «Carlos» y «María», «uruguayos» y «fallecidos» ambos.

Es obvio que Gardel -a quien no se pretende presentar como un modelo de conducta- no tenía nada de monstruoso para dar por muerta a su madre: simplemente no era hijo de Berthe Gardès, al punto que Gardel lo negó en toda su documentación (salvo en su libreta de enrolamiento pero castellanizando su nombre -Berta- y dándole su propio apellido, Gardel), no viajó jamás con ella a Europa, no se fotografió jamás junto a ella, y como lo señala un testigo insospechable en esta materia, Edmundo Guibourg, no vivía con ella. La «historia oficial» fraguó una foto donde Gardel mira el retrato de su «madre» de un modo tan torpe que la sombra, de manera absurda, corre hacia la luz..

Berthe Gardès fue efectivamente la mujer francesa que crió a Gardel cuando le fue entregado en su niñez, al ser producto de una muy escabrosa relación entre el Coronel Carlos Escayola, Jefe Político de Tacuarembó, y su cuñada María Lelia Oliva, agravando el hecho no sólo que su mujer vivía, sino que la joven era menor de edad y «ahijada» suya. La naturaleza del hecho obligó a su férreo ocultamiento, no sólo porque minaba la autoridad y el prestigio social y familiar del Jefe Político, sino porque constituía una mancha para el régimen dictatorial que por entonces regía en Uruguay a cargo del General Máximo Santos. Y así fue que se aplicaron brutales represiones a todo aquel que osara mencionarlo, quedando su conocimiento reducido a círculos cerrados muy íntimos.

Si el fruto de la relación no hubiera sido Gardel, la historia hubiera quedado enterrada definitivamente, pues al terror inicial se fue sumando el paso del tiempo. Pero un periodista, Erasmo Silva Cabrera (Avlis), hacia 1960, casi 80 años después, comenzó una paciente investigación y logró desenterrar «la vieja historia de Tacuarembó», que todos conocían pero de la cual ya nadie hablaba. Y la perfecta verificación de la misma, llega por el famoso Registro 10052 de 1920.

Allí, Gardel, como buen artista, aprovecha y se saca años para no aparecer mayor que su compañero artístico Razzano y toma el mismo año de nacimiento que éste: 1887. Y al dar el nombre de sus padres -Carlos y María, uruguayos y fallecidos ambos (en 1915 y 1905 respectivamente)- y el lugar del hecho, Tacuarembó, no hace más que reproducir con exactitud «la vieja historia enterrada en Tacuarembó» y que se descubrirá 40 años después de dicho registro.

Por otra parte, crónicas del diario El Tiempo (24 de junio de 1915), en épocas en que Gardel era un total desconocido y al hacer su debut profesional en Montevideo, y por tal no había el menor atisbo de polémica, lo ubican como «joven compatriota» y el propio Gardel, en reportajes que se le hacen en 1930 y en tres oportunidades en octubre de 1933 (diarios La Tribuna, Imparcial y El Telégrafo de Paysandú), ratifica lo mismo, y con una llamativa persistencia, sólo explicable por un oculto origen que seguramente le taladraba al ser inquirida su nacionalidad, repite siempre: «nacido en Tacuarembó». Por tal, no un hijo desalmado, simplemente, abandonado.

Dejemos que hoy en día la «historia oficial» disfrute inventándole «padres franceses» a Gardel (hasta ahora, documentadamente, van ya cuatro diferentes), una hermana «francesa», oculta 61 años, pero que -¡vaya coincidencia!- aparece justo en el momento en que se intenta comprobar la supuesta casa donde nació Gardel (rue Canon d'Arcole). Y lo que es peor no se ha dicho: en dicha casa ni siquiera nació. Charles Romuald Gardès, que según Acta 2481 de la Alcaldía de Toulouse nació en el Hospital de la Grave. Pero como un hospital no es un lugar adecuado para peregrinajes, ni para boîtes ni «museos», se le cambió por la casa que ahora se quiere comprar solicitando dinero al pueblo argentino. Como dice Gardel en Micifuz: «Las cosas que hay en la vida / y que uno tiene que ver». El lector sacará sus conclusiones, pero le recuerdo una frase del arquitecto Le Corbusier: «La economía guía todos nuestros actos».

Mientras la «historia oficial» y sus adictos sigue pergeñando «padres», «hermanas» y «casas» francesas, sigue vigente el título del artículo que en el periódico El Colombiano de Medellín (diciembre 18/90) publicó el máximo experto colombiano, Hernán Restrepo Duque, una vez que escuchó los términos de la tesis uruguaya, demostrando fehacientemente el nacimiento de Gardel en Tacuarembó, y que reza así: "Gardel no era francés ni hijo de doña Berta".

La nota de Restrepo Duque traduce la opinión de un hombre totalmente neutral, despojado de prejuicios, y que aunque era un convencido de la tesis francesista, tuvo la hidalguía de reconocer su error por entender que la verdad está por encima de todo.


Nelson Bayardo, arquitecto uruguayo, ha dedicado gran parte de su vida a la enseñanza de la arquitectura y ha aplicado al tango ese principio de la filosofía de la educación, el cual se basa en la idea de que cuanto mejor se domina un tema, tanto más se es capaz de explicarlo a otro. Bayardo es uno de los investigadores de tango más importantes de la actualidad, privilegio que alcanzó con sus deducciones y análisis sobre el origen de Carlos Gardel. Ha publicado los libros Vida y milagros de Carlos Gardel e Informe sobre el tango y seis suplementos de 32 páginas cada uno, en el diario El País de Montevideo (1989, 1992 a 1996), en los cuales destruye el montaje del Gardel francés y logra demostrar con abundancia de indicios y documentos el nacimiento en Uruguay del Rey del Tango. Los títulos de los suplementos son:

Carlos Gardel, sus orígenes, el mito (1989)
Carlos Gardel. Documentos para la historia (1992)
Siempre Gardel (1993)
Primer abecedario gardeliano (1994)
Los funerales del Gardel francés (1995)
Gardel en la cumbre (1996).




Nelson Bayardo responde desde Montevideo la carta de José Gobello

«El Sr. Gobello (autoridad tanguera que yo no soy) dice que "le duele que para demostrar que Gardel era uruguayo, se ponga en la picota a doña Berta". Tratándose de dolores, a mucha gente le duele también que para afrancesar a Gardel, gratuitamente se le acuse de haber falsificado su documentación (jurídicamente perfecta y jamás cuestionada en acto oficial alguno) y lo peor, se le transforme en traidor a su patria (si hubiere sido Charles Romuald, que no lo era, lo que es peor aún) al acusarle de "desertor".

En mi artículo del Nº 5 de Tiempo de Tango se explica sin mencionar a doña Berthe como testigo, pero sí a prominentes figuras del tango, no adictas a la historia uruguaya -Cátulo Castillo, Terig Tucci, Isabel del Valle, Manuel Sofovich, Manuel Pizarro, etc., etc.-, haber recibido declaraciones de Gardel que lo sitúan como "cincuentón" en 1935, con lo cual se desploma el imposible 1890, año en que nace en Toulouse Charles Romuald.

Si como dijo el cantor argentino Roberto Maida, "doña Berta regenteaba una pensión de muchachas", o se publica en Club de Tango (Buenos Aires, mayo de 1994) -y documentado por expediente oficial- que la casa Jean Jaurès 735 era un prostíbulo, y que "Gardel compró esa casa para que viviendo en ella, desapareciera la desfavorable actividad de su madre adoptiva", ni es problema de la tesis uruguaya, y tampoco contribuye a demostrar lo que hoy se acepta universalmente luego de los Congresos Mundiales de Cuba y México: la orientalidad de Gardel, que no implica negar sea Buenos Aires su patria artística.

Dejando dolores aparte, reconozco no termina de sorprenderme que una de las partes más débiles de las letras de tango, o sea, que la mera condición de 'madre' actúe como detergente de "pecadillos femeninos" (que pueden ser atribuibles a solteras, casadas, viudas o divorciadas, y madres o no, incluyendo vírgenes), le haya sido trasladada a la Sra. Gardes por el mero hecho de que se haya creído era la madre del cantor, que por otra parte -seamos maduros por una vez- fue a su vez un hombre de carne y hueso, y por tal, expuesto a las luces y las sombras como todo mortal. Criterio aplicable por otra parte a la Sra. Gardes.

Ahora sí: que doña Berthe, en su reportaje de La Canción Moderna (Buenos Aires, junio 6 de 1936) dio pruebas terminantes de la existencia de dos niños, eso nadie lo duda: por un lado Carlitos, un vagabundo que vivía fugándose del hogar y faltando días enteros y, además, que de niño, "no entendía francés", y por otra parte Charles Romuald, cuyo certificado de 10 puntos en todas las materias fue entregado para su publicación, y que obviamente nacido en Francia, en medio de familia y vecinos franceses, y con madre -doña Berthe- que declaraba "hablaba mal el español", debía de hablar francés perfectamente. Y por si fuera poco el error de exhibir fotos de los dos niños que se pretendía edificar: Carlitos, ya insinuando el hombre obeso de 117 kg. en 1917, y Charles, delgado, barbilla en punta, y que poco tenía que ver con el otro. Si esos errores la ponen en la picota para la "historia oficial", ya es otra cosa».



EL "TESTAMENTO" DE GARDEL

Muerto Gardel el 24 de junio de 1935, en el mismo año, el 13 de agosto, apareció un sospechoso testamento, en el cual decía "(...) soy francés nacido en 'Toulouce' (sic) el día 11 de diciembre de 1890 y soy hijo de Berthe Gardes (...) hago constar expresamente que mi verdadero nombre y apellido son Carlos Romualdo Gardés (...) he adoptado y usado siempre el apellido Gardel". Finalmente dice que declara heredera universal a la citada Berthe Gardes y albacea testamentario a Armando Defino.



CONFLUYEN MUCHOS MOTIVOS QUE LE QUITAN TODA VALIDEZ A ESTE "DOCUMENTO"
Se hacen varias observaciones, señalando distintas anomalías:

1. Se trata de un testamento ológrafo. Según definición del Diccionario de la Real Academia Española, la palabra "ológrafo" tiene este significado: "Aplicase al testamento o a la memoria testamentaria de puño y letra del testador". Llama la atención que el artista hubiera hecho un documento de esta naturaleza a mano, que no hubiera llenado las formalidades, ante un Escribano, profesional universitario que tiene como una de sus atribuciones legales darle la legalidad a un acto voluntario, como es el testamento, según la legislación de los países del Río de la Plata.

2. El testamento está fechado el 7 de noviembre de 1933. Y resulta curioso, además, que ese mismo día 7 de noviembre de 1933 se hace presente Carlos Gardel ante el Escribano Público para ceder su automóvil marca Chrysler a Irineo Leguisamo (entrañable amigo y jockey de su caballo de carreras, "Lunático"), no teniendo ninguna explicación racional que si pensaba hacer testamento no lo hubiera verificado también ante el mencionado profesional universitario.

3. Es de anotar lo curioso de haber hecho un testamento estando en el apogeo de su trayectoria artística, gozando de una excelente salud, con una edad aproximada de 48 años.

4. Igualmente es peculiar que lo hiciera justamente el mismo día en que se embarcaba en Buenos Aíres, el día 7 de noviembre de 1933, con destino a Estados Unidos para la filmación de sus películas.

5. En el documento él declara ser francés; no obstante el nombre que desea autenticar en castellano no lo pone en francés, ya que dice "CARLOS ROMUALDO" y el apellidos a continuación "GARDÉS" lleva el acento en la "e". Pero, al mismo tiempo, el nombre y apellido de la supuesta madre están en francés: "Berthe Gardes". Se quiere destacar que el nombre de él no está en francés, y el de su presunta madre está en ese idioma. A ello se debe que en el apellido de él haya un acento en la "e" (Gardés) y en el apellido de la francesa no está el acento.
6. Hay que destacar una falta de ortografía, justamente en el nombre de la presunta ciudad de nacimiento, que es Toulouse: allí se ve escrito con "c" (Toulouce). Viene al caso recordar que el francés Charles Romualdo tenía 10 puntos en ese idioma, por eso resulta inexplicable que cometa una falta de ortografía en el nombre de su ciudad natal, si Charles Romualdo hubiera sido Gardel.

7. Otro factor inaceptable: se dice nacido en 1890, tendrá así una edad menor que la declarada en el documento, 1887. No hay explicación valedera para creer que hubiera ocultado, al registrarse (dijo en esa inscripción: nacido en 1887), que era menor (según el testamento nacido en 1890) de la edad declarada; más aún, cuando en vida siempre se cuestionaba este punto y él precisamente siempre se quitaba años, como lo demostró en declaraciones y reportajes.

8. En vida y en sus documentos siempre dijo ser de nacionalidad uruguayo. Lo había reiterado durante toda su vida, no sólo en su documentación, registro de nacionalidad uruguaya, carta de ciudadanía argentina , libreta de enrolamiento, carta valable expedida en Francia, pasaportes, etc., sino que en octubre de 1933 lo había declarado en tres oportunidades, ante los diarios Imparcial, La Tribuna Popular y El Telégrafo los días 1º, 4 y 25 respectivamente. Mientras el testamento decía que era nacido en Toulouse.

9. Es curioso también que hubiera elegido la forma ológrafa de testar, que es nula en Uruguay, siendo que él conocía las formalidades ya que había adquirido valiosos terrenos en Carrasco, mediante escritura, respetando los aspectos legales, documento en el que deja sentado ser de nacionalidad uruguayo; escritura en la cual Defino actuó como testigo, en un acto en el cual "El Mago" deja documentada su nacionalidad. Justamente formaliza esa escritura una semana antes del "testamento" (en el cual se dice que es francés).

10. Sobre este punto hay otras informaciones que atentan contra la credibilidad de aquel acto; por ejemplo, las siguientes: 18 días antes del testamento, Gardel acudió a tres escribanías:

a. El 20 de octubre, ante el Escribano Jacinto Fernández, para dar poder a Defino.
b. El 31 de octubre, ante el Escribano Busch Buero, para comprar los terrenos en Carrasco.
c. El 7 de noviembre (la misma fecha del testamento) coincide con su última partida a Europa y también con el día en que acudió donde el Escribano Burlet Ibáñez para traspasar el auto a Leguisamo.

Brota el comentario, sorprende el hecho de que acude ante escribano para varios trámites, (en varias oportunidades, como se puede apreciar), y no lo hace para testar. Precisamente para llevar a cabo tan trascendente acto lo hace desconociendo las facetas legales que había respetado para otros actos menos importantes, y esto ocurre el día 7 de noviembre de 1933, en la casa de Defino (ex-empleado de escribanías, es decir, conocedor de las formalidades para esa clase de actos), transgrediendo lo que establece el art. 3649 del Código Civil Argentino, según el cual se deben presentar dos testigos, que se mencionan, pero cuya firma no aparece; tampoco se deposita el documento ante Escribano Público, formalidad exigida por la ley para garantizar que se está cumpliendo con la voluntad del testador.

11. Hay otros aspectos jurídicos que deben ser considerados:

a. El testamento se abre sin Partida de Defunción, que es precisamente la pieza imprescindible para llevar a cabo este paso legal, y sin esperar el plazo legal de tres meses después del fallecimiento, requerido en tal circunstancia, para abrir la sucesión.

b. Cuando la partida de defunción, expedida en Medellín el 14 de diciembre de 1935, es agregada, 6 meses después de la muerte y 4 después de presentar el "testamento" al juzgado, nos encontramos con que no coinciden los datos de dicha partida con los del testamento: según la partida, el muerto es Carlos Gardel, uruguayo, 48 años; la sucesión, según el "testamento", se abre a nombre de Charles Romualdo Gardes, francés, de 44 años. Sobran comentarios: todo lo anterior no representó ningún obstáculo para la continuación y culminación del trámite sucesorio.

c. Asímismo se abre la sucesión, con base en el testamento sin la partida de nacimiento de la presunta madre, a quien declara su heredera. Hacer testamento para que heredara su madre, habría sido innecesario, si ella en verdad era su madre, al no conocérsele hijos.

d. Extraña asimismo que un documento, consagrado a autenticar su nombre, sea firmado con un seudónimo, "Carlos Gardel", no registrado como tal en parte alguna.

e. La documentación, jurídicamente perfecta, y muy clara sobre su nacimiento y coincidente con la partida de defunción, nunca fue atacada legalmente de falsedad, como hubiera podido ocurrir, si hubiera sido falsa.



"TODAS LAS INVESTIGACIONES Y COTEJOS DEMUESTRAN QUE NO FUE GARDEL QUIEN LO REDACTÓ"
Con esta enfática afirmación de Ricardo Blanco Hugues (Presidente de la Asociación Gardeliana del Uruguay), reconocido investigador de esta temática, nos encontramos ante el argumento más terminante con el cual se desconoce la validez de un "testamento", que pretende sustentar una tesis con la finalidad de ocultar el verdadero origen de nuestro ídolo. Veamos:

Ricardo Blanco Hugues, investigador de la temática, señala: "El asunto es gravísimo, pues todas las investigaciones y cotejos demuestran que no fue Gardel quien lo redactó, sino que alguien muy ducho en caligrafía, imitando incluso la firma del célebre cantor".

Agrega este investigador lo siguiente: "A través de ese documento, los derechos por las grabaciones y películas y los bienes de Gardel pasaron a Berta Gardes, a la que el apoderado de Carlitos, Armando Defino, hizo viajar urgentemente desde Toulouse a Buenos Aires para abrir la sucesión, dos meses después de la muerte del "Morocho". Pero en insólito pasamanos, aquella cedió los derechos, unos años después, en otro testamento, a favor de Defino (fallece ella en 1943), mientras que éste, el 22 de febrero de 1945, se los vendió en treinta mil pesos a José Razzano, quedando para los familiares de este último a la muerte de quien fuera el compañero de Gardel en el célebre dúo".



EN LA PROPIA ARGENTINA SE RECONOCE PÚBLICAMENTE LA ORIENTALIDAD DE GARDEL EN LA ACTUALIDAD (REVISTA WINNERS)
Todo esto surge inevitablemente, al correr de la máquina, cuando es en la propia Argentina donde se reconoce públicamente la orientalidad de Gardel a través de la revista especializada Winners. Esta revista contiene el tardío reconocimiento argentino y se trata de una lujosísima publicación cuatrimestral cuyo primer número fue publicado y lanzado oficialmente en el hipódromo de San Isidro con motivo de la disputa del Gran Premio Pellegrini. Esta revista fue impresa en Chile, en un papel superilustración, a todo color, con tapas plastificadas y su acervo escrito y fotográfico constituye una documentación de primera mano.

Mirna RUGNON - Clemencia GUZMÁN
Tomado del libro Che Gardel, no sos argentino. Un gran secreto. Santafé de Bogotá: Ediciones Gardelianas, 1995

Leer: Carlos Gardel VI

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