29/6/07

La autoincriminación de José Gavazzo en la Operación Cóndor

Un documento secreto del Servicio de Información de Defensa de 1975 confirma que José Nino Gavazzo comandó operaciones de inteligencia contra tupamaros en Argentina, Chile y otros países y que fue el responsable de elaborar infromes para la Junta de Comandantes
Walter Pernas (Brecha- Uruguay)

El memorándum I-08/975 –al que accedió BRECHA– está firmado y sellado por el propio Gavazzo como “el jefe del Departamento III POE (Planes-Operaciones-Enlace) del SID”, y describe detalladamente las actividades regionales de la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR), integrada por el MLN-Tupamaros, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), de Argentina; el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), de Chile; y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), de Bolivia.

Gavazzo menciona a los principales dirigentes y militantes del MLN en la JCR y admite estar al tanto de la detención en Argentina de un grupo de “entre 20 y 25 tupamaros”, algunos de ellos luego desaparecidos o muertos. “La instalación que tenían cayó en poder de los organismos de seguridad argentinos”, informa Gavazzo a la Junta de Comandantes.

Entre los tupamaros nombra a Mónica Lucero, Ledda Gilia de Filippi y Nidia Caligari, que en ese momento –según el informe de Gavazzo– era “la compañera” del dirigente histórico del MLN Ataliva Castillo.

Caligari fue detenida el 30 de marzo de 1975 y trasladada a la Brigada de San Justo. “Allí fui torturada de manera inhumana por los uruguayos que actuaban de común acuerdo con la policía argentina. Los días siguientes arrestaron a 25 compañeros. Se pasaron días de horror inimaginable entre los gritos desgarradores, puesto que las torturas eran terribles”, señaló en su testimonio consignado en el libro Uruguay Nunca Más, del Servicio Paz y Justicia.

Caligari fue trasladada ilegalmente a Uruguay en 1977; luego de pasar por la Dirección Nacional de Información e Inteligencia fue conducida a un centro clandestino de detención, que no logró identificar, donde fue nuevamente torturada: “Esa noche escucho una voz de hombre que me pregunta si lo reconocía. Ese hombre me dijo: ‘Nos volvemos a ver después de habernos encontrado en San Justo; fuimos nosotros los que pedimos tu expulsión de Argentina’.

En su informe a la Junta de Comandantes, Gavazzo menciona a la localidad de San Justo como el lugar donde se realizó –entre enero y febrero de 1974– “el primer anuncio de la formación” de la JCR, y detalla que a la reunión concurrieron por el MLN Adolfo Campbell Martínez, Roque Carpanessi, Ary Yamil Quiroga, Martha Lockhart y Eugenio Pereira González. Destaca también la presencia de dirigentes de la JCR, entre ellos William Whitelaw (asesinado dos años después, en mayo de 1976, junto a su esposa Rosario Barredo, y los legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz).

CÓNDOR. El documento echa por tierra las declaraciones de Gavazzo ante la justicia, donde negó haber participado en operaciones contra los movimientos guerrilleros en Argentina, e incluso dijo desconocer la existencia de la operación de represión coordinada entre los países del Cono Sur.
Pero además en el memorándum, fechado cuatro meses antes de que militares uruguayos viajaran a Chile para crear oficialmente la Operación Cóndor, Gavazzo advirtió a la Junta de Comandantes sobre el desarrollo de la JCR.“

La unidad internacionalista de la vanguardia latinoamericana, razón de la JCR, es un elemento estratégico en la lucha revolucionaria de los pueblos del continente americano, que con la agudización de ese proceso revolucionario tendrá cada vez más importancia”, alertó. El militar señaló que “se han establecido relaciones con propósitos unificadores” con organizaciones de “Perú, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, Santo Domingo y El Salvador”.

Entre el 25 y el 29 de noviembre de 1975 se echó a volar el Cóndor: “La subversión ha desarrollado mandos intercontinentales, continentales, regionales y subregionales, centralizados para coordinar las acciones disociadoras. A manera de ejemplo podemos citar (...) la Junta Coordinadora Revolucionaria para el Sur”, indica un documento de la inteligencia chilena revelado a fines de los años noventa, que fundamenta la creación del plan represivo. Y añade que “para enfrentar esta guerra psicopolítica se debe contar en el “ámbito internacional” con una “coordinación eficaz” entre los países “cuyos servicios de seguridad serán parte de este sistema”. Uruguay fue uno de ellos, y Gavazzo el firmante del memorándum que sirvió de antecedente para la decisión de la Junta de Comandantes de involucrarse en la Operación Cóndor.
Gavazzo se encuentra detenido en una unidad militar a la espera de un fallo sobre el pedido de extradición que llegó desde Argentina por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad en el marco del plan Cóndor. En ese proceso, que debe decidir en primera instancia el juez Juan Carlos Fernández Lecchini, Gavazzo negó ser responsable de represión en Argentina y de cualquier actividad bajo las alas del Cóndor. La misma postura había asumido ante el juez Luis Charles y la fiscal Mirtha Guianze, que investigan la desaparición del militante tupamaro Washington Barrios, detenido en Córdoba en 1974. Es en función de tales antecedentes que el documento reseñado representa un elemento esencial para las investigaciones penales por desapariciones de uruguayos en Argentina.

EUROPA. El informe con la firma de Gavazzo se divide en “antecedentes y reseña histórica de la formación de la JCR; proceso evolutivo; funcionamiento; planes futuros; conclusiones”. Gavazzo admite estar en conocimiento de los trabajos en Chile de integrantes del MLN desde 1972, e informa de los contactos y relacionamiento de la JCR en Europa, Portugal, Francia, Suiza y Suecia. Además agrega que una integrante sueca del MIR hizo un viaje a su tierra natal “enviada por William Whitelaw, alias Maciel, para conectarse con los tupamaros que se encontraban en el país de referencia”.

Según el militar, la JCR había establecido centrales de operaciones en Argentina, Francia y Portugal. “En París ha montado una importante infraestructura propagandística, a través de la cual viene instrumentando en forma encubierta y por distintos medios campañas de acción psicológica dirigida contra el Estado nacional”, aseveró Gavazzo en agosto de 1975. Añadió que para esa campaña la JCR contaba “con una agencia de prensa clandestina y organizaciones de fachada abocadas a la solidaridad y/o defensa de los presos políticos”. Y precisó: “Se advierte la participación efectiva de la Comisión Internacional de Juristas en actividades encubiertas a favor de la JCR”. Así, mencionó al miembro uruguayo de la comisión, el abogado Alejandro Artucio.

Entre las actividades de la JCR en París, Gavazzo apuntó la realización de “tareas inherentes al desarrollo de la acción armada y/o la resistencia” en Uruguay, Argentina, Chile y Bolivia, y la “construcción de un Partido Revolucionario que aglutine a todas las fuerzas insurgentes en un solo frente”.En el informe no se menciona el asesinato en París del coronel Ramón Trabal, cometido siete meses antes, el 19 de diciembre de 1974. Tampoco los asesinatos de cinco tupamaros a manos de las fuerzas represivas uruguayas al otro día de la muerte de Trabal.

Sin embargo, y llamativamente adosado al documento que lleva la firma de Gavazzo, figura el siguiente comunicado librado por la JCR en aquellos días: “Los ciudadanos uruguayos Floreal García Larrosa, Héctor Daniel Brus, María de los Ángeles Corbo de Brus, Graciela Marta Estefanel y Mirtha Yolanda Hernández han sido asesinados por el gobierno fascista uruguayo encabezado por Bordaberry, como represalia por el ajusticiamiento del torturador Trabal, en la ciudad de París”.

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