7/6/08

Entrevista a Alvaro Rico


Documentos confirman el Plan Cóndor; el nombre se lo puso el coronel uruguayo Fons

"El régimen anotó buena parte de su funcionamiento rutinario y cotidiano. Por eso uno se encuentra con esa documentación que reconstruye el funcionamiento de un régimen político institucional, que no solamente aplica el método de la desaparición forzada. Hay documentación que registra el tema de los presos políticos, de los centros de reclusión, de libertades vigiladas. Uno se encuentra con las formas de vigilancia sobre la sociedad civil, desde las películas hasta la Feria del Libro, hasta los sermones en las iglesias", dijo el investigador Alvaro Rico, coordinador del libro "Detenidos desaparecidos", presentado por el presidente Tabaré Vázquez.


¿Cuándo le ofrecieron a usted participar de esta investigación?

­Fue a principios de mayo de 2005. Nos reunimos con el presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez, y con el doctor Gonzalo Fernández en el Edificio Libertad.


­¿Qué les plantearon a ustedes?

­Nos plantean que era voluntad del Poder Ejecutivo y del Presidente incorporar la investigación histórica en cumplimiento del artículo 4º de la Ley de Caducidad, para los casos de detenidos desaparecidos.


¿Cuándo empieza el trabajo en concreto?

­El 5 de setiembre de 2005, luego de toda la etapa preparatoria y conformado el equipo de investigaciones, comenzaron las labores. Trabajamos sobre los archivos estatales y privados. Eso se realizó hasta el 30 de noviembre de 2006.


­¿Cuándo se comienza a redactar?

­Hubo una primera redacción del informe a entregar al Presidente, que se hizo el 14 de diciembre. La redacción llevó un mes. Desde el 8 de enero hasta la semana pasada se trabajó con un grupo reducido de investigadores, coordinados también por mí.


­¿Cuántos investigadores participaron?

­En la edición del libro fueron cuatro investigadores y la colaboración de otros tres.


­Desde la invitación a la salida del libro, ¿cuántas veces se reunió con el Presidente de la República?

­Tuvimos una primera reunión y luego otra, el día que se presentaron los libros en el Edificio Libertad. En todo ese tiempo no volvimos a ver al Presidente.


­¿Y a Gonzalo Fernández?

­Con el doctor Fernández se trabajó cercanamente.


­¿Ustedes pusieron condiciones para realizar este trabajo?

­Nosotros pusimos ciertos requisitos, como fue la designación de un equipo de investigación, que finalmente fue integrado por 17 personas, donde el grupo central de 14 meses estuvo integrado por diez.
Planteamos la posibilidad de acceder a documentación oficial y una insistencia que fue compartida por Gonzalo Fernández, que fue la necesidad de acelerar el tratamiento de la Ley de Archivo, para que lo que nosotros tuvimos como privilegio, otros ciudadanos pudieran tenerlo como un derecho.



­¿Qué sugerencias recibió del presidente Vázquez y del doctor Gonzalo Fernández?

­Absolutamente ninguna. Creo que ha sido un ejercicio de relacionamiento excelente de los universitarios con el poder político. Nunca recibimos la más mínima directiva, ni la mínima insinuación de que deberíamos ir por tal o cual lugar, o qué cosa se debería decir y cuál no.


­En la parte introductoria ustedes afirman que el libro es un trabajo académico y no político. ¿Qué diferencia hay entre un trabajo académico y otro político?

­Es un trabajo que tiene un gran componente de historia política; en particular reconstruye una historia represiva del Estado uruguayo en determinada coyuntura histórica.

Por el lado de la temática, por el lado de la documentación, por el lado del fenómeno que se está investigando, como son hechos ocurridos durante una dictadura, el componente político se hace presente en esa dimensión.

No es político en el sentido de que el trabajo no está orientado a un fin político instrumental o menor, de un gobierno de turno o de una voluntad política cambiante.


Está orientado al tema de aportar a la construcción de una verdad social sobre dicho período histórico y con criterios de rigurosidad y profesionalismo, que desde las distintas disciplinas académicas se aporta a la selección de los documentos, a la interpretación de los mismos, en un contexto explicativo mayor.


­Ustedes manejan documentos de las víctimas y de los victimarios. ¿A quién se le cree? ¿Cuándo un documento pasa a ser un producto histórico válido?

­Desde el punto de vista de la documentación del Estado y en particular la documentación localizada en determinados ámbitos estatales, la misma era secreta.

En ningún momento los investigadores o los familiares de las víctimas tuvieron acceso a la lectura de ese material. Los documentos en sí mismos, salvo que sean documentos estrellas, valen, hablan, dicen cosas en la medida en que uno los inserta en un contexto de acontecimientos que los propios documentos van guiando. Ese contexto no es un a priori, porque los propios documentos van guiando la construcción de ese contexto. En ese momento los documentos proporcionan una explicación con mucho más fuerza de lo que puede ser la lectura de un documento aislado o parcial.

Si bien el libro está construido en gran parte sobre documentación oficial, hay determinados hechos que llevan a que los testimonios de las víctimas se transformen en documentos.

Documentan la existencia de una determinada persona, de un determinado movimiento, de determinados organismos o personal estatal. Por eso las versiones de las víctimas, en estas condiciones, asumen el status del documento que certifica la existencia, el traslado, la desaparición de una persona o determinado grupo de personas.


­Ahora, el Estado democrático de hoy no es el Estado de la dictadura. ¿Tuvo en algún momento temor de que hubiera "fruta podrida" en esa documentación estatal?

­Investigamos sobre un Estado de dictadura donde el secreto y la mentira institucional fueron parte constitutiva de su funcionamiento. Es que el régimen funciona sobre la base de la mentira y el secreto.

En la documentación que uno encuentra, una parte importante está también organizada y escrita en función de afirmar esa mentira. Un caso muy notable tiene que ver con la documentación que pudimos leer del Departamento II Exterior, del Servicio de Información de Defensa, instalado en el Ministerio de Relaciones Exteriores, que era el que armaba los informes que el gobierno dictatorial promovía ante distintos organismos. En particular en el libro está desarrollada la actitud ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Los documentos que niegan detenciones o hablan de fugas o viajes al exterior, como el caso de Julio Castro a Buenos Aires y de otros detenidos desaparecidos, son mentirosos.

La virtud que tiene el acceso a esa documentación oficial, aun teniendo las precauciones necesarias, es que ilustra cómo pensaba el Estado en ese período histórico, qué percepción tenían los servicios de seguridad, las fuerzas operativas, sobre el funcionamiento, la peligrosidad, la coordinación, las acciones, el papel de determinados grupos o dirigentes.

Si bien esa documentación puede estar construida sobre la base de la mentira que el régimen reproduce, de todas maneras es la verdad para ese Estado.


­Muchas veces se dice que las dictaduras son soberbias y que se sienten impunes. ¿Se puede decir, después de haber accedido a esos documentos, que la dictadura uruguaya se sintió impune y por eso fue bastante transparente?

­El régimen anotó buena parte de su funcionamiento rutinario y cotidiano. Por eso uno se encuentra con esa documentación que reconstruye el funcionamiento de un régimen político institucional, que no es solamente la represión, no solamente aplica el método de la desaparición forzada.

Hay una abundante documentación que registra el tema de los presos políticos, de centros de reclusión, de libertades vigiladas. Uno se encuentra con las formas de vigilancia sobre la sociedad civil, desde las películas hasta la Feria del Libro, hasta los sermones en las iglesias.

En esa documentación hay buena parte del significado que en determinado momento el régimen tuvo sobre las acciones organizadas del exilio uruguayo de denuncia de la situación en el país. Contiene la vigilancia al exilio uruguayo y la respuesta a los organismos internacionales de derechos humanos, por parte del régimen.

En estas materias que tienen que ver con el control, la vigilancia, el seguimiento, la situación de los presos, la documentación es muy abundante.

Hay mucha documentación sobre las organizaciones políticas, principalmente de izquierda. Bajo la dictadura todos los partidos políticos, sin excepción, fueron vigilados y controlados.

En relación a las organizaciones de izquierda hay un cúmulo de información, de interpretación en clave de Inteligencia, de comprobación de funciones de dirigentes, de domicilios, que hablan de una acumulación de información, incluso en democracia, sobre esos grupos y sus integrantes.


­En el libro se dice que desde 1947 se observaba al Partido Comunista...

­Sí, es así. Después de 25 años de acumular esa información a través de recortes de prensa, de discursos, de viajes, de informantes, permite que ya bajo la dictadura, sin ningún amparo legal y bajo el terrorismo de Estado, esa información se lea en clave de Inteligencia bajo la lógica de "amigo, enemigo".


­En su trabajo ustedes también se refieren a la etapa anterior al golpe de Estado...

­Si bien nuestra investigación va desde el 27 de junio de 1973 al 1º de marzo de 1985, período entendido como de dictadura, tuvimos que llegar al año 1971 en la medida en que hay dos casos de desaparecidos, Ayala y Castagneto. También hay un tercer caso que es el de Roberto "Tito" Gomensoro, que desaparece antes del golpe de Estado, en marzo.

A la vez nos fuimos después de 1985, con la incorporación de las fichas personales de los detenidos desaparecidos, a todo lo que en materia legislativa, de Poder Ejecutivo, de comisiones investigadoras, aparece como denuncias, por ejemplo en el Poder Judicial.


­Luego de las investigaciones, ¿se confirma el Plan Cóndor?

­Sí, sin duda. Uno de los puntos fuertes de la documentación que contiene esta investigación tiene que ver con el Plan Cóndor, si bien nosotros hablamos de coordinación represiva regional.

Si uno sigue la construcción del Plan Cóndor, hay determinados hechos, como los asesinatos en la carretera de Soca de los militantes del MLN, que están fuera de contexto. La coordinación represiva regional es anterior a la sistematización del Plan Cóndor. En la primera reunión constitutiva de este plan, en Santiago de Chile en 1972, es un coronel del Ejército uruguayo, José Fons, quien propone llamarlo "Cóndor". Esto lo obtuvimos de documentos desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos, del Archivo del Terror de Paraguay y del National Security Archive, entre otros.

El 20 de octubre de 1975 se realiza en Uruguay la XI Conferencia de Ejércitos Americanos, en la cual participó Jorge Rafael Videla, entre otros. Al otro día comienza la Operación Cóndor, que es la represión abierta contra el PCU, la inauguración del 300 Carlos y la reclusión allí de más de 300 comunistas, en un operativo que tendrá ocho desaparecidos entre octubre de 1975 y junio de 1976, que se llamó la Operación Morgan. Después vino la represión al PVP, recién constituido en Argentina, con toda la secuela de desaparecidos que la misma tuvo.


­¿Hay documentos que confirman los traslados, los vuelos?

­En el caso de los desaparecidos en Paraguay hay documentos que comprueban los traslados de ese país a la Argentina. En los otros casos ­hablo de uruguayos desaparecidos en Argentina y posiblemente trasladados a Uruguay­ nosotros no encontramos documentación oficial que compruebe fehacientemente esos traslados.

Lo que el libro aporta, de una manera sistemática, es la fecha y el lugar donde grupos de uruguayos son sacados de los centros de reclusión de Argentina. También están los testimonios de sobrevivientes que comprueban esas fechas y ese acto de retiro masivo de ciudadanos uruguayos detenidos en los pozos, particularmente Banfield, Quilmes y Orletti.

En el primer tomo del libro se ilustra sobre los operativos organizados contra el PCU, el PVP, los GAU, las Agrupaciones de Militantes Socialistas, los montoneros residentes en Uruguay, el PCR y el MLN.

En esa sección, en la cual se reconstruye el contexto, y en las fichas personales de cada una de esas personas trasladadas que fueron vistas por sobrevivientes, aparece el reconocimiento del comandante de la FAU de la existencia de algunos de esos vuelos, más los propios informes de la Comisión para la Paz, que sin dar mayores detalles igualmente utiliza la definición de "traslado grupal" o "presumiblemente fue trasladado".



­¿En los documentos a los que ustedes accedieron hay una valoración del Estado sobre la capacidad de fuego de algunos de esos grupos de la izquierda?

­Hay documentos que el Estado se los cree y constituyen, para el mismo, una verdad. Al revisar los informes de Inteligencia hay una especie de sobredimensionamiento de la "peligrosidad" de estas organizaciones y de la coordinación que algunas de estas organizaciones tenían en Argentina, a través de la Junta Coordinadora Revolucionaria, con otros grupos revolucionarios, particularmente el ERP y Montoneros.

Muchas veces esas lógicas represivas necesitan autojustificarse y retroalimentarse, por eso plantearon que esos grupos se rearmaban.


­¿Cuáles son las zonas del Estado a las cuales ustedes no pudieron ingresar?

­No pudimos consultar directamente archivos militares, salvo el material depositado en el Calen. No es información secreta, pero alguna es confidencial. Sí consultamos documentos de origen militar, depositados en otras dependencias estatales.


­¿Por qué no pudieron acceder a esos documentos?

­No está dentro de nuestra potestad el poder entrar a esos archivos. En el intercambio que siempre tuvimos con el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, se nos dijo que esos archivos no estaban. Luego, cuando se encontró una parte de ellos, sobre todos los que están en el Cgior, se supo que esos materiales no están organizados como archivos, son lugares de depósito de documentos, algunos de los cuales están cifrados y microfilmados. Por lo tanto, organizar ese depósito de documentos como archivo, clasificar e interpretar los documentos, lleva mucho tiempo. La alternativa era investigar u organizar un archivo.


­Como universitario ¿qué siente?

­El martes hubo una declaración importante del CDC de la Universidad, valorando el aporte de los equipos universitarios en las investigaciones históricas y arqueológicas sobre nuestro pasado reciente y vinculando este aporte a la tradición universitaria y al cumplimiento de su Ley Orgánica.

El haber trabajado durante tanto tiempo con un equipo universitario que asumió como parte de su responsabilidad cívica, ciudadana, como parte integrante de la Universidad de la República, me hace sentir un gran orgullo y la tranquilidad de que el libro podrá tener tales o cuales deficiencias, pero lo que hubo fue un gran trabajo sin horas, con mucha responsabilidad, puesto a disposición de la verdad y de los familiares de los detenidos desaparecidos, para que Uruguay avance en materia de verdad, de memoria y de justicia.

La República
07/07/07






Investigación: “duelo- para poder construir mejor el futuro”
Entrevista de José Correa con los historiadores Gerardo Caetano y Álvaro Rico, en el programa Sexto Día de Televisión Nacional de Uruguay el viernes 24 de agosto.


En cumplimiento con el artículo 4º de la 15.848, “Ley de Caducidad”, la Presidencia de la República encomendó a Caetano y Rico, junto a José Pedro Barrán, coordinar la realización de una investigación histórica sobre los Detenidos Desaparecidos. Desde diversos sectores, la propuesta fue cuestionada por las dificultades que historiar el pasado reciente podía presentar, Rico y Caetano sostienen que el mejor argumento es la propia obra. Agregan que “la cercanía no oculta la crudeza de lo que ocurrió”, y que no se trata de ideologizar el terrorismo de Estado porque “las víctimas somos todos”.



- Caetano, ¿cómo ha observado, como fenómeno sociológico, la reacción de los uruguayos cuando desde el actual gobierno se han impulsado las investigaciones en materia de derechos humanos con algunos descubrimientos muy importantes?

- Gerardo Caetano: Creo que hay muchas evidencias acumuladas en los últimos años de la vida del país que estaban indicando que este era un tema no saldado. Resultaban imprescindibles gestiones vigorosas para impulsar la investigación, el avance en el esclarecimiento de situaciones particularmente inadmisibles como es la desaparición forzada de ciudadanos -entre ellos niños-, y la investigación en cuanto a prácticas sistemáticas e institucionales de terrorismo de Estado. Esta es una tarea que no termina y no admite puntos finales. Creo que la sociedad ahora está viviendo lo que algunos autores han llamado un momento de verdad. Con todo lo terrible y con todo lo absolutamente indispensable que tiene un momento de verdad.

- En su momento muchos sectores no tuvieron un conocimiento de estos hechos en forma directa, ¿una sociedad está preparada para vivir un proceso de estas características? Si no lo está, ¿cómo lo hace?

- Gerardo Caetano: El Uruguay vivió demasiado tiempo un momento de no verdad. El problema es creer que la convivencia pacífica de una sociedad, que la solidez del diálogo democrático, que la solidez de las instituciones, puede consolidarse sobre el olvido impuesto, sobre una versión oficial. Con Álvaro (Rico) siempre hemos coincidido a la inconveniencia radical de las historias oficiales. Una historia oficial puede ser una verdad establecida desde el Estado, pero también puede ser concebida como historia oficial una no verdad, un olvido impuesto. Una historia oficial puede ser una página completada y establecida como la verdad desde el Estado. Y esta investigación no tiene nada que ver con eso. Pero una historia oficial puede ser también una página vacía que se supone que es el precio enorme que una sociedad debe pagar para la paz. Creo que en este sentido la sociedad uruguaya ha avanzado muchísimo, ha avanzado desde bastante antes que se impulsara esta investigación. Ha avanzado desde la acción de sus instituciones, desde organizaciones como Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, desde la Comisión para la Paz. Creemos que esta investigación, junto con otras iniciativas de carácter nacional, lleva a la sociedad uruguaya a mirar con los ojos bien abiertos un pasado que es muy doloroso, pero un pasado que hay que asumir, que hay que elaborar –como un duelo- para poder construir mejor el futuro. Si alguna razón fundamental tiene una investigación de este tipo, tiene mucho más que ver con nuestros hijos que con nuestros padres. Tiene mucho más que ver con el futuro que con el pasado.

- Rico, coincidió que el día del lanzamiento público de esta investigación el Presidente de la República, Tabaré Vázquez, anunció que no sería candidato a la reelección, ¿de alguna forma esto soslayó su publicación?

- Álvaro Rico: Entre el anuncio del presidente, en su momento, y la puesta en venta de los cinco ejemplares –a cargo de la Dirección de Impresión y Publicaciones Oficiales- han pasado tres meses (lo que llevó terminar la edición e impresión) pero finalmente el aporte está y es de acceso público*. Los coordinadores designados por la Presidencia de la República para realizar esta investigación (Gerardo Caetano, José Pedro Barrán y yo) proyectamos en un principio ofrecer a través de ésta una visión de las múltiples dimensiones del terrorismo de Estado, no sólo del fenómeno de los detenidos desaparecidos. En los catorce meses en que estuvimos trabajando -con un equipo en el que alternaron 16 personas- abordamos otras dimensiones como el caso de los presos, de los exiliados, de los asesinados políticos, las reestructuras estatales que impulsó la dictadura, la institucionalidad, la vigilancia a los partidos tradicionales, etc. De ese cúmulo de documentos y de escritura que hicimos, la Presidencia de la República decidió la publicación de estos cinco tomos que refieren únicamente a los detenidos desaparecidos. Entonces buscamos una forma de organizarla que rescatara la dimensión personas del detenido desaparecido. En función de esto decidimos elaborar fichas personales de cada una de esas personas detenidas desaparecidas que son el contenido fundamental Tomo 2 y del Tomo 3. Estas fichas recopilan datos de la detención, de la desaparición, de las circunstancias, de los antecedentes policiales y militares que pudimos encontrar en los archivos, y lo que fueron las etapas posteriores de denuncias hechas por los familiares –desde el momento inmediato a la desaparición hasta el presente-. Creíamos que la información no se agotaba en los datos de las personas, sino que había que recomponer la lógica de la represión. Los detenidos desaparecidos en el Uruguay desaparecen en el marco de operativos represivos a gran escala. Entonces, el Tomo 1 recoge los sucesivos operativos contra distintas organizaciones políticas de izquierda que se fueron dando en el Uruguay y la región, contexto dentro del cual desaparecen estas personas. En el que desaparecen estas personas está la Operación Cóndor: los centros tantos oficiales como clandestinos donde estuvieron y cerca de 20 testimonios de personas que convivieron en los centros de reclusión que vieron cuando los detenidos desaparecidos ingresaron o que vieron cuando fueron desalojados de allí.

- ¿Qué responden ustedes cuando se dice que esta historia es sesgada y que apunta a rescatar sólo una de las lecturas de la realidad, cuestionamiento que ha sido reiterado por la oposición política actual?

- Gerardo Caetano: La respuesta es que se lea. Creo que una lectura desapasionada echa por la borda esa objeción, fuimos extremadamente cuidadosos. Barrán con respecto a este punto, como historiador y como autoridad del Consejo de Educación Pública, siempre ha tenido un cuidado especial para que, en particular la reconstrucción de la historia reciente, no tuviera sesgos. Esta es una investigación serena, es una investigación sobria. Se buscó que en el registro hubiera más esclarecimiento, más narración que interpretación, incluso expresamente se buscó una escritura despojada, sin adjetivaciones, lo que no es fácil con las situaciones terribles que aquí se narran. Creo que la mejor prueba de que esta investigación no tiene un sesgo que la oriente en una perspectiva con preconceptos es el libro mismo. Es una lectura que creo, provenga de donde provenga, todo ciudadano debe dar. La mejor defensa que esta investigación tiene es la lectura desapasionada, profunda, detenida. Son 3.600 páginas en cinco tomos de una lectura difícil porque los acontecimientos que ahí se narran refieren a una práctica institucional y sistemática de terrorismo de Estado. Aquí no hay, como se ha dicho, acciones eventuales e individuales de integrantes de las Fuerzas Armadas. No, como lo señalaba Rico, en el Tomo 1 se analiza el contexto de estas acciones represivas contra distintas organizaciones políticas y se describe un operativo claramente diseñado en clave regional que involucraba a los gobiernos dictatoriales y a las Fuerzas Armadas de varios países de América Latina. Sin necesidad de adjetivaciones se prueba el carácter institucional y sistemático de estas prácticas del terrorismo de Estado. Tuvimos mucho cuidado en retratar la dimensión humana de cada detenido desaparecido, pero también la mirada del Estado represor. Están las fichas patronímicas, los prontuarios registrados desde los organismos de represión nacionales y del extranjero a los que pudimos acceder de Argentina, Chile, Paraguay y los Estados Unidos. Estas dos claves: por un lado la prueba de que aquí hubo prácticas sistemáticas e institucionales de terrorismo de Estado; y por otro lado, esa dimensión intransferible de tragedia personal de cada caso, de cada historia, detrás de las que está la búsqueda larga, muchas veces infructuosa, de Familiares.

- Álvaro Rico: Un aspecto muy importante de la investigación que tiene que ver con la dimensión humana y familiar, es el esfuerzo por reconstruir los diecinueve casos de niños y adolescentes nacidos en cautiverio, o secuestrados con sus padres, que luego tuvieron un avatar tremendo para la localización y recuperación de su identidad muchísimos años después. Además, el libro también lo traemos hasta hoy, en el sentido de investigación realizada con perspectiva de país o de nación, porque hicimos un gran esfuerzo por recoger todo lo que el Estado uruguayo en democracia, el sistema político y partidario, y diferentes organizaciones de derechos humanos han hecho por impulsar una legislación más proteccionista y garantizadora de los derechos inalienables de las personas. Entonces, el Tomo 4 recoge 17 leyes y decretos nacionales -algunos que incorporan protocolos internacionales sobre desaparición forzada de personas, crímenes de guerra, etc.- mostrando la secuencia de la legislación hasta hoy en día. Recogemos la labor de las comisiones investigadoras, de los informes de los distintos jefes de las Fuerzas Armadas. Y también la dimensión simbólica, ¿cómo la sociedad recuerda a las personas desaparecidas? Así nos damos cuenta del fenómeno en su conjunto y de lo que la sociedad ha avanzado para el Nunca Más.

- ¿La distancia temporal de los hechos cuestiona la labor del historiador y lo obliga a perfeccionar el proceso de investigación, teniendo en cuenta la cercanía en años de estos hechos?

- Álvaro Rico: La cercanía no oculta la crudeza de lo que ocurrió. En esa relación entre historia y memoria, acá hay una investigación histórica que intenta recoger no con la palabra de las víctimas, no con su visión –como había sido hasta ahora- de lo que han sufrido por parte del terrorismo de Estado, sino que intenta reconstruir mediante documentos oficiales buena parte de lo que fuera esa historia confidencial y secreta durante 20 años en democracia. El mejor antídoto sobre esa polémica, acerca de si la cercanía condiciona o no al historiador, es aproximarse a la investigación. Nosotros tenemos la conciencia muy tranquila que desde el trabajo de reconstrucción está hecha con una intención de objetividad y de búsqueda de construir una verdad que durante estos años no hemos podido transitar.

- Gerardo Caetano: Este es un tema de la nación, un tema de la república, no es un tema de ideología. Cuando una sociedad vive la tragedia de prácticas institucionales de terrorismo de Estado, cuando una sociedad vive la tragedia de la desaparición forzada de personas, no involucra sólo a una franja de la sociedad. Todos estamos involucrados. No hay que ideologizar lo que nos pasó. Las víctimas somos todos. Y, en clave ciudadana, todos tenemos que hacernos cargo de lo que nos pasó. El historiador no administra verdades, el historiador presenta documentos y plantea preguntas. Se puede ser muy poco objetivo hablando de pasados remotos. Nuestro modelo metodológico está siendo contrastado con investigaciones en el resto del mundo. Por eso esta investigación hay que tomarla con sentido de república y de mundo. El pasado reciente es objeto de investigaciones en toda América Latina donde en tiempos aciagos se apeló a la violencia en la lucha política. Hay diversos tipos de terrorismo, pero ninguno más ilegítimo que el terrorismo de Estado porque lo ejerce la institución cuya función primera es ser garante de los derechos de los ciudadanos. Cuando el Estado con los bienes del Estado viola los derechos inalienables de los ciudadanos, como pasó en Uruguay y en otros países de la región, nos debe llevar al mayor esclarecimiento de los hechos. Por eso, esta investigación no termina aquí y no cierra nada.

(*) “Detenidos Desaparecidos”. Los libros en formato impreso o digital en CD se pueden adquirir en oficinas de la Dirección de Imprenta y Publicaciones Oficiales (IMPO). También se puede consultar su contenido on line en la página web de la Presidencia de la República www.presidencia.gub.uy

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