6/6/08

Enrique Bonelli participó en el Plan Cóndor

El jefe de la Fuerza Aérea, Enrique Bonelli, reveló que él fue el copiloto del 'primer vuelo' que trasladó prisioneros desde Argentina

El comandante en jefe de la Fuerza Aérea, teniente general (aviador) Enrique Bonelli, fue el copiloto del "primer vuelo" que en 1976, en plena dictadura, trajo a Uruguay a un grupo de prisioneros uruguayos desde Argentina, en una misión que según dijo fue pedida por el Servicio de Información de Defensa (SID) y ordenada por el Comando General de la fuerza de aire.
"Yo fui el copiloto del primer vuelo", reveló Bonelli ante una consulta formulada por Búsqueda para confirmar su participación directa en el traslado de detenidos uruguayos desde Argentina durante aquellos años.
El 24 de julio de 1976, el entonces teniente primero Bonelli fue copiloto del avión que transportó hacia Montevideo a 22 uruguayos, en su mayoría militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), que estaban detenidos en un centro de reclusión clandestino en Argentina.
A comienzos de este mes, como jefe de la Fuerza Aérea, Bonelli entregó al presidente Tabaré Vázquez un informe de su institución en el cual se confirmó la existencia de dos vuelos con prisioneros desde Argentina, el 24 de julio y el 5 de octubre de 1976. Todos los detenidos del primero de ambos vuelos fueron liberados años después. Sin embargo, hasta el momento no hay datos concretos sobre cuántos ni quiénes eran los pasajeros del traslado de octubre, lo que llevó a concluir a actores políticos y militares, que todos fueron asesinados.
Según Bonelli, los operativos se cumplían a solicitud del SID, organismo que por entonces nucleaba las tareas de inteligencia militar. "Eran misiones que obviamente salían de lo normal, porque era traer detenidos. Eso no lo hacíamos nunca. (...) Sí sabíamos que los pedía el SID y lo ordenaba el Comando General. Para nosotros estaba totalmente dentro de la cadena de mando", comentó.
El comandante en jefe aseguró desconocer cuántas personas trasladó en aquel "primer vuelo", ya que los oficiales a cargo del operativo lo mantuvieron en reserva y él se limitó a operar la nave, encerrado en la cabina.
"Nos decían: 'Vaya a operaciones, preséntese, decole... bueno, ahora ponga proa a Aeroparque'. No supimos la identidad ni la cantidad" de los prisioneros, relató.
No obstante aclaró que por órdenes verbales tomó conocimiento de que las personas que transportaban eran detenidos uruguayos.
En su informe a la Presidencia, entregado el lunes 8 junto con otros dos del Ejército y de la Armada, la Fuerza Aérea señaló que el argumento por el cual el SID solicitó la realización de los dos vuelos "fue el de preservar la vida de las personas detenidas en la República Argentina, trasladándolas a nuestro país, ya que de la información existente surgía la posibilidad inminente de muerte de las mismas en aquel lugar" (Búsqueda N° 1.317).
Según Bonelli, "los (dos) vuelos fueron hechos de la misma manera, con el mismo espíritu y con la misma intención de saber que había uruguayos que había que traerlos porque allá estaban pasando mal".
De hecho, "cuatro meses después se les dijo lo mismo, volaron de la misma manera y todos estábamos convencidos de que salvamos la vida de las personas que trajimos. En el primer vuelo y en el segundo también", destacó.
Los prisioneros que viajaron en el hasta ahora conocido como "primer vuelo" habían sido capturados en Buenos Aires durante los días previos, en procedimientos conjuntos desarrollados por militares argentinos y uruguayos. Luego de permanecer recluidos en el centro clandestino de detención de la capital argentina conocido como "Automotoras Orletti", los prisioneros fueron trasladados vía aérea hacia Uruguay, amordazados y con sus ojos vendados.
En los meses siguientes permanecieron detenidos en la sede del SID. Si bien los militares uruguayos se habían comprometido con sus pares argentinos a ejecutar a los detenidos, los mandos en Uruguay desestimaron esa posibilidad. Se iniciaron entonces negociaciones entre los militares y los detenidos, que derivaron en un falso operativo de detención de presuntos invasores del territorio nacional, divulgado en medios de prensa. Los capturados fueron "juzgados" por la Justicia Militar, a la cual declararon en línea con el pacto que habían asumido. De esa forma, salvaron sus vidas y recibieron penas más blandas que las que se les podría haber aplicado. En tanto, las Fuerzas Armadas mantenían oculta, al menos formalmente, la existencia de ese vuelo clandestino de un país a otro, porque su divulgación podía afectar al gobierno militar en el ámbito internacional (Búsqueda N° 1.050).
Las detenciones en Argentina se produjeron en el marco de la cooperación entre las dictaduras de Argentina (1976-1983) y de Uruguay (1973-1985) en la lucha contra grupos opositores insurgentes. El PVP funcionaba en aquel entonces como un grupo subversivo que llevó a cabo secuestros extorsivos por sumas millonarias en dólares en Argentina y en Uruguay, para lo cual disponía de una organización armada.
El domingo 21, el diario "El Observador" destacó en su portada el siguiente título: "Hubo un tercer vuelo de la muerte con seis uruguayos". A partir de ese titular, Bonelli decidió reabrir la investigación en su fuerza. Sobre este punto en particular, el jefe de la Fuerza Aérea informó a Búsqueda que, a diferencia de la indagatoria anterior para la cual se basó en consultas con militares, en este caso desarrollará un relevamiento a partir de una vasta base documental con registros de vuelos en aquellos años.
En tanto, las excavaciones en una chacra en las afueras de Pando en busca de los restos óseos de los desaparecidos Ubagesner Chávez y José Arpino - ambos muertos durante sesiones de tortura en instalaciones de la Fuerza Aérea- se frenaron ayer martes 23 como consecuencia de las fuertes lluvias que se abatieron sobre el sur de Uruguay.
Lo mismo sucedió en el campo de maniobras del Ejército en Toledo, próximo al Batallón de Infantería N° 14, donde tampoco han surgido resultados hasta el momento (ver recuadro).

Inquietud. La prolongación de las medidas gubernamentales para investigar el destino de los desaparecidos durante la dictadura, agravada por la no aparición hasta el momento de restos óseos y por la constatación de un segundo vuelo con prisioneros desde Argentina -lo que redirige todas las investigaciones y agrega la posibilidad de una ejecución masiva en territorio uruguayo- genera "preocupación" e "incertidumbre" en las Fuerzas Armadas, según coincidieron sus tres comandantes en jefe.
Durante una reunión que mantuvieron el jueves 18 en el Comando de la Fuerza Aérea, los comandantes Bonelli, Ángel Bertolotti (Ejército) y Tabaré Daners (Armada) manifestaron su inquietud por el tema, entre otros asuntos de índole presupuesta! que fueron objeto de análisis.
El jueves 11, en una entrevista publicada por Búsqueda, Bonelli había afirmado que durante las luchas de los años '60 y '70, él no participó "en la primera línea" ni fue "de aquellos que formaron los grupos de investigación y que hicieron los operativos". Manifestó además su aspiración de que la actual sea la "última" etapa para "dar vuelta esta página de la historia" (Búsqueda N° 1.317).



Informantes de Bertolotti insisten con sepultura de García de Gelman
Los informantes que indicaron al comandante en jefe del Ejército, teniente general Ángel Bertolotti, la presunta ubicación de la sepultura de María Claudia García de Gelman, visitaron el área de excavaciones el domingo 21 y repitieron que allí se encuentran sus restos óseos, dijeron a Búsqueda fuentes oficiales.
La visita de los informantes -oficiales que integraron las Fuerzas Conjuntas durante la dictadura- al campo de maniobras del Ejército en Toledo (próximo al Batallón de Infantería N° 14) permitió definir algunos correctivos sobre la delimitación original de las zonas de excavación. Si bien el área es la misma, los informantes precisaron una zona hacia uno de sus costados, que no estaba prevista en un primer momento.
La clave para que los oficiales pudieran dar mayor precisión a sus datos consistió, según las fuentes consultadas por Búsqueda, en que su información original se dio en un terreno repleto de árboles y maleza, mientras que el domingo 21 la zona ya estaba desmalezada casi por completo y lucía un aspecto similar al que tenía hace unos 30 años, cuando García de Gelman, la nuera del escritor argentino Juan Gelman, fue sepultada.
Al observar el terreno despejado el domingo 21, los informantes de Bertolotti reafirmaron los datos que originalmente aportaron al mando del Ejército. Reiteraron que el área actual de excavación es la correcta.
Según las fuentes, los datos aportados por los informantes del Ejército indican que el cadáver de García de Gelman fue sepultado "de costado", en posición horizontal.
Aun antes de la visita, el jueves 18, durante una reunión que mantuvo, con sus pares de la Fuerza Aérea, Enrique Bonelli, y de la Armada, Tabaré Daners, Bertolotti reafirmó su convicción de que en el área actual de excavación se hallan los restos óseos de García de Gelman, afirmaron fuentes militares a Búsqueda.

"Cacería". En su edición del lunes 22, el diario "El Observador" destacó en su portada, que un ex soldado, cuyo nombre mantuvo anónimo, denunció la existencia de un "cementerio clandestino" en un predio militar en Tacuarembó, donde, afirmó, a mediados de los años '90 vio a algunos oficiales enterrando restos humanos en bolsas.
Además, el soldado que proporcionó los datos a "El Observador" dijo que otro soldado le contó que durante la dictadura los militares, luego de torturar a los detenidos, los dejaban solos en la zona donde dice que fueron enterrados los huesos y después los salían a "cazar".
Ayer martes 23, el jefe del Comando de Apoyo Logístico del Ejército, general Ricardo González, invitó a varios periodistas a recorrer el lugar -un cementerio de campaña con más de 100 años de existencia-y luego descartó la versión de "El Observador", la cual consideró carente de fundamento.

Búsqueda
24/05/05

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