16/12/08

El plan Cóndor (III)

Jefes de la Jefatura II. Inteligencia - Ejército

Desde:
19-12-1975 General Martínez, Carlos Alberto
24-01-1978 General Valín, Alberto Alfredo
18-12-1979 General Davico, Mario Oscar (subjefe), General Sotera, Alfredo



Jefes del Batallón de Inteligencia 601

Desde

11-10-1974 Coronel Valín, Alberto Alfredo
27-10-1977 Coronel Tepedino, Carlos Alberto Roque
31-10-1979 Coronel Muzzio, Jorge Alberto
30-10-1981 Coronel Bellene, Julio César



El 23 de diciembre de 1975 un grupo guerrillero del ERP intentó tomar por asalto el Batallón Depósito de Arsenales 601, en Monte Chingolo, Provincia de Buenos Aires. Los asaltantes cayeron en una trampa montada por el Ejército y el intento fracasó a un costo de 85 muertos del ERP y 6 de las por entonces fuerzas legales.

Este intento guerrillero significó el fin de la capacidad militar del ERP porque en el ataque participaron hasta personas bajadas de Tucumán.

El 24 de diciembre, un día después del ataque a Monte Chingolo, el general Videla, en Tucumán, dio un ultimátum de noventa días al gobierno nacional para "llenar el vacío de poder y evitar la anarquía y la inmoralidad".

Mientras tanto, voces de la Iglesia católica decían lo suyo:

"En este contexto de escándalo, desorden y violencia, las Fuerzas Armadas han asumido la peligrosa, abnegada misión de combatir la subversión y de dar una imagen de austeridad ante la falta de ella en los cenáculos civiles. Pero esta patriótica tarea, que incumbe a su alta misión de defender la nacionalidad y la paz amenazadas por la guerrilla y el crimen cobarde, se contradice con la irresponsabilidad de los dirigentes políticos y se perjudica por la falencia del poder. Así nos encontramos con esta peligrosa perspectiva: el desgaste y la frustración del brazo armado de la Nación que ha de ser prenda de cohesión y de unidad en nuestra familia nacional". (Monseñor Antonio Plaza en el Día de la Paz. La Nación, 30-12-75).

Y el Vicario castrense, Monseñor Victorio Bonamín, expresaba en su sermón ante Videla y otros jefes militares reunidos en la iglesia Stella Maris el 5 de enero de 1976:

"Cerros de Tucumán, benditos seáis, porque en vosotros se abrió el año de gloria. La patria y la religión salieron ganando como para que su año fuera el año de la grandeza y el año de la sobrenaturalidad. La grandeza se salvó en Tucumán por el Ejército Argentino. Los pueblos podrían vivir sin riquezas, sin poder, y hasta veces pueden vivir forzosamente sin libertad. Pero nunca pueden vivir sin grandeza."


La proclamación del triunfo de Tucumán adelantada por Bonamín en su sermón estilo Torquemada fue confirmada el 9 de febrero de 1976 por el general Videla, en ocasión de conmemorarse el primer aniversario del Operativo Independencia. Sin embargo Tucumán seguiría, con el general Antonio Domingo Bussi, la cacería humana incalificable como guerra.

Pese a que el 17 de diciembre de 1975 la presidenta María Estela Martínez de Perón había anunciado que el 17 de octubre de 1976 habría elecciones nacionales, provinciales y municipales, la marcha del golpe de estado no se detuvo.

Los argumentos de vacío de poder, deuda exterior y la subversión fueron las banderas de la irrupción militar del 24 de marzo de 1976.

Aquí es oportuno detallar que la deuda exterior llegaba a 8.085 millones de dólares, que la guerrilla armada no superaba los 600 miembros en todo el país y que hasta se podrían haber adelantado las elecciones. Claro que ningún gobierno civil habría llevado adelante un programa económico como el procesista. Al menos en aquella época.

En cuanto a las muertes atribuidas a la guerrilla desde el asesinato del general Aramburu en adelante, el cuadro que sigue demuestra que a partir del 24 de marzo de 1976 los irregulares carecieron de capacidad para acciones importantes y que jamás tuvieron la más mínima posibilidad de tomar el poder.

Leer: El plan Cóndor (IV)

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